Diferencia entre revisiones de «Teoría de la justificación»

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La '''teoría de la justificación''' es la parte de la [[teoría del conocimiento]] (también llamada a veces [[epistemología]] o [[gnoseología]]) que se ocupa del '''apoyo''' o '''respaldo''' que posee, ya una [[proposición]] o [[creencia]], ya un conjunto de ellas, como una [[teoría científica]], o más ampliamente, un "punto de vista".
La '''teoría de la justificación''' es la parte de la [[teoría del conocimiento]] (también llamada a veces [[epistemología]] o [[gnoseología]]) que se ocupa del '''apoyo''' o '''respaldo''' que posee, ya una [[proposición]] o [[creencia]], ya un conjunto de ellas, como una [[teoría científica]], o más ampliamente, un "punto de vista".
Otras nociones emparentadas a la de justificación epistémica son las de [[demostración]] o [[prueba]], razón, fundamento, garantía o aval (''warrant'') del conocimiento, y otros semejantes.
Otras nociones emparentadas a la de justificación epistémica son las de [[demostración]] o [[prueba]], razón, fundamento, garantía o aval (''warrant'') del conocimiento, y otros semejantes.







La vasta mayoría de los estudiosos concuerdan en que disponer de una justificación adecuada es requisito indispensable para que las [[creencia]]s o teorías constituyan conocimiento legítimo, es decir, para que puedan considerarse validas o correctas. Esto se debe a la influencia de la definición del [[conocimiento]] como "creencia verdadera y justificada", posición inicialmente formulada por [[Platón]] en el diálogo [[Teeteto]] (aquí "creencia" debe entenderse como cualquier ''pretensión'', correcta o errada, de saber algo.)
La vasta mayoría de los estudiosos concuerdan en que disponer de una justificación adecuada es requisito indispensable para que las [[creencia]]s o teorías constituyan conocimiento legítimo, es decir, para que puedan considerarse validas o correctas. Esto se debe a la influencia de la definición del [[conocimiento]] como "creencia verdadera y justificada", posición inicialmente formulada por [[Platón]] en el diálogo [[Teeteto]] (aquí "creencia" debe entenderse como cualquier ''pretensión'', correcta o errada, de saber algo.)

Revisión del 23:46 17 ago 2010

La teoría de la justificación es la parte de la teoría del conocimiento (también llamada a veces epistemología o gnoseología) que se ocupa del apoyo o respaldo que posee, ya una proposición o creencia, ya un conjunto de ellas, como una teoría científica, o más ampliamente, un "punto de vista". Otras nociones emparentadas a la de justificación epistémica son las de demostración o prueba, razón, fundamento, garantía o aval (warrant) del conocimiento, y otros semejantes.

La vasta mayoría de los estudiosos concuerdan en que disponer de una justificación adecuada es requisito indispensable para que las creencias o teorías constituyan conocimiento legítimo, es decir, para que puedan considerarse validas o correctas. Esto se debe a la influencia de la definición del conocimiento como "creencia verdadera y justificada", posición inicialmente formulada por Platón en el diálogo Teeteto (aquí "creencia" debe entenderse como cualquier pretensión, correcta o errada, de saber algo.)

Así por ejemplo, si una persona A afirma X y es cuestionado, es común que A proceda a dar una "justificación", es decir, a exponer las razones por las cuales cree X. Para ello, A podría dar diferentes clases de justificación que respalden sus creencias. Entre sus tipos más comunes estarían el invocar supuestas observaciones o los resultados sistemáticos de la experiencia pasada (justificación empírica); el testimonio de fuentes autorizadas (criterio de autoridad); y por último, el razonamiento a partir de premisas incuestionadas (justificaciones racionales de tipo discursivo, i.e., mediadas por un lenguaje).

No obstante, no todo lo que un individuo admite como explicaciónes, en efecto son "buenas explicaciónes" para un tercero. Por tanto, no cualquier justificación le confiere a una creencia el rango de conocimiento "aceptable", sino que para ello debe tener el respaldo de una buena justificación (objetiva o no). Por ejemplo, una justificación aceptable para explicar un matrimonio es que los participantes así lo desean. Así, la justificación epistémica se refiere principalmente a las explicaciónes por las que puede considerarse apropiado o legítimo aceptar una creencia o teoría como "verdadera".

Salvo un grupo de empiristas radicales, la mayoría de los autores clásicos y contemporáneos aceptarían que para seleccionar la interpretación adecuada de datos empíricos (y en filosofía, para determinar el valor cognitivo de la experiencia en general), nos es indispensable el razonamiento, v. gr., justificaciones de tipo discursivo. En concreto, una manera común y reconocida de poner a prueba la validez de determinadas razones, y en consecuencia, de determinar qué tan aceptables resultan las teorías e interpretaciones que aquéllas pretenden respaldar, es someterlas a la crítica más informada e inteligente posible.

Telon de fondo

Como se ha visto, la teoría de la justificación se refiere a las "explicaciones" o "razones" por las que un individuo o grupo puede considerar apropiado o legítimo aceptar una creencia o teoría. Se puede decir, en general, que la teoría de la justificación estudia no sólo las razones válidas para tener una creencia, sino cualquier razón o argumento, buscando al mismo tiempo establecer reglas generales que permitan diferenciar entre ellas.

Consecuentemente el termino "razones" puede ser objeto de confusión. Luis Villoro, por ejemplo, le da un sentido muy amplio, que cobija todo género de respuestas articuladas a una pregunta "por qué?". Contra lo que haría esperar el uso más específico de la palabra, (dentro, por ejemplo, de un sistema de logica formal) Villoro admite que una creencia puede estar basada en "razones empíricas", como la presunta percepción de ciertos datos empíricos, lo que no en todo caso resulta de un argumento o raciocinio. Por otro lado, en muchas situaciones la palabra se usa sin contenido valorativo. Por ejemplo, alguien puede, de hecho, dar como "razones" motivos suyos no compartibles o de expresión difícil, como sucede con muchos afectos y ciertas experiencias personales. Los afectos pueden ser señalados como razones muy atendibles por quien los tiene, sin que un tercero las reconozca por tales, y sin que deba compartirlas o incluso aceptarlas en algún sentido. De nuevo considerese el caso del matrimonio. Presumiblemente aquellos que se desposan están enamorados. Esa es una razón que generalmente podemos entender y aceptar, aunque no compartamos el sentimiento. (Ver subjetividad)

La clase más importante de justificaciones epistémicas son las que están integradas por elementos que, en principio, son intersubjetivamente accesibles, como por un lado lo son los razonamientos, y por el otro, experiencias que otro cualquiera puede tener bajo circunstancias apropiadas (ver, por ejemplo, experimento). Otro tipo de justificaciones (a las que muchos autores preferirían negarles todo valor epistémico) estarían fundadas en elementos intransferibles, como la fe religiosa o una supuesta intuición personal. En el segundo caso, a lo sumo habría, se alega, un conocimiento personal incomunicable y no objetivo.

Adicionalmente hay otros dos problemas a considerar: Primero, las razones que en opinión de A justifican una creencia X, podrían, a su vez, ser defectuosas, como es el caso si se basan en el dicho de un testigo falso, en una observación descuidada o por último, en un argumento falaz. Segundo, puede ser el caso con cualquiera justificación ofrecida que si se se le oponen objeciones prima facie plausibles, puede llegar a requerirse que esa justificación - o incluso una clase entera de pretendidas justificaciones- sea a su vez justificada, antes de decidir si en efecto sus miembros poseen o no valor justificativo.

Sigue que justificación no necesariamente equivale a demostración. Muchas veces se considera que una demostración, al presentar un razonamiento de tipo puramente deductivo (generalmente, además, expresado en un sistema formal), es el tipo más fuerte de justificación. Sin embargo, es posible tener razones suficientes para creer algo legítimamente (tener una justificación objetiva o válida), sin por ello ser capaz de demostrar que tal creencia es correcta ( ver teoría de la demostración). En consecuencia, puede haber justificaciones genuinas con muy distintos grados de rigor y fuerza. Más aún, Perelman[1]​ recuerda cómo en las disciplinas académicas donde se dan demostraciones cabales (matemáticas y lógica), éstas parten de principios que no es necesario aceptar, de modo que las conclusiones o teoremas sólo tienen validez condicional (valen a condición de que previamente se acepte una premisa o un sistema axiomático -lo que varias veces en los siglos XIX y XX se convirtió en objeto de una polémica o debate, argumentación que ciertamente no es en sí misma de tipo deductivo. De este modo, el enaltecimiento frecuente de la deducción y los formalismos es cuestionable, ya que las formas precisas en que son socialmente aceptados, responden a otro tipo de argumentos [ver Razón (filosofía) y dialéctica]. Tomando en cuenta lo anterior, se puede sugerir que la demostración sería sólo el tipo más sólido de "justificación discursiva" a nuestro alcance.

Algunos autores - como Villoro- atribuyen a las razones un peso no sólo decisivo sino exclusivo, al discernir qué creencias tienen valor epistémico (i.e., cuáles merecen contarse como conocimiento)[2]​ Esto no implica negar la importancia de la verdad, sino que las razones fungen, según ese autor, como único "criterio de verdad".[3]

Así, es necesario distinguir en la justificación epistémica los motivos personales o generales que pueden llevar a alguien a aferrarse a determinadas creencias, o del interés particular que alguien puede tener en hacer determinadas afirmaciones. Es posible que p. ej., a una persona le resulte extraordinariamente difícil aceptar ciertos hechos, por bien establecidos que estén, debido a la angustia que le causan. (Ver Trauma psíquico) Igualmente es posible que muchas personas acepten como valido argumentos basados en prejuicios o errores generales o comunes (ver Prejuicio cognitivo). Si bien esos casos caen dentro del área general de estudio de una Teoría de la justificación, (en que constituyen un tipo de explicación de cómo o por qué un individuo o grupo llega a adoptar ciertas creencias) en general no serían consideradas como justificaciones racionalmente satisfactorias.

Objetos de justificación

Muchas cosas pueden ser objeto de una justificación: actos individuales, emociones, peticiones, leyes, etc. Como subcampo de la teoría del conocimiento, la Teoría de la justificación no se ocupa de ellas, sino se refiere sólo a creencias (u opiniones) y a proposiciones o (teorías). Más técnicamente, las teorías de la justificación estudian las tentativas o estrategias a las que puede acudirse para probar o sostener en forma no coercitiva, cualquier clase de declaración, proposición o enunciado.

La justificación confiere valor normativo

Una manera de aclarar el tema de que tratan las Teorías de la justificación, diría que una creencia justificada es aquélla que "tenemos derecho" a mantener. El derecho en cuestión no es ni político ni moral, sino intelectual. En cierto sentido, cada uno es responsable de lo que cree. Las creencias no se forman o se adquieren totalmente al azar sino que por el contrario, dependen, al menos en parte, de nuestras acciones, o de experiencias que podemos procurarnos. Se puede argumentar entonces que, por lo tanto, tenemos una responsabilidad intelectual u obligación deontológica (y desde luego, un interés) en aceptar la verdad y de rechazar lo que es falso. (ver Epistemología virtuosa)

Así, la justificación es un acto o noción normativa. La definición más común en este sentido es que un acto es normativo, muy en general, si depende o se efectúa con relación a reglas, obligaciones y permisos relacionadas con la acción humana. Sigue que la justificación es un acto normativo porque se define como un concepto que se relaciona con las reglas del conocimiento humano.

Teorías de la justificación

Existen varias visiones en relación a que constituye una justificación, generalmente a partir de la pregunta: ¿Cuán seguros necesitamos estar de que nuestras creencias corresponden al mundo real?.- Diferentes versiones de la teoría demandan diferentes "cantidades" y diferentes tipos de razones o criterios (por ejemplo, evidencia) a aplicar a fin de que una creencia pueda ser considerada justificada. (compárese con: Criterios de verdad)

En este sentido, las teorías de la justificación se complementan con otros elementos de la filosofía, tales como la gnoseología, la teoría de la virtud, etc.

Las principales teorías de la justificación, en la actualidad, incluyen:

  • Fundacionalismo - Creencias básicas evidentes justifican otras creencias que no son evidentes. (ver axiomas)
  • Coherentismo - Creencias son justificadas si es que son coherentes con la totalidad del sistema de creencias que una persona tiene.
  • Internalismo - La creencia debe ser justificada a través de conocimiento interno: todo lo necesario para proporcionar justificación a una creencia se encuentra inmediatamente disponible en la conciencia.
  • Externalismo - existen fuentes externas que pueden ser utilizadas a fin de justificar una creencia.
  • Escepticismo filosófico - Una variedad de posiciones que cuestionan la posibilidad del conocimiento cierto.

Posiciones minoritarias incluyen:

  • "'Fundherentismo"' - una combinación de fundacionismo y coherentismo, propuesta por Susan Haack.
  • "'Infinitismo"' - de acuerdo con Peter D. Klein, las creencias se justifican por cadenas infinitas de creencias.

Justificadores

Si una creencia es justificada, es porque hay algo que la avala: los justificadores. Para que se pueda argumentar que una creencia es justificada, debe tener por lo menos un justificador, por ejemplo, alguna evidencia.

Supongamos, por ejemplo, que una mujer sabe que su marido fue a un viaje de negocios y, a su vuelta, huele perfume en su camisa y nota algunas manchas de colorante de labios en la misma. Tanto el olor como las manchas pueden ser aducidas como "evidencia" para justificar una creencia que el caballero ha tenido o tiene una relación con alguna otra mujer.

No todos los justificadores tienen ser lo que se considera evidencia propiamente tal. Existen tipos substancialmente diferentes de justificadores disponibles, sin embargo, cualquiera que esos sean, una creencia necesita, para ser justificada, de por lo menos un justificador.

Todo lo anterior levanta una cuestión: ¿qué se puede considerar, legítimamente, como un justificador? Como se ha sugerido con anterioridad, diferentes posiciones aceptan diferentes tipos o categorías de fenómenos como tales. Los tres básicos son:

  1. Otras creencias.
  2. Creencias junto a otros estados de conciencia.
  3. Creencias, estados de conciencia y otros hechos tanto internos como en el medio ambiente (a los cuales puede o no que tengamos acceso consciente)

Por lo menos ocasionalmente, la justificación para una creencia es otra. Volviendo al ejemplo anterior, la creencia de la Sra que su marido ha tenido una aventura. Estrictamente, la creencia de ella no se basa en la evidencia física, sino en su creencia sobre lo que la mancha y el perfume significan (quien y como las usa, por ejemplo). Podría ser el caso que ella no creyera que solo mujeres se pintan los labios y usan perfume (que sucede, por ejemplo, si el trabajo del marido consiste en crear, demostrar o vender perfumes y artículos de belleza?), podría ser que ella considere que tales "evidencias" han sido puestos deliberadamente por ya sea el marido o algún otro u otra (ya sea para producirle celos o causar problemas en su relación matrimonial), etc. En todos esos casos, la justificación de la creencia no depende solo de los hechos, sino de su interpretación, es decir, de otras creencias.

Considérese el caso de alguien que crea que hay vida inteligente en Marte y base esa creencia en otra creencia: que en la superficie de ese planeta hay un rasgo distintivo (la Cara de Marte) que solo puede ser producto de la acción de seres inteligentes. En este caso el justificador es la creencia que ciertas rasgos solo pueden ser el resultado de actos intencionales, y lo justificado es la creencia que hay vida inteligente en el planeta Marte.

Pero supongamos que esa creencia justificadora fuera, en su turno, injustificada. Volviendo al ejemplo anterior, supongamos que esos rasgos en general o ese rasgo en particular pudiera resultar no solo de acciones intencionales o que, por lo menos, no se haya justificado la creencia que tal rasgo o característica solo puede ser el resultado de actos intencionales. En ese caso seria injustificable mantener que él o los rasgos implican acción inteligente. No seria el derecho de nadie mantener tal cosa a menos que lo que se alega como justificador sea justificable y haya sido justificado[4]

En general, si una creencia está justificada, entonces ésta puede a su vez justificar otras creencias. Si una creencia no está justificada, no puede servir de justificador ni a otra ni a su negación: si P no es justificada, no puede justificar ni Q ni la negación de Q.

Justificadores de uso corriente

Notas y referencias

  1. (3) Ver Perelman, Chaïm. L'Empire rhétorique Caps. 1 y 15. Ver Kneale & Kneale, History of Logic
  2. Aquí Villoro se aparta de la llamada "definición platónica del conocimiento"; aunque en ésta última, como en virtualmente cualquier otra definición hasta ahora propuesta, la justificación se considera condición necesaria del saber, no condición suficiente del conocimiento.- Ver: Villoro, L. Creer saber conocer, FCE 1982. Esp. Caps. 7 y 8
  3. Véase Villoro, L. Creer saber conocer, FCE 1982. Esp. Caps. 4 y 5.
  4. ver petición de principio

Véase también

Enlaces externos

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