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Usuario:Rebecca 16/prueba rgt

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A pesar del pesimismo que reina en Europa, los líderes del continentes demostraron ayer que aún estaban estaban dispuestos a permanecer unidos cuando no queda otra. El primer presidente de la historia de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, confiaba en poder aprovechar la breve reunión en Bruselas de esta semana para levantar los ánimos y convencer a los participantes el cual acaba de pasarse una década gastándose el último aliento en reescribir sus reglas para mirar hacia el futuro en el cual, Europa pueda cargar con el peso de su decisión.

Por desgracia, esta medida no salió exactamente bien, la moneda europea iba a precipitarse estrepitosamente en medio de la mayor y la más sería inestabilidad. La tensión de la caída de los bonos de mercado amenaza en convertirse en un estrago para España e incluso para Italia, con la posibilidad de poner fin al euro. Los líderes nacionales han ideado los meros esbozos de lo que podría ser una solución, pero,al menos, han reconocido que la eurozona, con el tiempo, podría mantenerse o hundirse. Sin embargo, el resultado ha sido una declaración no muy clara sobre la disposición para adoptar de medidas decididas y coordinadas,en caso de ser necesarias, que en la práctica implicaría muy probablemente a París y Berlín, los cuales avalarían parte de la deuda ateniense a cambio de austeridades adicionales.