Democracia y marxismo

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Karl Marx y Friedrich Engels

Según la teoría marxista, una nueva sociedad democrática surgiría a través de las acciones organizadas de una clase obrera internacional que daría derecho de voto a toda la población y liberaría a las personas para que actuasen sin regirse por el mercado laboral.[1][2]​ No habría mucha, o ninguna, necesidad de un Estado, cuyo objetivo sería ejecutar la enajenación del trabajo.[1]Karl Marx y Friedrich Engels afirmaron en el Manifiesto comunista y en obras posteriores que «el primer paso hacia la revolución de la clase obrera es elevar al proletariado a la posición de clase dominante para ganar la batalla por la democracia» y que el sufragio universal era «una de las primeras y más importantes tareas del proletariado militante».[3][4][5]​ En su Crítica del programa de Gotha, Marx escribió: «Entre la sociedad capitalista y la comunista se encuentra el período de transformación revolucionaria de la una en la otra. Esta transformación se corresponde también con un período de transición política en el que el Estado no puede ser otra cosa que la dictadura revolucionaria del proletariado».[6]​ Admitió que existía la posibilidad de una transición pacífica en algunos países con instituciones democráticas sólidas (como Reino Unido, Estados Unidos y los Países Bajos), pero sugirió que en otros países en los que los trabajadores no podían «alcanzar su objetivo por medios pacíficos» la «palanca de nuestra revolución debe ser la fuerza», y afirmó que el pueblo trabajador tenía derecho a rebelarse si se le negaba la expresión política.[7][8]​ En respuesta a la pregunta «¿Cuál será el rumbo de esta revolución?», en Principios del comunismo, Friedrich Engels escribió:

Ante todo, establecerá una constitución democrática y, a través de esta, el dominio directo o indirecto del proletariado.
Friedrich Engels, Principios del comunismo

Mientras que los marxistas proponían sustituir el Estado burgués por un semi-Estado proletario mediante la revolución (dictadura del proletariado), que acabaría desapareciendo, los anarquistas advertían que el Estado debía ser abolido junto con el capitalismo. Sin embargo, los resultados finales deseados (una sociedad comunal sin Estado) eran los mismos.[9]

La Unión Soviética y el bolchevismo[editar]

En el siglo XIX, el Manifiesto comunista (1848), de Karl Marx y Friedrich Engels, abogaba por la unificación política internacional de las clases trabajadoras europeas para lograr una revolución comunista y sostenía que, dado que la organización socioeconómica del comunismo era superior a la del capitalismo, la revolución obrera se produciría primero en los países industrializados y avanzados a nivel económico. La socialdemocracia marxista fue muy fuerte en Alemania a lo largo del siglo XIX, y el Partido Socialdemócrata de Alemania inspiró a Lenin y a otros marxistas rusos.[10]

Durante la efervescencia revolucionaria de la Revolución rusa de 1905 y 1917, surgieron intentos de democracia directa por parte de la clase trabajadora a través de los sóviets («consejo» en ruso). Según Lenin y otros teóricos de la Unión Soviética, los sóviets representaban la voluntad democrática de la clase obrera y eran, por tanto, la materialización de la dictadura del proletariado. Lenin y los bolcheviques consideraban que el sóviet era la unidad organizativa básica de la sociedad en un sistema comunista y apoyaban esta forma de democracia. Así, los resultados de las ansiadas elecciones a la Asamblea Constituyente de 1917, que el Partido Bolchevique de Lenin perdió frente al Partido Social-Revolucionario, quedaron anulados al disolverse la Asamblea Constituyente en enero de 1918.[11]

A nivel práctico, el partido de vanguardia leninista debía proporcionar a la clase obrera la conciencia política (educación y organización) y la dirección revolucionaria necesarias para acabar con el capitalismo en la Rusia imperial.[12]​ Tras la Revolución de Octubre de 1917, el leninismo se convirtió en la versión dominante del marxismo en Rusia y, al establecer la democracia soviética, el régimen bolchevique reprimió a los socialistas que se oponían a la revolución, como los mencheviques y las facciones del Partido Social-Revolucionario.[13]

En noviembre de 1917, Lenin promulgó el Decreto sobre el control obrero, que pedía a los trabajadores de cada empresa que establecieran un comité elegido para supervisar la gestión de la empresa.[14]​ Ese mes también se emitió una orden para requisar el oro del país[15]​ y nacionalizaron los bancos, cosa que Lenin consideraba un gran paso hacia el socialismo.[16]​ En diciembre, el Sovnarkom (Consejo de Comisarios del Pueblo) estableció un Consejo Supremo de la Economía Nacional (VSNKh), que tenía autoridad sobre la industria, la banca, la agricultura y el comercio. Los comités de fábrica estaban subordinados a los sindicatos, que a su vez estaban subordinados al VSNKh, de modo que el plan económico centralizado del Estado tenía prioridad sobre los intereses económicos locales de los trabajadores.[17]​ A principios de 1918, el Sovnarkom canceló toda la deuda externa y se negó a pagar los intereses correspondientes.[18]​ En abril de 1918, nacionalizó el comercio exterior, estableciendo un monopolio estatal sobre las importaciones y exportaciones.[19]​ En junio de 1918, decretó la nacionalización de los servicios públicos, los ferrocarriles, la ingeniería, el textil, la metalurgia y la minería, aunque a menudo eran estatales solo sobre el papel.[20]​ La nacionalización total no tuvo lugar hasta noviembre de 1920, cuando las pequeñas empresas industriales pasaron a estar bajo el control del Estado.[21]

Una facción de los bolcheviques conocida como los «comunistas de izquierda» criticó la política económica del Sovnarkom por considerarla demasiado moderada: querían la nacionalización de toda la industria, la agricultura, el comercio, las finanzas, el transporte y las comunicaciones.[22]​ Lenin creía que esto no era práctico en la etapa en la que se encontraban, y que el gobierno solo debía nacionalizar las empresas capitalistas rusas de mayor envergadura, como los bancos, los ferrocarriles, los grandes latifundios y las fábricas y minas más grandes, y permitir que las empresas más pequeñas operaran de forma privada hasta que crecieran lo suficiente como para ser nacionalizadas con éxito.[22]​ Lenin también estaba en desacuerdo con los comunistas de izquierda sobre la organización económica. En junio de 1918, argumentó que era necesario un control económico centralizado de la industria, mientras que los comunistas de izquierda querían que cada fábrica estuviera controlada por sus trabajadores, un enfoque sindicalista que Lenin consideraba perjudicial para la causa del socialismo.[23]

Adoptando una perspectiva libertaria de izquierda, tanto los comunistas de izquierda como otras facciones del Partido Comunista criticaron el declive de las instituciones democráticas rusas.[24]​ A nivel internacional, muchos socialistas criticaron el régimen de Lenin y negaron que estuviera estableciendo el socialismo. En particular, destacaron la falta de participación política generalizada, de consulta popular y de democracia industrial.[25]​ A finales de 1918, el marxista checo-austríaco Karl Kautsky escribió un panfleto antileninista en el que condenaba el carácter antidemocrático de la Rusia soviética, al que Lenin respondió con vehemencia.[26]​ La marxista alemana Rosa Luxemburgo se hizo eco de las opiniones de Kautsky, mientras que el anarquista ruso Peter Kropotkin describió la toma del poder por los bolcheviques como «el entierro de la Revolución Rusa».

Véase también[editar]

Notas[editar]

  1. a b Calhoun 2002, p. 23
  2. Clark, Barry Stewart (1998). Political economy : a comparative approach (2nd edición). Westport, Conn.: Praeger. pp. 57-59. ISBN 978-0-275-96370-5. Consultado el 7 de marzo de 2011. 
  3. Fischer, Ernst; Marek, Franz (1996). How to read Karl Marx. New York: Monthly Review Press. p. 133. ISBN 0-85345-974-6. 
  4. Engels, Friedrich (1895). «Introduction to Marx's Class Struggles in France». Consultado el 26 de mayo de 2022. 
  5. Hallas, Duncan (junio 1983). «Marx, Engels and the vote». Socialist Review. Consultado el 26 de mayo de 2022. 
  6. Marx, Karl (1875). «Crítica del programa de Gotha». Consultado el 26 de mayo de 2022. 
  7. Gabriel, Mary (29 de octubre de 2011). «Who was Karl Marx?». CNN. Consultado el 26 de mayo de 2022. 
  8. Karl, Marx (1872). «La Liberté Speech». Consultado el 26 de mayo de 2022. 
  9. Draper, Hal (1970). «The Death of the State in Marx and Engels». Socialist Register. Consultado el 26 de mayo de 2022. 
  10. Lih, Lars T. (2005). Lenin rediscovered: What is to be done? In context. Leiden, Boston: Brill Academic Publishers. ISBN 978-90-04-13120-0. 
  11. Cliff, Tony. «The Dissolution of the Constituent Assembly». Lenin 3 - Revolution Besieged. Consultado el 26 de mayo de 2022. 
  12. Bullock, Alan; Trombley, Stephen (1999). The New Fontana Dictionary of Modern Thought (3.ª edición edición). pp. 476-477. ISBN 9780006863830. 
  13. Chernow, Barbara; Vallaski, George (1994). The Columbia Encyclopedia (5.ª edición edición). p. 1558. ISBN 978-0395624388. 
  14. Pipes 1990, p. 709; Service 2000, p. 321.
  15. Volkogonov 1994, p. 171.
  16. Rigby 1979, pp. 45–46; Pipes 1990, pp. 682, 683; Service 2000, p. 321; White 2001, p. 153.
  17. Rigby 1979, p. 50; Pipes 1990, p. 689; Sandle 1999, p. 64; Service 2000, p. 321; Read 2005, p. 231.
  18. Fischer 1964, pp. 263–264; Pipes 1990, p. 672.
  19. Fischer 1964, p. 264.
  20. Pipes 1990, pp. 681, 692–693; Sandle 1999, pp. 96–97.
  21. Pipes 1990, pp. 692–693; Sandle 1999, p. 97.
  22. a b Fischer 1964, p. 236; Service 2000, pp. 351–352.
  23. Fischer 1964, pp. 259, 444–445.
  24. Sandle 1999, p. 120.
  25. Service 2000, pp. 354–355.
  26. Fischer 1964, pp. 307–308; Volkogonov 1994, pp. 178–179; White 2001, p. 156; Read 2005, pp. 252–253; Ryan 2012, pp. 123–124.