Napoleón Bonaparte

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Napoleón en su estudio, obra de Jacques-Louis David (1812)

Napoleón Bonaparte (15 de agosto de 1769 - 5 de mayo de 1821), militar y hombre de estado francés. General durante parte del período de la Revolución Francesa, fue artífice del golpe de estado de 18 de Brumario que le convirtió en gobernante de Francia como Primer Cónsul de la República desde noviembre de 1799 a mayo de 1804, para convertirse posteriormente en Emperador y Rey de Italia desde mayo de 1804 a abril de 1814 y nuevamente por un breve lapso desde marzo hasta junio de 1815.

Napoleón es considerado un genio militar, habiendo comandado campañas bélicas muy exitosas, aunque con derrotas también muy estrepitosas. Sus guerras de conquista se convirtieron en las mayores guerras conocidas hasta entonces en Europa, involucrando a un número de soldados jamás visto en los ejércitos hasta entonces.

Durante el periodo de poco más de una década, adquirió el control de casi todo el occidente y parte central de Europa por conquistas o alianzas y solo fue tras su derrota en la Batalla de las Naciones cerca de Leipzig en octubre de 1813 que se vió obligado a abdicar unos meses más tarde. Regresó a Francia en lo que es conocido como los Cien Días y fue decisivamente derrotado en la Batalla de Waterloo en Bélgica, el 18 de junio de 1815, siendo exilado a la isla de Santa Elena donde falleció.

Aparte de sus proezas militares, a Napoleón también se le conoce por el establecimiento del Código Napoleónico y es considerado por algunos un "monarca iluminado". Otros, sin embargo, lo consideran un dictador tiránico cuyas guerras causaron la muerte de millones de personas. Indudablemente, es el personaje que marcó el inicio del siglo XIX y la posterior evolución de la Europa que hoy conocemos.

Primeros Años

Nacido en Ajaccio, Córcega, fue bautizado con el nombre de Napoleone Buonaparte (Nabolione o Nabulione en corso), solo un año después de que Francia comprara la isla a la República de Génova. Napoléone años después cambió su nombre por el más francés de Napoléon Bonaparte. El registro más antiguo de este nombre se registra en un informe oficial fechado el 28 de marzo de 1796.

Su familia formaba parte de la nobleza local. Su padre, Carlo Buonaparte, abogado, fue nombrado en 1778 representante de Córcega en la corte de Luis XVI, lugar donde permanecíó por varios años, por lo que fue su madre, María Letizia Ramolino la figura fundamental de su niñez. Adelantada a su época, exigía que sus ocho hijos se bañaran diariamente, cuando lo común era bañarse, si acaso, una vez al mes.

Su padre consiguió que Napoleón y su hermano José se trasladaran a la Francia continental, para estudiar en la escuela militar francesa de Brienne-le-Château a la edad de 10 años. Antes de entrar debía aprender francés, idioma que siempre habló con un marcado acento italiano por el resto de su vida. Obtuvo notas destacadas en matemáticas y geografía, consiguiendo también las necesarias para aprobar las demás materias. Tras su graduación en 1784, fue admitido en la École Royale Militaire de París. Aunque había buscado en un principio una formación naval, terminó estudiando artillería en la École Militaire. Después de su graduación en septiembre de 1785, fue comisionado como teniente segundo de artillería. Tomó sus nuevas obligaciones en enero de 1786, a la edad de 16 años.

Napoleón sirvió en la guarnición de Valence y de Auxonne hasta el estallido de la Revolución Francesa (aunque se tomó casi dos años de licencia en Córcega y París durante este lapso). Poco después de comenzar la revolución, Napoleón se encontraba en Córcega. Apoyó la facción jacobina y obtuvo el rango de comandante segundo de la Guardia Nacional de Voluntarios de la isla. Después de entrar en conflicto con el líder nacionalista Pasquale Paoli (antiguo héroe de Napoleón), Bonaparte y su familia fueron obligados a huir a Francia, donde llegaron en junio de 1793.

Campañas iniciales

Artículo principal: Guerras Revolucionarias Francesas

Napoleón cruzando los Alpes, obra de Jacques-Louis David

A través de la ayuda de compañero Saliceti, se convirtió en comandante de artillería en las fuerzas francesas de Toulon, que se había amotinado contra el Régimen del terror y habia sido ocupado por tropas británicas. Formuló un plan que resulto exitoso. Colocando sus cañones estratégicamente obligó a la flota inglesa a abandonar el puerto, lo que le permitió el asalto y ocupación de la ciudad, en cuya acción Bonaparte resultó herido lévemente. Esta acción le hizo ganar el puesto de general de brigada. Cuando fue enviado a Génova, por ordenes superiores para una misión secreta en julio de 1794, cae Maximilien Robespierre, y Napoleón se vuelve blanco de las sospechas (habia sido intimo amigo de Augustin Robespierre, hermano menor de Maximilien), quedando arrestado aunque en dos semanas es liberado por falta de pruebas.

En 1795 Bonaparte se encontraba en París cuando el 3 de octubre, realistas y contra-revolucionarios organizaron una protesta armada contra la Convención. A Bonaparte se le encomendó dirigir a un improvisado ejército en la defensa de la Convención en el Palacio de las Tullerías. Obtuvo algunas piezas de artilleria con la ayuda de un joven oficial de caballería, Joachim Murat, que posteriormente se convertiría en un cuñado, y logró repeler a los insurgentes. Este triunfo le dio una gran fama y poder sobre el nuevo Directorio, particularmente sobre su líder, Barras. Pocas semanas después, el 9 de marzo de 1796, se casa con la amante de Barras, Joséphine de Beauharnais.

La campaña de Italia de 1796-97

Días después de su matrimonio, Bonaparte tomó el mando del Ejército de Italia, liderando exitosamente la invasión de Italia. Por aquella época ganó el apodo de «pequeño cabo» en virtud de su camaradería con la tropa. Logró sacar a las fuerzas austriacas de Lombardía y derrotó al ejército de los Estados Papales. Por cuanto el Papa Pío VI había protestado la ejecución del rey Luis XVI, Francia respondió anexionándose dos pequeños territorios papales. Sin embargo, Bonaparte ignoró las órdenes del Directorio de marchar contra Roma y destronar al Papa. No fue sino un año después que el General Berthier capturó Roma y apresó al Papa, quien posteriormente falleció por una enfermedad en su cautiverio. En 1797, Bonaparte al mando del ejército derrotó sucesivamente a cuatro generales austriacos cuyas tropas eran superiores en número y forzó a Austria a firmar un acuerdo de paz. El resultante Tratado de Campoformio le dio a Francia el control de la mayoría del norte de Italia, así como el de los Países Bajos y el área del Rín. Una cláusula secreta prometía otorgar Venecia a Austria. Bonaparte marchó contra Venecia ocupándola y acabando con mas de 1.000 años de independencia. Posteriormente, en 1797, Bonaparte organizó los territorios ocupados en Italia en lo que conoció como la República Cisalpina.

Napoleón Bonaparte fue un estratega brillante. Logró absorber los conocimientos militares esenciales de su época y aplicarlos exitosamente. Como planificador en el campo de batalla fue bien conocido por su creatividad en las tácticas de movilización de la artillería. Sin embargo su éxito no se debía únicamente a su carácter innovador, sino a su profundo conocimiento e inteligente aplicación de las tácticas convencionales militares. Como él decía: «He peleado en sesenta batallas y no he aprendido nada que no supiera anteriormente». Como oficial de artillería, desarrolló nuevas tácticas y empleó la artillería como una fuerza móvil para respaldar los ataques de la infantería, beneficiándose de la ventaja tecnológica de Francia en materia de armamento. Fue conocido como un comandante agresivo, que contaba con la lealtad de soldados altamente motivados. También fue el primero que hizo uso de sistemas de telecomunicación, la llamada línea Chappe de semáforos, implantada en 1792. También fue un maestro en materia de espionaje y de engaño. Frecuentemente ganó batallas al conocer de antemano el movimiento de las tropas enemigas.

Durante su campaña de Italia Bonaparte se convirtió en una figura influyente en la política francesa. Publicó dos periódicos, inicialmente para sus tropas, pero que circulaban también por Francia. En mayo de 1797 fundó un tercer periódico publicado en París llamado «Le Journal de Bonaparte et des hommes vertues». Las elecciones de 1797 dieron a los realistas mayor poder, lo que alarmó a Barras y sus aliados en el Directorio. Los monárquicos, por su parte, comenzaron a criticar a Bonaparte acusándole de haber saqueado Italia y de haberse excedido en su autoridad al negociar con Austria (lo cual en ambos casos era cierto). Bonaparte envió con prontitud al General Augereau a París para liderar un golpe de estado el 4 de septiembre, eliminando políticamente a los realistas. Esto devolvió nuevamente a Barras el control, pero ahora dependiendo de Bonaparte para permanecer en su cargo. Después de finalizar sus negociaciones con Austria, Napoleón regresó a París en diciembre siendo recibido como un héroe conquistador y la fuerza dominante en el gobierno, mucho más popular que sus Directores.

La expedición a Egipto

Archivo:Antoine-Jean Gros 002.jpg
Napoleón con los apestados de Jaffa

En marzo de 1798 Bonaparte propuso llevar a cabo una expedición para colonizar Egipto, en aquel entonces una provincia otomana, con el objetivo de proteger los intereses comerciales franceses y cortar la ruta de la Gran Bretaña a la India. El Directorio, aunque preocupado por el alcance y el costo de la expedición, rápidamente aprobó la empresa dado que significaba sacar a Bonaparte del centro del poder.

Algo poco usual de dicha expedición es la inclusión de un buen número de científicos, lo cual, según algunos, reflejaba la devoción de Bonaparte a los principios e ideas del entonces periodo de Ilustración. Otros, sin embargo, lo vieron como una maniobra propagandística que sólo buscaba ocultar las intenciones imperialistas de Napoleón. Bonaparte también emitió proclamas en las cuales se representaba como liberador del pueblo egipcio, oprimido por el yugo otomano y alabando los preceptos del Islam. Esta maniobra no fue exitosa dado que el pueblo egipcio siempre vio a los franceses como una fuerza de ocupación.

La expedición de Bonaparte también conquistó Malta y desembarcó en Alejandría el 1 de julio de 1798, eludiendo temporalmente a la Armada británica. Aunque los franceses ganaron la decisiva batalla de las Pirámides (con un ejército de 25.000 hombres enfrentados a 100.000 del enemigo, la flota francesa se vio arrasada por los buques del Almirante Nelson en la Batalla del Nilo. El objetivo de Bonaparte de fortalecer su presencia en el Mediterráneo se vio frustrado, si bien logró consolidar su poder en Egipto, no sin sofocar antes diversas revueltas populares. Bonaparte ordenó que en Egipto la servidumbre y el feudalismo fuesen abolidos y los derechos básicos de los ciudadanos garantizados. La situación propició el desarrollo de importantes estudios sobre el Antiguo Egipto entre los que destaca el descubrimiento de la Piedra de Rosetta. Por otra parte el ejército francés fracasó en su intento por colonizar Siria en 1799, pero logró la victoria sobre los otomanos en Aboukir.

La Francia napoleónica

Napoleón Emperador, obra de Ingres

Artículo principal: Primer Imperio Francés

El golpe de estado del 18 de Brumario

Véase también: 18 de Brumario

Estando en Egipto al frente del ejército francés, Bonaparte siguió de cerca los asuntos europeos, obteniendo información principalmente de los periódicos y despachos que le llegaban irregularmente. El 23 de agosto decide sorpresivamente embarcarse hacia Francia, aprovechando una relajación temporal del bloqueo a los puertos franceses por parte de la flota británica.

Aunque posteriormente fue acusado por sus oponentes políticos de abandonar a sus tropas, su partida había sido debidamente autorizada por el Directorio, que había sufrido una serie de derrotas militares contra las fuerzas de la Segunda Coalición, formada por la alianza de Gran Bretaña con Austria, Rusia, Nápoles y Portugal, temiendo una inminente invasión.

Cuando llegó a París en el mes de octubre, la situación militar había mejorado tras varias victorias sobre el enemigo. La República, sin embargo, estaba en bancarrota y el Directorio, corrupto e ineficiente, estaba en su nivel más bajo de popularidad.

Uno de los Directores, Sieyes, pidió a Bonaparte su respaldo para ejecutar un golpe de estado contra la Constitución existente. La trama involucraba también al hermano de Bonaparte, Lucien, quien se desempeñaba como cabeza del Consejo de los Quinientos, a otro Director, Roger Ducos y a Talleyrand. El 9 de noviembre (18 de Brumario) y en el día siguiente, tropas dirigidas por Napoleón tomaron control y dispersaron a los consejos legislativos, quedando Bonaparte, Sieyes y Ducos como Cónsules provisionales que regirían al gobierno. Si bien Sieyes pretendía dominar el nuevo régimen, Bonaparte se le adelantó redactando la Constitución del Año VIII, asegurando su elección como Primer Cónsul. Esto le convirtió en la persona más poderosa de Francia, poder que se incrementaría en la Constitución del Año X, cuando logro nombrarse Primer Cónsul vitalicio.

El Primer Cónsul

Bonaparte instituyó diversas e importantes reformas, incluyendo la centralización de la administración de los Departamentos, la educación superior, un nuevo código tributario, un banco central, nuevas leyes y un sistema de carreteras y cloacas. En 1801 negoció con la Santa Sede un Concordato, buscando la reconciliación entre el pueblo católico y su régimen. Durante el año 1804 se dictó el Code civil des Français o también conocido como Código Napoleónico, que consiste en la redacción de un cuerpo único que unificara las leyes civiles francesas. El Código fue preparado por comités de expertos legales bajo la supervisión de Jean Jacques Régis de Cambecéres, quien se desempeñó como Segundo Cónsul desde 1799 a 1804; Bonaparte, sin embargo, participaba activamente en las sesiones del Consejo de Estado donde se revisaban las propuestas de leyes. Este código influyó de manera trascendental en el mundo jurídico, siendo la piedra angular del proceso de codificación. Otras normas dictadas durante la regencia de Napoleón fueron el Código Penal de 1810 y el Código de Comercio de 1807. En 1808 fue promulgado el Código de Instrucción Criminal, estableciendo reglas y procedimientos judiciales precisos en esta materia. Si bien los estándares modernos consideran que dichos procedimientos favorecían a la parte acusadora, cuando fueron promulgados era intención de los legisladores resguardar las libertades personales y remediar los abusos que normalmente ocurrían en los tribunales europeos. Si bien es cierto que Bonaparte era un regente autoritario, no es menos cierto que el resto de Europa estaba gobernada por regímenes dictatoriales. Bonaparte trató de restaurar la ley y el orden después de los excesos causados por la Revolución, al mismo tiempo que reformaba la administración del Estado.

Un interludio de paz

En 1800 Bonaparte regresó a Italia, la cual había sido reconquistada por Austria durante su ausencia en Egipto. Cruzó con sus tropas los Alpes en primavera (si bien cabalgaba sobre una mula, y no en el caballo blanco con el que lo pintó David). Al principio la campaña no fue muy bien, pero mas adelante propinó una rotunda derrota a los austriacos, la cual llevó a la firma de un armisticio. El hermano de Napoleón, Joseph, principal negociador del armisticio, reportó que debido a la alianza entre Austria y Gran Bretaña, Austria no podía reconocer ningún territorio conquistado por Francia. Las negociaciones se volvieron más y más erráticas hasta que Bonaparte ordenó al General Moreau atacar a Austria nuevamente. Moreau llevó al ejército francés a la victoria de Hohenlinden y finalmente el armisticio fue firmado en Lunéville en febrero de 1801 y bajo el cual se reafirmaba a Francia su dominio sobre los territorios ocupados en el Tratado de Campoformio. Los británicos también firmaron un acuerdo de paz mediante el Tratado de Amiens en marzo de 1802, bajo el cual Malta paso a ser territorio francés.

El Concordato de 1801 con el Papa Pío VII, puso fin al enfrentamiento con la Iglesia Católica originado por el inicio de la Revolución.

La paz entre Francia y Gran Bretaña era muy precaria. Las monarquías legítimas de Europa estaban renuentes a reconocer la república, temiendo que la idea de la revolución fuera exportada a sus países. En Gran Bretaña, el hermano de Luis XVI fue recibido con honores de huésped de estado aún cuando los británicos habían reconocido la república francesa. Por otra parte, Gran Bretaña no había desocupado ni Malta ni Egipto, como había prometido y protestó contra el anexo de Piedmont y el Acto de Mediación de Suiza, si bien ninguno de éstas áreas estaba contemplada en el Tratado de Amiens.

En 1803, el ejército de Bonaparte fue derrotado en Santo Domingo, combinándose la fiebre amarilla con la tenaz resistencia de Touissant L'Ouverture. Reconociendo que las posesiones de Norte América estaba en una situación de indefensa y enfrentando la inminente guerra con Gran Bretaña, Napoleón decidió la venta de Louisiana, un territorio de aproximadamente 2 millones de km², perteneciente a Francia. Estados Unidos buscaba, por su parte, la manera de controlar la navegación sobre el río Mississippi. La Compra de Louisiana uno de los eventos mas significativos que tuvieron lugar durante el gobierno napoleónico, aún cuando en su momento pasó relativamente desapercibido. El precio establecido fue de $ 7.40/km2.

En el año X (1802), otra constitución dictada por Napoleón, otorgó carácter vitalicio a su consulado y sirvió como preámbulo para su autoproclamación como monarca del Primer Imperio Francés en una ceremonia realizada en la Catedral Notre Dame de París (1804) ante la presencia del Papa Pío VII. Napoleón se coronó a si mismo lo cual dio origen a una creencia popular que ese acto fue una demostración de negarse a la autoridad pontificia, lo cual no es cierto. La ceremonia estaba acordada con el Papa en forma anticipada.

Napoleón reorganizó la administración del estado, reorganizó el sistema judicial, tipificó la legislación civil francesa con el Código Napoleónico y con otros seis códigos que garantizaban los derechos y libertades conquistados durante el periodo revolucionario, así como la igualdad ante la ley y la libertad de culto. También sometió las escuelas a un control centralizado.

Las guerras de conquista

Batalla de Marengo

Artículo principal: Guerras Napoleónicas

Gran Bretaña, reanudó la guerra naval con Francia en abril de 1803. Dos años después, Rusia y Austria se unieron a Gran Bretaña en la Tercera Coalición. Napoleón descartó su plan de invadir Inglaterra tras la dramática derrota naval de la Trafalgar donde la flota británica comandada por el Almirante Nelson destruyó gran parte de las flotas de Francia y España y dirigió sus ejércitos contra las fuerzas austro-rusas, a las que derrotó en la batalla de Austerlitz el 2 de diciembre de 1805. Conquistó el reino de Nápoles en 1806 y nombró rey a su hermano mayor, José; se autoproclamó Rey de Italia (1805), desintegró las Provincias Unidas, que en 1795 había constituido como República de Batavia, y fundó el Reino de Holanda, al frente del cual situó a su hermano Luis, y estableció la Confederación del Rin (que agrupaba a la mayoría de los estados alemanes) que quedó bajo su protección.

Prusia y Rusia forjaron una nueva alianza (Cuarta Coalición) y atacaron a la Confederación. Napoleón derrotó al ejército prusiano en Jena y Auerstädt (1806) y al ruso en Friedland. En julio de 1807 estableció el Tratado de Tilsit con el Zar Alejandro I por el que se redujo el territorio de Prusia. Además Westfalia, gobernado por su hermano Jerónimo, y el Gran Ducado de Varsovia, entre otros estados pasaron a formar parte del Imperio.

No habiendo podido vencer a los británicos militarmente, Napoleón impuso el bloqueo sobre las mercancías inglesas con el propósito de arruinar su comercio. Portugal fue una de las naciones que no se plegó al bloqueo, razón por la cual Napoleón buscó una alianza con España para invadir a Portugal. Cuando España se negó, en contra de la voluntad de algunos de sus generales, el mismo Napoleón comandó las fuerzas que invadieron España y derrotaron al ejército de este país. También derrotó al ejército inglés que vino a la ayuda de España. Finalmente conquistó Portugal en 1807 y en 1808 colocó a su hermano José en el trono de España, dejando Nápoles como una monarquía manejada por su cuñado, Joachim Murat. Tras la partida de Napoleón, el pueblo español se reveló, iniciando la guerra entre las tropas francesas y las españolas (apoyadas por Gran Bretaña), teniendo un papel fundamental la lucha de guerrilla. Este conflicto supuso un gran desgaste humano (se ha estimado en 300.000 bajas) y económico para Francia. Por otra parte, Austria rompió el pacto con Francia y Napoleón se vio obligado a comandar sus fuerzas en los frentes del Danubio y Alemania. En la batalla de Aspern-Essling (mayo 21-22,1809) cerca de Viena, Napoleón estuvo a punto de perder su ejército, sin que el enemigo tampoco lograra un triunfo. Tras una tregua de casi dos meses, nuevamente se enfrentaron ambos ejercidos, pero esta vez el ejército francés derrotó al austriaco en la Batalla de Wagram, el 6 de julio de 1809.

Napoleón entrando en Berlin

Tras este triunfo, Francia convirtió los territorios conquistados en las Provincias Ilirias (en la actualidad parte de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia y Montenegro) y conquistó los Estados Pontificios. Tras aliarse nuevamente con Austria, Napoleón contrajo matrimonio con María Luisa, hija del monarca austríaco, Francisco I de Austria, perteneciente a la casa de Habsburgo, una vez repudiada Josefina al no poder darle un heredero. Con este enlace vinculaba su dinastía a la más antigua de la casas reales de Europa, con la esperanza de que su hijo, nacido en 1811 y al que otorgó el título de Rey de Roma como heredero del Imperio, fuera mejor aceptado por las monarquías reinantes. El Imperio alcanzó su máxima amplitud en 1810 con la incorporación de Bremen, Lübeck y otros territorios del norte de Alemania, así como con el reino de Holanda, después de obligar a abdicar a su hermano que había adoptado el título de Luis I Bonaparte.

Implicaciones fuera de Francia

La Europa napoleónica

Artículo principal: Primer Imperio Francés

Archivo:Kaiser-napoleon-I.jpg
Napoleón junto al Código Napoleónico

El Código Napoleónico fue introducido en todos los nuevos Estados creados bajo el Imperio Francés. Se abolieron el feudalismo y la servidumbre y se estableció la libertad de culto (salvo en España). Le fue otorgada a cada Estado una constitución en la que se concedía el sufragio universal masculino y una declaración de derechos y la creación de un parlamento; fue instaurado el sistema administrativo y judicial francés; las escuelas quedaron supeditadas a una administración centralizada y se amplió el sistema educativo libre de manera que cualquier ciudadano pudiera acceder a la enseñanza secundaria sin que se tuviera en cuenta su clase social o religión. Cada Estado disponía de una academia o instituto destinado a la promoción de las artes y las ciencias, al tiempo que se financiaba el trabajo de los investigadores, principalmente el de los científicos. La creación de gobiernos constitucionales siguió siendo sólo una promesa, pero el progreso y eficacia de la gestión fueron un logro real.

Intervención en América

Para América Latina, la figura de Napoleón es fundamental. Su intervención en España, las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII, la entrega del trono español a su hermano José; la promulgación de la Constitución de Bayona en 1808, que reconocía la autonomía de las provincias americanas del dominio español; sus pretensiones de reinar sobre aquellos inmensos territorios, cuyos habitantes nunca quisieron aceptar los planes y designios del emperador, son elementos básicos para entender los movimientos de emancipación.

En el resto del continente, la negociación de Louisiana y el manejo que dio Francia al proceso de independencia de Haití tuvieron una enorme influencia en el desarrollo del continente.

Ocaso y caída de Napoleón

Napoleón abdicando en Fontainebleau

Si bien el Congreso de Erfurt había preservado la alianza entre Napoleón y el zar Alejandro I, en 1811 las tensiones comenzaron nuevamente a crecer entre ambas naciones. A pesar de ser un ávido admirador de Napoleón desde su encuentro en 1807, Alejandro I estaba siendo presionado por la aristocracia rusa para romper dicha alianza, dado que ésta se consideraba un insulto para el orgullo ruso.

La primera señal de que la alianza se estaba deteriorando fue la forma no muy entusiasta y débil con que Rusia aplicó el Bloqueo Continental. Esto enfureció a Napoleón quien también tenía simpatía hacia el Zar, lo que le hizo sentirse defraudado y traicionado. En 1812 los consejeros del Zar le indicaron que una vasta revolución estaba fermentando por toda Alemania y que ése era el momento propicio para atacar al imperio francés y recuperar Polonia.

Gran número de tropas se desplazaron a la frontera con Polonia (más de 300.000 soldados de un ejército total de 410.000). Napoleón, sin embargo, se anticipó a esta maniobra y comenzó a expandir su ejército hasta lograr un contingente de 600.000 hombres (adicionalmente a los 300.000 que se encontraban en la península ibérica). Napoleón ignoró los consejos de no invadir suelo ruso y el 23 de junio de 1812 procedió a la invasión.

Los rusos bajo el mando de Mikhail Bogdanovich Barclay de Tolly no estaban en condiciones de derrotar al poderoso ejército francés y optaron por la retirada. El 16 de agosto cayó Smolensk y, tras otras victorias, los franceses siguieron su avance.

Criticado por su estrategia de contínuo repliegue, Barclay fue sustituido por Mikhail Kutuzov, quien después de mantener la misma estrategia finalmente se enfrentó al invasor en la Batalla de Borodino, la cual significó un gran triunfo para los franceses en lo que bien podría ser el día más sangriento de la historia humana.

Los rusos se replegaron nuevamente y Napoleón entró a Moscú asumiendo que Alejandro I negociaría una paz. Sin embargo la ciudad comenzó a arder por los cuatro costados. Temeroso de perder el control en Francia, Napoleón decidió salir de Moscú.

Los franceses sufrieron grandemente en su retirada de Rusia al punto que de los 650.000 hombres que la invadieron, sólo 40.000 cruzaron el río Berezina en noviembre de 1812. En total se estima que en esta campaña, 570.000 hombres del ejército francés murieron y 400.000 del ejército ruso, a lo cual hay que sumar cientos de miles de bajas en la población civil.

Tras este fracaso, Prusia se unió a la coalición, la cual ahora incluía Rusia, el Reino Unido, España y Portugal. No obstante, Napoleón nuevamente tomó control de sus tropas causando a los aliados varias derrotas, culminando en la batalla de Dresde el 26 de agosto de 1813, donde la tropas aliadas sufrieron bajas de más de cien mil soldados. Si bien pareciera que Napoleón iba a resurgir, Se unieron a la Coalición Austria y Suecia, y finalmente en la Batalla de las Naciones en Leipzig, el 16 de octubre, los franceses fueron derrotados en un enfrentamiento en que los aliados contaban con el doble de las tropas de Napoleón. Después de esta batalla donde murieron más de 120 mil soldados de ambos lados, Napoleón se replegó a Francia, pero su ejército de apenas cien mil hombres ya no era capaz de resistir la embestida de la Coalición, que contaba con más de medio millón de soldados.

Exilio en Elba y Waterloo

Tumba de Napoleón Bonaparte en "Los Inválidos" (París).

París fue ocupado el 31 de marzo de 1814. Napoleón abdicó bajo la presión de sus mariscales y acordó una rendición con condiciones el 11 de abril. Los vencedores acordaron en el Tratado de Fontainebleau exiliarlo a la isla de Elba, manteniendo su título de emperador, pero restringiendo su imperio a dicha isla.

El Congreso de Viena (1814-1815) dispuso el nuevo orden en la Europa post-napoleónica. María Luisa y su hijo quedaron bajo la custodia del padre de ésta, el emperador Francisco I, y Napoleón no volvió a verlos nunca. Escapó de Elba en febrero de 1815, desembarcó en Antibes el 1 de marzo, y marchó sobre París tras poner de su parte a las tropas enviadas para capturarle. Sin disparar un solo tiro, entró en la capital el 14 de marzo. Era el comienzo de los Cien Días. Establecido de nuevo en París, promulgó una nueva constitución, de carácter más democrático que la vigente durante el imperio y muchos veteranos acudieron a su llamada, comenzando de nuevo el enfrentamiento contra los aliados. El resultado fue la campaña de Bélgica, que concluyó con la derrota en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815.

El pueblo de París lo apoyaba en la lucha pero los políticos le retiraron su apoyo, por lo que abdicó en favor de su hijo, Napoleón II. Marchó a Rochefort donde capituló ante el capitán del buque británico Bellerophon. Fue recluido entonces en isla de Santa Helena, en el Atlántico, donde falleció el 5 de mayo de 1821. Sus restos fueron repatriados dos décadas después, siendo recibidos con honores.

Precedido por:
El directorio
Paul Barras
Roger Ducos
Louis-Jérôme Gohier
Jean-François Moulin
Joseph Sieyès
Jefe de Estado de Francia
(1° Gobierno)
Sucedido por:
Luis XVIII
(Rey de Francia)
Cónsul
Junto con:
Roger Ducos
Joseph Sieyès
(11 de noviembre - 12 de diciembre de 1799)
Primer Cónsul
Junto con:
Jean-Jacques Cambacérès
(Segundo Cónsul)
Charles-François Lebrun
(Tercer Cónsul)
(12 de diciembre de 1799 - 18 de mayo de 1804)
Emperador de Francia
(18 de mayo de 1804 - 6 de abril de 1814)
Precedido por:
Luis XVIII
(Rey de Francia)
Jefe de Estado de Francia
(2° gobierno)
(Emperador de Francia)
(20 de marzo - 22 de junio de 1815)
Sucedido por:
Napoleón II
(Emperador de Francia)

Véase también

Bibliografía complementaria

  • Aubry, Octave. Vida privada de Napoleón. Ed. Anaya & Mario Muchnik. 1994. ISBN 84-7979-154-3.
  • Browlee, Walter. La armada que venció a Napoleón. Akal. 2001. ISBN 84-4601-607-9.
  • Horne, Alistair. El tiempo de Napoleón. Editorial Debate. 2005. ISBN 84-8306-632-7.
  • Ellis, Geoffrey. Napoleón. Ed. B. Nueva. 2002. ISBN 84-7030-747-9
  • Cases, Conde de las. Memorial de Napoleón en Santa Elena. Ed. Fondo de Cultura Económica de España. 2003. ISBN 84-3750-566-6.

Enlaces externos