Latín

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El latín es una lengua indoeuropea del ramo itálico que fue hablada en la antigua República Romana y el Imperio Romano desde el siglo IX aC. Su nombre deriva de la existencia de una zona geográfica de la península itálica denominada "Vetus Latium" o 'antiguo llano' (hoy llamado Lacio).

Ganó gran importancia con la expansión del estado romano, siendo lengua oficial del imperio en gran parte de Europa y África septentrional, junto con el griego. Como las demás lenguas indoeuropeas en general, era una lengua flexiva con un alto grado de síntesis nominal y verbal, en la cual las relaciones gramaticales no se marcaban sólo mediante preposiciones, como en las modernas lenguas romances, o el orden, como en el inglés, sino también por medio de la flexión marcada mediante afijos.

Aunque el latín en su forma clásica ya no es la lengua nativa de ningún grupo y, por tanto, es una lengua muerta, éste dio origen a un gran número de lenguas europeas, denominadas lenguas romances, como el español, el francés, el italiano, el portugués, el gallego, el rumano, el catalán, y otras de menor difusión como el (asturleonés,el aragonés,el occitano, etc.), y también ha influido en las palabras de las lenguas modernas, como consecuencia de que durante muchos siglos, después de la caída del Imperio Romano, continuó usándose en toda Europa como lingua franca para las ciencias y la política, sin ser seriamente amenazada en esa función por otras lenguas en auge (como el español en el siglo XVII o el francés en el siglo XVIII) hasta prácticamente el siglo XIX.

Actualmente es idioma cooficial en la Ciudad del Vaticano junto al italiano. En la Iglesia, se usaba como lengua litúrgica hasta el Concilio Vaticano II en la década de los años 1960 [1]​. También se usa para los nombres binarios de la clasificación científica.

El estudio del latín, junto con el del griego clásico, es parte de los llamados estudios clásicos, y aproximadamente hasta la década de los 60, fue estudio casi imprescindible en las humanidades. El alfabeto latino, derivado del alfabeto griego, todavía es el alfabeto más usado del mundo con diversas variantes de una lengua a otra.

Periodos en la historia de la lengua latina

La historia del latín comienza en el siglo VIII adC y llega, por lo menos, hasta la Edad Media; se pueden distinguir estos periodos:

  • Clásico: En una época de profunda crisis económica, política y cultural, la élite cultural crea, a partir de las variedades del latín coloquial, un latín estándar (para la administración y escuelas) y un latín literario. Es la Edad de Oro de las letras latinas, cuyos autores más destacados son Cicerón, César, Tito Livio, Virgilio, Horacio, Catulo, Ovidio. Esto ocurrió aproximadamente en los siglos I adC y I dC
  • Posclásico: La lengua hablada se va alejando progresivamente de la lengua estándar, que la escuela trata de conservar, y de la lengua literaria. Esta distancia creciente hará que de las diversas maneras de hablar latín nazcan las lenguas románicas. Y la lengua escrita, que inevitablemente también se aleja, aunque menos, de la del periodo anterior, se transforma en el latín escolástico o curial.
  • Medieval: El latín como se conocía ya no es hablado, por ende, el latín literario se refugia en la Iglesia, en la Corte y en la escuela, convirtiéndose en el vehículo de comunicación universal de los intelectuales medievales. Mientras, el latín vulgar continuaba su evolución a ritmo acelerado.

Ya que las lenguas romances fueron apareciendo poco a poco, unas antes que otras, y porque el latín seguía siendo utilizado como lingua franca y culta, no se puede dar una fecha en la que se dejó de utilizar como lengua materna.

Orígenes y expansión

Región del Lacio en Italia, donde surgió el latín

El latín aparece hacia el año 1000 a. C. en el centro de Italia, al sur del río Tíber, con los Apeninos y el mar Tirreno al oeste, en una región llamada Latium (Lacio), de donde proviene el nombre de la lengua y el de sus primeros habi­tantes, los latinos.

En los primeros siglos de Roma, desde la fundación al s. IV a. C., el latín era una lengua tosca, que apenas podía tener manifestaciones literarias o científicas, que tenía una extensión territorial limitada: Roma y algunas partes de Italia, y una población escasa. Era una lengua de campesinos.

Así lo demuestran las etimologías de muchos términos del culto religioso, el derecho o la vida militar. Destacamos, entre otros, los términos stippulare "estipular", derivado de stippa "paja", o emolumentum "emolumento", derivado de emolere "moler el grano" en el lenguaje del derecho. En este sentido los latinos, desde época clásica, al menos, hablaban de un sermo rusticus "habla del campo", opuesta al sermo urbanus, tomando conciencia de esta variedad dialectal del latín.

En el campo latino se dice ‘edus’ (cabrito) lo que en la ciudad ‘haedus’ con una a añadida como en muchas palabras.[2]

Después del periodo de dominación Etrusca y la invasión de los Galos (390 a. C.), la ciudad fue extendiendo su imperio por el resto de Italia. A finales del siglo IV a. C. Roma se había impuesto a sus vecinos itálicos. Los etruscos dejaron su impronta en la lengua y la cultura de Roma, pero fueron los griegos, presentes en la Magna Grecia, quienes más influyeron sobre el latín dotándole de un rico léxico.

El latín de la ciudad de Roma se impuso a otras variedades de otros lugares del Lacio, de las que apenas quedaron algunos retazos en el latín literario. Esto hizo del latín una lengua con muy pocas diferencias dialectales, al contrario de lo que pasó en griego. Podemos calificar, pues, al latín de lengua unitaria.

Después, la conquista de nuevas provincias para el territorio, primero las Galias con César, hasta la de la Dacia (Rumania) por parte de Trajano, supuso la expansión del latín por un inmenso territorio y la incorporación de una ingente cantidad de nuevos hablantes.

Paralelamente a la expansión territorial de Roma, el latín se desarrolló como lengua literaria y como lingua franca, a la vez que el griego, que había tenido estos papeles antes. Desde el siglo II adC, con Plauto y Terencio, hasta el año 200 dC con Apuleyo, entre otros, tenemos una forma de latín que no tiene ninguna variación sustancial.[3]

Estratos del latín

Lenguas en Italia. Siglo VI adC

El latín era una lengua itálica, eso significa que la mayoría de elementos gramaticales y la mayor parte de su léxico, provienen por evolución natural de las lenguas de dialectos y hablas indoeuropeas.

El idioma original de los grupos latinos al instalarse en la península itálica se vio influida por el contacto con hablantes de otros grupos tanto indoeuropeos (oscos, umbros, griegos, celtas,...) como no indeuropeos (etruscos, picenos, ilirios). Se suelen distinguir tres tipos de influencia sociolingüística:

  • Influencia sustrato, debida a hablantes que fueron asimilados y cuyas lenguas habrían ocupado la región antes de la difusión de la lengua latina en ellas, a veces se habla para estas lenguas de "substrato mediterráneo" y son lenguas muy poco conocidas, pues quedan sólo unos pocos restos escritos, algunos de los cuales aun no son descifrados. Un sustrato del latín fue claramente, la lengua etrusca.
  • Influencia adstrato, debida al contacto con pueblos que convivieron con los latinos, aunque sin dominarlos ni depender de ellos (adstrato osco, umbro y griego).
  • Influencia superestrato, debida a pueblos que temporalmente sometieron a los latinos y que dejaron una marca en el habla, aqui hablamos del superestrato etrusco, galo o celta).

Esta distinción, sin embargo, puede no resultar del todo operativa, porque por ejemplo el etrusco puede haber sido a la vez substrato, adstrato y superestrato en diferentes épocas.

A pesar de todas las influencias que se reflejan fundamentalmente en el léxico y la fonética, la mayoría de elementos gramaticales y léxicos del latín son rastreables hasta el protoindoeuropeo.

El sustrato mediterráneo proporcionó al latín el nombre de algunas plantas y animales que conocieron al llegar. Los adstratos osco, umbro y griego son responsables del alfabeto (el último) y de lo relacionado con dioses y mitos[cita requerida]. Por último, el superestrato etrusco es responsable del léxico del teatro, de la adivinación y los numerales 18 y 19.

<<--- . Fenómenos de este tipo son la influencia céltica a la que se atribuye la lenición de las consonantes intervocálicas o la [y] francesa, el sustrato ibérico al que se atribuye el aspiración de la /f/ española en /h/ o el influjo eslavo culpable de la centralización de la vocales rumanas. La interacción del cambio fónico y la analogía ha incrementado la distancia entre las lenguas modernas, dando lugar a numerosas irregularidades morfológicas. --->>

Influencia del etrusco

La influencia del etrusco en el latín en la fonología latina se refleja en dos hechos: el desarrollo de algunas aspiradas (pulcher 'hermoso') y la tendencia a cerrar -o en -u. Las inscripciones etruscas muestran una tendencia a realizar como aspiradas oclusivas sordas previamente inaspiradas, y además poseía un sistema fonológico de sólo cuatro timbres vocálicos /a, e, i, o/ siendo teniendo este último una cualidad entre [o] y [u] que habría influido en la tendencia del latín a cerrar algunas /*o/ en [u]. Además los numerales latinos duodeviginti '18' y unudeviginti '19' son claramente calcos lingüísticos formados a partir de las formas etruscas esl-em zathrum '18' thu-nem zathrum '19' (donde zathrum es la forma etrusca para '20', esl- '2' y 'thun-' '1').

Influencia del griego

La entrada masiva de préstamos y calcos del griego puso en guardia a los latinos desde tiempos muy tempranos, encabezados por Catón el Viejo en el siglo III adC, pero en el periodo de oro de la literatura latina los romanos se rinden a la evidencia de la superioridad del griego.

Bien pueden resumir este sentimiento los famosos versos de Horacio: Graecia capta ferum victorem cepit et artis / intulit agresti Latio. ("La Grecia conquistada conquistó a su fiero vencedor e introdujo las artes en el rústico Lacio").[4]

Esta entrada masiva de helenismos no se limitó a la literatura, las ciencias y las artes. Afectó a todos los ámbitos de la lengua, léxico, gramatical y estilístico, de modo que podemos encontrar el origen griego en muchas palabras comunes de las lenguas románicas.

En este último aspecto señalamos la tendencia de dos escuelas retóricas de origen griego que tuvieron gran influencia en Roma: el asianismo y el aticismo. Desde los tiempos de Cicerón estas dos tendencias estilísticas del griego entraron de lleno en latín y perduraron durante varios siglos en la literatura latina.

Influencia del osco-umbro

En cuanto a la influencia osco-umbra al latín, es interesante observar la influencia de sustrato que provocaron ya que en estas lenguas están configuradas ya algunas características fonéticas que más tarde aparecerán en las lenguas romances (por ejemplo ciertas palatalizaciones y monoptongaciones) pues muchos hablantes de lenguas itálicas al romanizarse conservaron ciertos rasgos fonéticos de sus lenguas, y estos se conservarán marginalmente incluso dentro de las lenguas románicas.

Literatura Latina

El cuerpo de libros escritos en latín, retiene un legado duradero de cultura de la Antigua Roma. Los romanos produjeron una extensa cantidad de libros de poesía, comedia, tragedia, sátira, historia y rétorica, trazando arduamente al modo de otras culturas, particularmente al estilo de la, más madura,literatura griega. Un tiempo después que el imperio romano de occidente cayese, la lengua latina continuaba jugando un rol muy importante en la cultura europea occidental.

La literatura latina normalmente se divide en distintos períodos.En lo que respecta a la primera, la literatura primitiva, sólo restan unas pocas obras sobrevivientes, entre las que se encuentran los libros de Plauto y Terencio, que se han conservado dentro de los más populares autores de todos los períodos, mientras muchas otras, incluyendo la mayoria de los autores prominentes del latin clásico, han desaparecido,aunque bien algunas han sido redescubiertas siglos después. El periodo del latin clásico, cuando la literatura latina es ampliamente considerada en su cumbre, se divide en la edad dorada, que cubre aproximadamente el periodo del inicio de I ac hasta la mitad del I dC, y la edad de plata, que se extiende hasta el 2do siglo DC. La literatura escrita despues de la mitad del II dC es comúnmente denigrada e ignorada; En el renacimiento, por ejemplo, muchos autores clásicos fueron redescubiertos y su estilo fue conscientemente imitado. Pero sobre todo, imitando a cicerón, y su estilo preciado como el perfecto culmen del latin. El latin medieval fue frecuentemente despreciado como latin macarrónico; En cualquier caso, de hecho muchas grandes obras de la literatura latina fueron producidas entre la antigüedad y la edad media, aunque no sea de los antiguos romanos.

La literatura latina romana abraza dos partes: la literatura indígena y la imitada.

  • La literatura latina romana indígena ha dejado muy pocos vestigios y sólo nos ofrece fragmentos verdaderamente arcaicos e intentos de arcaísmo deliberado que proceden fundamentalmente de tiempos de la República, de los emperadores y principalmente de los Antoninos.
  • La literatura latina romana imitada ha producido composiciones en que la inspiración individual se junta a la imitación más feliz, obras numerosas y elegidas que nos han llegado enteras. A veces se ha solido confundir las obras de origen italiano, producciones más toscas del genio agrícola o religioso de los primitivos romanos (que ofrecen un carácter más original), con las copias latinas de las obras maestras de Grecia, que ofrecen un encanto, una elegancia y una suavidad correspondientes a una civilización culta y refinada.

Literatura temprana

Busto de Marco Tulio Cicerón

Poesía: Ennio

Tragedia: Pacuvio, Lucio Accio

Comedia: Cecilio, Terencio, Plauto

Literatura de la Edad de Oro

Poesía: Lucrecio, Catulo, Virgilio, Horacio, Ovidio, Tibulo, Propercio

Prosa: Cicerón, Julio César

Historia: Salustio, Livio, Nepote

Literatura de la Edad de Plata

Poesía: Estacio, Marcial, Manilio

Prosa: Petronio, Quintiliano, Apuleyo, Asconio

Teatro: Seneca

Satira: Persio, Juvenal

Historia:Tácito, Suetonio

El latín tras la época clásica

Edad Media

Al caer el Imperio Romano, el latín aún fue usado a través de los siglos como la única lengua escrita en el mundo del estado romano. En el canciller del rey, en la liturgia de la Iglesia católica, en los libros la única lengua usada era el latín; pero siempre un latín muy cuidado aunque a la vez influenciado por las lenguas habladas. Ya en el siglo VII, el latín vulgar había comenzado a diferenciarse dando origen al protorromance y después a las primeras fases de las actuales lenguas romances.

Con el renacimiento Carolingio, en el siglo IX, cuando Carlomagno se reúne en torno a los mayores pensadores de la época, como el lombardo Paolo Diacono o el inglés Alcuino de York, quien diera la idea de reorganizar la cultura y la enseñanza en su Imperio. Esta operación de recuperación, restituyendo ahora hacia un latín más correcto, separó definitivamente al latín de la lengua hablada.

Luego, con el surgimiento de las primeras y pocas universidades, las enseñanzas dadas por personas que provenían de toda Europa eran rigurosamente en latín: pero un cierto latín, el que no podía decirse la lengua de Cicerón u Horacio. Los doctos de las universidades elaboraron un latín particular, escolástico, adaptado a exprimir los conceptos abstractos y ricos en elaborados matices de la filosofía de la época.

El latín ya no era más la lengua de comunicación que era en el mundo romano; todavía era una lengua viva y vital, todo menos que estática.

Renacimiento

En el siglo XIV, en Italia, surge un movimiento cultural que favoreció un renovado interés por el latín antiguo: el Humanismo. Comenzado ya por Petrarca, sus mayores exponentes fueron Poggio Bracciolini, Lorenzo Valla, Marsilio Ficino y Coluccio Salutati. Aquí es cuando la lengua clásica empieza a ser objeto de estudios profundos que marcan el nacimiento,de hecho, de la filología clásica.

Edad Moderna

En la Edad Moderna, el latín aún era usado como lengua de la cultura y de la ciencia, ya que en latín escribieron también los primeros científicos modernos, como Nicolás Copérnico e Isaac Newton, al menos hasta el siglo XVIII, ya que en el siglo XIX fue sustituido por varias lenguas nacionales, como el francés o inglés.

Gramática

Al conjunto de formas que puede tomar una misma palabra según su caso se le denomina paradigma de flexión. Los paradigmas de flexión de sustantivos y adjetivos se denominan en gramática latina declinaciones, mientras que los paradigmas de flexión de los verbos se llaman conjugaciones. En latín el paradigma de flexión varía de acuerdo con el tema al que está adscrita la palabra. Los nombres y adjetivos se agrupan en cinco declinaciones, mientras que los verbos se agrupan dentro de cuatro tipos básicos de conjugaciones.

Sustantivos

En latín el sustantivo toma diversas formas de acuerdo con su papel sintáctico en la frase, conocido como caso gramatical. Existen en latín clásico seis formas que puede tomar cada sustantivo o adjetivo, o "casos":

  1. nominativo : Es usado cuando el sustantivo es el sujeto de la sentencia o frase.
  2. vocativo : Indica la segunda persona gramatical
  3. acusativo : Se usa cuando el sustantivo es el objeto directo de la frase, con ciertas preposiciones, o bien como sujeto de un infinitivo.
  4. genitivo : Indica el complemento y características del nombre.
  5. dativo : Se usa para señalar el objeto indirecto, con ciertos verbos y aveces como agente y posesor.
  6. ablativo : Caso gramatical que denota separación o movimiento desde un lugar. El latino ademas, incluía en él la causa,el agente,usos como instrumental, locativo y adverbial.

Ademas hay restos de un caso adicional indoeuropeo: el locativo (indicando localización), v.g. ruri, en el campo. El adjetivo también tiene formas flexivas, dado que concuerda necesariamente con un sustantivo en caso, género y número.

Verbos

Tema infectum Tema perfectum
Presente presente mittit pretérito perfecto misit
Pasado imperfecto mittebat pretérito pluscuamperfecto miserat
Futuro futuro imperfecto mittet futuro perfecto miserit

A grandes rasgos hay dos temas dentro de la conjugación del verbo latino, infectum y perfectum: en el infectum están los tiempos que no indican un fin, una terminación, como el presente, el imperfecto y el futuro; son tiempos que no señalan el acto acabado, sino que, sea que está ocurriendo en el presente, ocurría con repetición en el pasado (sin indicar cuando acabó), o bien un acto futuro. En este tema del verbo la raíz no cambia, al contrario de con el perfectum, que tiene su propia terminación irregular (capere: pf. cepi - scribere: pf. scripsi - ferre pf. tuli - esse pf. fui - dicere pf. dixi) El perfecto (del latin perfectum, de perficere: terminar, completar) en cambio indica tiempos ya ocurridos, terminados, que son el pretérito, el plusquamperfecto y el futuro perfecto.

Ambos cuentan con los siguientes modos gramaticales (a excepción del imperativo, que no existe en perfectum): el indicativo,que es el que expresa la realidad, certeza, la verdad objetiva; el subjuntivo expresa irrealidad, subordinación, duda, hechos no constatados,aveces usado como optativo; el imperativo,que denota mandato, ruego, exhortación, y el infinitivo, una forma impersonal del verbo, usada como subordinado ante otro, o dando una idea en abstracto. Con seis personas en cada tiempo (la primera segunda y tercera, cada una en singular y plural), y dos voces: activa cuando el sujeto es el agente, y la pasiva: que es cuando el verbo posee un sujeto que padece una acción (más él no la ejecuta) y restos de una voz media, un verbo no deponente normalmente posee unas 130 desinencias.

Tema en 1° persona 3° persona futuro infinitivo
ā amo amat amabit amare
ē habeo habet habebit habere
consonante dico dicit dicet dicere
ī audio audit audiet audire
i breve facio facit faciet facere

Los verbos en latín usualmente se identifican por cinco diferentes temas de conjugaciones -los grupos de verbos con formas flexivas similares: el tema en a larga, el tema en e larga, tema en consonante, tema en i larga, y por ultimo tema en i breve. Aunque basicamente sólo es uno el modo de la conjugación latina de los verbos, éstos vienen influidos por cierta vocal que provoca algunos cambios en sus desinencias, como por ejemplo en su terminación de futuro: mientras lo común era indicarlo mediante un tiempo proveniente del subjuntivo, en los verbos influidos por e ó a larga, el futuro sonaría exactamente igual que el presente, por lo que tuvieron que cambiar sus desinencias.

Sintaxis

El objeto de la sintaxis es organizar las partes del discurso de acuerdo con las normas de la lengua para expresar correctamente el mensaje. Mediante la sintaxis, se aplican las normas que organizan en las proposiciones los significantes suministrados por la morfología. En cualquier caso, toda sintaxis es un sistema de tres relaciones: la concordancia, el regimen y la construccion

Concordantcia es un sistema de reglas de uso secundario de los accidentes gramaticales. La concordancia en latín afecta a género, número, caso y persona. La concordancia jerarquiza las categorías gramaticales, de tal manera que el verbo y el adjetivo adecúan sus rasgos a los del nombre con el que conciertan. Las concordancias son adjetivo/sustantivo o de verbo/sustantivo. Obsérvese el ejemplo: animus aequus optimum es aerumnae condimentum (una voluntad ecuánime es el mejor condimento del desastre)[5]​.

Por régimen se entiende las reglas sobre los elementos que completan a los regentes. Son regentes el sustantivo, el adjetivo, el verbo y, desde algún punto de vista, la preposición.Son complementos, solamente el sintagma nominal y sus sustituciones. Por ejemplo, en español la palabra dar rige (tiene una proyección de) dos sintagmas nominales ( dar‘algo’,dar ‘<a> alguien’). En latín, también dare rige dos sintagmas nominales con el mismo valor semántico (‘*aliquid’, ‘algo’, en caso acusativo; *alicui, ‘<a> alguien’, en caso dativo).

Mediante la construcción se sitúan los sintagmas en el discurso.En latín el orden de la frase es S-O-V, o sea, primero va el sujeto, el objeto, y al final el verbo.Esta idea de construcción supone que las palabras tienen ese orden natural,o recto, aunque no es tan facil de establecer en rigor.Un ejemplo de orden recto sería omnia mutantur, nihil interit (todo cambia, nada perece,[6]​). Por oposición, al orden que incluye desviaciones de la norma, por razones éticas o estéticas, se le da el nombre de figurado, inverso u oblicuo, como en uim Demostenes habuit, donde Demostenes ha sido desplazado de su primer lugar propio.

Fonética y fonología

Letra Pronunciación
Clásica Vulgar
ă A breve [a] [a]
ā A larga [aː] [a]
ĕ E breve [e] [ɛ] (>[je])
ē E larga [eː] [e]
ĭ I breve [i] [e]
ī I larga [iː] [i]
ŏ O breve [o] [ɔ] (>[wɔ/we])
ō O larga [oː] [o]
ŭ V breve [u] [o]
ū V larga [uː] [u]
Y breve [y] [e]
ȳ Y larga [yː] [i]
æ AE [ai] [ɛ] (>[je])
œ OE [oi] [e]
au AV [au] [au] > [ɔ]
( consultar el Alfabeto Fonético Iinternacional

para una explicación de los símbolos usados);

El latín se pronunciaba de forma diferente en los tiempos antiguos, en los tiempos clásicos y en los post-clásicos, y también era diferente el latín culto de los diversos dialectos de latín vulgar. Al ser el latín una lengua muerta, no se sabe con exactitud la pronunciación de la grafía latina: históricamente se han propuesto diversas formas, siendo la más conocida la eclesiástica (o italiana) que se acerca más a la pronunciación del latín tardío que a la del latín clásico, la pronuntiatio restituta (pronunciación reconstruida), que es el intento de reconstruir la fonética original y la erasmita. La comparación con otras lenguas indoeuropeas también es importante para determinar el probable valor fonético de ciertas letras.

No hay un acuerdo entre los estudiosos pero parece que el latín, a lo largo de su historia, pasó por períodos en los que el acento era musical, y por otros en los que el acento era de intensidad. Lo que está claro es que el acento tónico depende de la cantidad de las sílabas según el siguiente esquema:

  1. Se puede decir que en latín no hay palabras agudas (acentuadas en la última sílaba).
  2. Toda palabra de dos sílabas es llana.
  3. Para saber la acentuación de las palabras de tres o más sílabas, hemos de conocer la cantidad de la penúltima sílaba. Si ésta es larga, la palabra es llana; si es breve, la palabra es esdrújula.
  4. Los diptongos latinos son: ae, au, oe.

Sistema vocálico

El latín clásico tenía cinco vocales /a, e, i, o, u/, todas ellas podían pronunciarse breves o largas con valor de distinción fonológica. La y (i Graeca) originalmente no formaba parte del sistema vocálico latino y sólo aparecía en préstamos cultos griegos. Su pronunciación en el griego clásico correspondía aproximadamente a la de la u francesa o ü alemana [y], aunque en latín generalmente se pronunciaba como una i, pues para la población poco educada resultó difícil pronunciar la /y/ griega.

Consonantes

Las consonantes f, k, l, m, n, p, r, s se pronunciaban como en castellano. La b, d, g eran siempre oclusivas sonoras. La c se pronunciaba como [k] en todas las posiciones. El dígrafo qu correspondía siempre a [kw]. La letra v era una variante escrita de u, y representaba la semiconsonante [w], que en el latín hablado se pronunciaba como [β], este sonido luego se reforzó en [b] inicial en algunos dialectos occidentales y en [v] en la Romania oriental.

La x tenía el sonido [ks], como en éxito. La k y la z originalmente no formaban parte del alfabeto latino y aparecían solamente en algunos préstamos griegos. La última correspondía, al principio, al sonido [dz] como en la palabra italiana pizza, luego terminó fricativizándose en [z].

Lo que no se sabe con certeza, es la pronunciación exacta de la s latina. Teniendo en cuenta que ésta era la única sibilante en el sistema consonántico latino, muchos lingüistas consideran que tenía un sonido intermedio entre [s] y [ʃ] que correspondería exactamente a la realización apicoalveolar de la /s/ castellana, propia de las variedades septentrionales peninsulares. Tal es la realización también de la /s/ griega, lengua que también la tiene como única sibilante. (Según una teoría aceptada por la comunidad lingüística, la pronunciación apicoalveolar de la /s/ es propia de aquellas lenguas que la tienen como único sonido sibilante, ya que no existe la necesidad de distinguirlo de otro fonema que sería la [ʃ]). Quizás este hecho sea el origen del rotacismo intervocálico latino en palabras como flos > flores (< *floses).

Evolución del latín: El latín vulgar

Latín vulgar (en latín, sermo vulgaris) (o latín tardío) es un término que se emplea para referirse a los dialectos vernáculos del latín hablado en las provincias del Imperio Romano. En particular, el término se refiere al período tardío que abarca hasta que esos dialectos se diferenciaron los unos de los otros lo suficiente como para que se les considerase el período temprano de las lenguas romances; diferenciación que se suele asignar al siglo IX aproximadamente.

Ya en el ámbito de la gramática, habría que destacar los siguientes fenómenos: en el sistema verbal, la creación de formas compuestas (normalmente mediante la combinación de habere con el participio pasado de otro verbo), paralelas al paradigma sintético ya existente; y la construcción de la pasiva con el auxiliar ser y el participio del verbo que se conjuga (el francés y el italiano también emplean ser como auxiliar en los tiempos compuestos de verbos de «estado» y «movimiento»). Los seis casos de la declinación latina se redujeron y posteriormente fueron reemplazados por frases prepositivas (con todo, el rumano moderno mantiene un sistema de tres casos, probablemente a causa de la influencia del eslavo). Si en latín no había artículos, los romances los desarrollaron a partir de los determinantes; son siempre proclíticos, menos en rumano, lengua en la que van pospuestos al sustantivo. En cuanto a los demostrativos, la mayoría de las lenguas románicas cuenta con tres deícticos que expresan «cercanía» (este), «distancia media» (ese) y «lejanía» (aquel» sin embargo, el francés, el catalán y el rumano distinguen sólo dos términos (uno para «proximidad» y otro para «lejanía»). El género neutro desapareció en todas partes menos en Rumania. El orden sintáctico responde a la libre disposición de los elementos en la oración propia del latín; aun así domina ordenación sintagmática de sujeto + verbo + objeto (aunque tas lenguas dei sureste permiten mayor flexibilidad en ¡a ubicación del sujeto).


Cambios fonéticos

El latín tardío o latín vulgar cambió muchos de los sonidos del latín culto, o clásico (1):


Los más importantes procesos fonológicos que afectaron al consonantismo fueron: la lenición de consonantes intervocálicas (las sordas se sonorizan y las sonoras desaparecen) y la palatalización de consonantes velares y dentales, a menudo con una africación posterior (lactuca > gallego, leituga; español, lechuga; catalán, lletuga). Ambos procesos tuvieron mayor incidencia en el Oeste (de las lenguas occidentales, el sardo fue ¡a única que no palatalizó). Otra característica es la reducción de las geminadas latinas, que solamente preservó el italiano.

  • Los fonemas /k/ y /t/ se palatizan si les precede una yod:

Si a <c, qu> /k/ sigue una /e/ o /i/ muta a /tʃ/ en la romania oriental y /ts/ en la occidental (y según la evolución de cada lengua romance, posteriormente a /s/ o /θ/).

Si a /t/ sigue una /i/ en diptongo muta a /ts/.

  • Palatización del fonema /g/ hacia una [ɟ] en Italia y Francia ante las vocales e,i; en el romance ibérico se aspiró a /gh/, y después a /χ/, frente a las mismas vocales.
  • Los diptongos ae y oe pasaron a ser una simple /ε/. El diptongo au,da paso a ou y finalmente, /o/.
  • El sistema de 10 fonemas vocálicos largos y breves se fue perdiendo, pasando a ser de 7 en la península itálica (por el adstrato osco-umbro) y en hispania,(salvo en las regiones no castellanoparlantes), de sólo 5, al igual que las vocales del vasco (ya que los vascos fueron los que primeramente hablaban el castellano)
  • La /m/,la /t/, la/d/ y la /k/ finales se perdieron por lenición.

Aquí también se podrían agregar algunos otros cambios fonéticos, como la pérdida de la /d/ intervocálica en el castellano, o la perdida de la /n/ y /l/ en el portugués, catalán y occitano.

Cambios sintácticos

Latin Clasico
Nominativo: rosa
Acusativo: rosam
Genitivo: rosae
Dativo: rosae
Ablativo: rosā
Latin Vulgar
Nominativo: rosa
Acusativo: rosa
Genitivo: rose
Dativo: rose
Ablativo: rosa

Declinación

El latín, de ser una marcada lengua sintética donde las funciones sintácticas estaban determinadas por la morfología de cada palabra, pasó a ser poco a poco una lengua analítica en la que el orden de las palabras es un elemento de sintaxis necesario. Ya en el latín arcaico se empieza a constatar la desestima de este modelo y se advierte su reemplazo por un sistema de preposiciones,pero no es hasta que ocurren los cambios fonéticos desarrollados en el latín vulgar que se propicia de forma definitiva, provocando que el sistema de casos fuera difícil de mantener, perdiéndolos paulatinamente, en un lapso relativamente rápido.

Sin embargo,algunos dialectos conservaron una parte de este tipo de flexiones: el francés antiguo logró mantener un sistema de casos con un nominativo y uno oblicuo hasta entrado el siglo XII. El Occitano antiguo también conservó un sistema parecido, así como el retorromano, que lo perdió hace unos 100 años. El rumano aún preserva un separado genitivo-dativo con vestigios de un vocativo.

La distinción entre el singular y el plural fue marcado con dos formas diferentes en las lenguas romances. En el norte y el oeste de la línea Spezia-Rimini, al norte de Italia, el singular usualmente se distingue del plural por una /s/ final, que se presenta en el antiguo plural acusativo. Al sur y al este de esta misma línea, se produce una alternancia vocálica final, proveniente del nominativo plural de la primera y la segunda declinación.

Deixis

La influencia del lenguaje coloquial, que prestaba mucha importancia al elemento deíctico o señalador, originó un profuso empleo de los demostrativos. Aumentó muy significativamente el número de demostrativos que acompañaban al sustantivo, sobre todo haciendo referencia (anafórica) a un elemento nombrado antes. En este empleo anafórico, el valor demostrativo de ille (o de ipse, en algunas regiones) se fue desdibujando para aplicarse también a todo sustantivo que se refiriese a seres u objetos consabidos; de este modo surgió el artículo definido (el, la, los, las, lo) inexistente en latín clásico y presente en todas las lenguas romances. A su vez, el numeral unus, empleado con el valor indefinido de alguno, cierto, extendió sus usos acompañando al sustantivo que designaba entes no mencionados antes, cuya entrada en el discurso suponía la introducción de información nueva; con este nuevo empleo de unus surgió el artículo indefinido (un, una, unos, unas) que tampoco existía en latín clásico.


Determinantes

En latín clásico los determinantes solían quedar en el interior de la frase, sin embargo, el latín vulgar propendía a una colocación en que las palabras se sucedieran con arreglo a una progresiva determinación, al tiempo que el período sintáctico se hacía menos extenso. Al final de la época imperial este nuevo orden se abría paso incluso en la lengua escrita, aunque permanecían restos del antiguo, sobre todo en las oraciones subordinadas.

El latín vulgar además, tuvo que generar nuevas preposiciones, ya que las existentes hasta ese momento eran insuficientes para cubrir las nuevas necesidades gramaticales. Así, se crearon muchas preposiciones nuevas, fusionando muchas veces dos o tres que ya existiesen previamente, como es el caso de detrás (de + trans), dentro (de + intro), desde ( de + ex + de), hacia (facie + ad), adelante (ad + ab + ante)

Uso moderno del latín

Hoy en día, el latín sigue siendo utilizado como lengua oficial de la liturgia de la Iglesia católica de rito latino, y como lengua oficial de la Santa Sede. Su estatus de lengua muerta le confiere particular utilidad para usos litúrgicos y teológicos, en los cuales es necesario que los significados de las palabras se mantengan estables en tiempo para que los textos que en esas disciplinas se manejan conserven su significado y su sentido para lectores de distintos siglos. Esta lengua se ocupa, además, en medios radiofónicos y de prensa de la Ciudad del Vaticano. El Papa entrega sus mensajes escritos en este idioma; las publicaciones oficiales de la Santa Sede son en latín, en base a las cuales se crean las demás traducciones.

Por otra parte, la nomenclatura de especies y grupos de la clasificación biológica sigue haciéndose con términos en latín o latinizados.. Además de la terminología de la filosofía y medicina, donde se preservan muchos términos, locuciones y abreviaciones latinas.

En la cultura popular, a su vez, aún se puede ver escrito: en los lemas de las universidades o algunas organizaciones, publicaciones de libros, o incluso oral: en los diálogos de algunas películas situadas en un escenario romano como La Pasión de Cristo.

Bibliografía

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  • Ernout, Alfred & Thomas, François (1953/1964). «Syntaxe latine». París: Klineksieck. 
  • Herrero Llorente, Victor-José (2001). «Diccionario de expresiones y frases latinas». 3ª edición corregida y muy aumentada, 2ª reimpresión. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 9788424909963. 
  • — (2007). «Verbi gratia: diccionario de expresiones latinas». Madrid: Editorial Gredos. ISBN 9788424928803. 
  • Segura Munguía, Santiago (2006). «Nuevo diccionario etimológico Latín-Español y de las voces derivadas». tercera edición. Bilbao: Universidad de Deusto. ISBN 9788474857542. 
  • — (2006). «Diccionario por Raíces del Latín y de las voces derivadas». Bilbao: Universidad de Deusto. ISBN 9788498300239. 
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  • — (2004). «Gramática Latina». Bilbao: Universidad de Deusto. ISBN 9788474859256. 
  • — (2006). «Frases y expresiones latinas de uso actual: con un anexo sobre las instituciones jurídicas romanas». Bilbao: Universidad de Deusto. ISBN 9788498300543. 
  • Väänänen, Veikko (1967/1975). «Introducción al latín vulgar». Madrid: Editorial Gredos. 
Notas
  1. http://www.cmri.org/span-latin-v2.html
  2. Varrón, La lengua latina, 5,97
  3. http://recursos.cnice.mec.es/latingriego/Palladium/latin/esl232ca2.php
  4. Horacio, Epístolas, 2, 4, 156-157
  5. Pl. Rud. 402
  6. Ovidio, Metamorphoseon 15, 165

Véase también

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