El Universo (Guayaquil)

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Representación de un agujero negro, un hipotético cuerpo celeste fruto de la aplicación de las teorías de la relatividad y de los cuantos, y que no emite luz ni radiación electromagnética alguna

"El Universo no es mas que innumerables pequeños engranajes perfectamente acoplados en la caja de un reloj de bolsillo, que con solo mover una de la agujas mueves todo". Juan J. Arias Pensador Latinoamericano.

Existe entre los hombres la costumbre generalizada de observar el cielo: el Sol, la Luna, las estrellas. Así se ha hecho desde los primeros tiempos de la historia, a menudo con la incógnita sobre el origen de toda esa multitud de astros que se pueden contemplar en las noches estrelladas. Desde aquellos remotos orígenes, las respuestas que se han dado al misterio han sido numerosas, pero hasta el siglo XVI no tuvieron un carácter científico, basado en la experimentación. A partir de entonces, las teorías astronómicas han sido cada vez más seguras y fiables, y ya en el siglo XX, el Universo dejó definitivamente de ser un misterio, para convertirse en un objeto constante de análisis y estudio.

Las bases de la astronomía moderna

Gracias a sus grandes telescopios, sir William Herschel descubrió, a fines del siglo XVIII, una multitud de pequeñas nubes de diversas formas, a las que llamó nebulosas. Pasaron años sin que se llegara a saber nada concreto sobre esas nebulosas, hasta que el astrónomo estadounidense Edwin Hubble observó, en 1924, que la nebulosa de Andrómeda estaba compuesta por innumerables estrellas. Fue entonces cuando se estableció el concepto de galaxia, y cuando se pudo afirmar con seguridad que el Universo no estaba formado por una galaxia, la Vía Láctea, sino por una multitud de ellas, separadas por amplios espacios donde lo único que había era lo que se dio en llamar materia intergaláctica. Hubble observó también que las demás galaxias se alejaban permanentemente de la nuestra, y ese fue el punto de partida para considerar el Universo como un espacio en expansión, ya que hasta entonces se creía que era un espacio estático e inmóvil.

El siguiente gran avance, en el conocimiento del Universo, llegó de la mano de George Lemaître, que fue el primero en formular la teoría del Big Bang o gran explosión. Según Lemaître, el Universo debió ser al principio una enorme acumulación de materia y energía, que estallo violentamente en un momento determinado. Esta gran explosión inicial dispersó la materia y dio origen al espacio y al tiempo. A partir de ella, y por una serie de reacciones en cadena, se formaron todos los elementos que componen el Universo. Aunque existen algunos problemas para convertir esta hipótesis en teoría probada, en la actualidad es la explicación comúnmente aceptada sobre el origen de nuestro mundo.

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Galaxia NGC 1300. Su espiral tiene 3.000 años luz de diámetro y no posee agujero negro en su centro. Imagen compuesta, tomada por el Telescopio espacial Hubble.

Las galaxias

Las galaxias son el constituyente fundamental del Universo y, a pesar de que distan mucho de la Tierra no se observan a través del telescopio como simples puntos de luz, sino que se manifiestan como manchas luminosas de diferentes formas. Esto equivale a decir que el Universo está formado por galaxias y agrupaciones de galaxias. Para adentrarse en este complejo mundo estelar, los científicos distinguen entre galaxias locales, integradas por un grupo de treinta a las que está unida gravitacionalmente la Vía Láctea, de la que forma parte el sistema solar, y todas las demás galaxias, a las que llaman galaxias exteriores.

Estas unidades de estrellas está distribuidas por todo el Universo y presentan características muy diversas, tanto en lo que respecta a su configuración como a su antigüedad: las hay viejas y jóvenes, grandes y pequeñas, brillantes y opacas, y de muy variadas formas. Las más pequeñas abarcan alrededor de 3.000 millones de estrellas, y las galaxias de mayor tamaño pueden llegar a abarcar más de un billón de astros. Estas últimas suelen tener un diámetro de 170.000 años luz, mientras que las primeras no pasan de los 6.000 años luz. Además de estrellas, las galaxias contienen también materia interestelar, constituida por polvo y gas en una proporción que varia del 1 al 10% de su masa.

Formas de galaxias

La creciente potencia de los telescopios, que permite observaciones cada vez más detalladas de los distintos elementos del Universo, ha hecho posible una clasificación de las galaxias por su forma. Se han establecido así cuatro tipos distintos: galaxias elípticas, espirales, espirales barradas e irregulares.

Galaxia elíptica NGC 1316

Galaxias elípticas

En forma de elipse o de esferoide, se caracterizan por carecer de una estructura interna definida y por presentar muy poca materia interestelar. Se consideran las más antiguas del Universo, ya que sus estrellas son viejas y se encuentran en una fase muy avanzada de su evolución.

Archivo:WINTER MILKY WAY AT STAR HILL.jpg
Vista de la Vía Láctea desde la tierra.

Galaxias espirales

Están constituidas por un núcleo central y dos o más brazos en espiral, que parten del núcleo. Éste se halla formado por multitud de estrellas y apenas tiene materia interestelar, mientrasque en los brazos abunda la materia interestelar y hay gran cantidad de estrellas jóvenes, que son muy brillantes. Alrededor del 75% de las galaxias del Universo son de este tipo, y también lo es nuestra galaxia, la Vía Láctea.

Galaxia espiral barrada

Es un tipo especial de galaxia espiral, que tiene un núcleo de forma elíptica del que parten dos brazos, primero rectos y luego espirales, en direcciones opuestas. En algunos casos, los brazos llegan a cerrarse formando un círculo y dejan el núcleo en el centro, como si fuera el diámetro. Estas galaxias son muy poco numerosas.

Galaxia irregular NGC 1427

Galaxias irregulares

Incluyen una gran diversidad de galaxias, cuyas configuraciones no responden a las tres formas anteriores, aunque tienen en común algunas características, como la de ser casi todas pequeñas y contener un gran porcentaje de materia interestelar. Se calcula que son irregulares alrededor del 5% de las galaxias del Universo.

Recreación artística hecha por la NASA de la Vía Láctea. Vista a lo largo de su eje.

La Vía Láctea

La Vía Láctea es nuestra galaxia. Según las observaciones, posee una masa de 1012 masas solares y es, muy posiblemente, una espiral. Con un diámetro medio de unos 100.000 años luz se calcula que contiene unos 200.000 millones de estrellas, entre las cuales se encuentra el Sol. La distancia desde el Sol al centro de la galaxia es de alrededor de 27.700 años luz (8,5 kpc) A simple vista, se observa como una estela blanquecina de forma elíptica, que se puede distinguir en las noches despejadas. Lo que no se aprecian son sus brazos espirales, en uno de los cuales, el llamado brazo de Orión, está situado nuestro sistema solar, y por tanto la Tierra. El núcleo central de la galaxia presenta un espesor uniforme en todos sus puntos, salvo en el centro, donde existe un gran abultamiento con un grosor máximo de 16.000 años luz, siendo el grosor medio de unos 6.000 años luz. Todas las estrellas y la materia interestelar que contiene la Vía Láctea, tanto en el número central como en los brazos, están siendo situadas dentro de un disco de 100.000 años luz de diámetro, que gira lentamente sobre su eje a una velocidad lineal superior a los 216 km por segundo.

Las constelaciones

Ninguna de las galaxias exteriores, es decir, distintas de la Vía Láctea, es observable desde la Tierra a simple vista. Sí que lo son, en cambio, las estrellas que forman parte de la Vía Láctea. Estas estrellas dibujan a menudo en el cielo figuras reconocibles, que han recibido diversos nombres en relación con su aspecto. Estos grupos de estrellas de perfil identificable se conocen con el nombre de constelaciones. Hasta el presente, se han observado 88 constelaciones, algunas de ellas muy extensas, como Hidra o la Osa Mayor, y otras muy pequeñas como Flecha y Triángulo.

Las estrellas

Son los elementos constitutivos más destacados de las galaxias. Estos soles, gaseosos y esféricos, brillan por su gigantescas reacciones nucleares. Si la reaccion no es muy grande comienza por emitir una luz roja oscura y después se mueve hacia el estadio superior, que es en el que está nuestro Sol, para después al modificarse las reacciones nucleares interiores, dilatarse y enfriarse. La dilatación por enfriamiento de los gases exteriores la convierte en una gigante roja, se vuelve inestable a la vez que lanza hacia el espacio exterior la mayor parte del material estelar. Este proceso puede durar 100 millones de años, hasta que se agota toda la energía nuclear y se contrae por la gravitación, hasta hacerse pequeña y densa, como una estrella pequeña y blanca o azul, una enana blanca. Si la estrella inicial era más grande que el Sol, su ciclo puede ser diferente: en lugar de una gigante, se vuelve una súpergigante y puede acabar su vida con una explosión.
También hay algunas estrellas que consumen todo su combustible muy rápidamente y continúan contrayéndose hasta convertirse en un agujero negro.

Los púlsares

Hay estrellas que pueden emitir ondas luminosas y pulsaciones de ondas de radio conocidas como púlsares (Pulsations Radio Sources).
En las reacciones nucleares que se producen la temperatura es tan alta que los átomos de hierro que se han formado se descomponen, la estrella se colapsa y estalla.