Discusión:Entrismo

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Gravisimo error[editar]

"Su objetivo principal es transformar estos partidos reformistas en partidos revolucionarios." Es una fatalidad esta afirmación. El Entrismo tenía como objetivo ingresar a partidos de masas, pero jamás para transformarlos en revolucionarios, sino para fraccionarle una ala izquierda ya así construir el partido. La descripción que hay en este artículo es la del entrismo propuesto por Michel Pablo, uno de los dirigentes de la Cuarta Internacional después de la muerte de Trotsky.

Entrismo sui generis[editar]

Lo de "transformar estos partidos reformistas en partidos revolucionarios" se debe a una desviación, malinterpretación o modificación de la táctica original conocida como "entrismo sui generis", o más vulgarmente por "entrismo sin salismo", adoptada casi masivamente por corrientes como la de Ted Grant, de El Militante o la CMI, y durante ciertas épocas por el Michel Raptis, alias Pablo, en el llamado pablismo apoyado durante unos años también por Mandel, el cual luego rectificaría (menos mal).

Intenté reflejar esto en mi última intervención, pero creo que cometí un error, al adjucidar el entrismo sui generis, no tanto a Pablo sino más bien a Mandel y al "mandelismo", confundiendo la etapa Pablo-Mandel del entrismo sui generis en los PC, con el apoyo en ciertos aspectos a los partidos eurocomunistas de los 70 pa'lante. Iba a corregirlo, pero me he encontrado con que han quitado casi todo lo que fue añadido; así que procedo a una reedición depurada de errores. El texto quedaría así:

"Esta táctica a menudo se confunde con la del llamado entrismo sui generis, adoptada por la corriente de Ted Grant, Corriente Marxista Internacional o El Militante, que consiste en practicar la entrada masiva en las organizaciones de masas reformistas o estalinistas para transformar estos partidos en revolucionarios, militando sobre sus bases, y luchando por influir en la dirección, lo que en la práctica supuso la disolución paulatina de estas corrientes trotskistas dentro de los partidos socialdemócratas, estalinistas o social-liberales. Muchos seguidores de Trotsky, opositores a esta clase de entrismo sui generis, entre los que destacan Nahuel Moreno y sus seguidores, la combatieron en el seno de la IV Internacional, cuando fue adoptada por los seguidores del griego Michel Raptis, ó Michel Pablo, en la táctica conocida como pablismo, y apoyada por espacio de unos años por Ernest Ezra Mandel, quien más tarde rectificaría, junto con sus seguidores. Nahuel Moreno, y sus seguidores, defendían que dicha táctica sería liquidacionista para las organizaciones que la adoptaran dentro de la IV Internacional, puesto que supondría la capitulación paulatina a las direcciones que pretendían disputar o con que pretendían compartir frente único, la descomposición de secciones enteras de la IV y la disolución paulatina dentro de estas organizaciones, siendo acertado el pronóstico, y dando lugar a una importante escisión en la Internacional."

Considero que ayudaría arrojar bastante luz sobre las polémicas históricas internas dentro del trotskismo y de las filas de la IV Internacional en torno a una cuestión tan decisiva como la del entrismo, reflejando un poco qué diferentes corrientes la han seguido, de qué manera, y en qué momentos. Se hace mención al entrismo sui generis, diferenciándolo del entrismo que en su momento defendieron los primeros trotskistas, y el propio Trotsky. DeepQuasar (discusión) 11:20 4 oct 2008 (UTC)[responder]

Comentario de Rojillo[editar]

Puede que tengas razón, yo no tengo toda la información y apenas he leido cosas de M. Pablo. Me informaré más a fondo para completar el artículo.

Comentario de M-L[editar]

Trotsky hacia mucho incapié en la Temporalidad de dicha militancia en partidos "hostiles"; ya que su obejetivo no es convenver a los dogmaticos, sino atraer a la parte mas conciente del partido y la creacion de una verdadera fuerza revolucionaria sl servicio de ls clase obrera y por tanto de la cuarta internacional

Ejemplos sudamericanos[editar]

En la Argentina, los militanes izquierdistas-comunistas ingresaron a los partidos más radicales de izquierda, o reformistas o revolucionarios, como el Partido Justicialista -el más afectado- o el Radicalismo, para desde allí, volcar las juventudes a la actividad revolucionaria guerrillera. No otra cosa fueron el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), vinculado a sectores del radicalismo y la Democracia Cristiana, y el Movimiento Montoneros, más ligado al peronismo hasta su violenta ruptura con el líder y fundador del movimiento justicialista en 1974. En Uruguay, el objetivo fue principalmente el Partido Blanco, o nacionalista, puesto que su principal reivindicación de la hora -la pureza electoral, pues el fraude le impedía llegar al Gobierno- insinuaba cierta veta revolucionaria o inconformista y "antiimperialista", dadas las vinculaciones fundacionales del Partido opositor, el Colorado, con la invasión francesa de 1838 y, desde entonces, todas las potencias imperialistas, en las cuales se apoyaba. En el resto de América, el entrismo quedó vinculado a la marxistización de corte trotskysta de partidos de origen izquierdista con afiliación a la Internacional socialista, como el Aprismo en el Perú -entrismo de suerte diversa por la intervención directa de su fundador para mitigar este efecto. Un caso notable, por lo emblemático, es la fundación del Movimiento 19 de abril en Colombia -que perdió enseguida su base popular al declararse marxista- emergido como consecuencia de un supuesto fraude electoral del seno de varios partidos populares, incluído el Conservador, y reformistas colombianos. El M-19 terminó convirtiéndose en una movimiento guerrillero más, del común de los surgidos durante la década de los '60 en América Meridional precisamente a causa del "entrismo".

En todos los casos, el "entrismo" buscó insertarse en el ala progresista de algún partido mayoritario reformista o de amplia base popular a fin de convertir sus reinvindicaciones en una lucha armada liderada por jefaturas abierta u ocultamente marxistas, cuyo fin era, y de hecho fué, la rebelión armada y sumamente violenta contra las autoridades, planteada desde una perspectiva ideológica marxista. La mayor parte de estos movimientos fracasaron en su faz militar por dos factores inesperados para sus autores: Primero, la falta de apoyo popular generalizado; y segundo, por practicar en gran medida una funesta estrategia ideada por Ernesto Che Guevara llamada "foquismo" y que consistía en focalizar la lucha armada en alguna zona, preferentemente rural, de difícil acceso, con la esperanza de que se irían sumando a ella en primer lugar los trabajadores rurales y, más tarde, los industriales. Cosa que no sucedió y quitó vigor a los emprendimientos guerrilleros, que en términos estratégicos, quedaron completamente aislados.

Como consecuencia de estos fracasos, se ahondó en su lugar la táctica del "entrismo" basada en la llamada estrategia "gramsciana", en homenaje a su fautor, Antonio Gramsci, que consiste en permear la cultura, la religión, el lenguaje y las ciencias sociales de categorías marxistas o al menos primeramente revolucionarias, que substituyan la fracasada lucha armada por la menos traumática conquista ideológica de las estructuras del adversario. Lucha más lenta, pero menos peligrosa y más segura. En este renglón, la llamada "política de los derechos humanos", así como la desarticulación moral a través de la ruptura de y con las instituciones tradicionales, ocupan un lugar preferente y preponderante. Este esquema se encuentra al presente en el más amplio desarrollo y en pleno desenvolvimiento, con la suerte variada que cada país o institución penetrada depara a la táctica.