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Pedagogía praxeológica[editar]

La pedagogía praxeológica es una pedagogía que asume la “reflexión sobre la práctica” como dimensión formativa. La reflexión puede ocurrir antes, durante o después de una experiencia práctica, y en cada caso lo que se percibe como una situación problemática puede variar, como también puede cambiar el pensamiento reflexivo y el aprendizaje que de él se genera. Es una pedagogía desde y para procesos educativos críticos y transformadores, que favorece el diálogo como proceso pedagógico, la participación y el empoderamiento; en la que el lugar de interacción, investigación e intervención es siempre la práctica educativa y su contexto; sus detonantes son la experiencia vital y el deseo de aprender. En este enfoque, la educación no es algo subordinado (“enseñar lo que otros descubren o defienden”), pues el mismo proceso de acción (praxis) y de conocimiento (theoría) incluye un componente cultural o educativo. La educación, desde esta perspectiva praxeológica,  no se puede considerar al margen de la sociedad en la que interviene. La pedagogía praxeológica se acerca así a la pedagogía social.

¿De qué pedagogía hablamos?[editar]

No es fácil optar por un concepto de pedagogía que, más allá de la definición de los diccionarios[1], ayude a construir el concepto de pedagogía praxeológica. En lo que hay acuerdo es en que la pedagogía es un saber[2] del maestro sobre su práctica educativa (que es más que la docencia, pues incluye la interacción pedagógica ocurrida antes y después de los procesos interactivos en el aula) que, por una parte, busca orientarla y, por otra, reflexiona y construye conocimiento desde y sobre ella. Es decir que se trata de un cuerpo de conocimientos de múltiples orígenes (filosofía, sociología, psicología, política, entre otras) que se enriquece, en un proceso reflexivo, de la práctica educativa - que siempre es práctica interactiva-, y del diálogo de esta con las disciplinas que median en el quehacer educativo. Si entendemos así a la pedagogía, entonces consideramos al maestro como un investigador que practica su oficio, de modo crítico y autónomo, mediante procesos de reflexión en y sobre su práctica[3]. Entonces definimos la pedagogía como teoría de la acción educativa, como una disciplina praxeológica. Es decir que la pedagogía es una teoría, a la vez, reflexiva y prospectiva, siempre orientada hacia el futuro.

Según Cambi[1]​ (2005), tres procesos históricos recientes llevaron a entender la pedagogía como teoría de la acción educativa: a) la consolidación las ciencias educativas y el surgimiento de una epistemología pedagógica; b) la aparición del modelo de las pedagogías críticas (que la desplaza del ámbito propiamente educativo al terreno de lo sociocultural); y c) el desarrollo de la pedagogía social (como inquietud por las necesidades educativas de grupos particulares, por ejemplo, educación de adultos, atención pedagógica a poblaciones en riesgo social y educación de la familia) que se concreta en torno a prácticas pedagógicas como la alfabetización, la cultura de masas y la educación permanente.

Esta pedagogía, en el pensamiento de pedagogos actuales como Freire, Meirieu, Ranciére, entre otros, se rige por dos principios: a) el de la educabilidad o plasticidad humana (todos tienen la capacidad y pueden aprender) y el de la libertad o autonomía humana (nadie puede obligar a otro a aprender). En ellos dos se configura la contradicción pedagógica que hace que el oficio de maestro sea necesario pero imposible de ejercer. A partir de ello se entiende la contradicción que expresan ciertas parejas de conceptos educativos como instruir y emancipar, liberar y domesticar, encerrar y desencadenar. Es diciente esta reflexión de Meirieu: “La pedagogía pretende liberar, pero no hace más que esclavizar; entre más el pedagogo se convence de la importancia de su actividad, más se compromete, más inventa nuevos y originales métodos y es más peligroso. Lo peor de los pedagogos es lo mejor, y lo mejor es con frecuencia lo peor[2]​.

El ser pedagogo no se logra porque uno investigue lo educativo o porque uno enseñe, sino cuando el investigador o el maestro se sitúan en esa mezcla de teoría y práctica, coherentes con su oficio y su misión. Como investigador genera conocimientos (teoría) y los hace comprensibles enseñándolos (práctica) siempre pensando en el otro. Es lo que dice Houssaye quien define la pedagogía como “el envolvimiento mutuo y dialectico de la teoría y de la práctica educativa por la misma persona, sobre la misma persona. El pedagogo es un practico-teórico de la acción educativa[3]​ .

O sea que la pedagogía es algo propio del maestro, como profesional que articula procesos de enseñanza y aprendizaje situados, pertinentes y significativos. En el siguiente cuadro se sintetiza esto con miras a construir el concepto de pedagogía praxeológica:

Campo Concepto Aspectos clave Caracterización
Pedagogía:

Saber del maestro sobre…

El sentido de la educación en la sociedad Relación del maestro con la sociedad y el sistema escolar Tiene que ver con la comprensión del maestro sobre la función de la educación en la construcción de una sociedad justa e igualitaria. Asimismo, con la comprensión de su rol en el sistema escolar, como espacio de construcción del modelo de sociedad.
Su concepción sobre los conocimientos y la cultura Relación del maestro con el saber socialmente relevante para la escuela. Se refiere a la comprensión del maestro sobre su función como consumidor, reproductor y traductor pedagógico y didáctico de saberes socialmente relevantes.
El rol del maestro en la escuela y la sociedad Identidad y responsabilidad del maestro frente a los estudiantes y el aprendizaje. Es la dimensión clave de la “profesión docente”. Supone que el maestro se reconoce como corresponsable de la educabilidad y libertad de sus aprendices. Alude a su capacidad para comprender e incorporar las características de los estudiantes en la planificación y práctica de la enseñanza.
Sus creencias sobre el estudiante

Sus prácticas de enseñanza

El uso de mecanismos de control y regulación de la enseñanza.

Relación del maestro con el poder Dimensión que, por una parte, se refiere a las relaciones del maestro con las autoridades de la institución y del sistema escolar. El maestro es objeto e interlocutor del ejercicio del poder de otros. Por otra parte, también alude a las creencias y prácticas docentes sobre el uso del control y artefactos de poder frente a los estudiantes, especialmente en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Todas estas cuestiones señalan la complejidad al abordar las prácticas educativas en su dimensión formativa y la implementación de instancias que ayuden a un pensamiento reflexivo en los estudiantes. Para lograr que los maestros sean estos pedagogos se necesita una formación que involucre una inmersión gradual en la práctica; un recorrido que les facilite, cuando se comienza a enseñar, a distanciarse del propio quehacer educativo para poder reflexionar e investigar sobre el mismo.

¿Y por qué es praxeológica?[editar]

La praxeología, como teoría de la acción, se remite al término praxis, que significa acción, acto, ejercicio, ejecución, realización; es decir, al ámbito donde la persona actúa. Este concepto tiene su aplicación dentro de las ciencias sociales cuyo objeto de estudio es el ser humano en tanto ser social y cultural. La praxis es un modo de actuar, no es simple práctica, como lo recuerda Sánchez (1987) : “no es la transformación objetiva (separada de la subjetividad) ni la actividad subjetiva (separada de la objetividad), sino la unidad de ambos momentos…supone cierta relación mutua en virtud de la cual la praxis funda a la teoría, la nutre e impulsa a la vez que la teoría se integra como un momento necesario de ella, como crítica, como compromiso, como laboratorio, como conciencia y como autocrítica…[4]​. Así, la teoría es un momento de la praxis, es una reflexión posterior, mientras que la praxeología es (o pretende ser) una disciplina sobre las diversas formas de actuar; es una teoría, un discurso reflexivo y crítico, sobre la práctica, sobre la acción sensata, para mejorarla en términos de cambio, pertinencia, coherencia y eficiencia. La praxeología, también se puede entender como: “un proceso investigativo construido, de autonomización y de conscientización del actuar (en todos los niveles de interacción social) en su historia, en sus prácticas cotidianas, en sus procesos de cambio y en sus consecuencias[5]​ .La praxeología, como marco teórico general, es entonces la teoría de la acción que analiza las categorías antropológicas requeridas para comprender el comportamiento humano (como algo racional, voluntario, teleológico, dotado de sentido), teniendo en cuenta del entorno concreto de las personas: el mundo de la vida cotidiana, donde actúan en concreto, donde efectúan sus prácticas. Uno de esos entornos concretos es el educativo, donde se enseña y se aprende.

Actualmente existen dos corrientes (no del todo opuestas) para comprender la praxeología:

a)     La europea (el concepto aquí es praxeología), filosófica y hermenéutica, centrada en la comprensión de la acción humana (praxis), como actividad social, como conjunto de ideas, valores, actos y palabras orientadas al progreso del otro (educación) y al cambio de su contexto buscando incrementar su bienestar personal o social. La praxeología, en este sentido, comprende el conjunto de las teorías de la acción y se presenta como el enfoque que otorga un lugar adecuado, en el campo de la teoría y la investigación, al profesional práctico-reflexivo, aquel que quiere aprehender de su propia experiencia y formalizar, desde ella, una teoría apropiada. La acción, la praxis, su sentido, la necesidad de estrategias pertinentes conducen a la adopción de la praxeología como método de intervención y enfoque de investigación.  

b)    La norteamericana (el concepto aquí es praxiología), más pragmática, centrada en buscar la eficacia de la acción humana (praxis), en el proceso de toma de decisiones justificando (o fundamentando) la elección de unos valores. En este sentido, la praxiología, cuando una decisión oficial o una opción privada son actividades dirigidas a solucionar un problema, incluye la determinación de los fines, la descripción de las tendencias, el examen de las condiciones, la proyección de los cambios y el descubrimiento, evaluación y selección de las diversas alternativas. Tiene mucho que ver con la estrategia y la planeación, su campo de influencia se confunde con el de la ciencia política, la reingeniería y las ciencias del comportamiento y, en general, con todos los procesos que suponen adoptar decisiones.

Hay que considerar que la praxeología, en el campo educativo, no es simplemente el análisis de las prácticas de enseñanza y aprendizaje, sino el análisis de la praxis pedagógica. La razón práctica no tiene las mismas finalidades que la razón praxeológica: aquella busca la eficacia de las acciones educativas, el logro de lo planeado; la praxeológica indaga y construye los saberes prácticos mejor adaptados para gestionar una acción pedagógica y, en últimas, intenta construir una teoría general de la praxis educativa. La clásica oposición entre teórico y práctico se transforma en una complementariedad dialéctica entre saberes y saberes de la acción, favoreciendo un movimiento en espiral entre lo vivido, la práctica y el pensamiento, que termina haciendo de esa práctica una praxis.

A diferencia del práctico, el profesional praxeólogo se interesa más por las prácticas eficaces, por el saber-hacer que suponen, que por los resultados de estas; a diferencia del práctico, el praxeólogo realiza un ejercicio de abstracción, pensando por separado aquello que no está separado: descompone la práctica (y sus procedimientos) en tantas fases como sea necesario para comprenderla y, enseguida, conducirla o reconducirla con pleno conocimiento. Este deslizamiento de lo concreto vivido o percibido (la práctica o la observación de la práctica) a lo concreto pensado, para retornar a lo concreto construido, y de ahí a lo concreto aprehendido, es el quehacer fundamental de la praxeología[6]​ .

Se puede entonces hablar de un enfoque praxeológico en educación, de una pedagogía que asume la “reflexión sobre la práctica” como dimensión formativa. Varios autores contemporáneos, entre quienes se destacan Donald Schön, Kenneth Zeichner y Wilfred Carr, han retomado los planteamientos de John Dewey sobre la importancia de la reflexión en el “oficio de enseñar”. La base de este planteamiento está en el “reconocimiento de que los profesores tienen teorías y que pueden contribuir a la constitución de una base estructurada de conocimientos sobre la enseñanza[7]​(Zeichner 1993 p.34). Se trata de conocimientos que, para Schön, surgen de la reflexión-en-la-acción, es decir, que se construyen mediante una reflexión metódica sobre las experiencias del quehacer cotidiano.

¿Y qué es entonces la pedagogía praxeológica?[editar]

Juliao (2002) señala que “La praxeología, por su inherente dimensión pedagógica, se interesa en las prácticas que tienen que ver con lo cardinal de la existencia humana: crecer y realizarse como persona. Por eso su desafío es grande: articular, con base en la crítica, los logos de la acción, de la cultura y de la educación (…) La praxeología conduce al actor más allá de su práctica inmediata; lo impulsa a tomar conciencia de la complejidad de ésta y del discurso que él elabora con miras a construir una experiencia más consciente de su lenguaje, de sus modos y de sus elementos principales, con el fin de acrecentar su significatividad y su papel liberador (…)  No olvidemos la gran convicción que guía el proceso praxeológico; la práctica inmediata de todo agente se convierte en el lugar pedagógico (hermenéutico) por excelencia que lo inicia y lo clausura[8]​ .

La pedagogía praxeológica se centra en el “aprender de lo que se está viviendo”, en un proceso reflexivo e investigativo de aprendizaje y enseñanza, esencialmente autoformativo, que tiene estas características:

  1. Su finalidad es transformar al propio sujeto y, a través de él y de su práctica, modificar su contexto. Es concretar la utopía de formar un sujeto nuevo y construir una sociedad diferente.
  2. Esta transformación consiste, esencialmente, en ayudarlo a formarse como sujeto crítico, autónomo, creativo e innovador, y capaz de construir, con otros, saber pertinente, superando así la educación tradicional limitada a la instrucción, la repetición, la competencia, entre otras. Es una pedagogía diferente, alternativa, flexible y abierta, que piensa que también en la vida cotidiana, se generan saberes significativos, que la educación y la cultura son procesos en transformación, y que la práctica, asociada a la teoría, siempre genera aprendizaje y conocimiento.
  3. Por eso se trata de algo político y de formación ciudadana: se realiza con y se refiere a un sujeto con capacidad de acción y poder transformador que termina convertido un líder y gestor social.
  4. Su metodología se enraíza en procesos educativos y pedagógicos; por eso se relaciona con la pedagogía social, con prácticas de interacción socioeducativa que convierten en objeto de reflexión e investigación, de modo que las prácticas concretas de los sujetos y comunidades se convierten en “lugares pedagógicos”. Se trata de una educación situada y multidisciplinaria, que parte de considerar las necesidades y contextos del sujeto y lleva a una aplicación de lo aprendido a lo vivido, y viceversa.
  5. La praxeología, como guía metodológica del proceso de transformación, cumple un triple propósito pedagógico: a) Promueve la reflexión y la investigación, pues genera capacidades y competencias reflexivas e investigativas, en un ambiente de aprendizaje colaborativo e interactivo; b) Conduce a la acción y el cambio de las realidades, pues se quiere que dicha reflexión lleve a la acción, a innovar e intervenir en las propias prácticas y en sus contextos inmediatos; c) Suministra los ambientes de aprendizaje, los instrumentos metodológicos y didácticos requeridos, con flexibilidad, apertura y construcción colectiva de los mismos. 
  6. Es una metodología con cuatro fases (ver, juzgar, actuar y devolver creativo) que se remonta a la metodología de la revisión de vida, de carácter inductivo y situado, como perspectiva investigativa que continúa y supera la de investigación-acción propuesta por Kurt Lewin y desarrollada por Orlando Fals Borda.
  1. Cambi, F. (2005). Las pedagogías del siglo XX. Madrid: Popular. 
  2. Meirieu, Ph. y Delevay, M. (1992). Emile, reviens vite… ils sont devenus fous (en francés). París: EFS. p. 51. 
  3. Houssaye, J. (dir.) (1993). La pédagogie: une encyclopédie pour aujourd’hui. (en francés). Paris: ESF. p. 13. 
  4. Sánchez, A. (1987). Escritos de política y filosofía. Madrid: Ayuso. 
  5. St-Arnaud, y L’Hotellier, A. (1992). Connaître par l’action. (en francés). Montreal: Presses de l’Universite de Montreal. p. 95. 
  6. Juliao, C. (2002). La praxeología: una teoría de la práctica. Bogotá: Uniminuto. 
  7. Zeichner, K. (1993). «“El maestro como profesional reflexivo”». Cuadernos de Pedagogía N°20. 
  8. Juliao, C. (2002). La praxeología: una teoría de la práctica. Bogotá: Uniminuto. p. 98-100. 

[1] El DRAE la define así: (Del gr. παιδαγωγία). 1. f. Ciencia que se ocupa de la educación y la enseñanza. 2. f. En general, lo que enseña y educa por doctrina o ejemplos.

[2] Por saber entendemos los contenidos objetivados que resultan de un ejercicio de construcción y/o (re)elaboración de conocimientos sobre la realidad, partiendo de la experiencia y la práctica, en el contexto de un marco conceptual que permite, también, hacer (se) nuevas preguntas sobre dicha realidad.

[3] Hoy, el modelo formativo para el ejercicio profesional basado en la perspectiva que considera al maestro como “practico reflexivo” está cobrando más fuerza frente al resto de perspectivas (artesanal, personalista y técnica) descritas, tanto en los estudios teóricos, como en los programas de formación y perfeccionamiento docente.