Discusión:Diego González de Iguña

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Genealogía fantasiosa, seguramente basada en algún tratado genealógico antiguo, sin rigor histórico ni genealógico. Habría que referenciar cada filiación.Maragm (discusión) 06:18 8 jun 2014 (UTC) Un Diego González no puede ser hijo de Diego González y Manriquez «el Celta» (680–741) ya que tendría que llevar el patronímico Díaz según costumbres onomásticas.[responder]

En respuesta y agradecido por el inicio de la discusión[editar]

Usuaria:Maragm: En la Edad Media se acostumbraba en Castilla, León, Navarra y Aragón una práctica para establecer el segundo nombre del hijo: añadir el nombre del padre aplicándole la terminación "-ez, -z o -íz". Así entonces, si un padre de nombre Gonzalo tenía un hijo de nombre Diego, éste se llamaría Diego González. De este modo, este sufijo viene a significar "hijo de". Así las cosas, los apellidos como Fernández, Martínez, López, Díaz, Pérez, Ramírez, etc., se denominan patronímicos, por ser nombres formados a partir del nombre del padre. No se sabe con certidumbre el origen de este sufijo patronímico; algunos investigadores lo han atribuido a una persistencia del genitivo latino en "-ís", con valor de posesión o pertenencia. Sin embargo, otros opinan que se trata más bien de un sufijo de origen prerromano; en efecto, ninguna otra lengua latina posee tal sufijo patronímico y, además, el genitivo latino en "-ís" no revela las terminaciones en "-az, -oz o -uz" que encontramos en otros apellidos españoles como Ferraz, Ferruz o Muñoz. Por otro lado, resulta interesante advertir que estas terminaciones abundan también en topónimos antiquísimos de época prelatina como Badajoz o Jerez. También es significativo el hecho de que este sufijo "-ez" todavía exista en vasco con valor posesivo o modal. En resumen, es probable que este patronímico castellano "-ez" sea un auténtico fósil lingüístico préstamo del vascuence, posiblemente transmitido a través del navarro, ya que, la lengua castellano-leonesa primitiva obtuvo numerosos préstamos del vascuence a través del reino de Navarra, debido a la influencia que ejerció este reino entre los siglos IX y XI. Se presume que el uso del patronímico "-ez" ya estaba extendido en Navarra en los siglos VII y IX; de hecho, García Íñiguez era el nombre del rey de Navarra que, en el año 851 u 852, sucedió a su padre, llamado Íñigo. De todos modos, aunque el patronímico "-ez" o "-iz" sea de origen prerromano o vascuence, no hay duda de que se vio consolidado en época visigoda por el genitivo germánico latinizado en "-rici", "-riz" (como en Roderici o Sigerici), que se ponía a continuación del nombre individual para indicar el paterno. El caso es que hasta los siglos XI y XII es que se halla completamente fijado en Castilla y León el uso del patronímico "-ez", y su abundante uso queda refrendado por la abundancia, en la actualidad, de apellidos patronímicos como López o Pérez. No obstante y por el mismo efecto, esta práctica del nombre patronímico cayó en desuso por su ineficiente grado de identificación generacional de los individuos, y desde entonces los nombres en "-ez" quedaron fosilizados y se transmitieron como apellidos hereditarios. Las familias nobles adicionaron entonces apodos relacionados con hechos y/o leyendas referentes a cada individuo o añadieron al patronímico por certeza, el lugar de origen de la persona. En cuanto a la genealogía fantasiosa, apunto y someto: Se define a la leyenda como un relato folclórico con bases históricas. Contrariamente al mito, que se ocupa de dioses, la leyenda se ocupa de hombres que representan arquetipos. Las leyendas contienen casi siempre un núcleo histórico, ampliado en mayor o menor grado con episodios imaginativos. La aparición de los mismos puede depender de motivaciones involuntarias, como errores, malas interpretaciones (la llamada etimología popular, por ejemplo) o exageraciones, o bien de la acción consciente de una o más personas que, por razones interesadas o puramente estéticas, desarrollan el embrión original. Efectivamente la genealogía aquí incluida proviene de un tratado de genealogía muy antiguo, mismo que es parte de la leyenda del origen del apellido “Quevedo”, del cual no existen bastas fuentes históricas pues es referente de la Edad Media. Probablemente, éste artículo enciclopédico no deba titularse “Diego González de Iguña” , individuo que es en parte, historia escrita y en parte leyenda oral leída (legere) de generación en generación. Tal vez el título más adecuado de éste artículo sea “Quevedo: Origen del Apellido”, lo someto a discusión. Saludos cordiales y gracias por tu revisión e interpelación. --Alvaro Sanchez Coz 20:15 6 ene 2015 (UTC)Alvaro Sanchez Coz

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