Diferencia entre revisiones de «Conquista de Navarra»

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[[Archivo:Evolucion escudo de navarra.svg|right|150px|thumb|[[Escudo de Navarra]], el carbunclo, que fue el origen del actual.]]
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véase '''''"Historia Medieval del Reyno de Navarra"''''' (www.lebrelblanco.com)

La '''Conquista de Navarra''' fue un proceso iniciado en el [[siglo XII]] con los [[Tratado Internacional|Tratados]] entre la [[Corona de Castilla]] y la de [[Corona de Aragón|Aragón]], en los que se acordó repartirse el [[Reino de Navarra]], con una conquista parcial, y que culminó con la invasión completa en el [[siglo XVI]]. Posteriormente, la [[Baja Navarra]], que logró revertirla, se mantuvo como reino independiente hasta el [[siglo XVII]], en que su rey pasó a tener también la [[Francia|Corona Francesa]], dejando de ser reino a finales del [[siglo XVIII]] tras la [[Revolución Francesa]]. Por su parte, la [[Alta Navarra]], integrada en la [[Corona de España]], dejó de ser reino en el [[siglo XIX]].
La '''Conquista de Navarra''' fue un proceso iniciado en el [[siglo XII]] con los [[Tratado Internacional|Tratados]] entre la [[Corona de Castilla]] y la de [[Corona de Aragón|Aragón]], en los que se acordó repartirse el [[Reino de Navarra]], con una conquista parcial, y que culminó con la invasión completa en el [[siglo XVI]]. Posteriormente, la [[Baja Navarra]], que logró revertirla, se mantuvo como reino independiente hasta el [[siglo XVII]], en que su rey pasó a tener también la [[Francia|Corona Francesa]], dejando de ser reino a finales del [[siglo XVIII]] tras la [[Revolución Francesa]]. Por su parte, la [[Alta Navarra]], integrada en la [[Corona de España]], dejó de ser reino en el [[siglo XIX]].


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== La invasión castellano-aragonesa de 1512 ==
== La invasión castellano-aragonesa de 1512 ==

véase '''''"Historia Medieval del Reyno de Navarra"''''' (www.lebrelblanco.com)

=== Movilización militar y diplomática ===
=== Movilización militar y diplomática ===
[[Archivo:Coat_of_arms_of_the_Vatican.svg|120px|left|thumb|Escudo de la Ciudad del Vaticano|Escudo de Armas de los Estados Pontificios]].
[[Archivo:Coat_of_arms_of_the_Vatican.svg|120px|left|thumb|Escudo de la Ciudad del Vaticano|Escudo de Armas de los Estados Pontificios]].
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=== La invasión ===
=== La invasión ===

véase '''''"Historia Medieval del Reyno de Navarra",''''' capítulo 26 '''"Navarra pierde su independencia política",''' '''"Tropas vasco-castellanas invaden Navarra. Año de 1512"''' (www.lebrelblanco.com)

El ejército castellano se fue concentrando en [[Vitoria]]. Estaba a las órdenes de [[Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez|Fadrique Álvarez de Toledo]], [[Duque de Alba]], y entre sus mandos figuraban experimentados militares, como los coroneles Rengifo y [[Cristóbal Villalba|Villalba]]. Constaba de 2.500 jinetes, 12.000 infantes, 1.500 lanzas y 20 piezas de artillería con sus sirvientes. También figuraban 400 hombres al mando de [[Antonio de Acuña]], obispo de [[Zamora (España)|Zamora]], entre ellos los temidos tercios [[Bugía]] precedentes del norte de África.<ref name= Esarte />
El ejército castellano se fue concentrando en [[Vitoria]]. Estaba a las órdenes de [[Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez|Fadrique Álvarez de Toledo]], [[Duque de Alba]], y entre sus mandos figuraban experimentados militares, como los coroneles Rengifo y [[Cristóbal Villalba|Villalba]]. Constaba de 2.500 jinetes, 12.000 infantes, 1.500 lanzas y 20 piezas de artillería con sus sirvientes. También figuraban 400 hombres al mando de [[Antonio de Acuña]], obispo de [[Zamora (España)|Zamora]], entre ellos los temidos tercios [[Bugía]] precedentes del norte de África.<ref name= Esarte />
[[Archivo:Castillo javier.jpg|300px|thumb|[[Castillo de Javier]], donde residía [[Juan de Jaso]], presidente del Consejo Real de Navarra y padre de [[San Francisco Javier]] y de sus hermanos Juan y Miguel, que lucharon contra los invasores. El castillo fue también desmochado.]]
[[Archivo:Castillo javier.jpg|300px|thumb|[[Castillo de Javier]], donde residía [[Juan de Jaso]], presidente del Consejo Real de Navarra y padre de [[San Francisco Javier]] y de sus hermanos Juan y Miguel, que lucharon contra los invasores. El castillo fue también desmochado.]]
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=== Primer contraataque navarro (1512) ===
=== Primer contraataque navarro (1512) ===

véase '''''"Historia Medieval del Reyno de Navarra",''''' capítulo 27 '''"Intentos de Recuperación legitimista"''' (www.lebrelblanco.com)

En Italia, las tropas de la [[Liga Santa (1511)|Santa Liga]] han expulsado a los franceses, y Francia se encuentra amenazada por todas sus fronteras.
En Italia, las tropas de la [[Liga Santa (1511)|Santa Liga]] han expulsado a los franceses, y Francia se encuentra amenazada por todas sus fronteras.


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*[[Guerra Italiana de 1521]]
*[[Guerra Italiana de 1521]]
*[[Imperio Español]]
*[[Imperio Español]]

"Historia Medieval del Reyno de Navarra", capítulo 28 '''''"Navarra en la Corte de Nérac"''''' (www.lebrelblanco.com)


== Notas y referencias ==
== Notas y referencias ==

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Escudo de Navarra, el carbunclo, que fue el origen del actual.

La Conquista de Navarra fue un proceso iniciado en el siglo XII con los Tratados entre la Corona de Castilla y la de Aragón, en los que se acordó repartirse el Reino de Navarra, con una conquista parcial, y que culminó con la invasión completa en el siglo XVI. Posteriormente, la Baja Navarra, que logró revertirla, se mantuvo como reino independiente hasta el siglo XVII, en que su rey pasó a tener también la Corona Francesa, dejando de ser reino a finales del siglo XVIII tras la Revolución Francesa. Por su parte, la Alta Navarra, integrada en la Corona de España, dejó de ser reino en el siglo XIX.

Tratados entre Castilla y Aragón

A lo largo del siglo XI existieron varios intentos armados o conspiraciones desde Castilla y Aragón para hacerse con el control del Reino de Navarra.

Sin embargo, en el siglo XII se celebran varios tratados, donde se deja por escrito la intención de repartirse el Reino de Navarra entre el Reino de León y Castilla y la Corona de Aragón. En estos acuerdos, el Reino, una vez conquistado, sería dividido aproximadamente por la línea que traza el cauce del río Arga.

Escudo del Reino de Inglaterra.
  • En 1174 Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón firmaron otro acuerdo. Sancho VI de Navarra, el Sabio, tras frenar los ataques armados, logró una tregua con el rey castellano, y ambos aceptaron la mediación del rey Enrique II de Inglaterra para decidir la cuestión de las fronteras entre Castilla y Navarra, dictándose un Laudo Arbitral el 16 de marzo de 1177. En él se consideraban como fronteras las que había en 1158, cuando comenzó el reinado de Alfonso VIII, que para Navarra suponía la pérdida del actual territorio de La Rioja y La Bureba. Aunque en el laudo no se expresan claramente todos los territorios[2]​ algunos autores[3]​ opinan que el laudo confirmaría a Navarra de forma ambigua la pertenencia de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, mientras que para otros autores sería Guipúzcoa, el Duranguesado, Leguin y Portilla en la Rioja y Álava sin Salinas.[4]
  • A los cuatro meses del Laudo Arbitral, para julio de ese año 1177, los reyes de Castilla y Aragón volvieron a conspirar contra Sancho en Cuenca.[1]
  • En marzo de 1179 proyectaban de nuevo, en la soriana localidad fronteriza de Cazorla, un detallado reparto del reino de Navarra,[1]​ y de la España musulmana, el llamado tratado de Cazorla. Ante esta amenaza, el rey navarro acuerda en abril del mismo año con el castellano en la frontera común, entre Nájera y Logroño, aplicar el laudo.[4]
  • El 20 de mayo de 1198, Alfonso VIII de Castilla y Pedro II de Aragón firmaron el Tratado de Calatayud. En este caso tuvo más éxito que los previos, ya que una vez detenido el ataque aragonés tras conseguir Burgui y Aibar,[1]​ Castilla obtuvo de modo definitivo Álava, Guipúzcoa y el Duranguesado, además de confirmar el control de Vizcaya, Las Encartaciones y la Rioja.[5]

Pérdida de territorios del Reino de Navarra

Señorío de Vizcaya

El Señorío de Vizcaya, gobernado por una familia noble, tuvo alianzas cambiantes con el Reino de Navarra primero y luego con el de León y Castilla. El conde Lope Íñiguez en 1076, tras el asesinato del rey Sancho IV el de Peñalén y a cambio de aceptar el señorío hereditario de Haro, ofrecido por el rey de León y Castilla, puso bajo su dominio todas las tierras al oeste de Durango. En ese momento inició el reinado en Navarra junto al de Aragón Sancho Ramírez.

Escudo de la Corona de Aragón.

Posteriormente su hijo Diego López I de Haro volvió a aliarse con Alfonso el Batallador, rey de Navarra y Aragón.

El siguiente heredero Lope Díaz I de Haro, a la muerte de Alfonso el batallador, en 1135 volvió a supeditarse al rey de León y Castilla Alfonso VI. Este último señor de Vizcaya fue muy activo a favor de Castilla en las campañas de la Rioja, y posteriormente en el cerco de Vitoria.[5]

La Bureba y La Rioja

En 1134-1135 se produjo la invasión de La Bureba y La Rioja por las tropas leonesas y castellanas. En el Laudo arbitral del Rey Enrique II de Inglaterra de 1177, este territorio fue considerado parte de Castilla de forma definitiva.

Duranguesado, Álava y Guipúzcoa

En la segunda mitad de 1195, los reinos de León y Navarra contrajeron con los musulmanes una alianza para resistir las acometidas de Castilla. Unos meses más tarde, el Papa Celestino III se lo echó en cara a Sancho VII el Fuerte.[3]

La Santa Sede realizó un esfuerzo para aunar a Castilla, Navarra y Aragón, por lo que en febrero o principios de marzo de 1196, los tres reyes, Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Alfonso II de Aragón comieron y conversaron en una mesa situada en un punto donde cada uno estaba sentado en su reino. Fue la tradicionalmente llamada “Mesa de los tres reyes”.[3]

Poco después, el 20 de febrero de 1197,[1]​ La Santa Sede emite una bula dirigida a Sancho VII que le denomina “Dux Navarrae”, es decir, jefe o caudillo, considerando a Navarra un reino sin rey. En esta Bula le lanza una advertencia por su alianza con los almohades, calificándola de ofensa a Dios. A lo largo de 1197 se promulgó una sentencia de excomunión. La muerte del Papa en 1198 hizo que el nuevo Papa Inocencio III enviara a su legado a confirmar la veracidad de las acusaciones y, en caso de que así fuera, publicara la sentencia. Enseguida la ratificó debido a que el rey navarro había recuperado algunas plazas al castellano (que tenía la protección papal) y por haber pactado con los almohades.

Los reyes de Aragón y Castilla aprovecharon e invadieron Navarra. Sancho VII se reconcilió con Inocencio III, que al levantarle la excomunión hizo que el rey aragonés firmara la paz con Navarra, pero en cambio Castilla siguió atacando.

Alfonso VIII había atacado Álava, el Duranguesdo y Guipúzcoa.[3]​ por Treviño y el Zadorra, con fuerte resistencia armada en los castillos de Treviño y Portilla y poniendo cerco a Vitoria el 5 de julio de 1199. Este cerco comenzó con baterías y asaltos y todo rigor de las armas. La defensa fue muy fuerte, derramándose mucha sangre. Al frente de la plaza estaba Martín Chipia, que a pesar de perder la plaza mantuvo el favor real durante los diez años siguientes. A los 7 meses, al quedarse la ciudad sin víveres, el hambre hizo estragos, rindiéndose en enero de 1200.

Mientras tanto los castellanos habían ido conquistando todo el actual territorio de Álava (exceptuando Laguardia, Labraza y Bernedo,[3]​) y Guipúzcoa, esta última mediante negociación, una vez que el ejército castellano había entrado en su territorio.[5]​ Aunque según Pablo Gorosabel (político-historiador 1803-1868), el rey de Castilla entró en Guipúzcoa con solo 20 hombres de a caballo[6]

Al no poder conseguir Sancho VII el apoyo de los almohades con un ataque de estos contra Castilla, que posiblemente hubiera permitido a los navarros levantar el cerco de Vitoria,[1]​ tuvo que regresar y firmar treguas con Castilla que ya había ocupado Álava, Guipúzcoa y el Duranguesado.[3]

Escudo de la Corona de Castilla.

Tras la conquista de Álava y Guipúzcoa, los castellanos destruyeron todos los castillos y fortificaciones, constatado en recientes excavaciones arqueológicas esta destrucción,[3]​ con la construcción de nuevas fortificaciones para contener a los navarros. En los ultimos años se publicó un estudio exhaustivo de los restos de los castillos del reino de Navarra en los tres tomos de "Navarra. Castillos que defendieron al Reino" por Iñaki Sagredo.[7]​ Por su parte, en el siglo XIX, Pablo Gorosabel (político-historiador 1803-1868) dio una relación de los castillos y plazas fuertes de Guipúzcoa explicando en su caso las razones de su abandono o destrucción, dando fechas desde el reinado de Enrique IV de Castilla hasta el de Carlos I de España, y citando incluso alguno posiblemente ordenado construir por los reyes de Castilla para contener a los navarros en las pretensiones que conservaron a la posesión de esta provincia después de sumisión.[8]

Estabilidad territorial del Reino de Navarra

Sancho VII el Fuerte

Tras estas pérdidas territoriales, Sancho VII el Fuerte orientó sus esfuerzos hacia la reorganización interna del reino. Para ello levantó castillos y concentró la población en la frontera occidental, concediendo fueros a sus repobladores, como a Laguardia en 1201 y 1208 y a Viana en 1219 y fortalezas en las Bardenas para proteger los accesos desde Aragón.[1]​ Mantuvo una actitud de diálogo con su vecinos, con reuniones en Guadalajara en octubre de 1207 con el rey castellano para prolongar la tregua y en Monteagudo en febrero de 1209 con Pedro II, prestando a este una importante cantidad de dinero, tomando en prenda los castillos de Escó, Peña, Petilla y posteriormente en 1212 también el de Trasmoz. Dentro de esta estrategia destaca la participación en empresas de la Reconquista con su importante participación en la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212. El prestigio que le dio esta gesta, junto a su capacidad financiera, le permitió recuperar algunas plazas perdidas entre 1198 y 1200, como San Vicente de la Sonsierra o Burgui. En este tiempo se llegó a estabilizar la superficie de Navara en algo más de 12.000 kilómetros cuadrados con que contó durante toda la Baja Edad Media.[1]​ En sus últimos años Sancho VII realizó un acercamiento con el joven Jaime I de Aragón, proponiendo un mutuo prohijamiento y buscando una alianza en contra de Castilla que hostigaba la frontera Navarra por medio del alférez Lope Díaz II de Haro. El acuerdo se hizo el 2 de febrero de 1231. Las necesidades monetarias hicieron que Jaime I perdiera varios castillos que había dejado en prenda, además de perder los que dejó veinte años antes Pedro II. A la muerte de Sancho VII el 7 de abril de 1234, la nobleza navarra ignoró totalmente la existencia del prohijamiento, pero Jaime I aprovechó la coyuntura para recuperar algunos castillos fronterizos como Escó, Gallur o Trasmoz, aunque no pudo hacerse con el de Petilla.[1]

Dinastía Champaña

Debido a que los estamentos del reino no deseaban la unión con Aragón, ofrecieron al conde de Champaña la corona. Teobaldo I juró los fueros el 8 de mayo de 1234, lo que ligaba a Navarra políticamente a dinastías francesas. Sus actuaciones iniciales fueron las de mantener unas relaciones cordiales tanto con Jaime I de Aragón como con Fernando III de Castilla. Con el rey de Inglaterra se enfrentó apoyando a los nobles gascones. Tras una guerra incierta, no se llegó a un acuerdo definitivo y Navarra mantuvo su presencia en Ultrapuertos.[9]

Posteriormente Teobaldo II mantuvo otro enfrentamiento con los ingleses con la base de operaciones en San Juan de Pie de Puerto y desde allí los navarros, con su rey al frente, llegaron hasta Lourdes. A finales de ese año se firmó una tregua que se renovó en 1269.[9]

Guerra de la Navarrería

Tras la muerte del rey Enrique I en 1274, Blanca de Artois asume la regencia de su hija Juana de 18 meses de edad, que buscó el apoyo de su primo Felipe III de Francia el Atrevido, acordando el matrimonio de Juana con Felipe, de cinco años más. La minoría de edad convertía a Felipe III en tutor y, por tanto, la unión dinástica de la corona francesa y navarra (tras la muerte del primogénito francés) en la familia Capeta.[10]

En el cambio dinástico, Castilla y Aragón resucitaron sus viejas aspiraciones sobre Navarra. Jaime I el Conquistador merecía el favor de las Cortes de Navarra, frente al grupo partidario de un acercamiento a Castilla en el que contaban García Almoravid, señor de las montañas, el obispo, los canónigos y los vecinos del Burgo de la Navarrería. Mientras tanto Alfonso X el Sabio concentró sus tropas en la frontera navarra, conquistó la villa de Mendavia y puso sitio a Viana.

Desde Sancho VII, Pamplona estaba dividida en varios burgos enfrentados entre sí, Navarrería y San Miguel frente a los burgos de San Cernin y San Nicolás. Los enfrentamientos sangrientos eran habituales. En la primavera de 1276 se fueron incrementando y, dado que los castellanos ya habían invadido la frontera, el gobernador pidió el cese de hostilidades para utilizar los ingenios bélicos para repelerlos. El burgo de Navarrería, que tenía a los castellanos como aliados, mantuvo su actitud, mientras que San Nicolás y San Cernin cesaron. El gobernador presentó su dimisión y el nuevo, Eustaquio Beaumarchais, senescal de Francia, ordenó el desmantelamiento de los ingenios, lo cual desencadenó un ataque de la Navarrería a los burgos vecinos. Beuamarchais, entonces, solicitó ayuda al rey de Francia que envió tropas francesas, que llegaron a principios de septiembre a las cercanías de Pamplona. A finales de dicho mes, las tropas francesas entraron en la Navarrería, arrasando completamente el burgo, matando, violando a las mujeres, robando e incendiando sistemáticamente todas las casas. Asaltaron también la Catedral donde habían buscado asilo muchos vecinos, atacando sin piedad. Los castellanos que acudían en su ayuda fueron detenidos en la sierra de Erreniega (El Perdón), en las cercanías de Pamplona.[11][5][10]

Escudo del Reino de Francia.

A la conquista de la Navarrería siguió una campaña militar por toda Navarra para desposeer de sus tierras y bienes a los considerados traidores, derribando sus palacios y torres. La primera plaza fue el castillo de San Cristóbal en el monte Ezcaba, que domina Pamplona. Los franceses fueron rechazados por los navarros del castillo. Posteriormente lo abandonaron, dejando envenados los alimentos y el agua. Este envenamiento no tuvo efecto porque los franceses vieron que los perros caían muertos, por lo que evitaron tomar ningún alimento. La fortaleza fue completamente arrasada, hasta los cimientos. Posteriormente se dirigieron a Mendavia, todavía en poder de los castellanos. Los portales de la muralla se encontraban abiertos. Entró en la población Beaumarchais con sus huestes, cayendo en una trampa, con un ataque furibundo del vecindario en pleno que les hizo huir dejando más muertos de los que hubieran pensado. Al poco tiempo la villa se rindió. Posteriormente se fueron rindiendo, no sin esfuerzo, otras villas como Punicastro, Estella y el castillo de Garaño. Poco a poco Navarra entera fue sometida a la obediencia de la reina Juana bajo tutela francesa, venciendo a Castilla[11]​y a los navarros partidarios de ésta. García Almoravid, líder navarro partidario de Castilla que había huido de la Navarrería la noche anterior al asalto francés, fue apresado y moriría en Toulouse.[5]

Dinastía Evreux

En 1328, a la muerte sin sucesión de Carlos I de Navarra el Calvo o Carlos IV el Hermoso de Francia, el clero, los representantes de las ciudades y los nobles de Navarra eligieron por rey al conde de Evreux Felipe III de Navarra y a Juana II, separando así el reino de Navarra de la corona francesa. Aun así se mantuvo la subordinación a los intereses franceses. Sin embargo, las élites navarras obtuvieron un mayor peso e impusieron al rey el desarrollo y "amejoramiento" del Fuero Antiguo.[5]

Carlos II de Navarra el Malo 1349-1387, además de arruinar al reino y realizar represiones internas, como la sufrida por los Infanzones navarros que finalizarían con los ahorcamientos de los nobles en el puente de Miluze, participaría en los conflictos tanto de Francia como de Castilla. Desde sus estados de Normandía tomó parte en la guerra de los Cien Años aliándose con los ingleses con la intención de obtener la corona francesa, siendo apresado en 1356 y posteriormente liberado en 1357 por normandos y navarros.[5]

El Palacio Real de Olite tuvo su máximo esplendor con Carlos III.

Con respecto a Castilla, participó en su guerra civil entre Pedro I el Cruel y Enrique de Trastámara apoyando al primero. A cambio, Castilla habría de devolver Álava y Guipúzcoa a Navarra, pero no se pudo cumplir, porque en esta guerra civil castellana Pedro I resultó muerto y perdió la guerra.[5]​Sin embargo, Carlos II en 1368, en colaboración con algunos magnates de la zona, invadió estos territorios, y tras la victoria de Enrique de Trastámara en 1369 quedó en una difícil situación. Tras la sentencia arbitral del delegado pontificio Guy de Boulogne en 1373, se estableció la devolución de las plazas alavesas que aún mantenía, si bien confirmó la posesión para Navarra de Fitero y Tudején, usurpadas en tiempos de su padre.[10]

En los últimos años se descalabraron sus proyectos políticos, cuando intentó sacar provecho del conflicto internacional y recabó la colaboración inglesa antes de reemprender las reivindicaciones francesas. En 1378, su hijo, el futuro Carlos III, encabezó una embajada para parlamentar con Carlos V de Francia. Este último apresó al infante navarro y ordenó el embargo de las posesiones navarras en Francia, salvándose sólo el inexpugnable Cherburgo. En el interrogatorio se descubrieron los planes del rey navarro para conseguir la villa de Logroño. Alertado el rey Enrique II de Castilla, ordenó la invasión de Navarra, obligando a Carlos II a firmar el Tratado de Briones. El infante Carlos fue liberado en 1380.[10]

Carlos III de Navarra (1387-1425), que se casó con la hija de Enrique II de Castilla, Leonor, cambió la tendencia a participar en los conflictos franceses, centrándose en Navarra y estructuró instituciones como las Cortes generales, Real Corte y Cámara de Comptos. Finalizó la invasión de territorios de Albania y Grecia que había iniciado su padre (1376-1402). Con él dio comienzo el linaje de los Beaumont formado por familiares ilegítimos, que posteriormente serían rivales del antiguo linaje de los Agramont y que llevaría a una sangrienta guerra civil.[5]

Guerra civil de Navarra

A la muerte de Carlos III, asumió el trono su hija Blanca, que estaba casada con Juan II de Aragón; el rey consorte, mientras vivió su esposa Blanca, llevó la vara de mando del reino. Tuvo tres hijos que sobrevivieron a la infancia Carlos, Blanca y Leonor. Al morir su esposa en 1441 usurpó la corona que correspondía al hijo Carlos. Esto desencadenó en 1451 la Guerra Civil de Navarra entre los linajes nobiliarios y ya viejos rivales Agramonteses y Beamonteses. Los agramonteses eran partidarios de Juan II y tuvieron como aliados al reino de Aragón, inicialmente, y posteriormente al francés, así como la facción nobiliaria en las antiguas tierras del reino de Navarra occidentales los gamboínos. Por otra parte, los beaumonteses eran partidarios del príncipe Carlos y tuvieron como aliados al reino de Castilla y a los oñacinos en las tierras vascas occidentales. La guerra se inició tras la invasión castellana, en que el príncipe llegó a un acuerdo con estos últimos en Puente la Reina para enfrentarse a su padre.[12]

Juan II se casó en segundas nupcias con Juana Enríquez, de cuyo matrimonio nacería en 1452 el que sería conocido como Fernando el Católico.

El príncipe de Viana fue encarcelado y desheredado en 1455, en favor de su hermana Leonor. A la muerte de Alfonso V de Aragón en 1458, le sucedió en la corona de Aragón su hermano Juan II. El príncipe de Viana Carlos murió en 1461, días después de ser liberado por su padre. Probablemente murió de tuberculosis, pero ante la sospecha de que fue envenenado por su madrastra Juana Enríquez, se produjeron tumultos en Cataluña, donde tenía muchos partidarios. En 1464 sería su hermana Blanca la que moriría envenenada.[5][13]

Mientras tanto en 1460 Enrique IV de Castilla ocupó la villa de Viana, y tras nueve meses de luchas, Juan II la recuperó como rey de Navarra, pero la adscribió a la corona de Aragón.

Juana Enríquez se reunió el 20 de junio de 1467 en Ejea con Leonor. En esta reunión se acordó la sucesión de Leonor en Navarra y su renuncia al de Aragón, que también le correspondía, en favor de Fernando. Fernando ya había obtenido la primogenitura a los 10 años ante las Cortes de Aragón en 1461.[13]

En la alianza que firmó el rey de Aragón con el duque de Borgoña el 22 de febrero de 1469 incluía a su hijo en todos los reinos de los que el se titulaba: Aragón, Sicilia y Navarra.

Fernando el Católico ya era rey consorte de Castilla en 1474 al casarse con Isabel I, conociéndose dicha unión con el nombre de los "reyes católicos" y, en 1476, cuando mediaba en el conflicto entre beaumonteses y agramonteses, se titulaba "rey de Navarra, Castilla, León, Portugal, Sicilia y primogénito de Aragón". En estos arbitrajes, aproximándose a los beaumonteses, situó a 900 soldados castellanos por distintos sitios de Navarra, 150 de ellos en Pamplona.

Dentro de estas intervenciones, en 1478 el Luis de Beaumont conde de Lerín, líder de los beaumonteses, quedó al frente de la fortaleza de Pamplona, al igual que controlaban otras plazas. Las quejas de su hermanastra Leonor no obtuvieron ningún resultado.

Tras la muerte de Juan II, el 19 de enero de 1479, Leonor tomó posesión del reino de Navarra aunque falleció 15 días después. Dejó como heredero a su nieto Francisco Febus, por las diferencias que mantenía con su hermanastro Fernando II. En 1483 murió Francisco Febus, convirtiéndose en reina su hermana Catalina de Foix, que se casó con Juan III de Albret en 1484.

En marzo de 1488 los monarcas navarros firmaron con los Católicos el Tratado de Valencia, en el que cedieron la tutela del reino para evitar las represalias impuestas por Castilla, que impedían el comercio. En el, los Reyes Católicos no reconocían los derechos de Catalina de Foix y se acordó mantener tropas castellanas en Navarra. Entre 1495 y 1500 se puede considerar que el reino estaba en la práctica ocupado por estas tropas.

En 1497, los Reyes Católicos intentaron acordar con el monarca francés anexionarse Navarra a cambio de cederle Nápoles.

En 1507 fue expulsado el conde de Lerín, con apoyo prácticamente unánime de los navarros, consiguiéndose también la salida de las tropas extranjeras. Entre los que apoyaron estas medidas hubo numerosos beaumonteses. La muerte del conde en el exilio en 1508 hace que su hijo Luis de Beaumont, para recuperar las posesiones perdidas de su padre, colabore con la ya posición abierta de Castilla de invadir Navarra.

Mientras tanto Luis XII también reclamaba sobre el Bearn y otros territorios de los Foix, que en enero de 1510 ya había advertido en las Cortes el riesgo de una guerra con el rey francés. Esto hizo que en febrero de 1510 el rey Juan III de Albret firmara un protocolo defensivo para el Bearn.[13]

A la perdida de población debida a las contiendas se suma la epidemia de peste entre los años 1504 y 1507. Demográficamente el Reino de Navarra había alcanzado mínimos entre los años 1450 y 1465, coincidiendo con los episodios más agudos del conflicto civil (que no fue sangriento de forma directa), recuperará mayores cotas poblacionales a partir de 1530 (concluída y asentada la conquista por parte de Catilla y Argagón)[14]

La invasión castellano-aragonesa de 1512

Movilización militar y diplomática

Escudo de Armas de los Estados Pontificios

.

      Territorio Incorporado a Castilla en 1463       Dominios de la casa de Albret       Dominios de la casa de Foix           Reino de Navarra incorporado a Castilla en 1515       Baja Navarra abandonada por Castilla en 1530

En abril de 1512 murió sin descendencia, en la batalla de Rávena, Gastón de Foix, que también aspiraba al trono navarro. Era hermano de Germana de Foix, segunda mujer de Fernando II. Esto sirvió para reclamar negociaciones con Luis XII de Francia a fin de que se le reconocieran los derechos a su mujer. En la presión al francés, Fernando el Católico consiguió que lansquenetes alemanes atacaran por el norte y con el apoyo inglés amenazó con la invasión de Guyena y Bayona por el sur, acuerdo este que se había firmado en febrero de 1512 entre Fernando el Católico y su yerno Enrique VIII de Inglaterra. Por otra parte, la muerte del pretendiente Gastón de Foix acercó las posturas de Francia y Navarra.[13]

Desde el mes de abril, los castellanos se preparan para la invasión, con reclutamiento de tropas y abastecimiento de provisiones. En abril se produce en Burgos una reunión de Fernando II con el mariscal Pedro de Navarra y otros principales caballeros navarros, en la que se solicitaba, por parte castellana, el paso de tropas por Navarra para hacer la guerra con Francia. Los navarros se negaron pero ofrecieron, a cambio, 100 lanzas para servir al Católico en Italia. En esta línea de intentar evitar la guerra a finales de junio, el mariscal Pedro de Navarra y Juan de Jaso, presidente del Consejo Real, ofrecieron a Fernando II el juramento de las Cortes de Navarra de no permitir el paso por Navarra de ningún tipo de tropas y expresamente de aquellas destinadas a atacar España, e incluso a cualquier otro miembro de la Liga Santa. También se ofreció en poner varias fortalezas navarras en manos de alcaides navarros designados de común acuerdo con Castilla.[13]

A finales de mayo se producen conflictos fronterizos entre las localidades de Sos y Sangüesa.[13]

A su vez, el rey de Navarra se fue en junio a Blois a negociar un pacto similar al conseguido para el Bearn en 1510, el cual sería el Tratado de Blois.

En plenas conversaciones, el 10 de julio se produjo la invasión de Goizueta, algo a lo que no se dio publicidad. El 12 de julio se hizo público por parte de Fernando II un falso tratado de Blois, en el que se describía como un pacto de agresión. El 17 de julio el mariscal Pedro de Navarra realizaba los últimos intentos diplomáticos.[13]

Fernando II solicitó autorización para esta invasión a las Cortes de Aragón, así como a la ciudad de Zaragoza en julio. Estos demorarían su respuesta hasta septiembre, publicada ya la bula papal Pastor Ille Caelestis, y cuando la invasión ya estaba concluida. Sin embargo, el arzobispo de Zaragoza, Alonso de Aragón, hijo de Fernando el Católico, colaboró con un importante contingente de 3.000 peones y 400 jinetes en la “guerra santa” contra Navarra.

El 18 de julio de 1512 se firmó el auténtico Tratado de Blois entre el reino de Navarra y la corona francesa de Luis XII, que estipulaba, entre otros términos, colaboración militar mutua restringida a diversos contextos. Según consideran algunos autores[15]​, este pacto se revelaría por los hechos consiguientes un grave error político para las posiciones de Catalina y Juan, ya que Luis XII - al ser declarado gobernante cismático[16]​ - veía anulados sus derechos legales sobre los territorios y, de paso, ofreció la excusa a Fernando el Católico para ordenar la invasión de forma oficial el 19 de julio.[13]

La invasión

El ejército castellano se fue concentrando en Vitoria. Estaba a las órdenes de Fadrique Álvarez de Toledo, Duque de Alba, y entre sus mandos figuraban experimentados militares, como los coroneles Rengifo y Villalba. Constaba de 2.500 jinetes, 12.000 infantes, 1.500 lanzas y 20 piezas de artillería con sus sirvientes. También figuraban 400 hombres al mando de Antonio de Acuña, obispo de Zamora, entre ellos los temidos tercios Bugía precedentes del norte de África.[13]

Castillo de Javier, donde residía Juan de Jaso, presidente del Consejo Real de Navarra y padre de San Francisco Javier y de sus hermanos Juan y Miguel, que lucharon contra los invasores. El castillo fue también desmochado.

Aunque la invasión se había iniciado el 10 de julio con la ya referida toma de Goizueta, el grueso de las tropas entró el 19 de julio por la Burunda y Lecunberri. Junto a ellas cabalgaban el Condestable de Navarra y conde de Lerín, Luis de Beaumont, y su cuñado el duque de Nájera al frente de 700 coraceros reales. Sin grandes oposiciones, el día 22 pernoctaron en Huarte-Araquil, y dos días después se instalaron en Arazuri a las puertas de Pamplona. A su paso, algunos nobles navarros beamonteses y también una parte de los agramonteses[15]​ ofrecieron su colaboración. Ante la imposibilidad de hacer frente, los reyes Catalina y Juan de Albret, acompañados de los principales mandos navarros, se replegaron a sus posesiones del Bearn.[13]

La ciudad de Pamplona - que en aquella época no era la ciudad-fortaleza que se convertiría posteriormente, pues los mismos edificios formaban la muralla - apenas contaba con artillería y en ella vivían entre 6.000 y 10.000 almas. El ejército castellano, compuesto por 15.000 hombres bien pertrechados, acampó en la Taconera el 24 de julio. El 25 de julio la ciudad firmó la rendición.[13]

Rendida la capital, el Duque de Alba envió procuradores a Lumbier, Sangüesa, San Juan de Pie de Puerto, Maya, Estella, Tafalla, Tudela, Roncal y Aezcoa, instándoles a la rendición. La mayoría fueron entregándose, no así los estelleses, tudelanos, los de Maya y los de San Juan de Pie de Puerto.

El 29 de julio se llegó a un preacuerdo de capitulación, en el que dejaba a Fernando II todas las iniciativas en Navarra, y entre otras obligaciones el heredero Enrique de Labrit debería ser entregado para su educación. Este documento fue ratificado por Fernando el Católico el 4 de agosto, mientras que los reyes navarros nunca lo ratificaron.

La rendición de las plazas fue paulatina, en las que Fernando II se va comprometiendo a salvaguardar sus fueros y privilegios.

Sangüesa se entregó el 11 de agosto, el 16 de agosto Lumbier, Cáseda el 24 de agosto.

Tras la rendición de Pamplona, Tudela reunió los esfuerzos de los atacantes. Por un lado, el propio Fernando el Católico fue a Logroño el 12 de agosto para dirigir de cerca las operaciones contra Tudela y Estella. La ciudad de Tudela fue cercada, con el refuerzo además de las tropas al mando del arzobispo de Zaragoza e hijo de Fernando II, Alonso de Aragón. La ciudad capituló el 9 de septiembre y el 4 de octubre Fernando el Católico entró en ella para jurar su fueros y privilegios.

En la última semana de agosto, el Duque de Alba preparó un ejército para atravesar los Pirineos. La vanguardia estaba mandada por el coronel Cristóbal Villalba, con un contingente de 300 jinetes y 2.900 infantes, además de diversas piezas de artillería y medio millar más de hombres para manejarla. Se presentaron por sorpresa, por la noche, en Roncesvalles tomando la Colegiata y quemando el pueblo de Burguete. Instalaron el campamento allí el 2 y 3 de septiembre. Fueron tomando Aezcoa, Salazar y Roncal en los primeros días de septiembre. Simultáneamente, tropas aragonesas al mando de Carlos de Pomar habían tomado el castillo de Burgui. Tras pasar los Pirineos fueron conquistando varios castillos, con pequeñas escaramuzas con las tropas de Juan III. El 10 de septiembre se finalizó la ocupación de San Juan de Pie de Puerto, capital de la Baja Navarra y sus alrededores. Una vez sometida, se inició un intenso saqueo e incendio de los pueblos, como Ainhize, Garris, Uhart-Mixe y otros.

Orthez, donde se replegaron los reyes de Navarra.

Los reyes de Navarra se establecieron en Orthez, manteniendo su cuartel adelantado en Sauveterre. Fernando II envió una embajada encabezada por Antonio de Acuña, obispo de Zamora, para negociar la capitulación. En la propuesta se indicaba que se restituiría el reino a sus monarcas, pero que el heredero debía ser educado en la corte castellana. El embajador fue apresado acusado de espía, lo cual fue denunciado como violación del derecho de embajada.

A mediados de septiembre, las tropas castellanas establecidas en Baja Navarra ascendían a 6.600 infantes, 1.600 jinetes y 1.200 soldados. Estas tropas fueron hostigadas por hombres de Luxa, noble beaumontés de la zona. Este hostigamiento, añadido al impago de los salarios y a la falta de víveres, provocó que el 24 de septiembre se sublevara un millar de soldados castellanos de los tercios viejos encabezados por el capitán Valdés. Fueron sofocados y enviados al castillo de Burgui.

Primer contraataque navarro (1512)

En Italia, las tropas de la Santa Liga han expulsado a los franceses, y Francia se encuentra amenazada por todas sus fronteras.

En este contexto, el rey de Francia Luis XII decide hostigar a los españoles ayudando al depuesto rey de Navarra para reconquistar su reino.

A mediados de octubre se inició la ofensiva. El ejército se organizó en tres columnas, una hacia Guipúzcoa, otra a la Baja Navarra y una tercera al valle del Roncal.

La primera columna navarro-gascona penetró en Guipúzcoa y sitió a San Sebastián y Fuenterrabía. Realizaron escaramuzas y saqueos, ocupando Oyarzun, Rentería, Irún y Hernani, mientras que Tolosa y San Sebastián resistieron.

La segunda columna - integrada por 8.000 gascones y bearneses, 1.500 lansquenetes suizos y un millar de naturales - se dirigió hacia San Juan de Pie de Puerto, donde se produjo un sangriento enfrentamiento. El 22 de octubre las tropas castellanas se replegaron de la Baja Navarra, dejando pequeñas guarniciones en el castillo San Juan de Pie de Puerto y en el castillo de Maya para retrasar el avance navarro. El castillo de Maya fue tomado por los navarros.

La tercera columna al mando del rey Juan III de Albret y el general La Palice entró por el Roncal. En Burgui sitiaron el castillo, lo asaltaron y rindieron, con la muerte en los combates del capitán Valdés. Hay discusión sobre la participación de roncaleses en la defensa del castillo, incluso de la quema del pueblo por parte de los navarro-gascones.

Varias ciudades del interior se alzaron, como Estella, San Martín de Unx, Cábrega, Murillo el Fruto, Tafalla y otras, que fueron sofocadas mientras los ejércitos que venían por el norte eran retenidos en las distintas batallas. Destaca entre ellas la resistencia en Estella, que se alzó a principios de octubre, cuando Fernando II estaba entrando en Tudela, y finalmente se entregó el 29 de octubre con la resistencia final en el castillo de Monjardín.

El 24 de octubre llegó el Duque de Alba a Pamplona tras replegarse de la Baja Navarra, que enseguida empezó a preparar la defensa de la ciudad. El ejército navarro - compuesto por más de 20.000 hombres, navarros (unos 10.000), gascones de los territorios de Albret-Foix, albaneses y lansquenetes alemanes - llegó el 3 de noviembre para cercar la ciudad. Se produjeron diversos ataques y escaramuzas. Rindieron el castillo de Tiebas el 24 de noviembre, cerca de Pamplona. Tras un último ataque el 29 de noviembre, y dado que llegaba el invierno, las tropas iniciaron la retirada hacia el Baztán.

Ante el fracaso del asalto de Pamplona, la columna que se encontraba en Guipúzcoa comenzó igualmente la retirada, incendiando algunas villas ocupadas.

Las fuerzas que se replegaban desde Pamplona fueron perseguidas por los capitanes Pedro López Padilla y Charles de Góngora (líder beaumontés), así como otros destacados beaumonteses, atacándoles, matando y apresando a unos cuantos grupos de gascones y bearneses, llevando algunos presos a Pamplona, donde arrastraron las banderas conseguidas.

El duque de Alba cursó órdenes a Diego López de Ayala, alcaide de Fuenterrabía, para que cerrara el paso a las fuerzas en retirada. La retaguardia de ésta, compuesta por lansquenetes alemanes, al pasar por el puerto de Velate fue sorprendida por las tropas de López de Ayala, en las que predominaban guipuzcoanos oñacinos, produciéndose la llamada batalla de Velate, aunque no parece que fuera una auténtica batalla, sino un mero enfrentamiento. En ella se refiere que pudieron caer en la persecución hasta 1.000 hambrientos lansquenetes alemanes, y eso sí, se confiscaron 10 o 12 valiosos cañones que han estado en el escudo de Guipúzcoa hasta época reciente.

Posteriormente, las tropas castellanas se dirigieron a cercar el castillo de Maya, que tras distintos enfrentamientos, además de en otros puntos del Baztán, fue rendido por tropas castellanas al mando de Francés de Beaumont, pasando a controlar totalmente el Baztán.[13]

Consolidando la ocupación

El 17 de diciembre de 1512 se nombró como primer virrey y capitán general de Navarra a Diego Férnandez de Córdoba, marqués de Comares. Asimismo se fueron produciendo distintos nombramientos premiando la fidelidad a los nuevos gobernantes. En mayo de 1513 fue nombrado el conde de Lerín, Luis de Beaumont, canciller de Navarra y más tarde presidente del Consejo Real.

El Palacio de los Reyes de Navarra se convirtió en la residencia de los virreyes. En la actualidad su aspecto exterior es irreconocible como tal, tras su reconversión en Archivo General de Navarra.

Las Cortes de Navarra se reunieron en marzo de 1513, y en ellas, el virrey hizo público un perdón general siempre que se acatasen las nuevas autoridades, y en nombre de Fernando el Católico juró respetar los fueros, usos y costumbres del Reino, aunque las promesas se supeditaban a la finalización de la guerra. En estas reuniones faltaron la mayoría de los nobles de la facción agramontesa, así como varios abades correspondientes al brazo eclesiástico.

El Papa Julio II, poco antes de morir, excomulga con la bula Exigit Contumacium a los reyes de Navarra por su apoyo al rey francés y justifica, por tanto, la invasión de Fernando II. Posteriormente, León X confirmó y modificó esta bula con las peticiones del rey Fernando II, sin que las gestiones diplomáticas en los años 1514 y 1515 por parte de los navarros fructificaran. El aislamiento de los reyes de Navarra se acrecentó cuando Fernando el Católico firmó con Luis XII las Paces de Urtubia para aplicar el 1 de abril de 1513, por las que aquél renunciaba a sus pretensiones sobre los condados de Foix y Bearn, y el francés admitía el dominio hispano sobre Nápoles y le retiraba el apoyo a los reyes navarros. Un año después se celebró otro tratado en [[Orleans],] que confirmaba el no dar ningún apoyo ni militar ni financiero a los navarros. La eficacia se comprobó cuando Enrique VIII de Inglaterra rompió con el rey castellano-aragonés e intentó mandar 10.000 arqueros para Navarra. Entonces el rey francés se negó a apoyarle. Esta tregua sirvió para que los castellanos se asentaran en Navarra.

La Baja Navarra se encontraba bajo un control precario por parte de los castellanos, con intentos de negociación con los naturales. Hubo destacadas desafecciones, como la del beaumontés señor de Luxa, primo del conde de Lerín. Por fin el 20 de agosto de 1514 los nobles de la baja Navarra firmaron fidelidad al rey castellano-aragonés a cambio del reconocimiento de sus privilegios y de no ser obligados a combatir a Juan III de Albret.

Escudo de armas de Fernando II de Aragón y V de Castilla.

El sistema defensivo se reforzó en las zonas estratégicas con vistas a una posible agresión desde el norte, destacando la construcción del nuevo castillo en Pamplona, el Fuerte de Santiago, y se inició la demolición de otros castillos para evitar la rebelión interior. En todo caso, la persecución de los derrotados fue sistemática, premiando, por el contrario, a los favorables a la ocupación. En general, puede afirmarse que aquellos cargos de la administración navarra con Juan III de Albret, que prestaron juramento de obediencia y fidelidad a Fernando el Católico, fueron mantenidos en sus puestos.

Desde el principio se implantó la Santa Inquisición en septiembre de 1512, con tribunal del santo Oficio en Pamplona desde diciembre de 1513, dependiente de la jurisdicción de Zaragoza. Tras las protestas de las Cortes de Navarra, se trasladaron a Tudela

En un primer momento, la adscripción de la conquista fue al reino de Aragón, pero quizás por el poco apoyo ofrecido desde Aragón, y por el contrario, el apoyo militar mayoritario del de Castilla, hizo que Fernando el Católico lo adscribiera a Castilla. Para legalizar la incorporación de Navarra a Castilla, el duque de Alba informó de esta decisión el 11 de junio de 1515 en las Cortes Castellanas reunidas en Burgos. Ningún navarro participó, ni tampoco hay mención de representantes navarros, ni siquiera como testigos. Fernando el Católico lo ratificó un mes después.

Tras la muerte de Luis XII a principios de 1515, ascendió al trono su hijo Francisco I que posteriormente apoyará a los reyes navarros, rompiendo su aislamiento, dado sus intereses estratégicos.[13]

Segundo contraataque navarro (1516)

La muerte de Fernando el Católico en enero de 1516 y en vista de que existía una complicada sucesión castellana, el cardenal Gonzalo Jiménez de Cisneros amplió sus poderes manteniendo una red de espías y estimulando medidas para el aumento del ejército. El cardenal era consciente del posible ataque para recuperar el reino de Navarra, por lo que incrementó en unos 6.000 hombres el contingente militar. Se abasteció en especial a la guarnición de San Juan de Pie de Puerto de alimentos y armas. En este periodo, en el que los ocupantes desconfiaron de muchos navarros, incluso existieron dudas de la fidelidad del conde de Lerín, por lo que huyó del reino cuando se decretó su apresamiento. Más tarde volvería jurando fidelidad a Carlos I (en mayo de 1516).

El monarca galo estaba enfrascado en las guerras de Italia, no prosperando la alianza franco-navarra.El mariscal Pedro de Navarra recibió el encargo de recuperar militarmente el reino. A primeros de marzo se prepararon tres cuerpos de ejército. La primera columna con Juan III de Albret al frente sitiaría San Juan de Pie de Puerto. La segunda, a las órdenes del vizconde de Baigorri, ocuparía Roncesvalles para controlar este importante paso, y la tercera, al mando del mariscal con 1.200 hombres, entraría por Salazar y el Roncal.

A la par que entraba el mariscal en Navarra, se producía el alzamiento en varias villas, como Sangüesa, Olite y Marcilla, que fueron sofocados.

El ejército castellano desde San Juan de Pie de Puerto, tras dejar una pequeña guarnición, se replegó hacia Roncesvalles. Al mismo tiempo Villalba por el sur llegó también a Roncesvalles. Tras afianzar este importante paso, el coronel Villalba fue al Roncal en busca del mariscal Pedro de Navarra. Mientras la columna al mando del mariscal ante el fracaso del apoyo esperado por la segunda columna, que le tenía que aportar víveres, y el intenso frío, le había producido numerosas bajas. Por ello, al encontrarse los dos ejércitos entablaron conversaciones para la rendición, apresando al mariscal, que moriría asesinado en el castillo de Simancas en 1522.

Segunda consolidación

Para evitar posteriores problemas, el cardenal Cisneros, regente de Castilla, ordenó la demolición de todas las fortalezas, incluidas las pertenecientes a los aliados beamonteses, exceptuando alguna de estos y las consideradas estratégicas. Para ello se empezó por la de Sangüesa por la reciente sublevación. Por otro lado, se remozaron las del cinturón pirenaico, pero sobre todo las defensas de Pamplona. Se castigó a los sospechosos y se estudió la posibilidad de deportar a gran número de navarros a Andalucía, algo que finalmente no se llevó a cabo, exceptuando a los navarros musulmanes de la Ribera Navarra, para los que en mayo de 1516 se decretó su expulsión.

Casa de 1510, según su fachada, de San Juan de Pie de Puerto. Edificada, por tanto, dos años antes de iniciarse la ocupación.

Juan III de Albret murió el 17 de junio de 1516, y Catalina de Foix en febrero del año siguiente, pasando a ser el heredero Enrique II de Navarra el Sangüesino.

El mayo de 1516 juró como nuevo virrey Antonio Manrique de Lara, duque de Nájera que era cuñado del conde de Lerín, y tras ello este último retornó del exilio.

Mientras tanto el rey francés Francisco I y Carlos I de España suscribieron un acuerdo en Noyon en agosto de 1516, en el que arreglaba el litigio sobre Nápoles esquivando el de Navarra. Este acuerdo no se llevó a cabo. En octubre del mismo año el parlamento de París declaraba la independencia política de los monarcas navarros respecto a la corona francesa.

En mayo de 1519 se realizó otro intento de resolver los contenciosos de Navarra y Nápoles en las conferencias de Montpellier, entre los reinos francés y español.

En la Baja Navarra la ocupación fue en todo momento muy inestable, con continuas ocupaciones y abandonos que con referencia a la villa y fortaleza de San Juan de Pie de Puerto "fue tomado por otras veinte veces más por la casa de Castilla y después cobrado por la de Francia".

En mayo de 1520 se inició la Guerra de las Comunidades de Castilla, ordenando en octubre al virrey de Navarra el reclutamiento urgente de 2.000 soldados, para evitar el riesgo de sublevaciones. En abril de 1521 se utilizaron numerosos efectivos de los existentes en Navarra para participar en la toma de Salvatierra y de Vitoria, contra el conde de Salvatierra, lo que llevó a una importante reducción de soldados y artillería en Navarra.

Tercer contraataque navarro (1521)

Escudo de armas Imperial de Carlos I de España, donde figuraba el escudo de Navarra en uno de sus cuarteles.

En 1521, Carlos I de España y Francisco I de Francia mantienen una postura de rivalidad. Ambos habían pretendido el Imperio, que heredó Carlos. La incipiente España estaba extendiendo su Imperio por Europa y América. Francisco I tenía sus miras puestas en el Reino de Nápoles ocupado por los españoles, y Carlos I en el Milanesado y parte de Borgoña, ocupados por Francia. Las hostilidades empiezan cuando tropas no regulares francesas atacan el Luxemburgo imperial. La guerra se extiende a las fronteras de Flandes y Carlos hace alianza con Inglaterra y los Estados Pontificios contra Francia. Francisco I, aprovechando la Guerra de las Comunidades que asolaba Castilla y la de las Germanías de Valencia y apoyando al rey de Navarra Enrique II, envía a André de Foix, Señor de Lesparrou o de Asparrots, para reconquistar Navarra.

Según Ortega, Francisco I mandó a André de Foix, señor de Lesparre, a conquistar Navarra para Enrique de Albret.[17]​.

Otras versiones apuntan que el ejército que invadió Navarra, nominalmente bajo el mando de Enrique II de Navarra, estaba dirigido por Lesparre (el hermano de Odet de Foix, Vizconde de Lautrec), y que las operaciones fueron abastecidas y financiadas por los franceses, que denegaron toda responsabilidad.[18]

En este contexto, en mayo de 1521 tuvo lugar un alzamiento generalizado en toda Navarra, como las significativas ciudades de Pamplona, Estella, Tafalla y Tudela e incluídas las que habían sido beaumontesas, y que había sido preparado desde el interior. Al mismo tiempo las tropas mandadas por el general Asparrots, compuestas por 12.000 infantes en su mayoría gascones y que contaban con artillería pesada, rindieron el 15 de mayo San Juan de Pie de Puerto, posteriormente Roncesvalles y Burguete.

Antonio Manrique de Lara, duque de Nájera y virrey de Navarra, salió de Pamplona hacia Alfaro el 17, siendo asaltado en el camino y saqueado. Los escasos soldados castellanos que se quedaron se encastillaron en la fortaleza. Entre ellos estaba el guipuzcoano oñacino capitán Ignacio de Loyola, que fue herido en el bombardeo realizado durante seis horas para rendir la plaza. Entre los atacantes se hallaban los dos hermanos de Francisco de Javier, Miguel y Juan, que se quedarían al cuidado de la ciudad.

La recuperación del reino no había sido muy sangrienta. Se produjeron enfrentamientos con unos 1.000 guipuzconos oñacinos en el monte Zengarrén, donde hubo unos 17 muertos y otros cuatro muertos en Yesa cuando se cortó el paso a tropas que huían, además de los heridos en la fortaleza de Pamplona. Posteriormente tampoco se produjeron episodios de depuración con la población beaumontesa.

Monumento erigido en recuerdo de la Batalla de Noáin. Esta fue determinante en el destino de Navarra.

Tras tomar la capital, las tropas de Asparrots, formadas por bearneses, labortanos, franceses y bajonavarros y engrosadas después por altonavarros, atravesaron el reino para atacar Logroño. En mayo atacaron y saquearon Los Arcos que se mantenía fiel a Carlos I y ofreció resistencia a su avance.[19]​ El 5 de junio las baterías de Asparrots bombardeaban Logroño, pero el día 11 tuvo que levantar el cerco e iniciar el repliegue hacia Pamplona, al reorganizarse el ejército imperial.

Se puede aceptar por válida la cifra aportada por Boissonnade (1893) que cifra en 30.000 los soldados reclutados por el ejército imperial para recuperar Navarra. El reclutamiento de estas fuerzas se desglosa de la siguiente forma: unos 7.000 hombres del Condestable de Castilla; unos 5.000 de los territorios de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa, en este último caso tras la reducción de los vecinos sublevados por parte de Ignacio de Loyola; unos 4.000 aportados por el conde de Lerín; entre 1.000 y 1.200 soldados de cada una de varias ciudades como Segovia, Valladolid, Palencia, Burgos, Salamanca y Toro; 800 por Medina del Campo y 500 de Ávila y en menor medida de otras ciudades. Además de tropas aportadas por los miembros de la nobleza sus deudos y allegados. En muchos casos el reclutamiento fue realizado entre los vencidos de la Guerra de las Comunidades.[13]

Durante el repliegue de las tropas de Asparrots, las primeras escaramuzas ocurrieron en la villa de Puente la Reina, donde se produjo un resultado adverso para los castellanos, que perdieron un escuadrón completo de 300 hombres. Finalmente presentaron batalla en las cercanías de Pamplona el 30 de junio, librándose la sangrienta Batalla de Noáin, donde murieron más de 5.000 combatientes, con la derrota de los franco-navarros. Cinco días después entraron los gobernadores generales en la capital del reino, tras negociar su rendición. En esta negociación se acordó la liberación del general Asparrots. A finales de julio cayó la villa de San Juan de Pie de Puerto.

De nuevo se ordenó el derribo de las fortalezas que aún quedaban en pie, manteniendo únicamente las de Pamplona, Estella y Puente la Reina, así como la confiscación de bienes, condenas a muerte y destierros de los vencidos.

Fue nombrado como nuevo virrey el conde de Miranda, Francisco de Zúñiga y Avellaneda en agosto de 1521.

Tres meses después de la derrota de Noáin, los partidarios de Enrique II ocupan el castillo de Maya en septiembre y Fuenterrabía en octubre, manteniendo una franja Baztán-Bidasoa libre, bajo control de los naturales.

En marzo de 1522 los españoles volvieron a tomar Roncesvalles y el castillo de Orzorrotz en la peña de Ekaitza sobre las localidades de Ituren y Zubieta.

El 10 de mayo de 1522 el Emperador concedió un perdón general con la excepción expresa a más de 400 personas.

El 17 de junio, en una batalla con bajas en ambas partes, los castellanos tomaron Santesteban, que fue incendiada, y de este modo, la línea defensiva navarra del Baztán-Bidasoa quedaba cortada. El 28 de junio el ejército imperial conquistó el castillo de Behobia, tras ser abandonado. Dos días después sucedería la batalla del monte Aldabe en las cercanías.

En julio fue cercado por 10.000 hombres el castillo de Maya, donde todos los defensores eran navarros, capitulando el 22 de julio de 1522.

En octubre de 1523 Carlos I fue a Pamplona para preparar la campaña contra los resistentes navarros en Fuenterrabía y en la Baja Navarra. Decretó en diciembre otro perdón real, excluyendo a 152 representantes de familias navarras.

En esta situación, un ejército de 27.000 hombres se prepara en Navarra y Guipúzcoa, divididos en tres columnas para atacar, Labort, Baja Navarra y el Bearn. A los 24 días de campaña, tras fracasar en la toma de Bayona y que ni siquiera llegó a Toulouse, volvieron después de haber perdido una cuarta parte de las tropas por deserciones y enfermedades. En esta campaña resultaron destruidas las poblaciones de Oloron, Navarrenx, Garris, Sordes, Hastingues, Maule, Sauveterre y Bidache.

Escudo de Navarra, con cadenas, empleado tras su conquista.

Reorganizados en febrero tras esta expedición, sitiaron de nuevo la Fortaleza de Fuenterrabía. El 2 de febrero comenzó el bombardeo. Mientras se negociaba su rendición, abandonaron el castillo los franceses el 27 de febrero, manteniéndose los navarros en el mismo. El 29 de febrero se decretó un perdón a los navarros a cambio de su entrega y sometimiento, entregándose la plaza en abril de 1524, dos años y medio desde su toma.

Este amplio perdón dio paso a una consolidación de la Administración castellana en el reino. Aunque no todas las reintegraciones prometidas se cumplieron.

Mientras tanto, los franceses son derrotados en Milán, que tienen que abandonar. Francia se ve acosada por todos lados, pero resiste a los ingleses cerca de París, a los alemanes en Borgoña y a los españoles en Bayona. Las tropas de Carlos V entran en la Provenza francesa, ponen sitio a Marsella, que no se rinde, lo que anima a Francisco I a contraatacar, haciéndolo en Pavía, donde cae prisionero,[17]​ junto a Enrique II.

La batalla de Pavía ocurrió el 24 de febrero de 1525, allí fueron apresados Franciso I y Enrique II, y llevó a que el primero firmara en enero de 1526 el Tratado de Madrid‎. En su artículo séptimo se pedía que dejara de apoyar al rey navarro en los intentos de reconquistar Navarra. Enrique II se escaparía en 1527.

Evolución posterior

Baja Navarra

Desde septiembre de 1521, la plaza de San Juan de Pie de Puerto estaba en manos de leales a Enrique II. En 1525 se volvió a retomar con una expedición militar. Posteriormente hizo falta otra expedición al mando de Hernando Sandoval a la Baja Navarra en septiembre de 1527 para volver a controlar la situación y pedir obediencia al Emperador en los distintos pueblos.

En julio de 1528 se constata ya que Carlos I la dio por perdida, recobrándola Enrique II.

Esta pequeña parte de Navarra se mantuvo como reino independiente. En 1589 su rey Enrique III asumió también el reino de Francia con la famosa frase de "París bien vale una misa". En octubre de 1620 se unificarían los reinos de Francia y Navarra, manteniendo siempre el título de sus reyes como de "Francia y Navarra". Fue una decisión del rey Luis XIII, que nunca había estado en la tierra de su padre, y que disgustó a los navarros porque el reino pasaba a ser una provincia cautiva, privada de todas sus leyes, privilegios y libertades.[20]

Tras la Revolución francesa de 1789 desapareció como reino.

Alta Navarra

José Bonaparte recuperó las cadenas de Navarra en el escudo de España que ya figuraban en las armas de Carlos I, que no fueron mantenidas por sus sucesores.

Tras la rendición de Fuenterrabía, la amnistía fue amplia y permitió volver a muchos que habían luchado en contra del Emperador y recuperar parte de sus bienes. Se prohibió el comercio con el norte de los Pirineos y se impuso un control estricto del paso de personas. Se modificó el sistema administrativo, judicial y legislativo, sustituyéndose por un sistema feudal. En el testamento de Carlos I hay referencias a Navarra en la que parece dudar de sus acciones:

en lo que toca al reyno de Navarra, haya de mirar y con diligencia examinar y averiguar sinceramente, si de justicia y razón seré obligado a restituir el dicho reyno o en otra manera satisfacer o compensar a persona alguna. Y lo que fuese hallado, determinado y declarado por justicia, se cumpla por efecto, por manera que mi ánima y conciencia sea descargada.
Testamento Carlos I recogido en ”Navarra, 1512-1530”

Pamplona siguió siendo considerada “plaza fuerte”, destacando sus murallas y la construcción de una ciudadela, en la que dos de sus cinco puntas controlaban la ciudad. Hasta 1889 no se empezaron a derribar dos de los baluartes de la ciudadela para realizar el Primer Ensanche de Pamplona, en el interior del recinto amurallado. El mismo se completó con la edificación de nuevos cuarteles militares. No sería hasta entrado el siglo XX, en 1920, cuando se demolió una parte de las murallas exteriores para efectuar el Segundo Ensanche y tras comprobar que la nueva tecnología empleada en la Primera Guerra Mundial hacía obsoleta la defensa con murallas de la Época Moderna.

Siguió teniendo la denominación de reino hasta 1841, en que se realizó la que años después se llamó Ley Paccionada. Entonces desaparecieron también los virreyes de Navarra. Solo hubo un virrey navarro y fue Francisco Espoz y Mina en 1834.

Monumento al Resistente Desconocido

Monumento al Resistente Desconocido.

Al pie del monte Gaztelua, donde se encontraba el castillo de Maya, el 21 de julio de 2007 se inauguró un Monumento al Resistente Desconocido, realizado por Pello Iraizoz. Está tallado en la piedra rojiza del Baztán, y en la que se ha inscrito el lema “Pro libertate patria, gens libera estate” ("De pie la gente libre a favor de la libertad de la patria"), de los Infanzones navarros, y que también figura en euskera. En la parte superior del mismo está el carbunclo (figura estrellada), simbología de arte popular que fue origen del escudo de Navarra y que utilizó Teobaldo I de Champaña. Más abajo se ve este símbolo al que se le añadieron unos dibujos esféricos en sus brazos, que en siglos posteriores se convirtieron en cadenas. En la parte inferior aparecen imágenes relacionadas con los distintos soberanos navarros y que han figurado en la numismática navarra.[21]

Véase también

Notas y referencias

  1. a b c d e f g h i Elizari
  2. Transcripción y traducción del Pacto Convenio por el paleógrafo y Dr. en Historia José Ángel Lema Pueyo
  3. a b c d e f g Urzainqui
  4. a b Gipuzkoa y sus relaciones con Nabarra y Castilla en 1200 - José Luis Orella Unzué
  5. a b c d e f g h i j Serrano Izko
  6. [http://www.ingeba.euskalnet.net/klasikoa/noticia/marnoti.htm NOTICIA DE LAS COSAS MEMORABLES DE GUIPUZCOA / PABLO GOROSABEL LIBRO IV
  7. Sagredo
  8. [http://www.ingeba.euskalnet.net/klasikoa/noticia/not08/n5037045.htm NOTICIA DE LAS COSAS MEMORABLES DE GUIPUZCOA / PABLO GOROSABEL LIBRO VIII Capítulo II
  9. a b García Arancon
  10. a b c d Herreros Lopetegui
  11. a b Jimeno Jurío
  12. Eloisa Ramírez
  13. a b c d e f g h i j k l m n Pedro Esarte
  14. La población navarra a comienzos del siglo: el Recuento de casas de 1514 (Estudio realizado por Peio Joseba Monteano, Príncipe de Viana, ISSN 0032-8472, Año nº 61, Nº 220, 2000.)
  15. a b (Bazán 2006:232)
  16. por el papa Julio II en el V Concilio de Letrán
  17. a b Compendio de Historia de España. Juan Ortega y Rubio. Valladolid. 1893
  18. Blockmans, Emperor Charles V, 51–52; Hackett, Francis the First, 226.
  19. Página web del Ayuntamiento de Los Arcos
  20. Alfredo Floristán
  21. La gran Navarra sigue viva en Amaiur. Diario de Noticias Navarra ::: El periódico de todos los navarros. Vecinos

Bibliografía

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