Discusión:Minería en Honduras

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La minería industrial es el proceso de extracción, explotación y aprovechamiento de minerales que se hallan sobre la superficie terrestre con fines comerciales. Si se extraen metales de los minerales extraídos, la técnica de la minería se refina originando diferentes tipos de técnicas metalúrgicas. La minería es una de las actividades más antiguas desarrollada por el hombre. Al dominar el fuego, el hombre desarrolló técnicas que le permitieron procesar y elaborar los metales. Así comenzó a gestarse la primera revolución tecnológica histórica: La extracción de los minerales. Etapas del proceso Minero:

Exploración: Detección de yacimientos naturales. Explotación: Extracción de minerales. Análisis de propiedades físicas y químicas. Si puede utilizarse sin alteración de su sustancia, entra en etapa de Abastecimiento. Si puede destruirse para generar un producto nuevo, sigue la cadena de producción hasta entrar en etapa de Abastecimiento (depende del producto a generar). Abastecimiento: se inicia la cadena de proceso productivo que lo llevará al consumidor final.

Una minería cíclica La dimensión cuantitativa de las extensas y ricas zonas mineras mejicanas o peruanas excede en mucho a la de una provincia pequeña como era la Gobernación de Honduras.

Pero hubo otros factores no relacionados con esta breve dimensión que hicieron que la minería colonial hondureña se moviera en ciclos de auge, nivelación, estancamiento y depresión.

En el año 1585 se alcanzó el pico más alto en la producción hondureña de metales preciosos; la bonanza siguió hasta 1610, luego se nivela y para 1630 se ha estancado y entra en depresión.


Habrá luego sucesivos repuntes a finales del XVII alredor del mineral de El Corpus y durante el siglo XVIII con la entrada en explotación de sitios de importante producción como Cedros, San Antonio de Oriente y Yuscarán.

¿Qué circunstancias mantuvieron a la minería hondureña colonial en una situación de baja o desigual productividad?.

El problema de la mano de obra

La gobernación no sustentaba una población abundante. Los pueblos de indios decrecieron en la segunda mitad del XVI y los principales de ellos se localizaban en Occidente, muy alejados del circuito minero. Además había leyes que impedían utilizar a los indígenas dentro de los túneles. En la época del boom inicial se compró entre 2500 y 3000 esclavos africanos, pero el general proceso de encarecimiento de todos los bienes que se experimentó en el siglo XVII elevó los precios de los esclavos y los mineros de Honduras no los podían adquirir.

Son frecuentes las peticiones de estos para que se les permitiera utilizar indígenas en los túneles o las de ir a proveerse de ellos por el lado de la Nueva Segovia. El empleo de la mano de obra mestiza, población que paulatinamente iba en ascenso, compensó pero no solucionó satisfactoriamente esta escasez de mano de obra. Falta de capital

La minería es una empresa que, tanto en la etapa de prospección como en las de explotación y mantenimiento requiere de fuertes y continuas inversiones. Damos en figurar que era la Corona Española la que extraía todo el oro y la plata y todo se lo llevaba para la penísula.

La Corona Española cobraba el quinto real, o sea el 20% sobre lo extraído por los dueños de las minas, ya que las minas eran empresa privada, funcionaban con capitales privados de la localidad.

No hubo, desde los tiempos iniciales, adinerados pobladores en el área de Tegucigalpa; muchos propietarios de minas residían en Guatemala. En los distritos mineros los propietarios de minas venían a constituirse en la élite de la sociedad y hay evidencias de que la élite colonial de Tegucigalpa se organizó tardíamente, hasta en el siglo XVIII.

Esto indica que hubo empresarios que luego de un auge decayeron, y otros que, quizás, al hacer algunas rentas marcharon a otras provincias más prósperas o volvieron a España. La falta de capital incidía desfavorablemente en el mantenimiento de las minas, las que al caer en desuso se inundaban y quedaban próximas a derrumbarse. Tecnología primitiva

Durante el siglo XVI se generalizó en Europa el uso del mercurio para separar el buen mineral de la broza. Dado que podía establecerse la relación entre el mercurio utilizado y la cantidad de mineral beneficiado, la Corona Española estancó este producto, monopolizando su distribución.

El control del mercurio permitía calcular el monto de lo producido y deducir así el impuesto que se debía enterar al fisco. Los empresarios hondureños optaron por no aplicar mercurio y evadir ese control, acudiendo a procedimientos más toscos a base de fuego para disgregar la amalgama, lo que resultaba contraproducente tanto para la cantidad como para la calidad de la producción.

Mano de obra insuficiente, escaso capital, precaria tecnología fueron factores que deprimieron la producción minera hondureña, que por tiempos repuntaba gracias a la bondad de algunos sitios que abundaban en metales preciosos. La ganadería, una alternativa

Ninguna plaga o alimañas o inclemencias del tiempo impidieron la proliferación montuna de cerdos, vacunos, caballos, cabras. Pero esta población no sólo aumentaba vegetativamente, también fue objeto de cuidado económico. Las Estancias

La crianza de animales se inició en parcelas más bien pequeñas y vinculada al trabajo en las minas. Había que alimentar a los operarios, acarrear materiales, mover norias, transportar mineral, aprovisionarse de odres, alforjas de cuero, cinchos, reatas y muchos otros implementos. La estancia criaba asnos, mulas, caballos, cerdos y vacunos para todos estos menesteres. La Hacienda

El avance poblacional hacia el oriente del país, a lo largo del siglo XVII, por las zonas de Cuscateca (Danlí) y Juticalpa empezó a abrir tierras muy aptas para la ganadería extensiva, en las que pronto el número de cabezas de ganado sobrepasó ampliamente al número de pobladores. Los mineros criollos encontraron en la hacienda ganadera la respuesta económica a los desvelos e ingratitudes que el fluctuante negocio extractivo les reportaba. Otros entraron de lleno, directamente, a esta producción.


Con el pretexto de la globalización y el fomento a la inversión, los gobiernos centroamericanos ofrecen a las mineras concesiones por 15 y 30 años, y el pago de impuestos de uno o dos por ciento sobre el total explotado. Estas ventajas colocan al istmo como un importante destino para iniciar una segunda "fiebre del oro".

Más de 23 regiones mineras vírgenes fueron identificadas en América Central, según informes de las compañías. Las trasnacionales más interesadas en invertir son mayormente canadienses y estadounidenses y quieren desarrollar más de 250 proyectos allí.

Pero ahora los gobiernos y las empresas mineras enfrentan la resistencia de las comunidades afectadas, que reclaman el derecho a la información.

A esta cruzada se sumaron líderes religiosos católicos que lideran fuertes protestas y movimientos en Honduras y Guatemala por los efectos ambientales y sanitarios de la explotación minera.

En Honduras, el movimiento más fuerte se concentra en el occidente del país. Le siguen los pobladores del central Valle de Siria, donde opera la minera Entremares, de capital canadiense, fuertemente cuestionada por sus técnicas de explotación a cielo abierto e investigada por ocasionar --según denuncias-- enfermedades en la piel entre los habitantes de la zona.

Según la secretaría hondureña del Ambiente, más de 60 por ciento del territorio del país es apto para la explotación y exploración minera. Actualmente, organizaciones sociales agrupadas en la Alianza Cívica propugnan reformas a la ley de minería de 1998, pero éstas están retenidas en el Congreso legislativo por presiones de las empresas mineras.

Las protestas de oposición crecen no sólo en el occidente y centro del país, sino también en el sur. Según el sacerdote Germán Cálix, que encabeza las reformas, 31 por ciento del territorio fue concesionado a las mineras, con 84 permisos otorgados y otros 188 en lista de espera.

En Guatemala, la presencia del proyecto minero Marlin, de la canadiense Gladis Gold Limited, en el occidental departamento de San Marcos, enfrentó a los pueblos mayas con las autoridades, culminando con la muerte de una persona en 2005.

Nele Deprez, de la organización guatemalteca Ceiba, dijo a Tierramérica que "el conflicto y la indignación social (por el proyecto Marlin) persisten". Pese a la oposición, el gobierno otorgó 226 licencias de exploración y 316 de explotación minera.

En Guatemala, organizaciones como Ceiba y Madre Selva apoyan la lucha de los pueblos indígenas, donde tienen su principal asiento las mineras. Los habitantes argumentan que estas empresas llegaron sin informarles y violando convenios humanitarios internacionales.

En una consulta popular realizada en la última semana de julio, 29.266 pobladores rechazaron la minería a cielo abierto en casi 100 comunidades indígenas del occidental departamento guatemalteco de Huehuetenango.

No es casual que los problemas de Honduras y Guatemala inquieten también a El Salvador. Aunque allí no existe actualmente una explotación minera como tal, "queremos impedirla porque vimos sus efectos en otros países como Honduras, Perú y Guatemala", dijo a Tierramérica David Pereira, de la Asociación de Desarrollo Económico y Social.

Andrés Mckinley, de Oxfam Internacional en El Salvador, declaró que en ese país existen 36 concesiones de exploración y una de explotación que no se activó.

Este permiso de explotación fue otorgado a la canadiense Pacific Rim para operar en el cantón San Francisco El Dorado, en el central departamento salvadoreño de Cabañas, explicaron Pereira y Mckinley en diálogo con Tierramérica.

Hace un mes, el ministro salvadoreño del Ambiente, Hugo Barrera, opinó --a título personal-- que la minería de metales no es compatible con el desarrollo de su país. Pero ahora parece haberse retractado: el 23 de julio dio luz verde para que las mineras "fomenten" el desarrollo en El Salvador.

Los pobladores de la región de Cabañas, donde operaría la única mina de explotación por ahora aprobada, están preocupados pues aún tienen frescas las secuelas de destrucción que la única minera que funcionó hace 50 años dejó en la comunidad de El Divisadero.

En un encuentro convocado por la organización anticorrupción Probidad, Irene Mendoza, de la localidad de Los Llanitos, en el salvadoreño departamento de Cabañas, expresó: "Pronto, nosotros también nos quedaremos sin agua".

En marzo, el Tribunal Latinoamericano del Agua emitió una sanción moral contra Nicaragua, El Salvador y Guatemala por permitir la exploración y explotación minera sin medir los impactos ambientales y violentar convenios internacionales, especialmente de los pueblos tribales.

La inversión era de poca monta, peonadas no muy numerosas de vaqueros mestizos se daban abasto para las faenas de la hacienda, las autoridades las estimulaban para alimentar las minas y sobre todo las ciudades, y no existía la presión fiscal, de inquisitorial vigilancia, como la obligada por la política real encima de la extracción de metales.

El siglo XVIII ya será de consolidación de la hacienda ganadera latifundista, por el Este de Tegucigalpa, Choluteca y Olancho. Así los terratenientes se asentarán sobre la cúpula de la sociedad.

La economía de la Gobernación de Honduras tuvo impacto sobre la Capitanía General y gobernaciones vecinas. En tiempos de auge, de la minería hondureña se proveía la Capitanía General para sustentar su presupuesto administrativo, y de ahí el interés de Guatemala para nombrar a los Alcaldes Mayores.

La economía ganadera se volvió complementaria de la economía del vecino El Salvador. Esta provincia se había ido especializando en productos agrícolas de exportación; primero el cacao, luego el jiquilite de que se extraía el añil, usado como colorante en la industria textil europea. Esta economía agrícola encontró un adecuado complemento en la ganadería hondureña. Los ganaderos hondureños acudían con sus hatos a las ferias salvadoreñas, en especial a la de San Miguel, y también solían llevar su ganado hasta la capital audiencial, Guatemala.

Y en el trajinado camino del tránsito, por el istmo de Panamá lucían su briosa estampa las mulas hondureñas criadas en Pespire.

La hacienda dio lugar no sólo a un provechoso rubro económico alternativo, que superó a la minería, sino además a un mundo cultural de enérgicos contornos conformado alrededor del patrón o dueño del fundo: allí estaban su casona solariega, su parentela y sus clientes, los vaqueros y peones, las diferentes clases de mujeres servidoras, todo un amplio conjunto de personal, usualmente mestizo, ligado con lazos de fidelidad y compadrazgo con el patrón-propietario que, junto a su pudiente familia, nucleaba el mundo de las haciendas ganaderas hondureñas.

Sine qua non[editar]

Hola Hdcrisanto he leído lo que habéis escrito en la Página de Discusión del artículo Minería en Honduras más te hace falta colocar las referencias de donde has sacado dichas conclusiones. Wikipedia es una enciclopedia para consulta "Gratis" y "sencilla" en virtud de los cuales fue realizado el artículo Minería en Honduras y referenciado de acuerdo a los pilares de esta enciclopedia. Más la terminología a la cual haces referencia, los procedimientos y la historia minera de Honduras, debes de demostrar que son tus propias palabras o refrendarlas con el nombre de las obras que has consultado, así puedes ampliar la información del mencionado artículo que nos ocupa, y/o corregirlo, siempre usando los pasos que esta Wikipedia para ello ha realizado y que puedes ver en ayuda para informarte y tienes la zona de pruebas para hacer ediciones de prueba. Un saludo. Vitrubius32 (discusión) 09:42 18 jul 2013 (UTC)[responder]