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SANTA BÁRBARA DE SALZILLO

Es una escutltura tallada en madera policromada y estofada. La figura de esta santa se encuentra arrodillada en actitud suplicante, La cabeza erguida y ligeramente vuelta hacia el lado derecho mira al ángel que porta el instrumento de la eucaristía. En el cuello, en el lado izquierdo, una herida sangrante, muestra el martirio al que se le ha sometido. Su mano derecha sobre el pecho cierra la composición mientras que el brazo izquierdo está totalmente despegado del cuerpo, creando así una escultura de composición abierta. Santa Bárbara se alza sobre una nube plateada, elemento muy propio en la obra de Salzillo. En ella se encuentran dos angelitos de formas redondeadas y más bien voluminosos. Junto a esta imagen podemos apreciar el motivo iconográfico del castillo o torre que nos ayuda a identificarla. Es una obra llena de vitalidad. Los pliegues del vestido y los del manto, otorgan a la figura la sensación de movimiento. Además, tiene múltiples puntos de vista, invitando a quien la contempla a moverse entorno a ella. Una vez más hay que destacar la destreza de Salzillo al tratar los plegados de la túnica. Es una obra del Siglo XVIII, concretamente del año 1730. La podemos ver en la Iglesia de San Antolín (Ciudad de Murcia), es una de las más antiguas de Murcia, ya que se conoce un acta de bautismo del año 1599. La escultura de Santa Bárbara está repartida mayoritariamente, por cuatro provincias del sudeste de España: Murcia, Alicante, Albacete y Almería, por este orden cuantitativo, guardan el tesoro inapreciable de sus tallas. Sobre todo en Murcia, la ciudad donde nació y trabajó hasta descansar en su suelo.

Autor

Francisco Salzillo nació en el año 1707 en el número 1 de la desaparecida calle de las Palmas, cercana a un Convento que se llamaba de Santa Isabel, que hoy ya no existe, (este Convento estaba cerca del Mercado de Abastos, en lo que hoy conocemos como <<Plano de San Francisco>>). Fue bautizado por el beneficiado José Córcoles y Villar. (Beneficiado era un clérigo de rango inferior que gozaba de un beneficio eclesiástico sin ser cura. Es decir, un presbítero, un cura que todavía no había terminado la carrera, que tenía beneficio o permiso para administrar algunos sacramentos. Su padrino fue don Francisco José de Herrera, y lo bautizaron con el nombre de: Francisco y con los apellidos: Salzillo, por parte de su padre que era italiano y Alcaráz, por parte de su madre que era murciana. Cuando tenía edad para asistir a la escuela, ingresó en el colegio de San Esteban, dirigido en aquellos tiempos por religiosos jesuitas. Allí estudió Arte, Filosofía y Matemáticas. La estancia en aquel colegio les costaba a sus padres 42 reales y una fanega de trigo al mes, cosa que se podían permitir porque el padre era un escultor al que no le faltaba el trabajo y la madre había heredado unas tahúllas de tierra que tenían arrendadas.