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Usuario:Vitervi/Cartero

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Cartero Bukowski, Charles Charles Bukowski, escritor eminentemente autobiográfico, nos cuenta en esta obra otro fragmento de la vida de su alter ego Chinaski. En "Cartero" describe los doce años en que estuvo empleado en una sórdida oficina de correos de Los Ángeles. El libro termina cuando Chinaski/Bukowski abandona la miserable seguridad de su empleo, a los 49 años, para dedicarse exclusivamente a escribir. Y escribe "Cartero", su primera novela. ISBN 978-84-339-2063-8 PVP sin IVA 7,21 € PVP con IVA 7,50 € Nº de páginas 192 Colección Compactos Traducción Jorge Berlanga

ATREVIDA

Considero a todas las motos como princesas. Incluso a las que no son mías. Hasta una moto de alquiler me parece una princesa secuestrada, obligada a comportarse como una prostituta. Para mí todas tienen algo, un don, un lado bueno, una cualidad y un defecto. O varios. Ha habido princesas por las que he estado completamente enamorado y otras con las que solo hubo sexo porque me estuvieron jodiendo todo el viaje, como aquella maldita R100 GS del año 88 con la que viajé a Malí después de llegar a Dakar. Se estropeó casi cada día. La culpa no fue suya, sino mía, por haber comprado una moto vieja sin revisar y lanzarme a una aventura africana. Pero en el amor poco importa de quien es la culpa cuando las cosas salen mal.

Esta vez tengo los mejores números del sorteo para que las cosas salgan bien. Viajaré con una moto nueva. Va a ser una de las pocas veces que estrene motocicleta, pero existe una buena razón que tanto David Canosa, como Miguel Ángel Martín, jefe de marketing y de postventa de de BMW Motorrad España, me han hecho entender. Una moto nueva goza de garantía universal durante dos años y ellos están seguros de su fiabilidad, pero BMW no puede asumir el coste que para su imagen podría suponer patrocinar un proyecto con una moto de 75.000 kilómetros realizados en lugares tan complicados como Irak, Libia, Kazajstán o Georgia.

Si a mi princesa amarilla le falla el embrague en Sudán ya no es solo problema mío como antes, sino de quien patrocina el proyecto Ruta Exploradores Olvidados. Es lo bueno y malo de llevar espónsors y logotipos visibles. Se gana en publicidad y en la economía, pero se pierde independencia. Pero es un precio que ya sabía que tendría que pagar porque como digo siempre en mis conferencias, a mí nadie me ha obligado a esto.

La moto en cuestión es una BMW R1200 GS 30 Aniversario. Los chicos de 2TMoto, patrocinadores míos desde hace mucho tiempo, se han encargado de equiparla con maletas y defensas de SW Motech en color negro para que haga juego con las llantas. También me han regalado una bolsa estanca de un llamativo color amarillo fluorescente. El resto de la equitación de 2TMoto son estriberas anchas, bolsa de depósito, tomas de mechero varias, luces de xenon y antiniebla. BMW aportará un GPS y la equipación motorista con un traje Rally y un casco Sistem 6. TFX, la marca de suspensiones holandesa, cuyo importador en España es Motomarca, está fabricando un juego de amortiguadores de doble vía a mi medida, lo que incluye un tarado específico para mi peso y modo de conducción, así como un recorte de un centímetro y medio en el trasero para que pueda llegar con más holgura al suelo desde mis justitos 1’70 cm ya que el asiento rojo tan característico de las 30 Aniversario no se fabrica rebajado para los Spanish Size de la generación del baby boom a la que con mis 42 años pertenezco por derecho propio.

Como todas mis motos, ésta también tiene nombre. La he bautizado como Atrevida. Su apelativo no se debe solo al carácter que debe tener para cumplir con su cometido, sino que se lo he puesto a conciencia dado el horizonte que esta vez vamos a perseguir: seguir las huellas de los exploradores españoles más olvidados. Y es que Atrevida era una de las dos corbetas de la Expedición Malaespina, conocida en su día como Expedición Vuelta al Mundo, que a finales del siglo XVIII zarpó con el objeto de visitar casi todas las posesiones españolas en los océanos Atlántico y Pacífico para tomar datos de todos estos territorios e “incrementar” el conocimiento justo cuando otros países estaban tomándonos la delantera en cuanto a exploración e investigación científica se refiere en un mundo que España había ayudado en buena parte a descubrir.


Creo que su legado, sus fines y su arrojo son el mejor ejemplo que los miembros de esta expedición podemos tener. De que Atrevida y yo seamos capaces de entendernos depende pues el éxito de esta empresa. Texto en negrita