Anexo:Roma (temporada 1)

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La primera temporada de Roma está basada en los acontecimientos históricos en la antigua Roma entre los años 52 y 44 a. C. Inicia con la victoria de Julio César en la batalla de Alesia y acaba con su asesinato.

Episodio 1: El águila robada[editar]

En el año 52 a. C., después de ocho años de guerra, Julio César ha puesto fin a la sangrienta conquista de la Galia. Justo cuando está preparando la celebración de su victoria y la vuelta a Roma con su ejército, recibe la noticia de que su hija Julia ha muerto al dar a luz. Desconsolado, intenta ayudar a Pompeyo El Grande, su hijo político, para que encuentre una nueva esposa.

En Roma, Atia, la calculadora sobrina de César, y Servilia, examante de César y madre de Bruto, esperan ansiosas su vuelta, mientras la clase dominante teme que este regreso suponga una amenaza para la clase dirigente, los patricios.

Cuatrocientos años después de la fundación de la República, Roma es la ciudad más rica del mundo, una metrópoli con un millón de habitantes a punto de convertirse en un Imperio. La República, fundada a partir de los principios del poder compartido, se tambalea por culpa de la corrupción y el exceso. La clase dominante se ha vuelto muy poderosa y hay un gran abismo que separa a las clases sociales.

El poder se concentra en el Senado, y en los dos cónsules: Pompeyo el Grande y Julio César. Pompeyo, tiene el apoyo de Catón, Cicerón, Metelo Escipión y otros senadores que intentan convencerle de que renuncie a Julio César, por miedo a que en su vuelta triunfal, su popularidad entre las masas populares, le aúpe al poder en solitario. Éste se debate entre su deseo de mantener el poder o su larga amistad con César, el padre de su recientemente fallecida esposa.

Atia decide entonces encargarse de aliviar el dolor de Pompeyo ofreciéndole a su hija, Octavia como esposa, a pesar de que la joven está profundamente enamorada de su actual marido, un plebeyo. Con la intención de jugar en ambos bandos, Atia también le envía a César un regalo a través de su hijo de once años, Octavio, que tendrá que realizar un peligroso viaje para llevarle a César un majestuoso caballo blanco. Sin embargo, Octavio es capturado en una emboscada por unos galos.

Mientras, el águila dorada, símbolo del poder del ejército, ha sido robada. Marco Antonio, comandante del ejército y primo de César, envía a dos soldados (Lucio Voreno y Tito Pullo) a buscarla. A pesar de sus diferencias (Lucio Voreno es un honorable y pragmático centurión y Tito Pullo es un arrogante y rebelde legionario) ambos forman un buen equipo y no sólo recuperarán el estandarte, sino que conseguirán la cabeza del ladrón que resulta ser un esclavo de Pompeyo. Además liberan al joven Octavio, con lo que se inicia la relación entre los dos soldados y la familia Julia. La guerra ha comenzado...

Episodio 2: Cómo Tito Pullo derribó la República[editar]

Tras nombrar a Marco Antonio Tribuno de la Plebe, Julio César lo manda a Roma para que llegue a un acuerdo con el Senado. Le acompañan el joven Octavio y sus liberadores, Lucio Voreno y Tito Pullo. Marco Antonio es aclamado cuando entra en la ciudad.

Voreno y Pullo han llegado por fin a Roma, tras 8 años de guerra, pero ambos se encuentran con problemas. Voreno, encuentra a su mujer, Niobe, con un bebé en sus brazos. Voreno monta en cólera. Niobe, sorprendida ya que creía a su marido muerto, se defiende argumentando que el bebé es de su hija mayor (aunque en realidad es de Niobe y su amante, el marido de Lyde, la hermana de Niobe). Para sus hijas, Voreno es un desconocido.

En cuanto a Pullo, se dedica a divertirse, va un burdel, luego a una taberna, bebe y juega a los dados. Sin embargo la partida acaba en una trifulca en la que muere su tramposo oponente y Pullo mismo es herido. A duras penas consigue llegar a casa de Voreno, que contrata a un médico que le cura practicándole una trepanación.

Mientras tanto, Pompeyo y Marco Antonio están negociando, bajo las presiones del Senado, las condiciones del retorno de Julio César a Roma. Pompeyo quiere que el Senado apruebe el desarme de la XIII Legión, conducida por César, y su regreso a Roma como un ciudadano más, pero le interesa que Marco Antonio, en sus atribuciones como tribuno, bloquee la propuesta. De este modo, César sabrá que el Senado no le apoya (porque ha votado en su contra), pero no recibirá una orden tajante de desarme, que no iba a obedecer y que iba a convertir en una excusa para rebelarse (cosa que Pompeyo no quiere). Sin embargo, después de aprobar el desarme de César, estalla una pelea entre senadores y el veto de Marco Antonio no se oye, por lo que no se acepta. Sin embargo, como tampoco se oyó la orden de cierre de sesión, Marco Antonio aún puede interponer el veto. Para ello sólo tiene que presentarse ante el Senado de nuevo.

Sin embargo, cuando Marco Antonio llega al Senado escoltado por los soldados de César, entre los que está Pullo, se inicia una refriega al ser visto y atacado este por uno de sus enemigos de la taberna. César interpreta esto como un ataque de Pompeyo a su protegido (que, además, era tribuno de la plebe y, por tanto, su persona era inviolable) y lo usa como excusa para invadir Roma.

Episodio 3: Una lechuza en un arbusto espinoso[editar]

Julio César ya solamente está a treinta millas de Roma. Entonces envía a Lucio Voreno, Tito Pullo y otros soldados en una misión de reconocimiento, con órdenes estrictas de no iniciar hostilidades si se encuentran con tropas de Pompeyo. Además le entrega un pregón a Voreno para que lo pronuncie ante los ciudadanos de Roma.

Cada vez más cerca de la ciudad, Voreno, Pullo y su caballería se encuentran con una tropa de nuevos reclutas de Pompeyo, que bloquean el paso a Roma. Pullo no hace caso a las órdenes de Voreno y se adelanta con su espada en alto, cundiendo el pánico entre los jóvenes soldados. Pompeyo se sorprende al saber que los hombres de César han avanzado con tanta rapidez. Convencido de que César atacará Roma directamente, decide que no tiene los hombres necesarios para defender Roma, y decide realizar una retirada táctica hacia el sur, donde puede reagrupar sus ejércitos. El senado, liderado por Catón le apoya, aunque le recrimina su debilidad.

La mayor parte de los nobles y caballeros, partidarios de Pompeyo, abandonan la ciudad. Bruto, discute que hacer con su madre, Servilia. Aunque quiere a César como a un padre, no está de acuerdo con sus ansias de poder y decide irse con Pompeyo. Servilia, sin embargo, decide esperar a su examante. En casa de Atia, esperan a César. Sin embargo, Atia, decide eliminar un problema haciendo que maten al marido de su hija Octavia, que nunca ha sido de su agrado.

El caos y el pillaje se extienden en la ciudad debido al terror de las clases dominantes por la llegada de César y las ganas de revancha de las clases populares. En medio del caos, cuando los soldados de Pompeyo estaban retirando el tesoro público, algunos de ellos deciden robarlo para su propio provecho matando a los fieles de Pompeyo.

Voreno, Pullo y la avanzadilla de César llegan a Roma, sorprendidos de la falta de resistencia y se encuentran con una ciudad dispuesta a someterse a César. Voreno, triste por el hundimiento de la República, deja el mensaje de César en la puerta del Senado y decide abandonar el ejército y ser un padre de familia para Niobe y sus hijas.

Por su parte, Pullo encuentra a los ladrones de la carreta del oro de Pompeyo y con ella, una esclava que llevaban atada, Irene. Pullo mata a los ladrones y se encuentra sorprendido con un tesoro, que decide quedarse, al igual que la esclava.

César ya llega a Roma...

Episodio 4: Robando a Saturno[editar]

Pompeyo está en el sur de Italia, junto a sus seguidores, Catón, Escipión, Cicerón y Bruto. Sin embargo, no puede pagar a sus ejércitos sin el oro que desapareció durante la evacuación de Roma. Para resolver el tema, envía a su hijo Quinto Pompeyo

En Roma, Julio César ha establecido la ley marcial. Sin embargo, sabedor de que necesita apoyo de todas las clases sociales, ofrece una imagen de conciliación y perdón a quien quiera renunciar a Pompeyo y unirse a él.

Lucio Voreno está ansioso por empezar una nueva vida como comerciante. Así que cuando recibe la visita de Marco Antonio, rechaza su ofrecimiento de volver al ejército. Sin embargo, la fiesta que prepara para presentarse como comerciante acaba en un desastre cuando Niobe discute con su hermana Lyde acerca de la infidelidad del marido de Lyde con Niobe.

Atia prepara la cena de bienvenida de César, todo un honor para ella. Esa fiesta va a ser utilizada por César para recabar apoyos de las clases altas. Una de las invitadas es Servilia, la examante de César, con la que vuelve a reunirse. La fiesta es un éxito, pero César, mientras conversaba con Octavio tiene un ataque de epilepsia. Se recupera, pero obliga a Octavio a tener que guardar el secreto, ya que sus enemigos lo podrían utilizar como un símbolo de debilidad.

Estando en su casa, Voreno recibe una visita sorpresa. Es Quinto, con sus hombres, en busca del tesoro. Voreno les asegura que él no sabe nada, pero ellos le atacan. La pelea es interrumpida por una escandalosa multitud a las puertas de la casa de Voreno. Se trata de Tito Pullo, que está repartiendo monedas entre el pueblo. Al ver la situación de Voreno, le ayuda y juntos vencen y reducen a Quinto y sus hombres. Sin embargo, cuando Voreno averigua de donde ha sacado Pullo el dinero, se enfada y le obliga a devolver el dinero al actual gobernante de Roma, Julio César.

Julio César recibe a Pullo, y aunque se enfada porque se hubiera quedado inicialmente el oro, le perdona al haberle confesado la verdad y haberle traído a Quinto prisionero. Julio César manda a Quinto con Pompeyo con un mensaje: Tiene el oro, y por tanto su posición es superior. Exige su rendición, aunque con la promesa de una amnistía. Pompeyo, furioso, se niega.

Pullo, aliviado al haber sido perdonado por César vuelve a casa de Voreno, pero allí se encuentra a Niobe discutiendo con su amante. Pullo sospecha sobre Niobe...

Episodio 5: El ariete ha tocado muro[editar]

Pompeyo y Julio César siguen con su lucha por el poder, aunque ambos están a la espera de los acontecimientos. Ninguno quiere dar el primer ataque.

Por otra parte, una de las criadas de Atia vio a Octavio saliendo con César de una habitación, después del ataque de epilepsia. Cuando ésta se lo cuenta a Atia, ella felicita a su hijo por seducir a su querido tío, aunque Octavio lo niega.

Lucio Voreno tiene problemas con el inicio de su carrera como comerciante. Los esclavos que trajo desde la Galia han muerto, excepto uno de cuatro años. Voreno está arruinado. Entonces un vecino, Erastes Fulmen, le ofrece trabajo como guardaespaldas. Voreno se decepciona cuando se da cuenta de que más que guardaespaldas, Erastes le quiere contratar como un asesino a sueldo para sus negocios ilegales.

Mientras tanto, César ha estado rechazando las invitaciones de Atia y aceptando las de Servilia. Esto acentúa la rivalidad entre las dos mujeres patricias. Atia, agradecida de que Tito Pullo y Voreno salvaran a Octavio en Galia, contrata a Pullo para que le eduque en las "artes masculinas" (básicamente la guerra y el sexo). Entre ambos se establece entonces una relación de complicidad y Pullo le pide consejo a Octavio sobre sus sospechas acerca de Niobe y su amante. Octavio le recomienda prudencia, al no tener pruebas.

En las paredes de las calles de Roma han aparecido varios dibujos obscenos representando a César y Servilia. (Atia está detrás de esta campaña de dibujos) Cuando César y su mujer ven los dibujos, una humillada Calpurnia le amenaza con el divorcio. César no lo puede permitir y corta su relación con Servilia. Ella no lo acepta de buen grado y acaba peleándose con César. Servilia, humillada, ruega los dioses por la ruina de César y Atia.

Por su parte, Voreno está al límite y recurre a Marco Antonio para decirle que ha reconsiderado la oferta de volver al ejército. Marco Antonio lo acepta, aunque con una oferta económica a la baja.

Octavio y Pullo salen una noche y capturan al amante de Niobe. Le torturan, le obligan a confesar la verdad , le matan y tiran su cadáver a la cloaca. Octavio advierte a Pullo de que Voreno no debe averiguar nunca los hechos.

Julio César se ha cansado de esperar y decide atacar a Pompeyo en el sur de Italia. Pero Pompeyo ha partido rumbo a Grecia...

'Episodio 6: Egeria'[editar]

Mientras Julio César persigue a Pompeyo en Grecia, Marco Antonio se queda en Roma dirigiendo la ciudad y afianzando los apoyos para César.

Niobe se está haciendo cargo de su hermana Lyde desde que su marido desapareció. Cuando Tito Pullo les dice que ha oído que ha muerto, ambas mujeres se alteran y se pelean.

Atia sigue preocupada por la "educación" de su hijo Octavio y encarga a Pullo que le lleve a un burdel de lujo para que pierda su virginidad.

Por su parte, Pompeyo ha logrado reunir a más hombres y César se ve obligado a pedir a Marco Antonio que le envíe refuerzos. Sin embargo, Marco Antonio también ha recibido una oferta similar por parte de Pompeyo y decide considerar sus opciones. Por otro lado, ha iniciado una relación con Atia. Sin embargo esta relación se termina cuando él averigua que ella quiere influir en su decisión y sobre todo buscar su apoyo sea cual sea la decisión que tome.

Atia buscando otros apoyos intenta reconciliarse con Servilia, y para ello envía a su hija Octavia, que todavía llora la muerte de su marido, con un regalo. Servilia no quiere la amistad de Atia, pero decide aprovecharse de Octavia, con la esperanza de poder utilizarla en un futuro.

Marco Antonio finalmente ha tomado una decisión. Está del lado de su viejo aliado Julio César y decide enviar a la XIII Legión a Grecia (incluyendo a Voreno y Pullo). Sin embargo, los barcos que transportan la legión se encuentran con una formidable tormenta...

Episodio 7: Farsalia[editar]

Julio César espera que lleguen más soldados de Italia, pero muchos de sus soldados han muerto en el mar durante la tormenta. Pompeyo se prepara para el ataque, seguro de su victoria. Bruto, es el único que está inquieto, ya que aunque no tolera los usos dictatoriales de César le sigue considerando como a un padre.

Lucio Voreno y Tito Pullo, han sido de los pocos supervivientes. Están solos en una isla desierta. Desesperados, construyen una balsa con cadáveres para intentar llegar a tierra firme.

A Roma llega la noticia de la tragedia marítima. Cuando se entera, Atia teme que la derrota de César la ponga en peligro y envía a Octavia a casa de Servilia para pedirle protección. Servilia se muestra encantada y transforma su amistad con la joven en una relación amorosa.

Lyde y Niobe, sobrecogidas al pensar que Voreno esté muerto, se reconcilian.

En Grecia, finalmente luchan los ejércitos de César y Pompeyo en la batalla de Farsalia. La ventaja del ejército de Pompeyo es abrumadora, pero contra todo pronóstico, gana el ejército de Julio César. El ejército de Pompeyo ha sido prácticamente aniquilado y el mismo Pompeyo ha sido herido. Cuando se reúne con Catón, Escipión, Cicerón y Bruto, ordena a Cicerón y Bruto que se rindan a César, ya que son jóvenes y no hay sentido en que sigan una causa perdida. Ellos aceptan a regañadientes. Cuando se encuentran con César, este les acoge magnánimo.

Pompeyo decide huir hacia Egipto, donde aún tiene aliados. Se va con su familia y con unos pocos soldados y esclavos. Algunos de ellos le roban en medio del camino y se queda en situación precaria. Su situación cambia cuando se encuentra con Voreno y Pullo que han conseguido llegar a tierra firme. Ellos le salvan de sus guías, que tenían intención de venderle, pero Voreno decide entregarle a Julio César. Pompeyo se humilla ante él y le suplica clemencia. Voreno decide dejarle ir, al considerarle inofensivo. Cuando se reúnen con el ejército de César, este se enfada con la decisión de Voreno y solamente decide no crucificarlos al considerar que la diosa Fortuna está de su lado (recuperaron su águila, su oro, y sobrevivieron al naufragio).

Pompeyo y su familia llegan navegando a Egipto. Allí son recibidos por un antiguo soldado del ejército de Pompeyo llamado Septimio. Pero Septimio mata a Pompeyo nada más desembarcar.

Episodio 8: Cesarión[editar]

Julio César y sus hombres parten hacia Egipto en busca de Pompeyo el Grande. De paso Julio César decide intervenir en la política de este país, disputada entre el rey Ptolomeo, de 12 años y su hermana rebelde Cleopatra. César quiere aprovechar la situación para conseguir que Egipto provea de alimentos y dinero a la debilitada economía de Roma. Con la intención de calmar a César, Ptolomeo le da a César un "regalo sorpresa": la cabeza de Pompeyo. César, en lugar de mostrar gratitud, monta en cólera. Pompeyo, aunque era su enemigo, antes fue su amigo y además era un cónsul de Roma, César llora la muerte de su antiguo aliado y jura no perdonar a sus asesinos. Decide apoyar la causa de Cleopatra.

Entretanto, César descubre a Septimio, el asesino de Pompeyo y le corta la cabeza, pero Marco Antonio y su esclavo Posca están preocupados porque Catón y Metelo Escipión están reuniendo un gran ejército en el norte de África, aunque esto no inquieta a César.

César envía a Lucio Voreno y a Tito Pullo al desierto en busca de Cleopatra. Por otro lado, Ptolomeo y sus hombres deciden matar a la princesa. Voreno y Pullo llegan justo a tiempo a la tienda de Cleopatra en medio del desierto. Luchan y matan a los hombres de Ptolomeo y acogen a Cleopatra bajo su protección.

Cleopatra, caprichosa, ha decidido aceptar la protección (y oferta de matrimonio) de Julio César. Sin embargo, antes de llegar hasta él, se encapricha de los dos soldados. Lucio Voreno la rechaza, pero Tito Pullo es seducido y se acuesta con Cleopatra.

Cuando Cleopatra llega a la capital egipcia, Julio César muestra su apoyo claro. La lucha entre ambos bandos egipcios empieza, estando el ejército de César del lado del de Cleopatra. El faraón Ptolomeo XIII levanta a sus ejércitos contra César y Cleopatra y los sitia en el propio palacio real, sin embargo, César derrota a los ejércitos del niño-faraón y el propio Ptolomeo muere ahogado en las aguas del río Nilo.

El episodio termina con Cleopatra mostrando al pueblo egipcio y al ejército romano a Cesarión, el hijo que ha tenido con Julio César... o con Tito Pullo...

Episodio 9: Útica[editar]

Catón y Metelo Escipión son derrotados en la batalla de Tapso, César ha aplastado a sus tropas y viendo que la causa está perdida, ambos se suicidan en la ciudad de Útica.

Después de dos años de guerra, Lucio Voreno y Tito Pullo vuelven a casa. Durante su ausencia de su marido, Niobe y Lyde han prosperado en un negocio de carnicería. Ambos soldados se unen al negocio. Por otro lado, Pullo está cada vez más enamorado de su esclava Irene.

Octavio mientras tanto ha crecido y es un joven prometedor de las clases patricias, hasta el punto que Julio César le nombra como uno de los pontífices (jefes religiosos de Roma), aunque Octavio dice querer seguir estudiando poesía, acepta a regañadientes. Servilia, que sigue obsesionada con destruir a Julio César y a Atia, ha conocido acerca del extraño suceso entre Octavio y Julio César, y aprovecha su relación con Octavia para que intente sonsacar a Octavio la verdad del suceso. Octavia se resiste, pero cede cuando Servilia le cuenta que fue Atia quien hizo matar a su marido.

Voreno y Pullo, iniciando una nueva vida como tenderos, tienen un tropiezo con Erastes Fulmen, el delincuente al que Voreno había ofendido al negarse a trabajar para él. Erastes se va a presentar en casa de Voreno para asesinarle, cuando se encuentra con que Voreno tiene otro huésped: Julio César en persona, que en su campaña de obtener apoyos ha ofrecido a Voreno presentarse como su candidato al puesto de magistrado por la colina del Aventino. Voreno nunca ha simpatizado con la ideología de César, pero acepta cuando César le convence que con hombres como él quiere servir a Roma. Erastes debe olvidarse de su venganza contra Voreno.

Octavia, deseosa de venganza contra su madre y deseosa de ayudar a Servilia, se acuesta con su propio hermano para sonsacarle el secreto de César. No lo consigue, aunque sí que averigua un secreto que a ella le parece irrelevante: La aventura de Niobe con el marido de su hermana. Cuando Atia descubre el incesto de sus hijos, monta en cólera y al reñirlos averigua que Servilia estaba detrás de esa situación.

Al día siguiente, cuando Servilia sale a dar un paseo, los sirvientes de Atia le tienden una emboscada. Matan a sus esclavos portadores y a Servilia la desnudan en la calle y le cortan sus cabellos.

Episodio 10: Victoria[editar]

Bruto y Cicerón, siguen sin apoyar en su corazón a Julio César, pero por el bien de Roma, deciden presenciar una moción en el Senado para pedir el nombramiento de Julio César como Emperador. La moción es aprobada y se convoca un desfile y un acto de coronación de César.

Mientras tanto, en el vecindario del Aventino, Lucio Voreno ha comenzado su campaña electoral. Sin embargo, pronto descubre que las elecciones están amañadas en su favor. Tito Pullo sufre una humillación al enterarse de que no puede participar en el desfile ya que había dejado el ejército.

Servilia se recupera con lentitud del ataque recibido. Atia, con hipocresía, le muestra su pena. Octavia, avergonzada por sus actos, ha huido a un templo, pero su hermano Octavio acude para traerle de vuelta a casa.

El día de la coronación llega. Julio César recibe el beneplácito de los pontífices religiosos (liderados por Octavio), y se presenta como un semidiós ante el pueblo. Como punto álgido, se ejecuta a su viejo enemigo, Vercingétorix, rey de la Galia, al que había derrotado en la batalla de Alesia.

Tito Pullo decide casarse con su esclava Irene. Para ello, le pide dinero a Voreno para que pueda comprarle su libertad. Sin embargo, sus planes se desvanecen cuando un esclavo de la casa de Voreno le agradece el gesto, presentándose como el novio de Irene. Pullo, furioso mata el esclavo en el patio de Voreno. Voreno se enfada con Pullo por haber mancillado su casa y le echa.

Cuando parece que Bruto se ha resignado a ser amigo de un César con el que no comulga, se encuentra con que su madre sigue presionándole para que lidere la oposición, con la ayuda de Quinto, hijo de Pompeyo y un viejo amigo, Casio.

Pullo, ahoga sus penas en las tabernas, cuando encuentra un empleador, el delincuente Erastes Fulmen.

Episodio 11: El botín[editar]

Tito Pullo empieza a trabajar como matón a Erastes Fullmen y a gastar todo el dinero en prostitutas y en opio. Mientras tanto, Lucio Voreno asume sus responsabilidades como magistrado, recibiendo peticiones y quejas de los ciudadanos. En ello, recibe la visita de Mascio, un antiguo compañero del campo de batalla, que le pide que interceda ante Julio César para que otorgue a los veteranos tierras en Italia. César no tiene tierras en Italia, sino en la lejana y fría Germania, así que ordena a Voreno que negocíe con Mascius, y si es necesario, le soborne personalmente. Voreno, pese a su disgusto, sigue las órdenes de César

Por otra parte, aparecen por toda Roma, unas pintadas en las que Bruto aparece apuñalando a César por la espalda. Bruto no quiere tener nada que ver, pero Servilia, Casio y sus amigos le siguen insistiendo que ayude a derrocar a César.

Pullo ha asesinado a un hombre a plena luz del día y el crimen ha sido presenciado por una anciana que le delata. Pullo acaba en la cárcel.

Voreno y Niobe llegan a una fiesta de Atia como invitados especiales de César, e intentan mezclarse. Sin éxito, ya que los patricios se burlan de sus toscas ropas y maneras.

Cuando Octavio se entera de que Pullo está en la cárcel, le pide a César que intervenga. César no quiere saber nada, ya que el asesinado era un enemigo político de César, y este no quiere dar la imagen de que envía a sus hombres a asesinar a sus enemigos. Voreno tampoco quiere saber nada, todavía dolido por la ofensa de su viejo amigo. Octavio, de cualquier manera, contrata a un abogado para que defienda a Pullo, pero tampoco tiene éxito. Pullo es condenado a muerte, en el circo romano.

César le pide a Bruto que se convierta en gobernador de Macedonia. Bruto, entiende que más que un honor, es una forma de que César se lo quite de en medio. César obviamente no puede ignorar las pintadas de las calles. Bruto, dolido, decide que ya no tiene porque ser fiel a César y decide entrar en los planes contra César.

La mañana de su ejecución, Pullo se encomienda a los dioses en favor de Irene y de Voreno y su familia. Cuando Pullo sale a la arena, se niega a luchar con los gladiadores. Ellos le provocan para que luche y solamente lo consiguen cuando insultan a su legión, la XIII. Pullo, furioso coge las armas y empieza a matar a los gladiadores. Pero son demasiados... Cuando Pullo está a punto de ser muerto por un gladiador gigante, Voreno, que presenciaba el espectáculo no puede más y salta a la arena y derrota al gigante. Para los espectadores, Voreno y Pullo, son dos héroes populares.

Mientas tanto, se ve que Posca, el esclavo de César, paga a Erastes por el asesinato de su enemigo. Después de todo, César sí que estaba tras el asesinato.

Episodio 12: Calendas de febrero[editar]

Tito Pullo y Lucio Voreno son héroes populares, tras su combate en el circo, pese al disgusto de Julio César por haber desobedecido su orden de no liberar a Pullo. Pullo, malherido, escapa del hospital, ya que quiere disfrutar de su nueva fama, y, sobre todo, ver a Irene. Ella, no quiere saber nada de él, y tiene intención de asesinarle, aunque Niobe le convence de que no lo haga. Pullo intenta convencer a Irene de su amor.

Julio César sigue la reforma populista del Senado. No solamente ha admitido como nuevos senadores a plebeyos, sino también galos y celtas, fieles a Roma. La oposición, está cada vez más furiosa. Julio César decide ascender a Voreno a senador, aunque con el doble propósito de que esté cerca de él, como guardaespaldas. Bruto y sus amigos se preparan para asesinar a César. Servilia, al saber que Voreno es el guardaespaldas de César, envía a una criada a que le cuente la realidad de su nieto: En realidad es el hijo ilegítimo de Niobe y su difunto cuñado.

Servilia, cita a Atia y Octavio, y les cuenta sus planes y les declara todo su odio. Atia y Octavio salen horrorizados.

Voreno, furioso, deja a César, al saber la verdad de Niobe. Cuando César llega solo al Senado (Marco Antonio ha sido también distraído), es asesinado por los senadores rebeldes. Bruto le da el golpe de gracia.

Enfurecido, Voreno entra en casa y se encuentra a Niobe sola. Niobe desesperada le confiesa la verdad. Asustada, se suicida tirándose por un balcón. Voreno, arrepentido llora a su difunta esposa. Mientras Eirene perdona a Pullo y accede a casarse con él.

Véase también[editar]

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