Usuario:Annahurtado05/Taller

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El Retablo de la Purísima Concepción es una obra realizada por Nicolas Falcó, un pintor tardogótico activo en Valencia entre els anys 1493-1530, aquest es va encarregar de la labor pictórica que abasta els anys entre el 1507 i el 1515, mentre que el treball de talla e imatgeria va córrer a carrec de la familia Forment durant els anys 1500 i 1503.

Localización[editar]

Este retablo se encuentra actualmente expuesto en una sala del Museo de Bellas Artes de Valencia, pero procede de la Capilla de la Inmaculada del Convento de la Puridad, también situado en Valencia. Fue patrocinado por la abadesa sor Damiata de Montpalau.

Análisis estilístico[editar]

En primer lugar, situamos el trabajo pictórico atribuido a Nicolau Falcó; Nicolau Falcó fue un reconocido pintor valenciano, al que se le adscribe correctamente una serie de obras entre las que se encuentra ésta, el Retablo de la Purisima Concepción o también conocido como Retablo de la Puridad, entre otros, como pueden ser La Virgen de la Sapiencia. Las fechas entre las que Falcó tuvo actividad pictórica fueron entre 1493 y 1530, año en el que muere.

Nicolau Falcó inició su formación en el taller de su suegro, Pere Cabanes, otro pintor valenciano que difundió el estilo cuatrecentista italiano, en el taller es donde Falcó entró en contacto con otros miembros de la familia, caso de Antoni Cabanes. A estas influencias se le añadiría la evidente de Paolo da San Leocadio. Es decir, Nicolau Falcó evoluciona desde los últimos epígonos del goticismo tardío hasta la plena asunción de la nueva estética del cuatrocientos italiano.

Volviendo a la obra principal, el retablo está realizado en óleo sobre mesa y sus medidas son de 584 x 374 cm.

El conjunto presenta un marcado carácter eucarístico, con sagrario expositor transparente en lo alto, de talla policromada y dorada con corazones angélicos y tetramorfos, cuyo precedente más próximo se encuentra en el retablo mayor de la Seo de Zaragoza.

Sin embargo, es precisamente esa técnica poco depurada respecto a épocas posteriores, la que da atractivo a la obra, tanto por la profesionalidad artística, como por su buena ejecución y gusto estético en la combinación de colores, en la distribución de los personajes , en la elección del entorno, etc.

Esta obra pertenece a un estilo Tardogótico o Gótico Tardà, que se caracteriza por el hecho de que las obras pierden su papel básico de aglutinador de las artes y pasa a ser menos protagonista, es por eso que casi todo el apartado de pintura pertenece a este estilo, puesto que fue el apartado elaborado por Nicolau Falcó. Sin embargo, sabemos que Damián Forment, junto a su hermano Onofre y su padre Pablo Forment, estaban involucrados también en esta obra, ya que fue la última que realizaron antes de abandonar Valencia. Por eso se dice que este retablo también tiene aspectos renacentistas, ya que como ya sabemos, este gran escultor fue uno de los primeros en introducir el Renacimiento en España.

Análisis Iconográfico[editar]

El tema central era la Virgen y su infancia. En cuatro grandes tablas Nicolau representó en la parte superior izquierda, el Nacimiento de la Virgen y en la parte inferior en San Joaquín, mientras que en la parte derecha se ubicaron la Presentación de la Virgen en el Templo, ocupando el espacio de arriba, y en Santa Ana ocupando la parte de abajo.

En el guardapolvo y las entrecalle se representan a profetas, reyes y santos vinculados al tema de Mariano y al debate inmaculista. Finalmente en la predela encontramos los demás trabajos pictóricos, en menor medida al resto, se encuentran representados los temas que narran los acontecimientos más importantes de la vida de Jesús. En primer lugar encontramos la Anunciación, donde se le anuncia a María la concepción del Hijo de Dios, posteriormente encontramos el Nacimiento, donde se narra, el nacimiento de Jesús y también encontramos la Epifanía, donde Jesús recibe la visita de los Magos que llegaron de Oriente. En el otro lado, situamos la Resurrección, en la que Jesús resucita, y posteriormente en la Ascensión, vuelve a subir al cielo. Finalmente, el último tema representado es el Pentecostés, se define la fiesta cristiana del quincuagésimo día del tiempo pascual. Se trata de una festividad que pone término a este tiempo litúrgico y que configura la culminación solemne de la misma Pascua, su colofón y su coronamiento.

En el centro de la predela, sobre una peana, se ubica el tamaño de la Inmaculada Concepción. En las calles laterales se representa la Natividad de María y la Presentación en el Templo junto a San Joaquín y Santa Ana. Culmina la calle central una Dormición de María que se completa en la predela con el resto de los gozos marianos. Los guardapolvos alojan efigias de reyes, profetas y una Coronación de la Virgen en su parte superior.

Por otra parte, en la parte inferior, hay un conjunto de seis piedras que forman la parte baja de un retablo gótico. Con un dibujo sencillo, colores planos y duros, sin apenas sombras y escasa perspectiva (aunque en alguna de las predelas ya se va viendo una acusada perspectiva, como la de la adoración de los pastores o la de Pentecostés), el relevante es el mensaje que se quiere transmitir, resultando irrelevante la concordancia histórica. Toda la técnica está puesta en este servicio.

Todas las narraciones se enmarcan en algún conjunto arquitectónico más o menos abierto al exterior, sin importar la concordancia histórica. El espectador comprende que las escenas que contempla son arquetipos donde no importa tanto la historicidad como el mensaje que se quiere transmitir.

Sor Damiata de Montpalau encargó el trabajo de imaginería, escultura y talla al escultor Pablo Forment y sus hijos, Onofre Forment y Damián Forment, los tres recibieron su formación escultórica, de carácter goticista, en el taller Forment, uno de los más acreditados en Valencia a principios del siglo XVI.

Aunque el sueño de la abadesa Damiata y las consecuencias que tendría en la época, además de la complacencia en el retablo mayor del convento, son motivo suficiente para comprender el encargo, se debe valorar la trayectoria de los Forment en la confección del retablo mayor de la Seo de Zaragoza, y su significado sagrario expositor que se repite en ese retablo.

La figura de la Virgen Niña originariamente parece que se elevaba sobre una peana celestial, y según Carmen Morte Garcia, experta en la obra de los Forment, la talla no corresponde a la tipología de Damián Forment. Morte subraya, por un lado, el ejemplo temprano de esta Virgen Xiqueta, que es prematura para 1500, y por otro, el distanciamiento que presenta con la talla mariana de la colegiata de Gandia, que está actualmente desaparecida, discutiblemente atribuida al taller de Forment.

Habría que valorar la importancia del misterio concepcionista en el territorio valenciano desde primeras fechas, y la existencia de grabados de madera sobre los gozos de la Virgen y en honor a la Inmaculada. Estos eran conocidos en la época y de fácil distribución y, por tanto, posible modelo de referencia que la feligresía reconocería con mayor rapidez que una nueva tipología.

En la parte escultórica encontramos a Tabernáculo de serafines, a ángeles ya las secas que encuentran los atributos de los Evangelistas: San Jerónimo, San Bernardo Santa Isabel, reina de Hungría; San Buenaventura, San Gregorio Magno, San Agustín, San Beinardín, y, por último, San Francisco.

Aproximación al significado[editar]

El significado real del retablo es la vida de la Virgen y su infancia, como podemos ver representada en la escultura de los Forment.

El paralelismo entre la obra de talla y la pictórica en el retablo de la Puridad, merece que se le consagran algunas palabras. La traza, la estructura arquitectónica del altar, corresponde a los monumentos análogos producidos por el arte ojival valenciano a finales del siglo XV.

El retablo pintado por Nicolás no ha llegado entero a nuestros días. La composición reproducida en la mesa, se acomoda a la tradición de obras análogas del siglo XV.

Todas las pinturas son alusivas a la Virgen y al Patriarcado, simbolizando las imágenes escultóricas a los doctores y santos fundadores que más se distinguieron en la glorificación de la Inmaculada Concepción de María.