Locus eremus

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El locus eremus (en latín "lugar yermo")[1]​ es un tópico literario particularmente utilizado en la literatura medieval, renacentista y barroca. Se opone al locus amoenus y se caracteriza por ser una ambientación apartada del mundo, sin árboles, aves ni arroyos. Es símbolo de la vida ardua y sacrificada,[2]​ por lo cual suele emplearse en la poesía religiosa ascética o para marcar la crueldad de la dama y su rechazo, en la lírica petrarquista. También, en alguna ocasión, es un motivo político que critica el mal gobierno.

Los elementos que lo componen son los opuestos al locus amoenus: en vez de prado herboso, el desierto o los peñascales de la sierra; en vez de ruiseñores, fieras, alimañas, serpientes; en vez de agua, arena o piedras; en vez de sombra de árboles, la secatura del sol y el fuego. Puede aparecer también el frío, el hielo, la nieve. Es un paisaje solitario y por tanto no invita a la conversación como el locus amoenus, sino al lamento, la penitencia, la oración. África, Libia, la Tebaida son las regiones usualmente identificadas con este topos o tópico, como la Arcadia o el Edén en el locus amoenus.[3]

Notas[editar]

  1. Sobre el calificativo eremus, "yermo", ver http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=eremus&fromdoc=Perseus%3Atext%3A1999.04.0059"
  2. LENGUAJE Y COMUNICACIÓN – 2013 CARLOS OBAID A. Disponible en http://es.scribd.com/doc/165477640/1%C2%BA-Medio-Leng-Unidad-n%C2%BA4-Narrativa-Guia-Docente#scribd
  3. Cf. Antonio Azaustre y Juan Casas, Manual de retórica española. Barcelona: Ariel, 1997, p. 60.