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Este archivo contiene las citas que podrían aparecer en la sección “Cita de la semana” del Portal:Carlismo.

Hoy es 12 de mayo de 2024 y la cita seleccionada es la de la Semana 19.


Semana 1
Los únicos hombres de acción capaces de coger un fusil y plantarse en la calle para la defensa de las iglesias son los carlistas.
Alejandro Lerroux (1864 - 1949).



Semana 2
La verdadera decadencia y muerte de un pueblo procede de su interna disolución. Esta crisis interior suele ser ocasionada por dos factores. De un lado, por la deserción, la pereza y el conformismo de sus clases cultas, de los sabios de la Ciudad: cuando estas clases se duermen sobre su propia ciencia o su propia significación, cuando no ejercen una autoridad con sentido, entonces el orden, las creencias, la moralidad, la justicia y las leyes quedan indefensas; la Ciudad no progresa, antes se fosiliza, y el orden todo de venerable se torna farisaico.
Rafael Gambra (1920 - 2004).



Semana 3
España os debe un homenaje de gratitud y de justicia a vosotros, hombres de la Comunión Tradicionalista, que durante un siglo habéis permanecido, con la terquedad incomprendida de vuestra convicción, firmes, a pie quieto, en el mismo punto a donde el mundo, después de un largo rodeo y desengañado, empieza a llegar ahora escarmentado y convencido. España os debe un homenaje de gratitud, digo, porque si en estos momentos de ruina España tiene un ideal puro, y una tesis íntegra, y un sistema de conjunto a donde volver los ojos, es porque vosotros, por encima de toda claudicación, habéis sabido mantener ese ideal, esa tesis y ese sistema.
José María Pemán (1897 - 1981).



Semana 4
Justo es observar que en el tiempo de las primeras guerras no se luchó por la cuestión dinástica. Vivía Fernando VII y no había llegado el momento en que, faltando a la ley, se proclamó reina de España a Isabel, desconociendo los derechos de don Carlos al trono.

No fueron, pues, guerras dinásticas, sino verdaderas guerras contra el liberalismo, que informaba la actuación de aquellos Gobiernos y que había provocado desmanes y atentados, no sólo contra los tradicionalistas, sino contra personas y cosas sagradas atropellando los derechos de la Iglesia.

Manuel Senante (1873 - 1959).



Semana 5
Si yo no tuviese hace años la triste convicción de que ha palidecido el sol de la gloria hispana y su fortuna ha desplegado las alas para ir a posarse en otras regiones del mundo, hoy lo creería viendo al rey que el destierro nos niega, y que honraría la estirpe de Borbón más que el Animoso Felipe V y el Justo Fernando VI.
Emilia Pardo Bazán (1851 - 1921). Venecia, 13 de enero de 1888 (en el álbum de Carlos VII).



Semana 6
No hay animal más peligroso que un requeté recién comulgado.
Indalecio Prieto (1883 - 1962).



Semana 7
No hay título más honroso, para un hombre de honor, que el de leal.
Francisco Cavero y Álvarez de Toledo (1840 - 1905) (en el álbum de Carlos VII).



Semana 8
El Partido Tradicionalista, que en su estructura, jerarquía, órganos de forma acomodada a las leyes del régimen liberal, dejó de existir, por su propia voluntad, el 18 de julio de 1936, defendió siempre la libertad humana, conjugándola con la autoridad, dentro de la Monarquía tradicional, católica, templada, orgánica y verdaderamente popular, distando su sistema tanto de las democracias como del de los países totalitarios.
Emilio Rodríguez Tarduchy (1879 - 1964). Significación histórica de la cruzada española (1941).



Semana 9
Para él [el Partido Tradicionalista], la Monarquía no es el Rey; es un conjunto de instituciones sobre las que aquél es piedra clave si están armónicamente combinados los Consejos (Real, ministeriales, especializados, permanentes y responsables), las Cortes, los Municipios y gremios; de tal modo que el poder y autoridad del Rey estén sabiamente contenidos en las facultades de las complementarias instituciones. De otro modo, se caería en el absolutismo o en la oligarquía de una camarilla.
Emilio Rodríguez Tarduchy (1879 - 1964). Significación histórica de la cruzada española (1941).



Semana 10
Se basaba y se basa, por último, el Tradicionalismo en una verdadera fe religiosa y patriótica, fundada en el estudio y en la observación de nuestros pensadores y en el discernimiento casi intuitivo de nuestras masas durante un siglo.

Pero hubo un tiempo, que hemos vivido hasta casi nuestros días, en que todo eso del tradicionalismo y del carlismo parecían, merced a la estúpida propaganda de unos mercachifles intelectuales, cosa anticuada, mohosa, de caverna y de gente retrógrada, cuando los en realidad anquilosados, fuera de la realidad, eran ellos, que tenían la pedante pretensión de imponer como más modernas, la moda de unas pobres y deleznables ideas.

Emilio Rodríguez Tarduchy (1879 - 1964). Significación histórica de la cruzada española (1941).



Semana 11
Como el mármol se bruñe con esmeril, así las almas grandes reciben en el taller de la adversa fortuna el brillo que las hermosea.

La Revolución odia según teme.

¡Qué gloria merecer con preferencia el odio de la Revolución!

Juan de Lapaza de Martiartu (1816 - 1899). 31 de marzo de 1883 (en el álbum de Carlos VII).



Semana 12
Siete siglos de una lucha sin tregua costó a la antigua España arrojar a los moros al otro lado del Estrecho.

¿Por qué desconfiarán los carlistas, cuando apenas hace medio siglo que combaten contra la morisma moderna?

Ramón Esparza (1825 - 1907) (en el álbum de Carlos VII).



Semana 13
¿Ser ezaugo deutzet nere Jaun ta Aitari? Maite dodala ta niregaz Bizcaitar guztijac, eta zure gaitik tua Españaren ondo izatia gaitik emongo neukiala neure biotzeco asquenengo odol tantaraño.

¿Qué diré a mi Señor y Padre? Que le amo extremadamente, como le aman todos los vizcaínos, y que por Él y por la ventura de España derramaría gustoso hasta la última gota de mi sangre.

Juan Sarasola, coronel carlista. Venecia, 9 de enero de 1890 (en el álbum de Carlos VII).



Semana 14
Nunca he sido carlista; pero siempre, rindiendo culto a la justicia, he afirmado que el partido tradicionalista español ha sido en nuestra Historia un modelo de constancia y consecuencia que no ha tenido parigual.

Arranca su actuación política en la muerte de Fernando VII, y, tras un siglo de lucha sin descanso, ha sufrido la derrota en tres guerras civiles, y, sin embargo de ello, ha subsistido sin decaer su espíritu ni rendirse su voluntad. Multitud de familias, lo mismo las más ilustres que las más modestas y humildes, han ido legando a sus descendientes el culto a las ideas, constituyendo su apretada comunión una falange que nunca ha claudicado.

A pesar de separarme de sus componentes la más radical diferencia política, he contado en dicha agrupación con muchísimos amigos, lo que me ha ofrecido ocasión de conocer de cerca su manera de ser. No he tratado uno solo que no fuera un cumplido caballero y que en todos sus actos no resplandeciera la más noble hidalguía. La imparcialidad me impone reconocerlo.

Natalio Rivas (1865 - 1958). Páginas de mi archivo y apuntes para mis memorias. Sexta parte del anecdotario histórico contemporáneo. Editora Nacional (1952).



Semana 15
Las más nobles cualidades de nuestra raza tienen en Loredán un egregio representante. Sea permitido al viajero dedicar aquí un pensamiento de simpatía respetuosa al príncipe ilustre.
José Ortega Munilla (1856 - 1922). Venecia, 13 de enero de 1888 (en el álbum de Carlos VII).



Semana 16
Empezó la lucha contra las hordas marxistas y Europa entera se puso de rodillas, asomándose por encima del balcón nevado de los Pirineos para vernos pelear. Los Requetés desnudaron los aceros, empuñaron los fusiles y dando con Mola un estentóreo ¡viva España!, se lanzaron a la lid como leones, para dejar el pueblo español satisfecho, la religión afirmada, la justicia en su lugar, la virtud tranquila y las esencias de la Tradición triunfantes (...).

La Tradición Carlista le preparaba a España heroicos salvadores y al mundo entero le pasmó el milagro de las boinas coloradas. A la voz del Caudillo, que en aquellos momentos cruciales era oración y latido, el impulso varonil de los Requetés se hizo arrollador, quebrando en mil combates los ejércitos rojos y las brigadas internacionales de espurias gentes enemigas. El Libro de Oro de los Mártires y de los Héroes que el Carlismo ha dado por Dios y por España en la Cruzada, que debe hacerse como lección sublime, sobrecogerá el ánimo mejor templado el día que se publique.

José Sanz y Díaz (1907 - 1988). Aportación carlista a la Cruzada (1946).



Semana 17
Si De Maistre dijo un día de Voltaire: «París lo coronó: Sodoma lo hubiera desterrado», creo que hoy habría dicho de Don Carlos: «¡Le dio un destierro su patria: el mundo le hubiese dado una corona!»
Alejandro Méndez. Venecia, 18 de febrero de 1888 (en el álbum de Carlos VII).



Semana 18
Veteranos carlistas:

Vosotros que constituís la más pura personificación del auténtico tradicionalismo, en el que encanecisteis bajo el peso de un régimen de injusticia contra el que luchasteis en un supremo esfuerzo por salvar a España, sois hoy los que mejor podéis llevar la voz del carlismo español.

Vuestro pleito no era un pleito de partido, era el pleito de los hombres que con fe combatíais a la Enciclopedia y amábais el hogar, la familia y la tradición española. No se trataba de un pleito dinástico, ni de personas ni de leyes sálicas: era algo más alto, porque era la inquietud por el triunfo de la Religión y la grandeza de la Patria, y por eso no puede empobrecerse vuestra gesta. Lo que representáis es la historia de España, es la vida española, es la Castilla milenaria con sus tierras, sus historias, sus iglesias, sus hogares. Son veinte siglos de civilización todo lo que se ventila hoy, y que vosotros tuvisteis la intuición de levantar como bandera y defender por los caminos y por los montes. Incluso vencidos no os resignasteis con la derrota y mantuvisteis en vuestros hogares el fuego sagrado de Dios y de la fe en la Patria que supera todas esas ambiciones bastardas de política menuda, de casino de pueblo, o de murmuraciones. Por eso desde el primer día nosotros amparamos la tradición y llevamos en nuestras banderas el lema de "Dios, Patria y Rey" (*), que son los tres postulados básicos de la nueva sociedad y por eso nuestras juventudes educadas al calor de los mandos militares y religiosos, aparecen en este homenaje del tradicionalismo español, unidos a los viejos veteranos de ayer. A estas juventudes que, como vosotros, han hecho juramento de fe y que recoge y han de llevar vuestras banderas, les hemos de dar todo el apoyo que merecen, para lograr la grandeza de España que vosotros soñasteis. Esta juventud cristiana fuerte y unida, va a realizar. Adiós, amigos veteranos. ¡Arriba España! ¡Viva España!

Francisco Franco. (Tomado del Diario Español, Tarragona, 14 de septiembre de 1943).

(*) El mismo discurso transcrito por el Diario de Burgos emplea «Justicia» en lugar de «Rey».[1]


Semana 19
Para que exista el orden material, es preciso restablecer el orden moral y espiritual, y su exponente más definido: la familia. A eso venimos nosotros.
Joaquín Gomis Cornet (1869 - 1957).



Semana 20
En la bandera carlista estaban escritos principios eternos, cuyos derechos jamás prescriben, y que son el alma y aliento vital de la nación española.
Arturo Masriera (1860 - 1929). Barcelona isabelina y revolucionaria (1930), p. 280.



Semana 21
Lo que tiene de español el programa del "Fascio", como los diecisiete puntos de la juventud de Acción Popular, como el programa de Renovación Española, ha sido tomado del programa tradicionalista. Lo que ocurre es que nosotros lo servimos entero y los demás a retazos.
«Constancio». 1934.



Semana 22
Yo no cometeré el crimen de destruir la única fuerza capaz de mantener el orden social el día en que se desencadene la revolución. Vaya usted y diga que yo no puedo pedir la muerte de un partido que será mañana antemural de la Patria.
Antonio Cánovas del Castillo (1828 - 1897). El Requeté: La Tradición no muere, 1957, pág. 23.



Semana 23
Dios es lo principal, y la Religión verdadera; pero en España no hay otro modo de defender al Catolicismo que siendo carlista. Esto no lo quieren entender, o hacen como que no lo entienden, algunos tunantes.
Cándido Nocedal (1821 - 1885). 21 de agosto de 1881.



Semana 24
Ofrecen su vida con alegría para que el Altar, la Patria y el honor no perezcan jamás. Se alza al fin una bandera en cuyos pliegues la obediencia es justa y gloriosa. Si por fin podemos obtener tales beneficios, después de a Dios, es a don Carlos a quien se lo debemos. Él nos habrá dado el ejemplo y nos habrá servido de modelo.
Louis Veuillot (1813 - 1883). El Requeté: La Tradición no muere, 1957, pág. 31.



Semana 25
Verdaderamente el partido carlista es el único que se postra á los piés del Vicario de Cristo, el único partido católico, el único que pone cuanto tiene á la disposición del Romano Pontífice.

¿Dónde hay, dónde, un partido como el nuestro?

El Tradicionalista, 8 de enero de 1887.



Semana 26
Cuando se pasa por delante del Carlismo hay que descubrirse como cuando se pasa delante de la estatua del honor.
Antonio Aparisi y Guijarro (1815-1872). El Requeté: La Tradición no muere, 1957, pág. 31.



Semana 27
El tradicionalismo es la única fuerza que puede salvar a España de la revolución, y de la plaga del Parlamentarismo y de los revolucionarios, que han querido convertirnos en la antesala de Stalin.
Casimiro de Sangenís Bertrand (1895-1936).



Semana 28
Nosotros somos los que profesamos la teoría de la eterna concordia del Sacerdocio y del Imperio; nosotros somos los que condenamos siempre la enseñanza libre, la libre discusión, el libre examen; nosotros somos los que llorábamos al pie del cadalso en el que cayó la cabeza de María Estuardo y de Luis XVI viendo heridos por el mismo golpe el principio católico y el principio monárquico, como hoy lloramos al pie de los reales alcázares de Europa dominados por los mismos hombres que quieren destruirlos y arrasarlos; nosotros, en una palabra, somos lo que hemos sido, seremos, lo que somos: nuestra historia es la misma en nuestras tradiciones.
Pedro de la Hoz (1800 - 1865). La Esperanza, 11-9-1862.



Semana 29
Cuando los móviles que llevan a los hombres a la guerra son desinteresados y puros, cuando la guerra se acepta como un sacrificio que impone el ideal, como un imperativo de la fe y del patriotismo, los pueblos que empuñan las armas han escrito una página gloriosa en la Historia. Tales fueron las guerras carlistas.
El Debate (5-5-1928). Citado por Joaquín de Bolós y Saderra (1854-1937) en «La guerra civil en Cataluña (1872 a 1876)», p. 14.



Semana 30
Nuestra bandera es muy anterior y muy superior al Duque de Madrid y al Conde de Montemolín y Carlos V, que nada pudieron darle ni quitarle, sino que recibieron de ella sus derechos, y aun a la cuestión dinástica, ideada y planteada por la revolución en daño de nuestra bandera. Los tradicionalistas de hoy defendemos la misma bandera que los tradicionalistas de 1833 y 1848, con Carlos V y Carlos VI; la misma bandera que los tradicionalistas de 1822 y 1823 defendieron por Fernando VII, y en 1827 contra Fernando VII, con evidente razón, a pesar de su legitimidad indisputada; la misma bandera que los tradicionalistas de 1808 y 1812 defendieron contra los jansenistas en las Cortes de Cádiz y en los campos de batalla contra los ejércitos de Napoleón.
Ramón Nocedal (1847 - 1907). Citado por Marcial Solana en «El tradicionalismo político español y la ciencia hispana», 1950, págs. 19-20.



Semana 31
La importancia humana, militar y moral del bando carlista durante toda la guerra civil española, y muy especialmente en sus primeros días, fue inmensa, y aún no se ha valorado suficientemente por los historiadores. Sin esa aportación, el Alzamiento de Julio hubiera fracasado irremisiblemente. La integración de los carlistas al Alzamiento supuso una base de masas, una adhesión popular, que permitió a los sublevados presentarse como jefes de eso: un Alzamiento popular, no simplemente como fautores de un pronunciamiento clásico. La cifra total de voluntarios carlistas en toda España es difícil de establecer, pero no debió de andar lejos de los cien mil, y la cifra se supera mucho con los que se alistaron en unidades regulares. En el bando nacional se consideraba a los requetés como de eficacia combativa semejante a la Legión, lo que resultaba notabilísimo, si se tiene en cuenta el casi total desentrenamiento de los mozos carlistas antes de la guerra.
Ricardo de la Cierva (1926 - 2015). Citado por Manuel Fal Conde en la revista Fuerza Nueva, nº 440, 14-Jun-1975



Semana 32

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Semana 33

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Semana 34

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Semana 35

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Semana 39

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Semana 41

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Semana 42

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Semana 43
La España ideal estuvo representada por los Carlistas contra la España bastarda, afrancesada y europeizante de los liberales.
Francisco Franco. El Requeté: La Tradición no muere, 1957, pag. 8.



Semana 44

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Semana 45

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Semana 46

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Semana 47
Los requetés aportaron al Movimiento, junto a su espíritu guerrero, el sagrado depósito de la Tradición española, tenazmente conservada a través del tiempo, con su espiritualidad católica, que fue elemento formativo principal de nuestra nacionalidad, y en cuyos principios eternos de moralidad y justicia ha de seguir inspirándose.
Francisco Franco. El Requeté: La Tradición no muere, 1957, pag. 9.



Semana 48

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Semana 49

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Semana 50
El Partido Tradicionalista —estructura, jerarquía, órganos, de faz acomodada a las leyes del régimen liberal— dejó de existir como tal partido. Pero era ése el único que sustentó la verdad política; por eso todos pasaron y él sólo perduró. Ese ser permanente, inmutable, fruto de una verdad objetiva y de una convicción arraigada en una selección pura de españoles, se llama la Comunión Tradicionalista.
Manuel Fal Conde (1894 - 1975). El Pensamiento Carlista sobre cuestiones de actualidad (1937).



Semana 51

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Semana 52

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  1. Santa Cruz, Manuel de (1979). Apuntes y documentos para la historia del tradicionalismo español 1939-1966. Tomo 4: 1942. Sevilla: ECESA. p. 204. ISBN 84-7460-036-7.