Discusión:Jorge A. Vivó

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Obra y pensamiento del Doctor Jorge A. Vivó en la consolidación de la enseñanza de la geografía en México. 1939-1979

Todo espacio geográfico y al mismo tiempo histórico,

es un espacio sentido, vivido. Pierre George

Introducción. Me inscribí a la carrera de geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el mes de noviembre de 1977, los siguientes años trate de averiguar un poco más sobre la licenciatura en geografía, dentro de los libros de texto sobre la enseñanza de la geografía, destacaban las obras de Jorge A. Vivó y Ángel Bassols Batalla. Ingrese a Ciudad Universitaria con la emoción de poder conocer al Dr. Vivó; sin embargo, fui asignado al único grupo de nuevo ingreso del turno matutino; posteriormente, me entere que el Dr. Vivó solo daba clases en el turno vespertino.

El no haber tenido la oportunidad de que el Dr. Vivó me diera clases, no fue obstáculo para conocerlo, la primera ocasión que tuve para ello, fue en la semana de 23 al 27 de mayo de 1978, debido a la celebración del “VII Congreso Nacional de Geografía Aplicada” en la ciudad de Saltillo, Coahuila. Llegue un día antes de la inauguración (el día 22 era domingo), en dicho evento hubo cerca de 600 asistentes entre alumnos, profesores y conferencistas, sin contar invitados ocasionales. Debido a que había llegado un día antes y no conocía la ciudad, tuve la curiosidad de conocer la sede del congreso que era la Escuela Normal Superior del Estado de Coahuila, llegue cerca de la una de la tarde y al ver abierta la puerta principal, grande fue mi sorpresa ver cerca de la entrada, la figura solitaria del Dr. Vivó trabajando en la organización del congreso, solo era auxiliado por una secretaría, me identifique como alumno asistente al congreso, me pidió unos minutos antes de asignarme un hotel y le pidió a la secretaria me ofreciera un refresco mientras me atendía. La primera impresión que tuve del Dr. Vivó es la de un profesor trabajador, de gran vitalidad para su edad y sumamente amable por el trato que me dispenso. La Dra. Atlántida Coll al referirse al Doctor Vivó y su capacidad de trabajo, menciona lo siguiente:

“Cuando organizaba algún congreso o alguna reunión y te escogía de ayudante, te ponías a temblar porque te ponía a trabajar desde la seis y media de la mañana. Era esa vitalidad y esa pasión que tenía por la geografía que se te contagiaba. Fue para mí “el maestro” (Artasu, M. C., & Villagrán, P. S., 2014). Loló de la Torriente (1979) lo llamo “Un maestro de energía”.

Es verdad, uno no puede más que sorprenderse de la gran cantidad de cursos que impartía, las actividades que desempeño y los artículos que escribió. Durante el congreso de Saltillo, el Dr. Vivó presento como conferencia magistral “La sequía en México, Antillas, Colombia y América Central” (Vivó, 1978) y tuve la oportunidad de conocer uno de los grandes temas que le preocupaban y sería posiblemente la última gran investigación que emprendió. En los siguientes meses, al ir a ver a un profesor a la Torre de Humanidades I, tuve la oportunidad de conocer su cubículo y escuchar una asesoría que le daba a uno de sus tesistas, fue en esa ocasión que me pude percatar que ya no tenía una buena visión, que su voz se escuchaba muy débil y que tampoco escuchaba bien, debido a que el alumno le tenía que estar prácticamente gritando a su oído, era la imagen de un gran profesor que enfrentaba lo que solemos llamar los achaques de la edad. Al concluir la licenciatura y al revisar el fichero de la “Biblioteca Vivó”, en busca de un tema de tesis, me sorprendió la cantidad y diversidad de temas de investigación que desarrollo en vida. Ángel Bassols ha resumido la obra escrita de Vivó en: 12 libros, 95 artículos científicos y 9 revistas dirigidas como editor (Bassols, Ángel, 1979). A partir de estos recuerdos y a lo largo de 40 años, he encontrado la presencia de este gran profesor en el testimonio de sus alumnos, de su obra y de notas que relacionan la enseñanza de la geografía de 1939 a 1979, con la labor de Vivó, si bien existen diferentes artículos que como homenaje póstumo, se publicaron en el “Anuario de Geografía de 1979”, convirtiéndose este anuario en la principal fuente de información sobre la labor docente de Vivó, recientemente Dra. Atlántida Coll ha dado testimonio de la importancia de Vivó en la enseñanza de la geografía (2008, 2011 y 2014), en 2014 Lazar Jeifets y Víctor Jeifets en su artículo: “La odisea roja. Varias líneas al retrato político de Jorge A. Vivó d’Escoto” hacen una contribución importante a la historiografía de los partidos comunistas en América Latina. En particular presentan la trayectoria de Vivó d’Escoto, quien fuera Secretario General del Partido Comunista Cubano y uno de los personajes claves del desarrollo de la izquierda centroamericana, colombiana y mexicana de este tiempo. A pesar de la gran trascendencia de Vivó como activista internacional, quiero destacar que la finalidad de la presente investigación más que referirse a su actividad política, tiene como objetivo, resaltar los aportes del Dr. Vivó en la consolidación de la enseñanza e investigación de la geografía en México. Para lograr este propósito, este documento comprende los siguientes apartados: I. Semblanza biográfica, familiar y política de Jorge A. Vivó; II. Importancia del trabajo docente del Dr. Jorge A. Vivó en la consolidación de la enseñanza de la geografía en México; y III. Labor editorial y de investigación del Dr. Jorge A. Vivó.

I. Semblanza biográfica, familiar y política de Jorge A. Vivó El Doctor Jorge Abilio Vivó Escoto nació en la Habana, Cuba el 22 de febrero de 1906 (AGN, 1937, Riquelme, 1979), de padres cubanos de clase media alta, su padre era notario y se dedicaba al negocio de bienes raíces. De temperamento inquieto y justo Vivó, inspirado en las obras de Marx, del que conocía su obra e impresionado e influido por la revolución rusa, se involucró en la política de Cuba desde que era estudiante (Riquelme, 1979). A los 16 años se casó con Silvia Laurent, quien dio a luz a su hijo Jorge Julio en 1922, en 1924 nació su hijo Aldo Ivo y en 1925 nació su hija Silvia. En octubre de 1923, a la edad de diecisiete años se convirtió en delegado del Primer Congreso Nacional de Estudiantes de Cuba, en este evento decididamente exigió la reforma del sistema educativo de todo el país, y tomó la decisión de establecer la Universidad Popular José Martí. También en esos años, se doctoró en Derecho en 1924, caso insólito, solo tenía 19 años, hizo esto no por vocación, sino por darle gusto a su padre que así lo quiso, nunca ejerció la abogacía como profesión, sino que siguiendo su vocación se dedicó a la enseñanza desde el año de 1923, en que fue habilitado por oposición como maestro en la Superintendencia Provisional de la Habana (Riquelme, 1979).

La llegada al poder en Cuba de Gerardo Machado, provocó grandes tensiones políticas en la isla. Otro factor igualmente importante, fue el descontento frente a la dependencia de Cuba ante Estados Unidos, que influía activamente en la vida política y económica del país, en esta época convive con Julio Antonio Mella, Rubén Martínez y otros. En 1925, profesores y estudiantes eran encarcelados por sus actividades de oposición. Tras la detención de Mella en 1925, por cargos de conspiración y planificación de atentados, y la declaración de huelga de hambre del líder estudiantil y del secretario del recién creado Partido Comunista Cubano (PCC), motiva a Vivó a participar en un comité para su liberación. La campaña de apoyo tomó un carácter internacional. En julio de 1927, Vivó fue detenido por el pleito 967 (también Mella fue detenido por el mismo pleito y se le presentaron cargos de rebeldía, Lazar Jeifets y Víctor Jeifets, 2014). Como consecuencia del peligro que enfrentaba, el Partido Comunista Cubano organizo la salida de Vivó del país. Así comenzó la odisea de Vivó, que se convirtieron en diez años al servicio del movimiento comunista internacional. El 6 de septiembre de 1927, llega a Nicaragua y pronto se muda a Costa Rica, se naturaliza como tico para evitar una deportación a Cuba. En febrero de 1928 se mudó a Panamá, se enfermó y se fue a Colombia, en enero de 1929, fue detenido y deportado a Panamá, de donde se mudó a Guatemala, en abril de ese año enterado de la muerte de Mella, visita al embajador de México en esa nación, le expone su situación y encuentra ayuda para ingresar al país (Lazar Jeifets y Víctor Jeifets, 2014). En mayo de 1929, Jorge Vivó participó activamente en la campaña contra el gobierno autoritario de Gerardo Machado y preparó la edición del periódico Mella. Testimonio de esta época, hay una carta fechada el 10 de agosto de 1929, en donde Vivó le pide su colaboración a Miguel de Unamuno para la revista Mella. Mientras tanto, el Departamento Confidencial de la Secretaría de Gobernación de México seguía de cerca las actividades de varios emigrados (AGN, 1929), la policía recopilaba información sobre los militantes de la III Internacional (Komintern) y buscaba a los de procedencia extranjera; muchos fueron deportados entre diciembre de 1929 y febrero de 1930. Vivó fue deportado a los Estados Unidos en marzo de 1930. El Buró del Caribe del Socorro Rojo Internacional también fue trasladado de México a Nueva York, Vivó fue designado su secretario general (Lazar Jeifets y Víctor Jeifets, 2014).

En estos años de 1930-36, Jorge Vivó le da vida a la figura de “Pablo” (Loló de la Torriente, 1979), misterioso personaje que se convierte en uno de los secretarios “olvidados” del Partido Comunista Cubano. Estando Vivó en la ciudad de Nueva York, regresa ilegalmente a Cuba en 1931, en que vuelve a participar en la lucha contra Machado. Vivó realiza la estrategia propuesta por Mella: fundar numerosas organizaciones antiimperialistas, estudiantiles, intelectuales, sindicales, juveniles, etc.; ampliando de esa manera la influencia comunista. Jorge Vivó logró llevar el PC cubano, de ser un grupo de intelectuales y obreros de La Habana, a convertirse en una estructura nacional, que contaba con locales en diferentes regiones de Cuba. Va a ser uno de los principales organizadores de la huelga general de julio-agosto de 1933. La situación era muy dura y otro de los dirigentes del Partido Comunista Rubén Martínez Villena propuso se rompiera la huelga a lo que Vivó se opuso fuertemente, la gente no volvió al trabajo y esto trajo como consecuencia la caída de Machado, pero, aunque la razón lo asistía, las diferencias políticas entre él y la mayoría de los dirigentes del Partido Comunista, así como la subida al poder de Fulgencio Batista lo alejaron de la lucha política (Lazar Jeifets y Víctor Jeifets, 2014).

A pesar de su agitada vida, no olvidaba a sus hijos, al regresar a Cuba en 1931, trató de restablecer la familia; Silvia su primera esposa, la madre de sus tres niños, él tenía divergencias políticas debido a que se encontraba bajo la influencia machadista de su padre, le puso una condición imposible: “con el comunismo o con ella” (Lazar Jeifets y Víctor Jeifets, 2014). Sin embargo, de algún modo Vivó consiguió convencer a Silvia Laurent de dejar ir a sus hijos a estudiar a la antigua Unión Soviética con becas que daba el Socorro Rojo Internacional para hijos de emigrados políticos (Riquelme, 1979). Aldo Vivó, con apenas 10 años de edad, fue enviado junto a su hermano Jorge de 12 años, al Orfanato Internacional Stasova en Ivanovo. El hijo menor Aldo de 10 años, llegó a Moscú con la delegación del Primero de Mayo de Cuba en 1934. El hijo mayor, Jorge, llegó en junio de 1935 en el barco “Reina del Pacífico” junto con el delegado Blas Roca del PCC al VII congreso del Komintern. Posteriormente, Vivó asistió en 1936 al Congreso Internacional del Partido Comunista celebrado en Moscú, en donde estuvo durante nueve meses estudiando y acrecentando sus ideas de izquierda (Lazar Jeifets y Víctor Jeifets, 2014, Newton Briones, 2016).

En 1937 Vivó fue excluido del Comité Central del PCC, sus antiguos compañeros de partido le atribuyeron todos los errores posibles, concebibles e inconcebibles. A fines de ese año, las relaciones con los dirigentes del PCC hicieron crisis separándose Jorge de este. Trabajó como reportero en un diario habanero que iniciaba su tiraje. Fue por muy pocas semanas. Las necesarias para reunir el importe de un pasaje marítimo de tercera clase para dirigirse a Veracruz y, de aquí, al altiplano, a la ciudad de México para dedicarse a la enseñanza. En la primera semana de enero de 1937 Jorge A. Vivó llegó al país que adoptaría como su patria (AGN, 1937). La central sindical obrera (CTM) estaba en manos de Vicente Lombardo Toledano quien dirigía, también la Universidad Obrera y el partido Comunista tenía de Secretario General a Hernán Laborde, interesado en conocer el proceso cubano; sin embargo, Vivó estaba irritado, no le gustaba hablar de los problemas del PC cubano, y erradicó, por completo, al “compañero Pablo” para dar vida a Jorge A. Vivó, se dio a la tarea de buscar trabajo como profesor, pronto empezó a dar clases en escuelas secundarias (Loló de la Torriente, 1979).

En marzo de 1939, habiendo recibido “los permisos apropiados” del Comité Central del Partido Comunista Cubano y el Partido Comunista Mexicano, Vivó dirigió una carta al Comité Ejecutivo del Socorro Rojo Internacional (SRI), solicitando ayuda en la reunificación con sus hijos Jorge y Aldo, expresó lo siguiente: “Quiero el regreso de mis hijos, ya que considero que los puestos ocupados por ellos en el Orfanato Internacional deben ser ocupados por otros niños, y ya que en el presente momento puedo cubrir sus gastos necesarios. La oficina central del SRI nunca le respondió (Lazar Jeifets y Víctor Jeifets, 2014). Jorge Vivó Laurent y su hermano Aldo, se encontraron al inicio de la Gran Guerra Patria (como se le llama en la antigua Unión Soviética a la Segunda Guerra Mundial) en Leningrado e ingresaron voluntariamente al ejército Rojo. Aldo falleció en el frente en otoño del 1941, fue enterrado en el cementerio Dubrovka de Neva en Rusia (García y Padilla, 1984). Jorge pertenecía a un grupo especial del capitán Borodulin y combatía en las proximidades de Leningrado, fue gravemente herido y evacuado de la asediada ciudad. El reencuentro con sus hijos tuvo lugar años después (Lazar Jeifets y Víctor Jeifets, 2014). En México, Jorge A. Vivó, se hizo mexicano por naturalización el 28 de enero de 1943 (Loló de la Torriente, 1979). Su hija Silvia llegó a México en 1944 procedente de la Habana (AGN, 1944). Jorge solamente hasta 1945, recibió a través del Socorro Rojo Internacional un telegrama con la dirección de su padre, pero no podía comunicarse con él. A través de la embajada en Moscú, se enteró de la posibilidad de viajar a México (Lazar Jeifets y Víctor Jeifets, 2014). Llego al país en 1949 (AGN, s/f), estudió a instancias de su padre Ingeniero Geólogo y trabajó en la compañía petrolera estatal “Pemex”.

En 1940 cuando Batista, visita la ciudad de México en calidad de presidente electo de Cuba, insiste en una entrevista con Jorge Vivó, en la cual el ex sargento usa un tono grandilocuente inflamado de cortesías vulgares: “Dotor –le dice de pie y con los brazos abiertos- uté debe venir conmigo…Me hace falta un hombre como uté pa Educación…” Jorge permanece rígido e indiferente. La respuesta corta en seco la fogosidad batistiana- Pues no seré yo ese hombre… - le dice-. La entrevista había durado apenas un cuarto de hora (Loló de la Torriente, 1979).

En México, Vivó se casó con Lola de la Torriente de origen cubano. De este matrimonio, nacieron sus dos hijas Madeleine y Xóchitl, quienes se han destacado en la vida artística del país. Lolo regreso a Cuba en 1952, volvió a ejercer como abogada y colaboró con numerosas publicaciones de la isla, falleció en 1983 (Rodríguez Bolufé, 2004). Estando en México, Vivó acreditado por sus títulos, en 1937 comienza impartiendo clases de geografía en secundaria (1937-1942). Dos años más tarde, el Instituto Nacional del Magisterio de Segunda Enseñanza le otorgó el grado de Maestro en Ciencias Sociales “ex – oficio” (el 15 de diciembre de 1939). En esos años, la gran mayoría del profesorado permanecía contratado por un número reducido de horas y por lo tanto daban clases en otras instituciones educativas. El 1 de marzo de 1939 entra a trabajar de forma simultánea como profesor en la Escuela Normal Superior y la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Como trabajaba en el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, donde entra en 1938, ocupando el puesto de director de la Biblioteca (1938-1945), el Ingeniero Geógrafo Pedro Celestino Sánchez Granados, director del Instituto Panamericano y decano de la carrera de geografía en la UNAM (1918-1941), lo propone para ser profesor en el Departamento de Geografía de la Facultad de Ciencias de la UNAM a la que ingresa el 25 de marzo de 1940. Los dos empleos en donde va a permanecer más tiempo, son la Escuela Normal Superior (1939-1964) y la UNAM (1940-1979). En la década de los 50, es Profesor de Geopolítica y Geografía Económica, en la Escuela Nacional de Economía, UNAM. Entre 1955 y 1956, y a partir del 1 de marzo de 1960 hasta agosto de 1964, es profesor de Geopolítica en la Escuela Superior de Guerra. Del 1º de febrero de 1948 al 1º de febrero de 1952 da clases en el H. Colegio Militar, posteriormente es profesor asesor de la Sección de Geografía e Historia del 1 de enero de 1957 a agosto de 1960. (Jorge A. Vivó y Riquelme 1961, Gómez Rey, 2012). El 15 de agosto de 1964, es nombrado profesor titular de tiempo completo del Colegio de Geografía y renuncia a los cursos de profesor hora clase en diferentes escuelas, para dedicarse exclusivamente a su trabajo en la UNAM ( Gómez Rey, 2012). La Universidad Nacional Autónoma de México lo nombró Profesor Emérito el 10 de junio de 1975 (Gaceta de la UNAM, 1976, Bassols Batalla, 1979).

El Dr. Vivó fallecería el sábado 14 de julio de 1979 a la edad de 73 años (Gaceta de la UNAM, 1979) , siendo estudiante recuerdo bien la noticia, se anunciaba en la entrada de la Facultad con un modesto cartel y como teníamos clases los días sábados, nos enteramos ese día. El lunes siguiente, busque en todos los periódicos nacionales que llegaban a la Biblioteca Central alguna nota sobre su muerte, como casi al mismo tiempo falleció el expresidente Gustavo Díaz Ordaz, los periódicos estaban repletos de esquelas de página completa sobre el expresidente y me costó trabajo localizar las modestas esquelas sobre la muerte del Dr. Vivó. En 1980, al cumplirse el primer año de su fallecimiento, estando en clases se nos invitó a develar la placa en donde se le daba a la biblioteca de geografía como sencillo y póstumo homenaje el nombre del Dr. Jorge A. Vivó.


II. Importancia del trabajo docente del Dr. Jorge A. Vivó en la consolidación de la enseñanza de la geografía en México.

La influencia del Dr. Vivó en la geografía, se inicia prácticamente desde la década de los años cuarenta del siglo pasado, formalmente ingresa como profesor de la UNAM el 25 de marzo de 1940, le toco estar presente en la reconstrucción del campo de la geografía debido a que de 1939 a 1941, no se inscribieron alumnos en la Facultad de Ciencias, por lo que en 1942, el Departamento de Geografía se estableció nuevamente en la Facultad de Filosofía y Letras. La comisión encargada de reorganizar los estudios de geografía quedó integrada por el ingeniero Pedro C. Sánchez, quien había sido el fundador y director de los estudios de geografía desde su establecimiento en 1918 hasta 1941; por el arquitecto Luis R. Ruiz, que fungió como Consejero del Departamento de Geografía, entre 1942 y 1948; y por el profesor Jorge A. Vivó, no fue una empresa fácil en los primeros años (Jorge A. Vivó y Riquelme 1961), especialmente porque enfrentó una circunstancia inédita, la desvinculación de la docencia y la investigación, como consecuencia del enfrentamiento de la Comisión con Rita López de Llergo directora del Instituto de Geografía, cuya formación en matemáticas la llevó a considerar a la cartografía como la expresión más válida de la geografía del momento. Por su misma formación, cuestionaba a la geografía que se impartía en el Colegio de Geografía, más vinculada a la docencia, pero también más interesada en acercarse a la problemática social (Moncada Maya y Escamilla Herrera, 2009). A pesar de la buena aceptación en los distintos círculos académicos del nuevo plan de estudios y del aumento de la matrícula, la propuesta curricular de corte historicista fue sujeta a críticas, como se puede constatar en un documento que fue enviado (por Rita López) al Rector de la Universidad, Alfonso Caso, y otra carta que fue firmado por Luis R. Ruiz, Ramón Alcorta, Jorge A. Vivó, Joaquín Gallo, Ricardo Toscano y Jorge L. Tamayo. En el documento fechado en marzo de 1945 se lee:

.. la señorita López de Llergo, persona que sólo irregularmente tomó clases en este Departamento y que no tiene vínculo alguno con el mismo se ha dedicado a difamar calumniosamente a los profesores, a desmerecer la capacidad de los alumnos y a impugnar nuestro plan de estudios..., los abajo suscritos, ante. (Gómez Rey, 2009).

Fue hasta 1946, cuando tomando en cuenta las sugerencias de Monges y Carrillo, que el profesor Vivó presentó al Consejo Técnico de la Facultad una serie de modificaciones que fueron aprobadas. Alfonso Caso aprobó el establecimiento de los laboratorios y defendió al Departamento de Geografía en aquellas sesiones del Consejo Universitario que discutieron el estatus epistemológico de la disciplina (Gómez Rey, 2012).

Por otra parte, Vivó consideraba que los estudios de geografía de 1918 a 1931, sólo se hicieron con la finalidad de preparar profesores de geografía y desde 1932, si se superó esta finalidad, fue debido a la preparación de maestros y doctores en Geografía; Vivó menciona que fue a partir de 1943, en que la carrera de geografía adquirió un verdadero carácter profesional. Posteriormente, menciona que de 1939 a 1949, realizaron sus estudios cuarenta alumnos, de los cuales sólo cinco obtuvieron el grado de maestro y uno el de doctor, mientras que de 1950 a 1960, se inscribieron 61 alumnos, de los cuales, 21 recibieron el título de maestro y otros seis lo obtuvieron por revalidación de estudios y se entregó el grado de doctor a siete alumnos (Vivó y Riquelme, 1961).

En la década de 1950, a la par que daba clases en el Departamento de Geografía de la UNAM, obtiene los títulos de Maestro en Geografía, (28 de octubre de 1952, Cum laude) y Doctor en Geografía (22 de noviembre de 1956, Magna cum laude, Vivó y Riquelme, 1961, Loló de la Torriente, 1979). Con el traslado de las Facultades a la Ciudad Universitaria en 1954, el Departamento de Geografía logró afianzarse en la FFyL y, sin abandonar del todo el modelo hettneriano, el cual hace irrelevante la distinción entre la parte física y humana y renuncia al intento de construir una única disciplina “positiva”, integradora de lo físico y lo social, y que era el centro de las disputas en los círculos académicos. En el fondo, la nueva propuesta curricular diseñada por los profesores no abandonó las viejas pretensiones de síntesis. Lo que cambió fue la escala de estudio, pues postuló al paisaje y a la región como los objetos de estudio de la geografía, mientras los planes de maestría (el básico) y doctorado (de especialización) se reforzaron hacia la ciencia regional y la planeación territorial. Con la reforma al plan de estudios de 1960, el Departamento de Geografía e Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, se transforma en Colegio de Geografía con sus tres niveles de estudios correspondientes: Licenciatura, Maestría y Doctorado (Vivó y Riquelme, 1961, Gómez Rey, 2009, 2012)

La década de 1950-1960, fue crucial para el desenvolvimiento de los estudios geográficos en el país: falta de alumnos y un escaso profesorado hicieron peligrar la supervivencia misma de la disciplina. No obstante, en el ámbito universitario, el entusiasmo y la dedicación de unos cuantos profesores permitieron no sólo la pervivencia, sino el crecimiento del Colegio de Geografía y la formación de un número cada vez mayor de geógrafos. El Dr. Jorge A. Vivó Escoto, fue el motor de esa sobrevivencia: a falta de personal, y gracias a una formación enciclopédica “a la antigua”, pudo llegar a impartir trece asignaturas diferentes, mientras otros profesores se hacían cargo de dos o tres clases. Así formaron nuevos cuadros que tomaron parcialmente el relevo hasta que se creó una masa crítica suficiente para esa pervivencia (Coll-Hurtado, A. 2008). En esos mismos años, las relaciones entre el Colegio de Geografía de la Facultad y el Instituto de Geografía, continuaron no siendo cordiales. Claude Bataillon relata el ambiente de confrontación constante que imperaba en la UNAM entre la directora del Instituto de Geografía y los profesores de la Facultad de Filosofía y Letras:

“Los geógrafos estaban separados, en el instituto de investigación y escuela para la docencia. El primero estaba en manos de una señora que rayaba los sesenta años (Rita López de Llergo), devota y rigurosa, con formación en geología; interpretaba la geomorfología de México, incorporando la historia bíblica del diluvio y la historia de las civilizaciones mesoamericanas. El Director de la escuela de geografía, no era un profesor-investigador de tiempo completo, Jorge Vivo, vivía multiplicando los cursos de geografía pagados por hora en las prepas como en su propia escuela de la UNAM; decía que daba unas treinta horas por semana. Lo escuché a menudo en el pasillo, esperando para seguir dando mi propia clase. Hombre de izquierda pro marxista, detestaba a su contemporánea y colega en el instituto, quien devolvía cien veces el repudio (Bataillon, 2008).

Al respecto, la Dra. Laura Maderey investigadora del Instituto de Geografía, menciona lo siguiente; “…existía un distanciamiento motivado, supongo yo, por celos profesionales. Esta situación causaba en mí cierta incomodidad, al grado de que varias veces llegué a mi casa casi llorando por el temor de que el doctor Vivó se fuera a enterar de que yo trabajaba en el Instituto; finalmente se enteró, pero su actitud deferente hacia mí no cambió, solamente cuando hablaba del Instituto me veía con una sonrisa como de travesura. Por su parte, la Srita. López de Llergo criticaba al Colegio, sin embargo, mis relaciones con ambos siempre fueron de amabilidad. En esa década de los sesenta, la Srita. López de Llergo se jubiló (Maderey Rascón, 2015).

La jubilación López de Llergo como directora del Instituto de Geografía, propicio una mejor relación con los profesores de la Facultad de Filosofía y Letras, por ejemplo años después, la investigadora Atlántida Coll, al referirse a Vivó, lo recuerda de esta forma: “Afortunada por tener maestros que le enseñaron no sólo geografía, sino además valores”, recuerda emocionada y con cariño, entre otros, a Jorge Vivó Escoto, verdadero padre de la carrera en México y un hombre con una cultura enciclopédica, a la antigua, decimonónica (Coll, Atlántida, 2011). En una entrevista posterior refiere: “Tenía un conocimiento realmente extraordinario de todo. A mí me dio trece materias distintas: geografía física, geografía humana, geografía económica, historias de las ciencias geográficas, etc. Era impresionante lo que sabía y tenía una gran capacidad de trabajo” (Artasu, M. C., & Villagrán, P. S., 2014).

A mediados de la década de los sesenta, se hacía un recuento de la matrícula en geografía de 1939 a 1965, y habían terminado 130 estudiantes, de los cuales obtuvieron el grado de maestro 50, el de licenciado 25 y el de doctor 10. Para el año de 1966, el “Colegio de Geografía” tenía 160 alumnos en los tres niveles de enseñanza (Riquelme, 1966). Estos datos son importantes, porque constituyen la base de la planta docente que se hizo cargo del fuerte crecimiento de la matrícula en las siguientes décadas.

A fines de los años sesenta, fue necesario modificar el plan de estudio con la finalidad de incorporar tecnologías como la fotointerpretación, nuevas herramientas para el análisis cartográfico y la aplicación de métodos cuantitativos, esto como consecuencia de la fundación en 1968 de la Comisión de Estudios del Territorio Nacional (CETENAL, actual INEGI) y de la demanda de geógrafos en otras dependencias de gobierno como la Secretaría de Agricultura, la Defensa Nacional, la Procuraduría General de la República, entre otras. El nuevo plan de estudios fue aprobado en 1967 y modificado en 1971. Se puede comentar bastante al respecto, pero no se puede negar que el nuevo plan de estudios se debió al liderazgo del Dr. Vivó y de la reducida planta docente de esa época.

En los últimos años de los setenta, hubo un crecimiento explosivo de la matrícula en geografía, como estudiante fui testigo, debido a que la información que había recibido en la preparatoria, se refería a los primeros años de esa década, en donde se hablaba de un solo grupo con 50 alumnos de primer ingreso, mientras que el año que ingrese (1977), hubo tres grupos, dos en el turno vespertino y uno en el turno matutino con casi 300 alumnos de primer ingreso, en el siguiente año hubo cuatro grupos. La Coordinadora del Colegio de Geografía la Dra. Dolores Riquelme Vértiz, menciona en un artículo sobre La enseñanza de la geografía que en el año de 1977, había un total de 545 alumnos y que para 1978 aumentará a 740 (Riquelme, 1978, p. 316), para el año de 1980, la matrícula de alumnos de geografía rondaba los cerca de mil alumnos, eso era una de las razones por las que se hablaba del proyecto de la Facultad en Geografía.

El crecimiento de alumnos, de la planta docente y la muerte de Vivó en los años setenta, no permitió que las nuevas generaciones conocieran el verdadero papel que tuvo el Dr. Vivó, en la consolidación de la enseñanza superior de la geografía en México, todavía en los últimos años de vida de él, se empezaron a escuchar voces entre algunos estudiantes que consideraban el liderazgo de Vivó, como un obstáculo para el crecimiento de la carrera. Por esa situación, no es raro encontrar opiniones encontradas hasta el día de hoy, como la siguiente: “En los años setenta, la geografía mexicana era nacionalista, ultra conservadora y estaba bajo notorio control de Jorge Abilio Vivó Escoto, que igual abarcaba los cargos formales más relevantes en la UNAM que en las organizaciones gremiales y cuyo peso no escapó al escrutinio externo (Macías Medrano, 2015). En lo particular, como testigo de la etapa final del Dr. Vivó, coincido con la Dra. Atlántida Coll quien ha señalado: “Desgraciadamente las nuevas generaciones quizá no han oído hablar de él (Vivó) y no saben que fue él quien insistió y dejo la vida para lograr que la carrera de geografía funcionara” (Artasu, M. C., & Villagrán, P. S., 2014).

En 1980, en el Palacio de Minería, con el fin de reunir a la mayoría de los egresados del Colegio de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras para la superación de la profesión y defender los intereses de la Geografía en el sector público, se crea el “Colegio de Geógrafos de México Doctor Jorge A. Vivó”, A. C (Gaceta UNAM, 1980). En el año 1984, se crea la Cátedra Extraordinaria "Jorge A. Vivó", la cual se le otorgó a al Dr. Pierre George, uno de las profesores más reconocidos de la Universidad de París, Francia (Gaceta UNAM, 1984). En el año de 1988, se le rinde un homenaje al Doctor Jorge A. Vivó, por haber forjado a 40 generaciones de geógrafos profesionales y un reconocimiento por establecer la “Escuela Geográfica Mexicana” (Gaceta de la UNAM, 1988).


III. Labor editorial y de investigación del Dr. Jorge A. Vivó

Ángel Bassols ha resumido la obra de Vivó en 12 libros escritos por él, 95 artículos científicos y 9 revistas dirigidas como editor (Bassols, Ángel, 1979).

1. Sus Libros. Como se ha mencionado, Vivó comienza impartiendo clases de geografía en secundaria (1937-1942), en esa época, si los estudiantes deseaban estudiar una carrera técnica, se les dotaba de conocimientos en Geografía Física, por el contrario, si ellos deseaban estudiar una carrera humanística, tendrían la materia de Geografía Humana entre sus lecciones. Posteriormente, los planes de estudio promulgados para la enseñanza secundaria en 1942 (pero llevados a cabo en 1945), la instrucción contemplaba los planes de Geografía Física en primer año, Geografía Humana en segundo año y Geografía de México en tercer año, por ese motivo, los primeros libros de Vivó van a ser libros de texto en: Geografía Física (1945), Geografía Humana (1946) y Geografía de México (1947, Vivó, 1956).

Estos tres libros, se actualizaban y fueron los que más veces se publicaron en vida del autor, tal es el caso de Geografía Física, entre 1945-1978, tuvo 17 ediciones. Su Geografía Humana, en el periodo de 1946-1958 tiene 7 ediciones, su actualización dio origen a la Geografía Humana y Económica, misma que de 1963-1977 se hicieron 5 ediciones. Esta obra, sistematizó quizás por primera vez en México, los conocimientos sobre la organización política de postguerra, la distribución de razas, población, lenguas, cultura y economía a nivel mundial. Su Geografía de México, entre 1947-1978, tuvo 5 impresiones, basada en obras de distintos autores, contiene sin embargo numerosas aportaciones del autor, sobre todo en materia de fisiografía, climatología, vegetación, población y economía. Esta obra fue publicada en traducción al idioma ruso en 1951 (Bassols, Loló de la Torriente, 1979).

La Climatología de México de Vivó de 1946, escrito en colaboración con José C. Gómez, D. Riquelme y Yarza. Fue un elemento importante para que a mediados de 1950, en compañía de Ramón Alcorta y Carlos Berzunza, como representantes de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, se entrevistaron con el Secretario de Educación Pública, el licenciado Manuel Gual Vidal, con el propósito de manifestarle su desacuerdo con la medida tomada, por la jefa de clases de geografía en las escuelas secundarias diurnas del Distrito Federal, la profesora Salazar, de eliminar la enseñanza del sistema climatológico de Köppen, proponiendo el uso del sistema de Thornthwaite. Los representantes de la Sociedad expresaron su defensa en que se conservara integro el programa de segunda enseñanza de 1946 y que había sido elaborado por Vivó, Carlos Benítez y Rita López. Al cabo de unas semanas, la Sociedad envió al Secretario de Educación Pública un ejemplar de la obra de Köppen, con un extenso documento en el que se expuso las razones que justificaban la enseñanza de dicha clasificación aprobada como sistema internacional, en el Congreso Internacional de Meteorología de 1948. Entre ellas, la preparación que con base en este sistema tenían los egresados de la Escuela Normal Superior, del Departamento de Geografía de la Universidad y del Instituto Federal del Magisterio, así como su vasto uso en el mundo, en la enseñanza universitaria, en las oficinas gubernamentales y en los textos y atlas (Gómez Rey, 2012). Este hecho cobra relevancia, porque hasta el día de hoy el “Sistema de Clasificación de los Climas de Köppen, modificado por García”, es el que se sigue empleando en la enseñanza de la climatología en México.

Otros libros de Vivó, que tuvieron solo una edición, fueron: Razas y Lenguas Indígenas de México, IPGH, 1941. La Conquista de Nuestro Suelo, CNIT, 1958. Estudio de Geografía Económica y Demográfica de Chiapas, SMGE, 1959. Geografía Humana de México de 1958 y el Curso de Geografía Militar de 1960.

Mención aparte merece su libro “La Conquista de Nuestro Suelo”, obra que fue la tesis de doctorado de Vivó y que en 1956, es galardonado con el Premio Nacional del Banco de México, investigación que fue pionera sobre el uso actual de recursos naturales, las zonas de salarios mínimos en México y otros, que reflejan su notable conocimiento de la Geografía Histórica y la forma en que se ha desarrollado la ocupación del espacio mexicano (Vivó, 1958).

En su libro de texto de Geografía Política (1958-1979, seis ediciones), en uno de sus capítulos, se refiere al “Mediterráneo Americano”, mismo que está formado por México, América Central, las Antillas Mayores y los Países Bolivarianos, es importante esta región, porque en los últimos 80 años, es la zona en donde la diplomacia mexicana ha tenido una mayor participación.

2. Artículos. El Dr. Vivó escribió 95 artículos con diferente grado de análisis y extensión, algunos de ellos, se pueden considerar de divulgación, mientras que otros pueden ser considerados producto de una labor minuciosa de investigación, en este apartado solo se destacan algunos títulos de relevancia; por otra parte, los cerca de veinte trabajos que Vivó había publicado entre 1937 y 1945, en su mayoría eran artículos de antropología (Gómez, 2012) , algunos de ellos muy extensos, por su originalidad sobresalen los siguientes:

“Los Límites Biogeográficos en América y la Zona Cultural Mesoamericana”, destaca su conclusión sobre la riqueza agrícola de la región cultural mesoamericana, en donde establece que la riqueza agrícola original de plantas silvestres que después se cultivaron, fueron importados desde la zona fitogeográfica neotropical. La chinampa, el riego y el mejoramiento de los cultivos, fueron factores culturales favorables cuya entrada en el escenario natural de Mesoamérica permitió el arraigo y la extensión de los cultivos de las plantas neotropicales en que se basó su cultura (Vivó, 1943).

Su artículo: “El método conexivo-dialéctico en la investigación de la antropogeografía”, publicado en 1942, fue retomado y publicado en el Anuario de Geografía de 1979, con el nombre de "El método conexivo-dialéctico en la investigación de la geografía". En la primera versión menciona: “…según el principio geográfico, la geografía tiene una finalidad específica; la investigación geográfica debe proponerse, debe descubrir si es posible, la causa y origen de los fenómenos y hechos que esa ciencia estudia, según el principio de causalidad; y posee un método basado en el principio conexivo-dialéctico” (Vivó, 1942), la segunda versión prácticamente conserva integro el texto y solo agrega lo siguiente: “como se ha asentado, es de conexión en el espacio y en el tiempo” (Vivó, 1979).

El Doctor Rubén Cuéllar, menciona que únicamente existieron dos pioneros en materia de geopolítica en México: Jorge A. Vivó Escoto y Alberto Escalona Ramos. Vivó publicó en 1943: “La Geopolítica. Sobre la necesidad de dar una nueva organización a la geografía política del Caribe”. La obra es fundamental por sus reflexiones en torno al significado de la Geopolítica y sus postulados durante la guerra. Pero no hubo continuidad en los esfuerzos, tal vez porque la prohibición en el estudio y uso del concepto Geopolítica impuesta en Europa tuvo eco en México (Laureano, R. C., 2012). En 1979, Vivó Escoto publicó al final de su carrera, el trabajo: “La Geopolítica y sus relaciones con la Geografía y la Geociencia”, en donde la define como “(…) una ciencia que estudia las relaciones que existen entre la Tierra y las instituciones políticas” (Vivó, 1979). La obra de Vivó en este sentido ha sido poco estudiada en México.

3. Editor. Como editor, Vivó tuvo la responsabilidad de dirigir en total 9 revistas: Boletín Bibliográfico de Antropología Americana, IPGH (1939-1945), Revista geográfica, IPGH, (1938-1945). Anales del INAH (1936-1940). Boletín Aéreo, IPGH (1955-1975). Anuario de Geografía, Colegio de Geografía. FFL, UNAM (1961-1979), Afroamérica, IIEAF (1945-1946). Boletín de Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (1945-1960). Anales de Geografía, Colegio de Geografía de 1975-1979 (Bassols, Ángel, 1979).

De estas revistas, la más importante por su relación con la Geografía es el Anuario de Geografía, porque desde su primer número en 1961, él se encargó de la edición, en total fueron 16 tomos publicados, nunca faltó material de los egresados del Colegio o de personas en alguna forma relacionada con la geografía. Otro de los logros de la publicación, fue el canje con alrededor de 400 instituciones de América, Asia, África y Europa. El desprendimiento del Dr. Vivó en bien de la geografía se manifiesta una vez más en lo que al Anuario se refiere, ya que todos los libros que se reseñan en él, que eran lo último publicado por las diversas editoriales de libros científicos, los compraba con su propio dinero y después los donaba a la biblioteca del Colegio de Geografía (Riquelme, 1979). Su labor altruista, no escapo a las críticas como la siguiente:

“Aunque existía el Centro de Investigaciones Geográficas dentro de esa Facultad, las investigaciones que se hicieron en su nombre, realizadas por los mismos profesores del Colegio de Geografía, en realidad eran solo derivaciones resultantes de inmersiones documentales superficiales que encargaba el jefe de ese centro: Jorge A. Vivó” (Macías Medrano, 2015).

Con respecto a este comentario, hay que decir que la comunidad de profesores e investigadores en el campo de la geografía, era pequeña, no había revistas en la UNAM y ninguna otra universidad de México, especializadas en este campo, por lo que la publicación del Anuario representa un primer logro por tener una publicación universitaria en esta disciplina, fueron pocos los números que se llegaron a publicar después de la muerte de Vivó y el Anuario se dejó de publicar.

Ante la carencia de bibliografía geográfica en español y debido a su experiencia editorial, Vivó consiguió la jefatura de la sección de geografía de la casa editora Fondo de Cultura Económica y se dio a la tarea de coordinar la traducción de varias obras que los profesores de geografía consideraban útiles para los estudiantes universitarios. Así, bajo la supervisión de Vivó y con notas introductorias escritas por él se tradujo la Geografía Económica de C. F. Jones y G. C. Darkenwald (1944 y 1958), la Geografía de América: América del Norte, América Central, América del Sur de Schmieder (1946), la Climatología de Köppen (1948), Fuentes de la Civilización de E. Huntington, la Geografía de plantas y animales de Newbigin (1949), la Geografía Política de Derwent Whittlesey (1948) y la Geografía Física de Finch, Vernor C. y Trewartha, Glenn T. Además de la publicación de la Meteorología de Pedro Carrasco (1945) (Bassols, Ángel, 1979, Gómez, 2012). Estas obras se seguían utilizando hasta los años setenta del siglo pasado y no hubo un esfuerzo posterior al fallecimiento de Vivó, por continuar con esta tarea, por ese motivo, las obras más difundidas fueron las traducciones al español de los geógrafos franceses que llegaban a México desde España, como las de la editorial Ariel y Oikos Tau.

Conclusiones

Se pueden tener diferentes posturas críticas sobre la enseñanza superior de la geografía de 1939 a 1979, época en la que la presencia docente del Dr. Jorge A. Vivó fue fundamental, debido a lo reducido de la planta docente, la permanencia que hubo de profesores en geografía o simplemente el compromiso que tuvieron en la enseñanza de la profesión. Es importante señalar que el Dr. Vivó no tuvo privilegios económicos, particularmente porque la mayor parte de su vida de profesor de 1939 a 1964 fue de hora clase, 25 años de los 40 años que impartió cursos. También se podría cuestionar los diferentes planes de estudio que se aprobaron entre 1946 y 1971, pero el último programa que fue aprobado en 1971, estuvo vigente hasta el año de 2009 (38 años), hubo en la década de los ochenta y noventa del siglo XX, varios intentos de reformar el plan de estudios, pero la falta de un liderazgo como el del Dr. Vivó, explica en gran parte, que ninguna de las propuestas de esos años se implementaran. Hoy se puede decir que la gran mayoría de los actuales geógrafos, estudiaron con dicho programa, por lo que en gran parte fueron herederos de la enseñanza y de la visión de la geografía de Vivó, lo que nos lleva a la conclusión que sumando su etapa de profesor y la del programa de enseñanza superior de geografía, su presencia se extiende por cerca de 80 años. Han pasado más de 110 años desde la Fundación de la Escuela de Altos Estudios, antecedente de la actual Facultad de Filosofía y Letras. También, han trascurrido más de cuarenta años del fallecimiento del Dr. Vivó; sin embargo, su recuerdo ha permanecido, en 2007 la Facultad rindió un homenaje a Jorge A. Vivó Escoto a 101 años de su natalicio y al ser reconocido como un geógrafo que delegó diversas contribuciones a esta entidad universitaria. Al develar la placa conmemorativa en el aula 307 de esta facultad, Ambrosio Velasco, director de la misma, señaló que Jorge A. Vivó fue un profesor destacado. “Éste es un reconocimiento simbólico a la profesión y disciplina del reconocido geógrafo” (Gaceta de la UNAM, 2007).

Referencias

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