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Usuario:Rafstr/Taller

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None of the official diagnostic classification frameworks list "sexual addiction" as a distinct disorder.

Proponents of a diagnostic model for sexual addiction consider it to be one of several sex-related disorders within hypersexual disorder.[1]​ The term sexual dependence is also used to refer to people who report being unable to control their sexual urges, behaviors, or thoughts. Related or synonymous models of pathological sexual behavior include hypersexuality (nymphomania and satyriasis), erotomania, Don Juanism, and paraphilia-related disorders.[2][3][4]

Estructura[editar]

La novela está dividida en dos partes y un epílogo. La primera parte consta de cinco capítulos; la segunda, de cuatro, y el epílogo de uno solo. Los capítulos están rotulados con números romanos y se inician con las dos o tres primeras palabras iniciales escritas en mayúsculas.

  • Primera parte: capítulos I, II, III, IV y V.
  • Segunda parte: capítulos VI, VII, VIII y IX.
  • Epílogo: capítulo X.

A su vez cada uno de los nueve capítulos está conformado por tres unidades narrativas que se distinguen gráficamente al estar separadas por espacios en blanco. Para esquematizar las señalaremos con las letras del alfabeto A, B y C, de acuerdo con el orden en el que aparecen:

  • A.- Relato de la investigación, por parte de Lituma y Tomasito, del caso de las personas desaparecidas. Se narra en tercera persona, pero restringida a la visión de Lituma.
  • B.- Son narraciones independientes, con su propio desarrollo, no relacionadas con los segmentos A. Las correspondientes a la primera parte se centran en las acciones terroristas de los senderistas, mientras que en la segunda parte tratan sobre la historia de Adriana, narrada linealmente y en primera persona.
  • C.- Recoge las conversaciones entre Lituma y Tomasito, en el momento en que se disponen a dormir en su barracón, entrada ya la noche. En estas conversaciones Tomasito le cuenta a Lituma su historia de amor con Mercedes, en una narración también lineal. Al principio, se tiene la impresión de que estos segmentos nocturnos son la continuación de los relatos diurnos del nivel A, pero esto no es así, como se comprueba en el capítulo en el que Lituma se ausenta por un día del puesto policial, pese a lo cual la conversación nocturna continúa.

El epílogo, si bien empieza en el nivel A, termina por aglutinar al resto de los niveles, debido a la resolución del caso, que enlaza directamente con B, y por la repentina aparición de Mercedes en Naccos, que da un final feliz a la historia de amor narrada en el nivel C.

Mito[editar]

La primera parte del mito se refiere al pasado de Ariadna, la hija del rey Minos de Creta, que se enamora del héroe Teseo, a quien le presta su ayuda para vencer al Minotauro, monstruo al que cada cierto tiempo le ofrecían un tributo de doncellas. Le entrega un hilo que debe desenredar el héroe en su recorrido por el Laberinto, donde moraba el Minotauro; de esa manera podría encontrar la salida de aquel intrincado edificio. Pero Teseo, ya victorioso, no cumple su promesa de llevarse a Ariadna y lo deja abandonada en la isla de Naxos. En el relato vargasllosiano, Adriana es equivalente a Ariadna; vive en Quenka y es hija del principal del pueblo. Hasta allí llega el pishtaco Salcedo, equivalente al Minotauro, que se instala en una gruta de enredados pasadizos y exige también que se le entreguen muchachas como ofrenda. Aparece entonces Timoteo Fajardo, el equivalente a Teseo, que se ofrece para acabar con el pishtaco y es ayudado por Adriana, que no le da un hilo sino que le hace beber un preparado a base de ají verde que le cura del estreñimiento, para que así pueda dejar en el trayecto mojones o excrementos que le sirvan de guía para el retorno, usando solo el olfato. Luego Adriana y Timoteo huyen de Quenka y se instalan en Naccos (símil de Naxos).

La segunda parte del mito se refiere al casamiento de Ariadna con Dionisio. En su recorrido por el mundo seguido por un impresionante cortejo, Dionisos, el dios de la vid, la embriaguez y el éxtasis, encuentra a Ariadna en la isla de Naxos. Se enamora de ella y le ofrece matrimonio, lo que Ariadna acepta. En la novela, Adriana describe cómo conoció a Dionisio, un borrachín gordiflón que un día apareció en Naccos seguido de un cortejo de danzantes y músicos, vendiendo pisco en tinajas. Cantaba, brincaba, tocaba el charango; a su paso se enloquecían las mujeres, quienes las seguían. Acabó por cautivar a Adriana, y terminaron casándose. Dionisio enseñó a Adriana la música y las artes adivinatorias, oficios que complementaron con la atención de una cantina en Naccos.

La tercera parte del mito se refiere al ritual dionisíaco. El culto a Dionisos se caracterizaba por la realización de unas fiestas orgiásticas llamadas bacanales, cuyas oficiantes eran unas mujeres llamadas bacantes, que desgreñadas bailaban desenfrenadamente. En la historia de la novela, también siguen en el cortejo de Dionisio un grupo de mujeres que equivalen a las bacantes, las cuales le atendían de día, y de noche se entregaban a toda clase de excesos, en medio de la danza y la embriaguez.

Pero indudablemente la resolución del misterio central de la obra se halla en los mitos y creencias de los pueblos andinos. Creencia muy arraigada es la existencia de los apus, deidades tutelares de las montañas, cuya furia se desata cuando la mano del hombre osa hollar sus recintos sagrados (como en el caso de las obras de construcción de una carretera), y a los que sólo se puede aplacar con sacrificios humanos. Al final de la obra, uno de los peones de la carretera termina revelando a Lituma la terrible verdad: los tres desaparecidos no solo fueron inmolados a los apus, sino que sus carnes sirvieron como bocado en una macabra ceremonia de comunión.

Mito del Pishtaco[editar]

De acuerdo al resumen de Manfredi Bortoluzzi, él nos dice que la leyenda del pishtaco tiene una función importantísima en la novela. Es con certeza, no sólo relativo en cada historia narrativa dentro de la novela, sino también es, a la verdad, explícito. Expone sobre un estudio de las técnicas narrativas usadas en la formación de la intriga. Asimismo la relación entre la función social establecida por la leyenda imaginaria indígena, la cual en los tiempos difíciles de la narración, se convierte en una comparación hacia el mundo. Por ende, el pishtaco es una comparación no visible y protagónico en la temática.

El pishtaco aparece nombrado repetidas veces, en toda la extensión de nueve de los diez capítulos que constituyen la historia. Es una presencia no física, pero esencial en el desarrollo de la novela. Aunque es imaginario psíquico, funciona como un impulsor en las acciones de los personajes reales.  Viene a ser como personaje oculto o como "un don escondido" lo cual Vargas Llosa lo define así. En el segundo capítulo se le menciona inicialmente como a un forastero, extraño.

"Ahí estaba. Foráneo. Medio gringo. A simple vista, no se lo reconocía, pues era igualito a cualquier cristiano de este mundo. Vivía en cuevas y perpetraba sus fechorías al anochecer. Apostado en los caminos, detrás de las rocas, encogido entre pajonales o debajo de los puentes, aguardaba a los viajeros solitarios. Se les acercaba con mañas, amigándose. Tenía preparados sus polvitos de hueso de muerto y, al primer descuido, se los aventaba a la cara. Podía, entonces, chuparles la grasa. Después, los dejaba irse, vacíos, pellejo y hueso, condenados a consumirse en horas o días. Ésos eran los benignos. Buscaban manteca humana para que las campanas de las iglesias cantaran mejor, los tractores rodaran suavecito, y, ahora último, hasta para que el gobierno pagara con ella la deuda externa. Los malignos eran peores. Además de degollar, deslonjaban a su víctima como a res, carnero o chancho, y se la comían. La desangraban gota a gota, se emborrachaban con sangre".

El personaje de Doña Adriana igualmente se refiere al mito del pishtaco de manera leal al mito andino en los capítulos VI y VII.  Tal cual, historiadores y etnógrafos han citado en anteriores oportunidades. Los rasgos distintivos de la víctima, la extirpación de grasa y apariencia del personaje, son los componentes centrales de la historia y se conocen en sus diferentes variedades. Por medio de su construcción, estos componentes son representados intercaladamente en el interior de las comunidades andinas y con el mundo exterior, de manera enredada en la narrativa.

Los relatos verbales de la tradición imaginaria indígena y las relaciones entre diferentes figuras sociales, con diferentes contextos históricos son extensos y variables.  La realidad está siempre variando debido a las constantes mezclas culturales. De manera que su categoría e interpretación se obtiene gracias a la narración, como sucede en la literatura dándole forma, al enfocar el problema.

En los cuentos, que aparecen en la novela, relatados por Adriana de los degolladores andinos nos apoyamos a la traducción y cambio de la realidad en lugar de lo imaginario indígena, dando hechura y lógica a los fenómenos históricos y sociales lejanos a la cultura quechua]]. La leyenda del pishtaco se vuelve el instrumento teológico, una figura para darle significado a los diferentes fenómenos, en distintas épocas críticas y de diferentes ámbitos. Refiriéndose una y otra vez, en diferentes entornos, y figuras como los terroristas, paramilitares, o extranjeros en general.  Así lo imaginario se filtra con el fin de anudar la relación con el otro, dándole una figura a la crisis de la verdad y formar un elemento probable, una virtualidad o símbolo de la propia verdad.

El mito del pishtaco funciona como fortuna de pieza semántica imponiendo enlaces y propulsando lógica en la estructura contrapuntística con la que se identifica la novela. El movimiento entre los vasos comunicantes es la destreza usada por el autor, al elaborar la trama, sostenida por el degollador, el cual define el pasaje en El segundo segmento narrativo. El mito del pishtaco simboliza las diferentes exposiciones de una violencia que aunque parece incoherente es la conexión entre las diversas personalidades que aparecen en la novela.

El mito recorre como contenido en la novela y figura dentro de ella, construyendo tres líneas narrativas reconocibles en la obra.  En verdad la translación del mito griego en los Andes con la transición del Minotauro en pishtaco, Ariadna en el personaje de Adriana, y Dioniso en el personaje de Dionisio, etc. no posee una verdad aparte de la literatura encontrada en diversas culturas.

  1. «Sexual addiction or hypersexual disorder: different terms for the same problem? A review of the literature». Curr. Pharm. Des. 20 (25): 4012-20. 2014. PMID 24001295. S2CID 19042860. doi:10.2174/13816128113199990619. «Sexual addiction, which is also known as hypersexual disorder, has largely been ignored by psychiatrists, even though the condition causes serious psychosocial problems for many people. A lack of empirical evidence on sexual addiction is the result of the disease's complete absence from versions of the Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. ... Existing prevalence rates of sexual addiction-related disorders range from 3% to 6%. Sexual addiction/hypersexual disorder is used as an umbrella construct to encompass various types of problematic behaviors, including excessive masturbation, cybersex, pornography use, sexual behavior with consenting adults, telephone sex, strip club visitation, and other behaviors. The adverse consequences of sexual addiction are similar to the consequences of other addictive disorders. Addictive, somatic and psychiatric disorders coexist with sexual addiction. In recent years, research on sexual addiction has proliferated, and screening instruments have increasingly been developed to diagnose or quantify sexual addiction disorders. In our systematic review of the existing measures, 22 questionnaires were identified. As with other behavioral addictions, the appropriate treatment of sexual addiction should combine pharmacological and psychological approaches.»  Parámetro desconocido |vauthors= ignorado (ayuda)
  2. Coleman, Eli (June–July 2003). «Compulsive Sexual Behavior: What to Call It, How to Treat It?». SIECUS Report. The Debate: Sexual Addiction and Compulsion 31 (5): 12-16. Archivado desde el original el 24 September 2015. Consultado el 15 October 2012.  Parámetro desconocido |url-status= ignorado (ayuda)
  3. Coleman, E. (2011). «Chapter 28. Impulsive/compulsive sexual behavior: Assessment and treatment». En Grant, Jon E.; Potenza, Marc N., eds. The Oxford Handbook of Impulse Control Disorders. New York: Oxford University Press. p. 375. ISBN 9780195389715. 
  4. Carnes, Patrick (1994). Contrary to Love: Helping the Sexual Addict. Hazelden Publishing. p. 28. ISBN 1568380593.