Discusión:Salvador Monsalud

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Vamos a hablarlo[editar]

@Rosymonterrey:, gracias por reconvenirme con tanto tacto. Creo que el problema presente lo provoqué yo cuando, en agosto -ver historial-, le saqué la plantilla de mantenimiento solicitando referencias, despues de añadirle sección y plantilla listaref, pero olvidando aportar las referencias en el texto. (Debí salir corriendo para apagar algún fuego, no recuerdo ahora). Déjame un tiempito y se las añado.

Bueno, tras el excelente trabajo de @Strakhov:, poco veo que añadir. Leeré detenidamente la 'biografía del personaje' por si se puede mejorar la redacción o el estilo. Por mi parte ¡arreglado!

@Rosymonterrey:, ¿tú como lo ves?--Latemplanza (discusión) 16:38 16 nov 2015 (UTC) (olvidaba: ya he dejado recado al usuario que pidió las referencias para que sea él quien retire la plantilla definitivamente si lo considera procedente)[responder]


Al margen, te confesaré que no son de mi gusto este tipo de sinopsis narrativas donde te relatan la trayectoria de un personaje, muy habitual -y en mi opinión deplorable- en los artículos dedicados a "contarte la novela". En el 'campo galdosiano' Wikipedia tiene un auténtico especialista, un joven, según él, de quince años decidido a descubrir con cuatro frases todas las tramas novelescas y chafar a los posibles lectores la emoción de sus finales. Pero ya fui reconvenido sobre mi agresividad con los novatos (¡?) cuando solicité ayuda para que moderase su actividad (después de explicarle -a él a sus varios títeres- los inconvenientes de sus ediciones, varias veces, hasta que perdí la paciencia y luego el interés). Antes de firmar este hilo he mirado la actividad del antedicho joven y veo que, aunque ha mejorado en algunos aspectos -ya no cuenta el final- y aporta una visión personal del momento histórico, sigue ignorando detalles que varios usuarios le hemos 'encarecido' que no olvide: referenciar, categorizar y prescindir de fuente primaria. Quién sabe, quizá con el tiempo... El mismo que te pido para 'justificar' la entrada de Salvador Monsalud. --Latemplanza (discusión) 10:39 16 nov 2015 (UTC)[responder]

@@Latemplanza: Verás, yo no soy partidaria de los artículos sobre personajes de novelas o películas; imagina que creamos una docena por cada obra que exista. Así que me puse a revisar la categoría de personajes ficticios y encontré cada cosa, artículos para cada personaje de una telenovela intrascendente, supongo creados por fans. En el camino me he topado con unos que me parece justificada su existencia, como Hércules Poirot, y otros en los que tengo duda, como este, porque no soy muy conocedora de la obra de Galdós. No sabía si Monsalud es un personaje tan importante como para tener su propio artículo, en fin, que todo depende de lo que las fuentes reflejen, si hay académicos que han dedicado páginas a describir y analizar al personaje, supongo que esto le otorga relevancia.

No fue mi intención reconvenirte, pero, ciertamente, tú presencia en el historial me detuvo de plantillear el artículo y preferí dirigirme a tu discusión a pedir ayuda. Y, ya ves, funcionó. Parece que tú y Stakhov son bastante cotillas, vi tu mano también en el artículo de Chanquete. No importa quien o como, lo importante es que ambos artículos fueron arreglados y que hoy Wikipedia luce un poco mejor.

De lo otro, del «experto», no te desanimes, de esos vamos a encontrar muchos en el camino, pero no hay que rendirse, hay que seguir al pie del cañon. Un beso a ambos.--Rosymonterrey (discusión) 21:44 16 nov 2015 (UTC)[responder]

Como bien dices @@Rosymonterrey: lo importante es que ambos artículos fueron arreglados y que hoy Wikipedia luce un poco mejor. Y no me hagas mucho caso por mi manera de expresarme en las discusiones, lo mío "es puro teatro" literario. Tengo muy claro la excelente tarea que haces, tu prudencia y etiqueta en el trato y ese puntito cariñoso pero digno que muestras. Da igual cómo charlemos, o si coincidamos o no en nuestras perspectivas o interpretaciones sobre el todo o sus partes, lo bueno -me parece a mi- es que exista esa riqueza de puntos de vista, análisis y propuestas. En cuanto a @Strakhov:, he de reconocer que le admiro y no sé por qué razón debo caerle simpático. Esa empatía -sea injusta o injustificada, da igual- se traduce en un puntual intercambio de... atenciones. Seamos atentos todos, sin perder la atención a lo que importa, que tú problablemente sabes mejor que nadie lo que es. Telón (algunos aplausos y alguien que se suena la nariz).--Latemplanza (discusión) 10:20 17 nov 2015 (UTC)[responder]

(extracto biográfico del personaje)[editar]

(eliminado del cuerpo del artículo como fuente primaria. Ver WP:FP y WP:Modelo de novela) --Latemplanza (discusión) 08:02 26 mar 2018 (UTC)[responder]

Salvador es natural de Pipaón, una pequeña localidad alavesa. Era hijo ilegítimo de Fermina Monsalud y del coronel Fernando Garrote, uno de los caballeros más destacados de la región de La Puebla de Arganzón. La vida de Salvador se desarrolla en una pequeña localidad que, como otras muchas, ha sufrido los avatares de la Guerra de la Independencia. En condiciones de vida tan precarias, marginada su madre y sin conocer a su padre, Salvador se ve obligado a emigrar a Madrid, renunciando a Jenara Baraona, la mujer que ocupa su corazón. Solo en Madrid, con la única compañía de su paisano Juan Bragas, sin encontrar trabajo y sin más medios que los consejos de su tío, Salvador dedice alistarse como jurado, cuerpo de españoles que formaban parte de la guardia del rey José I. Aunque no profesa las ideas políticas de la revolución francesa ni carece del sentido de patria, Salvador sentirá siempre un profundo agradecimiento a quienes le adoptaron cuando lo necesitaba, dándole alimento y un trabajo respetable.

A sus veintiún años, en mayo de 1813, Salvador Monsalud abandona Madrid: sale con la comitiva real que traslada al rey José I a Francia. A su paso por tierras alavesas, Salvador decide visitar a su madre, pero solo consigue obtener de ella el rechazo por su condición de afrancesado. Salvador sufre el mismo rechazo en todo el pueblo, pero el más amargo será el que provenga de su antigua novia Jenara, quien decide entregarse a Carlos Garrote, un guerrillero, hijo legítimo del coronel. En aquellos días, el coronel Garrote descubre que Salvador era su hijo. Arrepentido de sus pasadas fechorías, sale a combatir a los franceses para invocar el perdón de Dios, pero es capturado y hecho prisionero. Por azar del destino, su guardián en la prisión será el jurado, su propio hijo, quien firme en sus ideales y fiel a su honor, no duda en enfrentarse a sus compañeros para evitar el cruel linchamiento del prisionero y le hace entrega del arma que le servirá para poner fin a su vida.

Derrotados y puestos en fuga los franceses por los aliados en la batalla de Vitoria, Salvador fue ayudado por una mujer que viajaba en la comitiva de afrancesados, Pepita Sanahuja, señora de Gil de la Cuadra, oidor de la Chancillería de Valladolid, quien le facilitó las ropas que le permitieron confundirse entre la multitud. Pero antes de huir a Francia, Salvador es descubierto por Carlos Garrote. Ambos hermanos se baten en duelo en el que Salvador hiere gravemente a su hermanastro. Exiliado en Francia, Salvador se dirige a la localidad de Poitiers, donde vive bajo la protección de la familia de Gil de la Cuadra.

Transcurridos unos años, Salvador se entera de que su madre se encuentra prisionera en la cárcel de la Inquisición de Logroño y está siendo torturada por intrigas de los absolutistas, que lo que pretenden es atraer a su hijo para darle captura. Salvador parte a Madrid y se presenta repentinamente en casa de su antiguo amigo Pipaón (Juan Bragas), donde el cortesano vive en compañía de Jenara Baraona, su abuelo (Miguel Baraona) y su marido Navarro (Carlos Garrote), con la intención de presionarle para que consiga la liberación de su madre. Pipaón, consumado absolutista que ve el imparable auge de las ideas liberales y cómo estas se encuentran próximas a triunfar, decide mudar la casaca y abrazar la causa liberal: con la ayuda de Salvador se introducirá en los círculos liberales en los instantes en los que se conoce el levantamiento del general Riego en marzo de 1820 que obliga a Fernando VII a reconocer la Constitución y da paso al Trienio Liberal. En los tumultos callejeros de esta revolución que no produce derramamiento de sangre alguno, Baraona resulta herido. Salvador acude en su auxilio y consigue llevarlo a su casa. Pero Garrote y sus secuaces detienen a Salvador acusándole de ser él el causante de la agresión. Jenara, consciente de que la detención de Salvador por su marido responde a otros motivos, le ayuda a escapar cortando las cuerdas que le inmovilizan y le facilita la huida de la casa. Este hecho provoca la ruptura definitiva del matrimonio.

Tras conseguir la liberación de su madre de la prisión de Logroño, Salvador decide establecerse con ella en Madrid. Su vivienda estaba en el principal de una finca sita en la calle Coloreros, entre la calle Mayor y la plaza (y arco) de San Ginés. El segundo piso de la vivienda lo ocupaban D. Urbano Gil de la Cuadra con su hija Sola (la mujer de D. Urbano, Dª Pepita, había fallecido durante el invierno del año 18): tras la revolución del 20, Salvador había ayudado a la familia Gil de la Cuadra a regresar a Madrid, en agradecimiento por las ayudas prestadas durante su huida a Francia. En la misma casa vivía también Patricio Sarmiento, un profesor de ideología liberal que impartía sus clases en los bajos de la finca, y su hijo Lucas, de profesión sastre. En esta etapa de marcado ambiente liberal, Salvador se introduce en las logias masónicas que mueven los hilos del gobierno desde la oscuridad y llega a participar en El Grande Oriente, en la que adoptó el nombre de «Aristogitón». Los absolutistas organizan diversas conspiraciones contra el gobierno liberal. Uno de estos intentos fue liderado por Matías Vinuesa, apodado «el Cura de Tamajón», y en él se vio envuelto el señor Gil de la Cuadra. Por ello fue buscado, detenido y encarcelado. D. Urbano acudió a Salvador, apelando a que él y su familia le habían salvado la vida en la huida de 1813, y le suplicó que hiciera todos los esfuerzos en su mano para conseguir su liberación. También le rogó que se hiciera cargo de la protección de su hija Sola durante todo el tiempo que él estuviera prisionero, tratándola como si fuera su propia hermana y procurando que nunca le faltara de nada. Salvador puso todo su empeño en cumplir las dos promesas que le había hecho a Gil de la Cuadra y Sola se trasladó a la casa de Salvador y Dª Fermina. Movió todos los resortes que pudo para conseguir la liberación de su vecino. Movilizó a sus conocidos con poder en el gobierno, e incluso llegó a realizar una propuesta de liberación en el Gran Oriente que le supuso la descalificación y expulsión de la logia bajo la acusación de absolutista.

Por aquel entonces, Salvador mantenía relaciones con una mujer llamada Andrea, una indiana que había vuelto de América con una pequeña fortuna y que, tras la muerte de su padre, vivía en casa de su tío José Campos, que era director general de Correos y miembro destacado de la logia Grande Oriente. José tenía planes para casar a su sobrina con un destacado miembro de la nobleza, el marqués de Fanfán de Godos. Salvador apeló a su amigo Campos para que intercediera por la liberación de Gil de la Cuadra. Para ayudarle, el director de Correos le exigió garantías de que rompería totalmente con su sobrina, de modo que esta pudiera casarse con el marqués. Salvador antepuso su lealtad y agradecimiento como caballero y rompió su relación con Andrea. Con ello Salvador consiguió la liberación de su viejo amigo, pero en su interior se sentía profundamente dolido, falto de amor, amistad, de religión, viendo un gran vacío fuera de él. Justo antes de su liberación, Gil de la Cuadra tuvo conocimiento en la prisión por mediación de uno de los carceleros de que su mujer había mantenido relaciones con Salvador durante su estancia en Francia. Don Urbano, triste y abatido, transformó su agradecimiento y amistad en profundo aborrecimiento a su liberador, llegando incluso a rechazar los esfuerzos de Salvador para ser liberado. Una vez libre, abandona su antigua casa y se traslada con hija a una nueva vivienda, lejos de Salvador.

En la primavera de 1822, Salvador comenzó a trabajar como secretario del duque del Parque. El duque era uno de los diputados por el partido de Alcalá Galiano en el Congreso. Entre otros cometidos, Salvador le escribía los discursos que el duque pronunciaba en las cortes. De esta manera, conseguía un sueldo digno con el que podía mantener a su madre y ayudar a la familia de Gil de la Cuadra, a escondidas de D. Urbano. Urbano trata de casar a Sola con Anatolio, un primo suyo venido del norte que posee ciertas tierras y riquezas, que se ha alistado en las filas de la Guardia Real. Sola, por obediencia y para evitarle disgustos a su enfermo padre, acepta prometerse a Anatolio, aunque ella realmente está enamorada de Salvador. La muerte de Urbano no altera el compromiso de Sola, que se compromete a mantener su promesa.

El 7 de julio se produce el enfrentamiento en las calles de Madrid entre la Guardia Real partidaria de un rey absoluto y la Milicia Nacional, formada por voluntarios liberales, entre cuyas filas se alista Salvador. El triunfo de los milicianos obliga a los Guardias a dispersarse y huir. Salvador ayuda a Sola a buscar a Anatolio y cuando éste aparece se da cuenta de que Soledad no le quiere, sospecha una relación con Salvador, rompe su compromiso y se retira a su tierra. En esos días, Salvador ha recibido la visita de Jenara, su antigua novia, que había vuelto a Madrid como partícipe de la conspiración del 7 de julio. Salvador se halla indeciso; duda entre mantener la lealtad a su madre y su promesa de protección a Sola, o romper con todo e iniciar una nueva vida fuera de la política y lejos de las conspiraciones. Finalmente, una noche decide huir con Jenara hacia una nueva vida.

En su huida hacia el norte, la pareja entra en terrenos donde se fraguan las conspiraciones absolutistas a las cuales Jenara es afín. De hecho, aunque Salvador no es consciente de ello, Jenara realmente es portadora de una misión encomendada por el propio Fernando VII para constituir una Regencia absolutista en la Seo de Urgel. La pareja es detenida por los absolutistas y Salvador es hecho preso en Benabarre. Tras una búsqueda inicial, Jenara decide abandonarle a su suerte en aras del cumplimiento de su misión. Salvador vive durante seis meses en la prisión de Benabarre en pésimas condiciones, hasta que finalmente es liberado por el ejército de Espoz y Mina, al que se une para combatir a los absolutistas. Jenara huye a Francia y reside un tiempo en París, donde conoce una forma de pensamiento y unas ideas políticas diferentes a las suyas. Se une a los Cien Mil Hijos de San Luis para regresar a España, y al cruzar la frontera se entera de que Salvador sigue vivo y comienza la persecución y búsqueda desesperada de su enamorado por toda la geografía española, persiguiendo al ejército liberal que protege al rey: primero a Madrid, después Córdoba, Sevilla y finalmente Cádiz. En Madrid, Jenara se entrevista con Sola y, presa de los celos, se inventa una estratagema para enviarla a Valencia, lejos de Salvador. El gobierno liberal traslada al rey Fernando VII a Sevilla, donde las cortes le declaran incompetente para ejercer el gobierno, y posteriormente a Cádiz, huyendo de los absolutistas. Finalmente, cuando el duque de Angulema logra vencer el último bastión liberal, el rey es liberado y el gobierno debe huir para no ser hecho preso. Salvador consigue huir en barco a Gibraltar, desde donde partirá al exilio en Inglaterra. Por su parte, Jenara, es detenida y hecha presa a pesar de las promesas del rey de no utilizar mano dura con los enemigos.

En 1827, Salvador regresa de su exilio en Inglaterra y se traslada a Cataluña, justo en el momento en que acontecen los hechos de la sublevación apostólica de Manresa. Con el nombre falso de Jaime Servet, Salvador pretende llegar a Madrid para conseguir ser absuelto de sus delitos y poder establecerse tranquilamente y formar una familia, lejos de la política y de las conspiraciones. Salvador se esconde una noche en el convento de las monjas dominicas de Solsona para evitar ser descubierto por los apostólicos. Esa noche, el convento es incendiado de forma intencionada por un antiguo sacristán, Tilín. Pero encuentran a Salvador y le detienen acusado de provocar el incendio. Mientras le trasladaban para ser juzgado en un lugar próximo a Solsona, la patrulla coincide con la partida de Carlos Garrote que se retiraba a su tierra desencantado de los absolutistas. Garrote reconoce a Salvador y solicita a su amigo el jefe de la patrulla, que le fusile por conspirador liberal. Pero gracias a la intervención de Sor Teodora de Aransis, monja del convento de Solsona, idean una estratagema para que la sentencia se cumpla sobre el verdadero incendiario, salvando así a Salvador de la muerte.

Años más tarde, Salvador vuelve a establecerse en Madrid. Por intermediación de D. Felicísimo Carnicero, un agente de asuntos eclesiásticos, consigue su ansiada libertad y recupera su verdadero nombre, lo que le permite además recibir una cuantiosa herencia. Para cumplir su deseo de establecer una familia, busca a su antigua hermana protegida con intención de proponerle matrimonio. Cuando Salvador encuentra finalmente a Sola, esta le rechaza por estar ya comprometida con Benigno Cordero, el héroe de Boteros. Ella tiene una gran deuda con la familia que la acogió y la proporciono un hogar cuando quedó sola tras la muerte de doña Fermina, y de esta manera Sola manifiesta su agradecimiento. Durante su breve encuentro en Madrid, Sola le hace entrega de una carta escrita por su madre antes de morir en la cual Fermina le contaba toda la verdad sobre su padre: Salvador era hijo del coronel Garrote y, por lo tanto hermano de su mayor enemigo, Carlos Garrote.

Salvador y Benigno son viejos conocidos por compartir bandera en la revuelta de la Guardia Real en Madrid del 7 de Julio. Ahora ambos vuelven a encontrarse en La Granja, justo en el momento en que el rey Fernando VII está gravemente enfermo y es engañado por los apostólicos para firmar el decreto de derogación de la Pragmática. D. Benigno sufre un accidente que le fractura una pierna y Salvador se encarga de su cuidado durante todo el invierno. La convivencia con Salvador y sus atentos cuidados hacen reflexionar a D. Benigno sobre su matrimonio. Reconoce que Salvador era mucho mejor marido para Sola que él, por lo que rompe su compromiso con la hija de Gil de la Cuadra y le propone que se case con Salvador. De vuelta a Madrid, Salvador emprende por todos los medios la búsqueda de su hermano con el fin de que conozca también la verdad de su parentesco. Cuando le encuentra, Carlos Garrote está muy enfermo. Tras leer la carta que le muestra Salvador Carlos admite la verdad, pero su odio le hace incapaz de reconocer a Salvador como su hermano.

La muerte del rey Fernando VII desencadena una feroz persecución de los absolutistas por parte del gobierno. Carlos es detenido en Madrid, y Salvador hace todos los esfuerzos para liberar a su hermano. Tras conseguirlo, Carlos abandona Madrid para regresar a su tierra. Cuando van a contarle los nuevos planes para Sola, Salvador ha abandonado Madrid. Había recibido la noticia de la nueva detención de su hermano en Zaragoza y nuevamente se pone en camino para conseguir su liberación. Consigue encontrarle cuando Garrote era traslado a Pamplona, feudo de las tropas que apoyaban a Carlos María Isidro como heredero al trono de España. Garrote estaba muy enfermo, tanto física como mentalmente. Gracias a sus influencias, y a la vista del estado de salud del preso, Salvador consigue que le conmuten la pena de muerte por un tratamiento en un hospital de Pamplona. Finalmente, Salvador consigue llevarle a una casa y, merced a sus cuidados, cariño y paciencia consigue que el enfermo se recupere lentamente. Pero lo que no consigue es que este llegue a reconocerle como hermano suyo.

Un día Garrote se siente con fuerzas y escapa para emular a Zumalacárregui, poniéndose al frente de todo el ejército carlista. Una vez más, Salvador se echará al monte para encontrar a su hermano y cuando consigue dar con él le encuentra gravemente enfermo, con medio cuerpo paralizado. Le recoge y encuentran refugio en la casa del cura de Elizondo. Allí coinciden con el infante Don Carlos justo en el momento en que éste llega a tierras navarras para encontrarse con Zumalacárregui y ponerse al frente de su ejército con el objetivo de marchar sobre Madrid para reclamar su derecho al trono. A pesar de los cuidados de Salvador, Garrote no consigue sobrevivir a su enfermedad y muere sin haber perdonado ni a su mujer, ni a su hermano. Salvador abandona finalmente los dominios carlistas y regresa a Madrid para tomar a Sola por esposa, con lo que finaliza la segunda serie de los Episodios Nacionales.