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Usuario:Pedro H. Vega/Taller9

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La práctica de la horticultura en las huertas urbanas de Jacona fue posible gracias a la derivación de las aguas del río Celio a través de diversos canales de riego que atravesaron la mancha urbana permitiendo el riego de las huertas. permitió la instalación temprana y creciente de molinos de trigo. y a fines del siglo XIX el funcionamiento de hidroeléctricas. si bien es cierto que ambas corrientes participan como las principales fuentes de abastecimiento de agua para las actividades agrícolas, el resto de sus usos ha desaparecido.

C HRISTOPHER FISHER, PROFE- SOR DE ANTROPOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE COLO- RADO STATE (USA), ANUN- CIABA EN FEBRERO DE 2018 EN LA CONVENCIÓN ANUAL DE LA ASOCIACIÓN AMERI- CANA PARA EL AVANCE DE LA CIENCIA, CELEBRADA EN AUSTIN (TEXAS, EE.UU.), LA PRESENTACIÓN OFICIAL DE ANGA- MUCO,

podría ser una de las ciudades más importantes de la América precolombina.


La ciudad fue construida sobre un flujo de lava y ha estado escondida durante siglos debido a la densa selva y el terreno acciden- tado que la rodea. De una extensión de 26 km 2 , pudo albergar entre los años 1000 y 1350 de nuestra era a cerca de 100.000 personas.

39.000 construcciones.

El hallazgo se ha podido llevar a cabo gracias a LiDAR (Light Detection and Ranging), un sistema de mapeo láser desde una aeronave que permite obtener una imagen muy detallada de las estructuras y espacios rastreados. Además, posibilita la elaboración de una imagen tridimensional de la zona mapeada y el ac- ceso a lugares que, de haberse realizado por los mé- todos tradicionales arqueológicos, habrían tardado décadas en llevarse a cabo, teniendo en cuenta que se encuentra en un terreno cubierto por la vegetación y con un terreno de difícil prospección a pie.

El diseño de Angamuco no era como el del resto de ciudades precolombinas, pues la mayo- ría de las pirámides y plazas abiertas halladas se con- centraban a las afueras de la ciudad, en lugar de las zonas centrales.

Por otro lado, descubrieron que la ciudad estaba más poblada antes de la llegada de los euro- peos a América, pues cuando estos llegaron, nueve de cada diez habitantes fallecieron, y los que sobrevivieron la abandonaron.

Se trata de un emplazamiento correspondiente al período Posclásico Temprano y Medio. Se calcula que las construcciones comenza- ron a levantarse a partir del año 900 d.C. y se ocupó hasta 1350 d.C., aunque hay sectores que pueden ser más tardíos.

Durante las excavaciones, se han hallado distintos tipos de estructuras, como casas, caminos y una plaza principal al pie de una yácata, donde se han encontrado cerámica, metales, entierros y carbón asociados a este período, de acuerdo con su datación por radiocarbono. Las yácatas son edificaciones en forma de T y base circular, levantadas sobre grandes plataformas que les confieren cierta magnificencia.

Es posible que durante su mayor esplendor, Angamuco fuera la ciudad más grande al oeste de México y su- perase en tamaño a la capital imperial purépecha de Tzintzuntzan, aunque con menor densidad de pobla- ción.


Incluso el propio Fisher ha llegado a pensar que Angamuco era el auténtico núcleo del imperio.

CRONOLOGÍA ARQUEOLÓGICA

Fue a partir de 2006 cuando dio comienzo el Proyecto Legados de la Resilencia: la Cuenca del Lago de Pátzcuaro, liderado por Fisher. Con esta iniciativa, se emprendía el estudio en la región sureste del lago de Pátzcuaro, donde detectaron varios enclaves arqueológicos. Uno de ellos fue el de Angamuco, en 2007. Emplazada sobre un malpaís, zona de rocas de origen volcánico poco erosionadas, Angamuco está en un lugar de muy difícil acceso

gracias a la tecnología láser vía aérea, los arqueólogos pudieron determinar en 2011 que en aquel emplazamiento hubo un asentamiento humano. En este año se efectuó un primer estudio con LiDAR, con el que se obtuvo un plano de la superficie, y se comprobó que en un sector había diversas estructuras, entre las cuales es- taba una yácata. Fue ya entre 2014 y 2015 cuando los arqueólogos observaron que en la extensión estudiada había estructuras de diversos tipos.

Para José Luis Punzo, investigador de la Sección de Arqueología del Centro INAH Michoacán, aún no hay elementos suficientes para asegurar que dicha superficie sea una sola ciudad que se ocupó y se construyó al mismo tiempo, pues se trata de un magnánimo asentamiento que podría tener una dilatada historia. Por otro lado, asegura que de las 39.000 estructuras que han sido detectadas, Fisher solo ha examinado 7.000, por lo que queda por determinar qué tipo de construcciones se corres- ponde al resto de estructuras, ya que pueden ser desde pirámides y vivien- das hasta caminos, pozos y otro tipo de terrenos, que es lo que hasta ahora se ha podido detectar. Punzo tampoco está de acuerdo con la cifra aportada sobre el número de habitantes en Angamuco, en base al hipotético número de cons- trucciones, pues si no se tiene claro que de las 39.000 estructuras detectadas todas son viviendas, no le parece lógico determinar que hubiese podido haber tantas personas en aquel lugar.

Por otro lado, las alianzas de los pu- répechas con otros pueblos que se asentaron en sus territorios, fueron de- terminantes para su expansión. Según la Relación de las ceremonias y ritos y población y gobernación de los indios de la provincia de Mechuacán, escrito de Jerónimo de Alcalá, un grupo de chichimecas llegaron a las orillas de la ciénaga de Zacapu en el siglo XII. Eran un grupo de cazadores recolectores que pactaron una alianza con agri- cultores de la zona, a través del ma- trimonio entre Ireticatame, dirigente chichimeca, y una hermana de Ziran- zirancamaro, señor de Naranxan, se- ñorío purépecha. Tiempo después, esta alianza se rompió y los chichi- mecas marcharon hasta Pátzcuaro, asentándose en Uaiameo. Más tarde, establecieron una nueva alianza con pescadores de la isla de Xarácuaro, mediante el matrimonio entre Hua- peani, dirigente de los chichimecas, y la hija de un pescador de esta isla. Fue a partir de esta etapa de fusión cultural, social y económica cuando comenzó a conformarse el pueblo tarasco, así como su posterior desarrollo como ci- vilización, a partir del reinado de Tariá- curi, fundador del imperio purépecha. Tal vez, Angamuco fue el resultado de estas alianzas y deseo expansivo. De hecho, los arqueólogos han realizado la datación por radiocarbono a objetos hallados en esta urbe y han llegado a la conclusión de que pudo haber tenido dos períodos separados de expansión antes de su colapso final, tras la llegada de los europeos en el siglo XV.

CIUDAD PRE-IMPERIAL Como lo demuestran el patrón de asen- tamiento y los datos cronológicos de Angamuco, las configuraciones urbanas existían en el corazón del imperio Purépecha antes de que este se desarrollara. Una breve revisión de la evidencia de los territorios imperiales muestra que los sitios urbanos existían antes de la formación del imperio. "No en vano, Urichu y Erongarícuaro fueron lugares urbanos con diferencias sociales y comercia- les que pudieron haber mantenido cierto grado de autonomía antes de la consolidación imperial”, explica Anna Stephanie Cohen, en su tesis docto- ral de arqueología titulada Creating an Empire: Local Political Change at Anga- muco, Michoacán, Mexico, para quien las ciudades independientes existieron en el corazón del territorio purépecha antes de la formación del Imperio. Cohen cree que los territorios no estaban centralizados, dado que ciu- dades como Angamuco, con un de- sarrollo pleno en todos los ámbitos, no dependían de una capital imperial. Aunque reconoce que “los purépechas sí conectaron ciertas tradiciones existen- tes, como la religión, los símbolos, las actividades cotidianas, o la producción de cerámica, pero no está claro si tales prácticas integradoras dieron lugar a la centralización. Angamuco muestra cla- ras evidencias de la influencia purépe- cha en términos de riqueza y prácticas ceremoniales y domésticas, los datos de esta disertación muestran que esta influencia requirió cierta negociación con residentes urbanos existentes que ya participaban de algún tipo de sistema económico de toda la cuenca” . Por otro lado, es posible que esta in- dependencia de la que habla Cohen, se vea reflejada en la diferencia estructural de la ciudad de Angamuco que men- ciona Fisher, en la que plazas y edificios se ubican en el extrarradio y no en el centro de las ciudades, como es habi- tual en la mayoría de ciudades mesoa- mericanas. Quizá, algunos de los aspectos más positivos del hallazgo arqueológico de este interesante enclave, es que pone de relieve la importancia que también tuvo la civilización purépecha, pues a nivel internacional y mediático suelen ser más conocidas las culturas maya y azteca en México.