Usuario:Deisenbe/Taller

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Identificación del edificio como residencia de Cervantes[editar]

De conformidad al Decreto 773/1971, de 1 de abril, y su publicación en el Boletín Oficial del Estado núm. 94 de 20 de abril de 1971, "el Gobierno de España declara nombrar la denominada Casa de Cervantes, en Esquivias (Toledo), monumento histórico-artístico. Según tradición documentada, esta casa, llamada de Cervantes, fue morada durante cerca de veinte años del inmortal autor del Quijote".

Pero lo que dice el Boletín Oficial del Estado no es documentación. El interés esquiviano en esta casa como de Cervantes se basa en que el apellido de un proprietario era Quixada, y se lee en el primer capítulo de la Primera Parte (el capítulo más leído de la obra) que el apellido del protagonista pudo ser Quixada, Quesada o Quijana, "que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben" (cita de la obra). Ahora bien, en el último capítulo del libro, el menos leído, se descubre que su nombre fue Alonso Quijano el Bueno (aunque el apellido de su sobrina Antonia era Quijana).

Así, pues, Quixada era una de varias posibilidades para el nombre del protagonista, una posibilidad rechazada por el autor. Pero en este datillo se basa la identificación de la casa con don Quijote, y no se examina la curiosa cuestión de por qué la supuesta casa de don Quijote tiene que ser también la casa de Cervantes.

En una página del Ayuntamiento, se lee que "Gran número de biógrafos cervantinos, como Rodríguez Marín y Astrana Marín, consideran que este hidalgo constituyó el primer boceto, para la creación del universalmente famoso personaje "Don Quijote de la Mancha".[1]​ Pero en ninguna parte se nos dice en qué página de qué libro lo han dicho.

En cambio, Luis Astrana Marín, el más reciente de los dos, y de quien hay un busto y una plaza en Esquivias, identificó, basándose en documentos locales que antes de él ningún cervantista había escudriñado, y muchos de los cuales reproduce, en el tomo 3, Capítulo LXIV, pág. 521 de su Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, otra casa de Esquivias, sita en la calle entonces llamada Callejuela de la Iglesia, entre la entonces Calle Real y la entonces Calle de los Álamos.

aquel hidalgo contra toda razón supuesto prototipo de Don Quijote. Vol. 5, Capítulo LXX

Relación[editar]

Se encargó al historiador oficiaal Antonio de Herrera, pero según la personalidad de este se habría considerado muy por encima de esta pequeña e ingloriosa tarea. Es verosímil que la encargara a otro.

Desde el siglo XIX se ha propuesto varias veces que esta relación fuera obra de Miguel de Cervantes, quien vivía en Valladolid cuando se celebraban dichas fiestas. No era el único autor en Valladolid en 1605, pero era uno de ellos, y aparte de Herrera, no se ha propuesto a ningún otro autor.

Algunos ven paralelos estilísticos y lingüísticos entre la Relación y las obras de Cervantes, otros los niegan. No hay consenso entre los cervantistas, reacios a estudiar atribuciones. Se debe al veneno introducido con su superchería, El buscapié, por Adolfo de Castro.


Papel de Ramón Menéndez Pidal en la historia moderna del Cantar[editar]

En la historia, no sólo moderna, del Cantar de mio Cid el papel de Ramón Menéndez Pidal ha sido fundamental. Fue el primero que dedicó un extenso trabajo académico a la obra, obra premiada por la real academia Española y publicada a sus expensas. Su viaje de bodas con María Goyri de Menéndez Pidal, la primera mujer que se formó en la Universidad de Madrid, era recorrer la ruta del Cid, en caballo y por lugares apartados, para ver por sí mismo si la ruta era verídica.

Bernardo del Carpio

Después de krausistas got phillogical educatinbin Spain. Now possible

Dós poetas en el cdmc La interpretación de MenéndezPidal Proimero obra maestra El poema nzcional (castellano) Realismo" Para Menéndez Pidal la fecha de la obra era 1140. Esta fecha, universalmente aceptada como correcto hasta ____ (y el primer ataque tuvo que publicarse en Argentina, por una persona gcompletamente separada del mundo académico espsñil[2]​), llevaba

El autor y la fecha de composición[editar]

En virtud del análisis de numerosos aspectos del texto conservado, los críticos literarios lo atribuyen a un autor culto, con conocimientos precisos del derecho vigente a finales del siglo XII y principios del XIII, y que podría estar relacionado (por su conocimiento de la microtoponimia) con la zona aledaña a Burgos, Medinaceli (actual Soria), la zona fronteriza de Castilla con Aragón, la Alcarria o el valle del Jiloca.[3]​ Los filólogos, sin embargo, como Diego Catalán, basado en la interpretación de la estructura social, o Francisco Marcos Marín, a partir de datos lingüísticos que apoyan la existencia de una versión previa, lingüísticamente más arcaica, con vestigios de la -d < -t de la tercera persona, por ejemplo, defienden la necesidad de una versión anterior, no conservada, escrita a mediados del siglo XII.

  • La lengua utilizada es la de un autor culto, un letrado que debió trabajar para alguna cancillería o al menos como notario de algún noble o monasterio, puesto que conoce el lenguaje jurídico y administrativo con precisión técnica, y que domina varios registros, entre ellos, claro está, el estilo propio de los cantares de gesta medievales, que necesitaban ciertos estilemas exclusivos, como el epíteto épico o el lenguaje formular.
  • La geografía aporta otro dato: el hecho de que Medinaceli aparezca como plaza definitivamente castellana, y no como ciudad fronteriza en litigio entre varios reinos fronterizos, solo puede remitir a la segunda mitad del siglo XII. Por ejemplo, en 1140 era aragonesa.
  • La sociedad reflejada en el Cantar testimonia la vigencia del «espíritu de frontera», que solo se dio en la extremadura aragonesa y castellana a fines del siglo XII, pues las necesidades guerreras en las fronteras permitió a los infanzones las condiciones de rápido ascenso social y relativa independencia que tenían los hidalgos de frontera que vemos en el Cantar y que se dieron históricamente a partir de la conquista de Teruel. Así también es histórico el estatus de «moros en paz» del Cid, es decir, los primeros mudéjares, necesarios en territorios con poca población cristiana, como la extremadura soriana y turolense.
  • El derecho muestra que la descripción técnica detallada de las cortes o vistas remiten al «riepto» o juicio con combate singular, institución influida por el derecho romano, y sólo introducida en España a fines del siglo XII. Asimismo, la presencia de la legislación de la extremadura aragonesa y castellana (los fueros de Teruel y Cuenca datan de fines del XII y principios del XIII respectivamente) nos llevan como muy pronto a 1170.
  • Desde el punto de vista de la heráldica, que llega a la Península Ibérica hacia 1150, aparece en el Cantar el uso simbólico (sobreseñal) con el ornato en la sobreveste de los caballeros, una túnica que se ponía la vestimenta. Esta utilización emblemática tiene su testimonio más temprano en un sello de Alfonso II de Aragón de 1186.[3]
  • Desde la sociología y la lexicografía diacrónica, el testimonio más antiguo del término «fijodalgo» (hidalgo) remite a 1177, y el de «ricohombre» a 1194.[3]
  • En la Edad Media «escribir» significaba solo «ser el copista», para lo que hoy conocemos como autor habría de decir «compuso» o «fizo». Esto invalida la teoría de Colin Smith de que el autor fue Per Abbat, aunque, como es lógico, supone que la fecha de composición no pudo ser posterior a 1207, sin embargo es muy poco posterior a la redacción original.
Estatua del Cid, en Burgos.

Pidal daba como fecha del explicit 1307, aduciendo que habría una tercera 'C' borrada en el manuscrito, siguiendo la conjetura del primer editor del Cantar Tomás Antonio Sánchez (1779).[4]​ Pero según queda demostrado en investigaciones recientes, en especial el CD anexo a la edición de Alberto Montaner, nadie ha podido observar el más mínimo rastro de tinta de una «C» borrada. Montaner utiliza todos los medios técnicos a su alcance, incluida la visión infrarroja. Lo más probable es que el copista dudara y dejara un espacio algo mayor por si acaso (como hace en otros lugares del poema) o que intentara evitar unas imperfecciones del pergamino. También pudo ser que hiciera dos incisiones pequeñísimas con el cuchillito de raspar (cultellum) que servía para las correcciones, pues estas sí se han observado al microscopio, y son incisiones rectas (no una raspadura de borrado como defendía Menéndez Pidal, que dejaría la textura rugosa) que pudieron inducir al copista a evitar ese espacio para que no se corriera sobre la hendidura la tinta. El mismo Pidal llegará a admitir que no habría esa tercera «C» borrada, porque, en todo caso, el defecto de textura del manuscrito o «la arruga» según él sería anterior a la escritura. Para él, Per Abbat sería un copista de un texto del 1140, pero el argumento de la difusión popular de la genealogía cidiana actúa también en su contra, pues el Cid no emparentó con todas las dinastías españolas hasta el año 1201; también se apoyaba en que un poema latino menciona al Cid, el Poema de Almería, pero este es de datación insegura (pudiera ser de finales del XII) y, sobre todo, no alude al Cantar, sino al propio Cid, que ya era conocido por sus hazañas. En cuanto a los arcaísmos, queda claro, como dice Rusell y otros autores, que lo que pasa es que hay una kunstsprache en la poesía heroica, como demuestra el hecho de que en las Mocedades de Rodrigo, del siglo XIV, se usen los mismos arcaísmos, con similares epítetos épicos y lenguaje formular. En cuanto al autor, Pidal primero habla de un poeta de Medinaceli con conocimiento de San Esteban de Gormaz; luego habla de dos poetas: primera versión corta y verista por un poeta de San Esteban, luego refundición de uno de Medinaceli. Pero Ubieto demostró que la geografía local del área de San Esteban de Gormaz era desconocida para el autor, debido a grandes imprecisiones y lagunas, por ejemplo, el no situar correctamente las márgenes del Duero, y, sin embargo, hay un conocimiento exhaustivo de los topónimos del valle del Jalón (Cella, Montalbán, Huesa del Común), la zona de la provincia de Teruel. Además localiza varias palabras exclusivas del aragonés, que no podía conocer un autor castellano. Por otro lado, el Cantar refleja la situación de los mudéjares (con personajes como Abengalbón, Fariz, Galve, incluso de gran lealtad al Cid), que fueron necesarios para repoblar la extremadura aragonesa, y por tanto, estaban muy presentes en la sociedad del sur de Aragón, cosa que no ocurría en Burgos. Por tanto, según Ubieto, el autor provendría de alguno de esos lugares. Hay que recordar que Medinaceli fue en ese tiempo un lugar en disputa que estuvo en ocasiones en manos aragonesas. Rafael Lapesa también defendió una datación antigua en Estudios de historia lingüística española, donde intentaba mostrar que la composición del cantar dataría de entre 1140 y 1147, pero sus argumentos a este respecto son muy endebles.

Colin Smith, como se dijo, consideró a Per Abbat el autor de la obra. También piensa que el texto de la Biblioteca Nacional sería copia del de Per Abbat. Para este autor 1207 sería la fecha real de composición, y relacionó Per Abbat con un notario de la época del mismo nombre, al que supuso un gran conocedor de la poesía épica francesa, y que sería quien compuso el Cantar inaugurando la épica española, sirviéndose de sus lecturas y de las chansons de geste, y mostrando su formación jurídica. Según Smith, tanto el sistema formulario del Cantar como su métrica son préstamos de la épica francesa. Sin embargo, aunque no cabe duda que los ciclos épicos franceses influyen en la literatura española —como demuestra el que aparezcan en esta personajes como Roldán, Oliveros, Durandarte o Berta la de los grandes pies— las enormes diferencias en cuanto a elementos maravillosos, exageración de las hazañas del héroe y menor realismo, hacen que el Cantar pudiera ser redactado por cualquier escritor culto de la época, sin necesidad de tener un modelo francés cercano. De todas maneras, su profunda erudición puso en la pista de la datación actual de fines del XII o principios del XIII a los más acreditados investigadores sobre temas de fecha y autoría. Además, el propio Colin Smith modificó su tesis inicial en sus escritos posteriores reconociendo que Per Abbat pudo ser solo el copista y que el Cantar no fue el punto de partida de la épica medieval española; la fecha de composición la situaría también en los años anteriores a 1207; mantendría, no obstante, la autoría culta y letrada para el poema. Todas estas cuestiones han sido debatidas por extenso por Alan Deyermond, Antonio Ubieto Arteta, María Eugenia Lacarra, Colin Smith, Jules Horrent y Alberto Montaner Frutos, quien se ocupó de sintetizar todas las propuestas en su edición del Cantar.

Así pues, toda una serie de circunstancias históricas y sociales llevan a los investigadores actualmente a la conclusión de que hay un único autor, que compuso el Cantar de mio Cid entre fines del siglo XII y principios del siglo XIII, (de 1195 a 1207) que podría conocer la zona aledaña a Burgos, la Alcarria y la del valle del Jalón, culto, y con profundos conocimientos jurídicos, posiblemente notario o letrado.

Daniel Eisenberg (Nueva York, 1946) es un hispanista y cervantista[5]estadounidense.

Referencias[editar]

  1. Sociedad Cervantina de Esquivias. «Casa–Museo Miguel de Cervantes». Ayuntamiento de Esquivias. Consultado el August 6, 2018. 
  2. Spitzer
  3. a b c Alberto Montaner Frutos, «Aspectos literarios», en El Cantar de mío Cid. en www.caminodelcid.org, página web del Consorcio Camino del Cid, Burgos, 2002. Consulta: 16-5-2009.
  4. Tomás Antonio Sánchez (1779:221-222), que realizó la primera edición del Cantar a partir del manuscrito único conservado, ya sugirió que podía haber sido raspada una C en la fecha del explicit:
    En la fecha se nota una raspadura después de las dos CC. y el vacío que ha quedado es el que ocuparía otra C solamente. Acaso el copiante puso una C de más, y luego la raspó. Acaso también puso una e conjunción, pues se ve que parte de la fecha se expresa con letras; y luego vio que no era necesaria y la borró. Y acaso finalmente algún curioso raspó la una C por dar al códice mayor antigüedad y estimación.
    Tomás Antonio Sánchez (1779:221-222).
  5. Sánchez, 1994, pp. 97-98.

Enlaces externos[editar]




. Whatever

La primera edición de Don Quijote de la Mancha estuvo en la calle en enero de 1605. En él, faltaba un episodio: el robo del querido burro o "Rucio" de Sancho Panza, que desaparece de la novela y vuelve a aparecer, sin que se expliquen estos fenómenos.

Al parecer, esta confusión fue comentada por los primeros lectores del libro publicado. Se refiere a estas discusiones al principio de la Segunda Parte (1615). En la segunda edición autorizada de la Primera Parte de Don Quijote (mayo de 1605), aparecen dos pasajes, uno que explica el robo y el segundo la recuperacíón. Sin embargo, el primero de ellos está "fuera de lugar": se roba el Rucio en el capítulo 23, pero Sancho sigue montado en él en el 25.

Todo ello ha dado mucho que discutir a los cervantistas. Geoffrey Stagg inició la discuión con un artículo en que explicó que todo lo ocurrido con el Rucio revela traslado de un episodio de la Primera Parte (a la forma en que la conocemos). Martín de Riquer defendió firmemente que los pasajes son indubitamente de autoría cervantina. Finalmente, Daniel Eisenberg ha sugerido que