Catequil

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Catequil (conocido también como: Apocatequil, Apu Catequil o Cataquillay) es un dios preincaico del rayo. Esta deidad aparece en los datos captados por los evangelizadores de la orden de los agustinos, en el ámbito de las etnias de los Huamachucos, los Cajamarcas y los Conchucos (al nororiente de Áncash).

Aparte de ser una divinidad asociada a los fenómenos atmosféricos, Catequil también jugó un papel primordial como un acertado oráculo.

Su equivalente incaico es el dios Illapa; Yana Raman, por parte de los Yaros o Llacuaces; Tumayricapac, por parte de los Yaros de Chinchaycocha; y Pariacaca, por parte de los Yauyos.

Durante la expansión del Tahuantinsuyo, los dioses preincaicos asociados a los fenómenos atmosféricos fueron incorporados al panteón incaico como variantes regionales del dios Illapa.[1]

Mitología[editar]

La creación según los Huamachuco[editar]

En el principio de todo, el dios Ataguchu, creador del cielo y la tierra, hastiado de soledad, decidió crear a Sugadcavra y Vaumgavrad (también llamado Ucuzgavrad). Ellos lo hacían y gobernaban todo junto a Ataguchu. Asimismo, ellos tres conformaron una trinidad.

No conforme con eso, Ataguchu creó a Uvigaicho y a Unstiqui como siervos suyos. Junto a ellos, Ataguchu también creó a Guamansuri.

Desde el cielo, Ataguchu mandó al dicho Guamansuri a la Tierra.

Cuando Guamansuri vino al mundo, llegó a la provincia de Huamachuco, que era el lugar donde había de comenzar todo.

Una vez ahí, él encontró a unos que, en la lengua de Huamachuco, se hacían llamar Guachemines o Huachemines. Haciéndose pasar por un forastero, Guamansuri aceptaba los trabajos y encargos dados por los dichos Guachemines.

Estos Guachemines tenían una hermana llamada Cautaguan, a la cual tenían bien recluida que no la veía nadie.

Llegó un día en el que los hermanos de Cautaguan salieron. Este momento fue aprovechado por Guamansuri que, mediante halagos y engaños, embarazó a Cautaguan.

Al ver encinta a su hermana, los Guachemines supieron que el autor de tal imperdonable acto fue Guamansuri. Los hermanos capturaron a Guamansuri y lo quemaron vivo. Sus cenizas se elevaron al cielo y allí se quedaron con Ataguchu.

Después de matar a Guamansuri, los Guachemines fueron más estrictos y recluyeron aun más a Cautaguan.

Pasaron unos días y Cautaguan parió dos huevos, falleciendo en el parto. Los Guachemines tomaron los dos huevos y los echaron en un muladar. Al eclosionar los huevos, salieron dos gemelos dando alaridos. Estos niños fueron tomados por una señora y los crio.

Al primer niño lo nombraron Catequil y a su hermano gemelo lo nombraron Piguerao.

Catequil fue al lugar donde se hallaba su difunta madre y la resucitó. En el acto, Cautaguan le entregó a sus hijos dos warak'as, las cuales fueron dejadas por Guamansuri, padre de los dos muchachos. Con ellas, Catequil y Piguerao controlaban las fuerzas del clima, dándole muerte a la población de los Guachemines. Aquellos que no murieron, fueron exiliados por los gemelos divinos.

Hecho esto, Catequil subió al cielo a encontrarse con su abuelo, Ataguchu.

Catequil le dijo a su abuelo: La Tierra ya está libre. Ahora te ruego que se críen indios para que la habiten y labren.

Ataguchu, consiente de la proeza y petición de su nieto, le ordenó que fuese al cerro y puna que llaman Guacat.

Catequil y Piguerao obedecieron el mandato de su abuelo. Ya en el dicho cerro, Catequil portaba una chaquitaclla de oro; mientras que Piguerao portaba una de plata. Con ellas, los hermanos divinos cavaron y extrajeron del cerro a la humanidad.[2][3]

Génesis[editar]

En la ocasión de poner un par de huevos, Cautaguan falleció. Los huevos fueron aventados al estercolero y de ellos emergieron dos efebos -dando alaridos- el uno sería Apu Catequil y el otro, su gemelo, Piguerao. Ambas deidades fueron muy honradas, fuera del sector señalado, su culto se esparció desde Quito hasta Cuzco.[2]

Centros ceremoniales[editar]

Catequil es considerado como el dios del rayo de la Sierra Norte del Perú y se cuenta, que respondía a interrogantes. En su huaca, a modo de Oráculo, contestaba a través de las hojas de coca en los canales, ubicados en el centro ceremonial.[2]

Su centro ceremonial queda en Santiago de Chuco en las faldas del cerro Icchal. Descubierto por el arqueólogo canadiense John R. Topic y su esposa en 1987.

Un segundo templo dedicado a Catequil quedaba en el pueblo de Tauca, provincia de Pallasca. El visitante austríaco-francés, Charles Wiener, comprobó en la iglesia de Tauca, que había una imagen en forma de círculo, evocando al Sol.

Durante la época de la conquista, diversos cronistas han expuesto información sobre dichos centros ceremoniales.

Según el cronista español Juan de Betanzos, el Inca Huayna Capac hizo quemar el templo por haberle dado trágicos augurios luego de derrotar a los esforzados Huamachucos.

Según la relación de Agustinos de Huamachuco, el Inca Atahualpa mandó consultar a la huaca de Catequil sobre quien sería el vencedor en la guerra contra su hermano, Huáscar. El sacerdote de la huaca, un anciano con una larga túnica recubierta de conchas marinas (posiblemente mullu), luego de entablar conversación con el ídolo de piedra del dios, vaticinó un resultado irremediablemente adverso para Atahualpa.

El sacerdote mencionó que, debido al comportamiento sanguinario y tiránico de Atahualpa, había suscitado la furia de Wiracocha y, por tanto, tendría un desenlace fatal, siendo destinado a gobernar su hermano Huáscar.

Atahualpa, furioso, ordenó entonces la destrucción de la huaca y así se hizo: la cabeza y los pedazos del cuerpo del ídolo fueron arrojados al río y el santuario, saqueado. Pero la historia de este célebre oráculo no terminó ahí: los sacerdotes andinos de Huamachuco recuperaron la cabeza y los restos del cuerpo de la imagen de la huaca y volvieron a rendirle culto hasta que, en 1561, esta fue descubierta por los frailes agustinos Antonio Lozano y Juan Ramírez, quienes la hicieron polvo y la echaron al río.[2]

Literatura[editar]

En 1996 Miguel Garnett publicó en Lima la novela Catequil de 268 págs.

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. «La divinidad Illapa en el panteón imperial incaico». UNMSM. Consultado el 24 de julio de 2023. 
  2. a b c d Curatola Petrocchi, Marco; Ziólkowski, Mariusz. «Adivinación y oráculos en el mundo andino antiguo». Consultado el 24 de julio de 2023. 
  3. Paredes Estela, Víctor Raúl. «Adivinación y oráculos en el mundo andino antiguo». Consultado el 24 de julio de 2023. 

Bibliografía[editar]

  • Rakuta, Nikolai. La política religiosa de los incas Cf Charles Wiener en Perou et Bolivie.
  • Ledesma Llaury, Wilfredo: Huamachuco en la historia del Perú / tomo I. (1993) . Editorial La Libertad, Huamachuco - Perú. Primera edición.