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Enrique M. Ureña
Enrique Menéndez Ureña sj Fotografía realizada por Ramses Radi http://www.ramsesradi.com/
Información personal
Nombre completo Enrique Menéndez Ureña
Nombre nativo Enrique Menéndez Ureña sj
Nacimiento 30 de Enero de 1939
Gijón (Asturias)
Fallecimiento 19 de Agosto de 2014
Salamanca
Causa de muerte Derrame cerebral
Nacionalidad Española
Religión Cristiano Católico
Familia
Padres Minervio Menendez y Juana Ureña
Familiares Hermano Juan Menéndez Ureña, sobrinos Mercedes, Beatriz, Juan y Enrique Menendez Crespo
Educación
Educación Economia, Filosofia, Teología
Información profesional
Ocupación Profesor Universidad Pontificia Comillas (Madrid)
Empresa Compañía de Jesus
Obras notables Destacan los libros: La teoría crítica de la sociedad de Habermas, El mito del cristianismo socialista. Crítica económica de una controversia ideológica

Nacido en Gijón el 30 de Enero de 1939, apenas un mes antes de acabar la Guerra Civil, en el seno de una familia de costumbres cristianas muy arraigadas. La mentalidad científica de su padre, químico de profesión, y el ambiente de religiosidad familiar lo marcarían de por vida. De hecho, su paso por este mundo se asentó en una firme vocación religiosa y el más riguroso trabajo intelectual.

Tras cursar los estudios de Bachillerato (1949-1955) y Preuniversitario (1955-1956) en La Inmaculada de Gijón, donde obtuvo brillantemente la dignidad de príncipe del colegio, el 12 de septiembre de 1956 ingresó en el noviciado que mantenía la Compañía de Jesús en Salamanca. En la “casona”, como a él le gustaba decir, hizo un año de juniorado, y el curso siguiente comenzó con éxito sus estudios de selectivo en la universidad salmantina.

Posteriormente se licenció en Filosofía (Facultad de San Cugat del Vallés, 1960-62), en CC. Económicas (Universidades Complutense de Madrid, 1962-64, y Central de Barcelona, 1964-65) y en Teología (Facultad de Sankt Georgen, Frankfurt am Main, 1966/70). En un interregno de sus estudios universitarios, en 1965/66 fue también profesor de matemáticas en el Colegio del Sagrado Corazón de León.

Su periodo de formación doctoral en Alemania fue asombrosamente fructífero. Así, durante los cursos 1970/75 preparó simultáneamente tres tesis doctorales sobre temáticas muy diferentes y que obtuvieron las máximas calificaciones: una en CC. Económicas (Karl Marx economista, defendida el año 1975 en Universidad Complutense de Madrid); otra en Filosofía (La sociedad asocial: estudio comparativo de las teorías de la sociedad de Kant, Marx y Freud, defendida en 1976 en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid); y una tercera en Teología (Kritische Theorie und christlicher Glaube. Eine Auseinandersetzung mit Jürgen Habermas, defendida igualmente en 1976 en Facultad de Teología de Sankt Georgen, Frankfurt am Main). Con su ramillete de doctorados en el bolsillo, en el verano de 1976 dedicó tres meses al estudio del budismo en el Xavier College de Bangkok.

El dominio de numerosos idiomas, el ruso y el alemán entre ellos, permitió a Enrique desarrollar una ingente labor de investigación en toda Europa. Su trayectoria intelectual, reflejada en sus publicaciones, puede dividirse en dos etapas: 1973-1984 y 1985-2014.

Durante la primera sus esfuerzos giraron alrededor de los grandes temas y autores elegidos para sus tres doctorados, tratando de establecer entre ellos una relación interdisciplinar filosófico-económica-teológica:
a) la teoría de la sociedad y filosofía de la historia a lo largo del eje Kant-Hegel-Marx-Freud-Habermas, con la intención, como él mismo Enrique escribe en el prólogo de su libro sobre de Kant, de "comprender y transmitir al público el profundo mensaje crítico y humano que se esconde en la tradición de pensamiento filosófico-histórico y socio-evolutivo occidental moderno"
b) discusión de los sistemas económicos de libre mercado y socialista planificado, con la preocupación por deslindar metodológicamente lo que es análisis económico estricto de un análisis social y humanista más amplio
c) discusión teológica fronteriza con la modernidad, en sus vertientes de increencia.

Las repercusiones más relevantes de su obra durante la primera etapa fueron la publicación del libro La teoría crítica de la sociedad de Habermas, primer estudio global publicado sobre este filósofo (el libro de Th. McCarthy, The Critical Theory of Jürgen Habermas, salió en EE.UU. unos meses más tarde); y la de El mito del cristianismo socialista. Crítica económica de una controversia ideológica, que adelantó teóricamente la caída de las economías socialistas planificadas, suscitó una viva polémica y alcanzó tres ediciones en español y tres traducciones extranjeras.

La segunda etapa estuvo marcada, sobre todo, por la dedicación al estudio de Krause y del krausismo; aunque, después de la caída del muro de Berlín, prosiguió con sus indagaciones en economía, centradas, desde entonces, en el estudio del pensamiento liberal y, dentro de él, en la relación economía/ética a la luz de la doctrina social de la Iglesia. Un importante giro institucional en su trabajo supuso la cofundación en la Universidad Comillas del Instituto de investigación sobre Liberalismo, Krausismo y Masonería. Desde su nacimiento, a fines de 1989, el instituto se convirtió en plataforma de dirección y coordinación de tesis doctorales, de planificación y desarrollo de proyectos de investigación en equipo, de lanzamiento de una colección de publicaciones y de colaboración con otros centros de estudios nacionales y extranjeros.

Las publicaciones sobre Krause y el krausismo español durante la segunda etapa convirtieron a Enrique en el krausólogo más relevante de la actualidad, tanto a escala nacional como internacional. Su descubrimiento de las verdaderas fuentes alemanas del Ideal de la humanidad de Sanz del Río marcó un hito en la historiografía krausista española; mientras que la publicación de su biografía de Krause motivó en Alemania un proyecto de edición de obras escogidas de ese filósofo allí olvidado, proyecto en el que Enrique estuvo trabajando hasta muy pocos meses antes de su muerte.

El Padre Enrique M. Ureña fue, además, uno de los más brillantes profesores de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. En su faceta docente destacó sobremanera por una inigualable claridad didáctica y por una extraordinaria capacidad para formar discípulos competentes y honrados. A la gran capacidad de trabajo y honestidad intelectual que poseía, deben añadirse su sencillez y cordialidad de trato, su integridad moral y su acendrado sentido de la justicia y de la lealtad. Enrique cumplió escrupulosamente con lo que el papa León XIII pedía a los intelectuales católicos: "Es necesario esforzarse enérgicamente para refutar las mentiras y las falsedades recurriendo a las fuentes. Sobre todo es necesario tener presente en el espíritu que la primera ley de la Historia es no atreverse a mentir; y la segunda atreverse a decir la verdad”. La autoridad científica que alcanzó, aún entre los círculos de incrédulos más recalcitrantes, logró que la imagen de la Iglesia y de la Compañía siempre fuera respetada en su presencia.