Incidente de Carabanchel

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Se conoce con el nombre de incidente de Carabanchel a los hechos acaecidos el 27 de junio de 1932 en el campamento de Carabanchel, donde a la sazón se encontraban los alumnos de las academias militares para realizar un ejercicio conjunto, a los que se les unieron los tres Regimientos de Infantería de guarnición en Madrid.[1]​ Tuvo lugar durante el primer bienio de la Segunda República Española.

Hechos[editar]

Manuel Azaña, entonces ministro de la Guerra, destituyó a los generales implicados.

Sin el conocimiento del ministro de la Guerra, Manuel Azaña, fueron trasladados a Carabanchel tres regimientos de infantería de la guarnición de Madrid, formalmente, para confraternizar con los cadetes por orden del general Villegas, jefe de la I División Orgánica. Después del desfile pronunciaron discursos los generales Caballero, Villegas y Goded. Estos discursos fueron críticos con la Reforma militar de Manuel Azaña y con el proyecto de Estatuto para Cataluña que se estaba debatiendo en las Cortes en aquel momento.[2]

El general Caballero, jefe de la Brigada de Infantería, se refirió al «momento difícil» por el que atravesaba el Ejército y a que el Estatuto catalán ponía en peligro la integridad de la Patria.[1]​ Por su parte el general Villegas, más comedido en la crítica a la política militar y autonomista del gobierno, terminó su intervención con un «¡Viva España!» y no con el obligado «¡Viva la República!».[3]​ Por último intervino el jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Goded —al que no le correspondía en principio hablar, puesto que estaba allí como invitado especial y extraoficial—[2]​ que terminó su discurso con la frase: «¡Viva España! Y nada más»,[4]​ omitiendo de nuevo el preceptivo «¡Viva la República!».[5]​ Entonces el teniente coronel Julio Mangada, que ya durante los discursos había mostrado claramente su disconformidad con ellos,[6]​ permaneció sentado y no contestó al viva de Goded, por lo que este se lo recriminó con dureza.[7]​ Mangada le replicó, aunque el coronel jefe del Regimiento 1 de Infantería, Carlos Leret Úbeda, logró poner orden y llevarse a Mangada;[8]​ las cosas empeoraron cuando el general Villegas ordenó el arresto de Mangada y este,[7]​ exaltado, se quitó la guerrera y la gorra y las arrojó al suelo, al tiempo que exclamaba «Mirad cómo tratan a un jefe vuestro».[9]

En opinión del coronel Carlos Leret Úbeda, esta acción de reunir a las tropas de las academias, con desfiles o discursos de matiz antirrepublicano entraba en un plan premeditado para crear descontento en el estamento militar, por cuanto no era la primera vez que se producía.[10]​ Dos días antes el general Millán Astray se había presentado en la Escuela de Tiro de Carabanchel, pedido un caballo y hecho que se le rindieran honores.[10][1]

Mangada, aunque fue procesado por estos hechos, fue absuelto. Las investigaciones realizadas permitieron poner al descubierto los compromisos de diversos mandos militares con movimientos conspirativos contrarios a la República que culminarían en la llamada Sanjurjada el 10 de agosto de ese mismo año.

El incidente tuvo como consecuencias las destituciones de Goded, Villegas y Caballero por parte de Azaña,[11][12]​ a pesar de la no muy buena opinión que gastaba el entonces ministro de la Guerra del carácter del teniente coronel Mangada[13]​ y de que el propio Azaña no calificara los hechos como delito o acto de indisciplina sino como simple «falta», «indiscreción» o «torpeza».[14][15]​ Existe también la versión, defendida por el propio Goded, de que en su caso fue él mismo el que presentó su dimisión, para compartir la suerte de sus dos compañeros.[16][6]

Los tres puestos vacantes fueron ocupados por los generales Carlos Masquelet, Virgilio Cabanellas Ferrer y Manuel Romerales Quintero.[17]

Referencias[editar]

Bibliografía[editar]

Bibliografía citada
Bibliografía adicional