Batalla de Akroinon

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Batalla de Akroinon
Guerras árabo-bizantinas
Parte de guerras árabo-bizantinas

Mapa político de Anatolia c. 740, con la frontera del Imperio bizantino marcada con color negro. Akroinon esta localizada cerca del centro de la península.
Fecha 740
Lugar Akroinon, Frigia, Imperio bizantino
Coordenadas 38°45′00″N 30°32′00″E / 38.75, 30.533333
Resultado Victoria decisiva del Imperio bizantino
Beligerantes
Imperio bizantino Califato Omeya
Comandantes
León III el Isaurio,
Constantino V
al-Malik ibn Su'ayb †
Abdallah al-Battal
Fuerzas en combate
Desconocidas 20 000[1][2]
Bajas
Leves 13.200 muertos[1][2]

Plantilla:Campaña Guerras árabo-bizantinas

La Batalla de Akroinon se libró el año 740 como parte de las guerras árabo-bizantinas, entre el ejército árabe del Califato Omeya y las fuerzas del Imperio bizantino. Con anterioridad, los árabes habían realizado incursiones regulares en la península de Anatolia y, la expedición del 740 fue una de las mayores que se hicieron en ese tiempo, con tres grupos invasores separados. Una de estas fuerzas, conformada por 20 000 hombres bajo el mando de Abdallah al-Battal y al-Malik ibn Shu'aib, se enfrentó a los bizantinos —comandados por el emperador León III el Isaurio y su hijo Constantino V en la localidad de Akroinon —o Akroinos, cerca de la actual ciudad de Afyonkarahisar— en la región de Frigia. La batalla finalizó en una decisiva victoria bizantina. Este resultado junto a los problemas del Califato Omeya en otros frentes de batalla y la inestabilidad interna antes y después de la revuelta abásida, pusieron fin a las incursiones árabes en Anatolia por cerca de tres décadas.

Antecedentes

Desde el inicio de la conquista musulmana, el Imperio bizantino había sido el principal enemigo de estos, ya que era el Estado más grande —en tamaño, riquezas y poderío militar— que limitaba con el Califato Omeya.[3]​ Luego de la desastrosa batalla de Sebastópolis, los bizantinos mantuvieron una estrategia defensiva mientras que los musulmanes atacaban regularmente la península de Anatolia, territorio que estaba prácticamente en su totalidad bajo dominio bizantino.[4]

Después del fallido intento de invadir la ciudad de Constantinopla entre los años 717 y 718, los omeyas desviaron por unos años su atención a otros lugares. En tanto, a partir de 720-721 retomaron las incursiones de forma regular: cada verano se iniciaban una o dos campañas —o «ṣawā'if»— que solían ser acompañadas por ataques navales o seguidas por una expedición de invierno —«shawātī»—. Estas no tenían como fin controlar el territorio, sino saquear y devastar las zonas rurales y, a veces, asaltar fortalezas y centros urbanos importantes. Los ataques de este período se limitaron en gran medida a la meseta central de Anatolia —principalmente en la región de Capadocia— y rara vez lograron alcanzar las zonas costeras de mayor lejanía.[3][5]

Bajo el mando del califa Hisham ibn Abd al-Malik —r. 723—743[Nota 1]​— los ataques se volvieron más fuertes y frecuentes. Estos estuvieron dirigidos por los generales más capaces del Califato, entre los que estaban algunos príncipes de la dinastía Omeya, como Maslama ben Abd al-Malik Ibn-Marwan y los propios hijos de Hisham, Mu'awiya ibn Hisham y Sulayman ibn Hisham.[6]

Poco a poco el éxito de los ataques árabes se hizo cada vez menor, sobre todo porque sus recursos comenzaron a ser dirigidos al creciente conflicto con los jázaros.[7][8]​ Sin embargo continuaron habiendo ataques, pero los cronistas árabes y bizantinos citan pocas conquistas efectivas de ciudades o fuertes. Luego de la victoria sobre los jázaros en el año 737 —lo que a su vez alivió la presión en la región del Cáucaso—, los árabes intensificaron sus campañas contra Bizancio: en el 738 y 739, Maslamah ibn Hisham logró varias victorias, entre ellas la conquista de la ciudad de Ancyra —actual Ankara—. Durante el año 740, Hisham preparó la mayor expedición de su reinado, la que puso bajo el mando de su hijo Sulayman Ibn Hisham.[9][10]

La batalla

Sólido bizantino de oro con la figura de León III y su hijo Constantino V.

De acuerdo a la crónica de Teófanes el Confesor, la fuerza omeya totalizaba unos 90 000 hombres. De estos, 10 000 hombres con armamento ligero fueron enviados para las incursiones en la costa occidental, bajo el mando de Yazid ibn al-Ghamr, seguidos por 20 000 bajo la supervisión de Abdallah al-Battal y al-Malik ibn Su'aib, que marcharon en dirección a la localidad de Akroinon. La fuerza principal, compuesta por 60 000 hombres —este número puede ser una exageración de las fuentes— y comandadas por Sulayman, invadió la región de Capadocia.[1][11]

León III tuvo que enfrentar entonces a la segunda fuerza invasora en Akroinon. No se conocen los detalles de la batalla, pero si es sabido que el emperador obtuvo una victoria aplastante sobre sus enemigos: los dos comandantes árabes murieron, así como la mayor parte de su ejército. Sin embargo, un grupo de 6800 hombres árabes resistió el ataque y logró conducir una retirada hacia Sinnada, donde se reunieron con Sulayman.[1][2]

Las otras dos fuerzas invasoras devastaron el país y regresaron a salvo a Siria, pero no consiguieron conquistar otra ciudad o fuerte.[12]​ Pero antes de su regreso, el ejército árabe sufrió con el hambre y la falta de suministros. El historiador cristiano-árabe Agapio de Hierápolis, del siglo x, también registró que los bizantinos tomaron prisioneros a cerca de 20 000 miembros de las fuerzas militares musulmanas.[13]

Efectos y consecuencias

La batalla de Akroinon fue un éxito para los bizantinos, al ser la primera gran victoria obtenida durante una batalla campal contra los árabes. Interpretada como la evidencia del apoyo renovado de Dios, la victoria sirvió igualmente para reforzar la creencia de León III en su política iconoclasta, adoptada algunos años antes.[14][15]

Esta victoria abrió el camino para una postura más agresiva por parte de los bizantinos, puesto que en el 741 atacaron la importante base árabe de Melitene. En 742 y 743, los omeyas fueron capaces de hacer estallar una guerra civil entre Constantino V y Artabasdo y realizaron incursionen en Anatolia con relativa impunidad, aunque algunas fuentes árabes no reportan ninguna victoria importante durante estas invasiones.[16]

La derrota árabe en Akroinon es históricamente vista como una «batalla decisiva»,[17]​ que marcó el inicio del declive del Califato Omeya en las guerras árabo-bizantinas y[18]​ alivió la presión árabe en la frontera de Bizancio. Sin embargo otros investigadores, desde el sirio E.W. Brooks —del siglo xx— hasta otros más contemporáneos como Walter Kaegi y Ralph-Johannes Lilie no están de acuerdo con esta opinión, ya que citan el hecho de que Akroinon coincidió con la inestabilidad interna debido a las guerras civiles y la revuelta abasí, así como con otras importantes derrotas en las provincias más remotas del califato, lo que agotó los recursos militares.[19][20][21][22]

De todas formas, los ataques árabes contra el Imperio bizantino en la década del 740 fueron muy ineficaces y pronto se detuvieron por completo. Con el colapso del Califato Omeya, Constantino V lanzó una serie de expediciones hacia el interior de Siria, lo que aseguró una hegemonía bizantina en la frontera oriental del imperio que se mantuvo hasta la década del 770.[23][24]

En el mundo musulmán se conservó la memoria del vencido comandante árabe Abdallah al-Battal, que se convirtió en uno de los héroes más importantes para su pueblo. Fue homenajeado en la poesía épica turca bajo el nombre de Seyyid Battal Gazi.[25]

Notas

  1. Significa que gobernó desde el año 723, hasta el 743.

Referencias

  1. a b c d Turtledove, 1982, p. 103
  2. a b c Blankinship, 1994, pp. 169–170
  3. a b Blankinship, 1994, p. 104–105; 117
  4. Blankinship, 1994, p. 117–119
  5. Treagold, 1997, p. 349
  6. Blankinship, 1994, p. 119–121; 162–163
  7. Blankinship, 1994, p. 149–154
  8. Treagold, 1997, p. 353
  9. Blankinship, 1994, p. 168–173
  10. Treagold, 1997, p. 354–355
  11. Blankinship, 1994, p. 169; 330
  12. Blankinship, 1994, p. 169
  13. Blankinship, 1994, p. 170
  14. Treagold, 1997, p. 355
  15. Blankinship, 1994, p. 170
  16. Blankinship, 1994, p. 200–201
  17. Foss, 1991, p. 48
  18. Herrin, 1977, p. 20
  19. Blankinship, 1994, p. 145–146
  20. Blankinship, 1994, p. 167–168
  21. Blankinship, 1994, p. 330
  22. Kaegi, 1982, p. 167
  23. Blankinship, 1994, p. 20; 201; 223
  24. Kaegi, 1982, p. 14–15
  25. Winkelman, 1999, p. 5-6

Bibliografía