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Violencia Ginecológica[editar]

La  violencia ginecológica es la violencia que ejerce el personal sanitario sobre las mujeres cuando se acude la consulta. Cárdenas et al. (2020) definen violencia ginecológica como:

Todas aquellas prácticas realizadas por miembros del equipo de salud (médicos, enfermeras, matronas, etc.) y que pueden implicar una atención o tratamiento deshumanizado, el uso de procedimientos innecesarios o abuso de medicación, la trasformación de procesos naturales en patológicos, la denegación de información o tratamiento, cuestiones todas ellas que pueden derivar en la pérdida de autonomía de las mujeres y/o capacidad de tomar decisiones libremente sobre sus cuerpos y su sexualidad. Dichas prácticas pueden afectar psicológica, física y/o sexualmente a las mujeres.[1]

Hay que hacer diferencia entre la violencia ginecológica y la violencia obstétrica, que en muchos casos se toma con un símil; sin embargo, son diferentes, ya que afectan a mujeres en distintos momentos de sus vidas. La violencia obstétrica hace referencia a un conjunto de prácticas y actitudes abusivas contra las mujeres dentro de la atención a la salud reproductiva, durante el período de la gestación, parto y postparto.

Violencia Ginecológica como Violencia de Género[editar]

La violencia ginecológica es otra forma de expresión de la  violencia de género. Este tipo de violencias trasgreden los derechos sexuales y reproductivos,  que a su vez quedan protegidos por los derechos humanos en el Derecho internacional y europeo de derechos humanos, ratificados por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y el Convenio Europeo de Derechos Humanos.

Los derechos a la salud sexual y reproductiva son derechos fundamentales de las mujeres que deben proteger y no pueden, de ninguna manera ser vulnerados; que el disfrute de la salud y los derechos sexuales y reproductivos es un componente clave de la dignidad humana y está íntimamente vinculado con el logro de la igualdad de género y la lucha contra la violencia de género.[2]

El Parlamento Europeo (2021), ha ratificado que: Las violaciones de la salud y los derechos sexuales y reproductivos constituyen violaciones de los derechos humanos, en concreto el derecho a la vida, a la integridad física y mental, a la igualdad, a la no discriminación, a la salud y la educación, a la dignidad, a la intimidad y a no sufrir tratos inhumanos y degradantes; que las violaciones de la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres constituyen una forma de violencia contra las mujeres y las niñas y dificultan el progreso hacia la igualdad de género.[2]

El ejercicio pleno de la sexualidad, es parte de una vida saludable y sana de todas las personas.[3]

Atención Ginecológica y el Sesgo en Salud[editar]

El sistema médico-científico es uno de los principales sistemas de generación y perpetuación de las desigualdades y discriminaciones para las mujeres.

La atención en salud que reciben las mujeres está fuertemente sesgada, ya que el estudio de la medicina siempre ha sido androcéntrica, estudiando al hombre y extrapolando esta información hacia las mujeres, teniendo como única diferencia la capacidad reproductiva.

En el Congreso Internacional Mujeres, Salud y Trabajo (1996), los profesionales de la salud de las mujeres acuerdan que la salud de las mujeres comprende tanto la biología, como la psicología y la sociedad, entendiendo por sociedad la cultura,  las condiciones de vida, trabajo y el medioambiente.

Según Martínez, I.[4]​ existen 3 problemas patriarcales que afectan la salud de las mujeres:

1.     Naturalización de la diferencia sexual como inferioridad

2.     Fragmentación del cuerpo, característica del modelo sanitario de la máxima especialización.

3.     Cosificación de las mujeres, convirtiéndolas en objetivos del mercado médico, estético, cosmético, dietético, farmacéutico.

Las mujeres reciben constantemente el mensaje de que sus cuerpos no están bien, o que necesita cambiar.

Manifestación de la Violencia Ginecológica[editar]

El rol médico en la atención sanitaria femenina es objeto de discusión, ya que actúa bajo el concepto de “paternalismo”, aplicando su autoridad y protección propias del padre de la familia en el contexto sanitario.

En muchos casos, la atención ginecológica puede llegar a ser una experiencia traumática, ya que en ella se establecen relaciones de asimetrías, en donde la persona que debería proporcionar el cuidado, se trasforma en el agresor. Esto se considera un tipo de trauma relacional, ya que se produce por la falta de reconocimiento y la invisibilización de la mujer.[1]

Este tipo de violencia se presenta de diversas formas, tales como:

  • Malos tratos
  • Trato deshumanizado, sin consideración hacia la persona
  • Experiencia traumática, como vejaciones, insultos, e inclusive abuso durante la consulta.
  • Falta de credibilidad, ignorando los síntomas descritos, minimizando el dolor referido.
  • Actitudes paternalistas y machistas, como la infantilización, cuestionamientos de sus decisiones, juicio sobre la vida sexual y la decisión sobre la maternidad.
  • Trato irrespetuoso, tales como comentarios inapropiados o humillantes, tono de voz elevado, insultos o ridiculización.
  • Falta de información
  • Falta de información respecto a los procedimientos a realizar y el objetivo de estos.
  • No responder preguntas sobre sus tratamientos.
  • No entregar información o responder dudas respecto a respecto a las enfermedades asociadas a los ciclos vitales.
  • Sobre derechos sexuales y reproductivos, orientación sexual, métodos anticonceptivos, prevención y tratamiento de las infecciones de transmisión sexual.
  • Procedimientos médicos dolorosos
  • Examen físico realizado de manera brusca
  • Prohibición y minimización del expresar el dolor.
  • Falta de consideración a la paciente
  • Ignorar la opinión de la mujer
  • Minusvalorar y cuestionar la sintomatología, quitándoles credibilidad y cuestionando las dudas.
  • Uso excesivo de tecnicismos médicos, que no son explicados, de esta manera no entregan la información correctamente a las usuarias.
  • Emisión de juicios de valor, respecto a la vida afectiva-sexual
  • Tiempo insuficiente en la consulta, no dando el tiempo suficiente para la relajación y la resolución de las dudas.
  • Violencia sexual en la consulta ginecológica
  • Masturbar a una paciente
  • Realizar tocamientos
  • Abuso sexual
  • Violaciones


La Violencia Ginecológica en Números

La violencia ginecológica es una realidad, que está invisibilizada y normalizada. Según una encuesta realizada por la Asociación de Mujeres para la Salud (AMS, 2017)[5]​ el  49% de las mujeres españolas  participantes, refiere haber sufrido violencia ginecológica.

Esta cifra es aún más alarmante en países como Chile, de acuerdo a  la primera Encuesta Nacional de Violencia Ginecológica y Obstétrica (2020)[6]​, el 67% de las encuestadas refirió haber vivido al menos una vez, una forma de violencia ginecológica.

Dentro de esta misma encuesta hay otras cifras que se destacan:

  • 21,4% de las mujeres afirma que el personal sanitario juzgó sus prácticas sexuales
  • 33,8% refirió que sus dudas no fueron atendidas de manera apropiada por los profesionales sanitarios.
  • 17,6% recibió comentarios de índole sexual, referido a su cuerpo.
  • 17,8% recibió comentarios respecto a su físico, vestimenta o higiene
  • 26% refiere haber recibido retos o amenazas por parte del personal que las atendió durante la consulta ginecológica.
  • 37,3% fueron infantilizadas al realizar preguntas sobre su salud ginecológica
  • 17,1% afirma que se realizaron tactos o tocaciones inapropiadas al motivo de la consulta.
  • 7,2% indica que se les fue solicitado desnudarse, sin que esto estuviera relacionado al motivo de la consulta.
  • 9,1% siente que fue víctima de violencia sexual por parte del médico u otro integrante del equipo sanitario.
  • 20,8% fue medicada sin tener información clara sobre el beneficio del medicamento en la salud ginecológica.
  • 36,8% refiere que fueron sometidas a procedimientos que le causaron dolor, debido a la falta de cuidado o brusquedad del personal sanitario.


Si bien faltan estudios representativos sobre la violencia ginecológica, es importante reconocerla y visibilizarla, para de este modo comenzar a hacerle frente a estos hechos.

Referencias[editar]

  1. a b Cárdenas, M., Salinero, S., y García, C. (2020). Escala de violencia ginecológica. Validación de una medida de abuso psicológico, físico y sexual contra las mujeres en el sistema de salud chileno. Revista de Obstetricia y Ginecología de Venezuela, 80(3), 187-196. Epub 13 de octubre de 2020. Recuperado el 27 de mayo de 2022.[1]
  2. a b Parlamento Europeo. (2021). Salud y derechos sexuales y reproductivos en la Unión, en el marco de la salud de las mujeres. Recuperado 31 de mayo de 2021, [2]
  3. «Asociación Mundial de Sexología. [WAS] (1999). Declaración de los derechos Sexuales y Reproductivos.». 
  4. Ministerio de Sanidad, Política social e Igualdad. (2010). Género y Salud X y XI Jornadas de la red de mujeres profesionales de la salud, 2010 (N.o 51). [3]
  5. Asociación de Mujeres para la Salud. (2017). Informe resultados encuesta: Los servicios de ginecología que deseamos las mujeres.
  6. Colectiva contra la Violencia Ginecológica y Obstétrica (2020). Primera encuesta nacional     de violencia ginecológica y obstétrica. Síntesis de resultados. Valparaíso, Chile. Recuperado el 27 de Mayo de 2022.[4]