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Introducción al Ocialismo[editar]

El término Ocialismo fue acuñado por Alberto Santa-Cruz en la publicación titulada El legado de la crisis: Respuestas desde el ámbito del ocio, por la Universidad de Deusto en 2015.

A su vez el autor defendió el término en una charla TEDx titulada Ocialismo y por qué Momo me cambió la vida,[1]​en San Antoni, Ibiza, el 1 de Mayo de 2016,


Según Bertrand Russell, se ha trabajado demasiado en el mundo, y la creencia de que el trabajo es una virtud ha causado enormes daños. Por ello lo que hay que predicar en los países industriales modernos es algo completamente distinto de lo que siempre se ha predicado (Russell, 1986)[2]​.

A lo largo de la historia se ha reflexionado mucho sobre el concepto de ocio y de su relación con el concepto de trabajo. A pesar de la extensa bibliografía que aborda este tema, nunca se ha categorizado ni identificado en una única palabra la defensa de un ocio creativo enfocado al autodesarrollo y a la reflexión, entendida como movimiento, disciplina o entidad.

Ante esta necesidad nace el concepto de Ocialismo que junto al desarrollo de sus diferentes dimensiones, ayudará a definir un marco de acción.

El Ocialismo no es una crítica directa a un sistema o ideología concreta, es una reflexión sobre la posibilidad de que cualquier sistema se vicie de forma irracional y reduzca la cantidad de tiempo libre de los individuos. Estos fallos han precipitado de manera exponencial la sobreproducción, superpoblación, explotación y consumismo, transformándose en motores hiper-dimensionados que están llevando a la asfixia al planeta, y al agotamiento de sus recursos naturales.

En palabras de Cuenca (2009:80)[3]​, se dice "que el ocio forma parte de derechos democráticos, estilos de vida y mundo de valores de la nueva ciudadanía", y es precisamente a través del Ocialismo lo que puede ayudar a que "se experimente desde un horizonte de percepción común".

El Ocialismo se puede aplicar en todos aquellos ámbitos de la vida del ser humano en el que se encuentren elementos como: tiempo, trabajo, necesidad, bienestar y satisfacción. El respeto hacia el medio ambiente es prioritario y fundamental para la supervivencia de nuestra especie.

Esta aproximación hacia el Ocialismo, sirve como punto de partida para comenzar a aplicar modelos ocialistas, decrecentistas, sostenibles y prácticos, en aquellas áreas donde existan procesos productivos ineficientes e insostenibles. Un requisito para aplicar modelos ocialistas sería fomentar la reducción de horas de trabajo no necesarias, redistribuir la carga laboral existente y promover un aumento del tiempo de ocio que se pueda aplicar a actividades creativas y enriquecedoras no basadas en consumo. El objetivo es encontrar un punto de eficiencia con el que satisfacer nuestras necesidades básicas, aplicando el menor esfuerzo sacrificado posible.

"Su aptitud para la autonomía está tan atrofiada que su miedo a la libertad es una de sus pocas fobias racionalmente fundadas. Su entrenamiento de la obediencia en el trabajo se traslada a las familias que ellos mismos inician, reproduciendo así el sistema en más de un sentido, así como en la política, la cultura y todo lo demás. Una vez que se drena la vitalidad de la gente en el trabajo, probablemente se sometan a la jerarquía y a la voz de la experiencia en todos sus ámbitos. Están acostumbrados a ello" (Black, 1991)[4]​.

Independientemente de la edad o grupo social, y a través de una educación accesible y atractiva, se podrán transmitir valores ocialistas que ayudarán a incrementar la autonomía, salud y felicidad de los interesados.

Hacia el Ocialismo[editar]

Según los pensadores de la Antigua Grecia, el ocio se asociaba a la “buena vida”, el ocio era vida. El término griego para la palabra ocio era skholè que posteriormente derivó en escuela (Arnold, 1991)[5]​. Para ellos el ocio era la meta y el cauce de una vida feliz. Lo relacionaban con la contemplación de los valores supremos del mundo, la verdad, el bien, la belleza y el conocimiento. Aristóteles defendía en Política (VIII, 1338 a 30-35) que el ocio es “el principio de todas las cosas” en cuanto sirve para alcanzar el fin supremo del hombre que es la felicidad.

En la misma línea de pensamiento el pionero de la sociología del ocio, Dumazedier (1974)[6]​, lo definía como “el contenido del tiempo orientado hacia la realización de la persona como fin último”.

Significado de Ocialismo y Ocialista[editar]

Ocialismo[editar]

  1. Escuela de pensamiento que defiende el uso del tiempo de un modo creativo, enfocado al autodesarrollo y a la reflexión.
  2. Convicción en contra de la moral de trabajo excesivo, sacrificado y no necesario.

Ocialista[editar]

  1. (sust.) (Deriv. de Ocialismo): Partidario del Ocialismo.

Puede ocurrir que el término Ocialismo sea un concepto problemático y difícil de entender hoy en día, pero si volvemos la vista atrás, podemos comprobar que hubo un tiempo a principios de S.XX en el que el novedoso tiempo de no-trabajo, o tiempo de ocio fue considerado un problema en sí mismo. Sirva este texto de presentación al mismo y como inicio de futuros debates.

Ocialismo asociado a otros conceptos[editar]

Ocialismo puede asociarse al concepto inglés Leisurism, que significa "decrecimiento del número de horas laborales" (Tiryakian, 1984)[7]​. En un principio Leisurism puede parecer la traducción de Ocialismo al inglés, pero sus raíces son  diferentes. Ocialismo proviene del término otium (raíz latina de ocio), mientras que Leisurism lo hace de licet - licere (raíz latina de licencia).

En inglés, ocio se traduce como leisure, y según la definición proporcionada por el Oxford English Dictionary (2013)[8]​significa: “Time when one is not working or occupied; free time”. Como vemos, las definiciones están enfocadas principalmente al tiempo y a su uso en los periodos en que no se está trabajando.  

También se encuentra el término Leisurist en un diccionario online urbano, acuñado por Hilton Ward en 2007[9]​. Lo define como "alguien en busca de ocio", o "alguien que estudia el ocio con la intención de participar en él". En cualquier caso no categoriza de qué tipo de ocio se trata.

Otro concepto interesante con el que relacionar Ocialismo es el término Laborismo (Labourism). Según el Collins Dictionary (2015)[10]​, Labourism se define como la dominancia de las clases trabajadoras, como un sistema económico, político y social que favorezca dicha dominancia, y como la defensa del derecho de los trabajadores. Partiendo de esta base, el Ocialismo defendería los derechos de la Sociedad del Ocio o Leisure Society[11]​, favorecería la dominancia del ocio a nivel económico, político y social, protegiendo el derecho a un ocio de calidad. 

Josef Pieper (1974)[12]​ avisaba sobre las consecuencias de la ruptura de la armonía vital debido al enfrentamiento entre ocio y trabajo. Existe la necesidad de estar ocupados, sentirnos útiles y realizados. Hay que subrayar que ocio y trabajo no son términos opuestos, sino complementarios.

En un plano semántico, el término Ocialismo reviste el concepto de ocio dándole la categoría de principal ocupación por encima del trabajo, relegando este último a un segundo plano.

En una hoja informativa de The Idler Academy (2013)[13]​, un socio le recriminaba a Tom Hodgkinson, escritor británico y editor de The Idler, el uso de la palabra leisure:

"Creo que lo que necesitamos es una nueva palabra en base a la skholé griega o al otium latino, posicionando el ocio en el sentido del autodesarrollo, la educación y la reflexión".

Dimensiones del Ocialismo[editar]

Los valores del ocio humanista (Kaplan, 1975)[14]​ y sus dimensiones (Cuenca, 2009)[15]​ tienen sus raíces en el concepto griego de ocio. Un ocio autotélico considerado parte esencial de la vida y su experiencia. Una experiencia que tiene fin en sí misma y no es necesariamente una actividad productiva. El Ocialismo no sólo se identifica con estas dimensiones, sino que introduce otras que facilitan el desarrollo de estos valores.

Dimensión lúdica[editar]

El Ocialismo se identifica con la necesidad de acercar la ocupación o deber, al goce o disfrute de dicha actividad. Defiende el derecho de descanso activo y diversión provocada por experiencias de ocio autotélicas, como modo de mantener un equilibrio con la realidad cotidiana, así como periodos de descanso pasivo regenerador para mantener una buena salud física y mental (Cuenca, 2009)[16]​.

Dimensión creativa[editar]

En la cultura clásica prevalecía el amor a la sabiduría, la diversión noble y una visión abierta, necesaria para cualquier proceso creativo. Pieper (1974)[17]​ señala que una especialización de las tareas del trabajo está alejando a la sociedad de una visión de conjunto de la realidad. El ocio acerca a las personas a los saberes que faltan, al denominado por algunos como "conocimiento inútil" o conocimiento no productivo.

Dimensión ambiental-ecológica[editar]

Es crucial la defensa de espacios donde poder ejercitar una vivencia de ocio integral. La mayoría de la población mundial vive en grandes ciudades, con ritmos de vida acelerados y condiciones medioambientales nocivas. Los espacios naturales “ofrecen oportunidades para la inspiración, un antídoto contra el estrés, perspectiva de disfrute pacífico, un sitio para la reflexión, y el entendimiento. Y por encima de todo son una fuente de renovación mental, física y espiritual” (UICN, 1994:15)[18]​.

Dimensión solidaria[editar]

Defiende el uso del tiempo vital enfocado a la autorealización para aumentar el grado de felicidad tanto a nivel individual como colectivo. Según Pieper (1974)[19]​, la verdadera experiencia de ocio potencia la apertura, la comunicación, la entrega al otro y no el egoísmo. Desde este punto es interesante revisar el concepto de hedonismo contemporáneo:

"Se cree que el hedonista es aquel que hace el elogio de la propiedad, de la riqueza, del tener, que es un consumidor. Eso es un hedonismo vulgar que propicia la sociedad. Yo propongo un hedonismo filosófico que es en gran medida lo contrario, del ser en vez del tener, que no pasa por el dinero, pero sí por una modificación del comportamiento. Lograr una presencia real en el mundo, y disfrutar jubilosamente de la existencia: oler mejor, gustar, escuchar mejor, no estar enojado con el cuerpo y considerar las pasiones y pulsiones como amigos y no como adversarios" (Onfray, 2001:12)[20]​.

El objetivo es transmitir este conocimiento para conseguir el mayor número posible de vivencias de ocio positivas. Para que esto ocurra de un modo eficaz y válido es necesario que las acciones de transmisión de estos valores las lleven a cabo personas familiarizadas con esta visión. Cuantas más personas cualificadas participen en esta transmisión de valores, más personas podrá llegar a experiencias de ocio satisfactorias.

Dimensión filosófica[editar]

Desde esta dimensión se busca dar respuesta a una necesidad que planteaba Jean Fourastié (1970:168)[21]​, “En lo que se refiere al descanso, el hombre corre el peligro de pasar con mucha rapidez de la reivindicación a la saciedad, por falta de una filosofía que le permita pasar ordenadamente de la necesidad a la libertad y de la penuria al consumo masivo".

Desde esta perspectiva se evita someter a juicio si hay que trabajar o no, ya que está demostrado que algunos de los mayores logros a los que ha llegado la Humanidad han tenido lugar en momentos de placer y de disfrute. Newton o Einstein no realizaron sus descubrimientos bajo la presión de un salario, lo hicieron dedicando su tiempo a ellos porque eran su pasión. Se cuestionan axiomas inmutables como son: "el trabajo dignifica" o "el trabajo es noble". Desde esta dimensión se tratará de romper la inercia del pensamiento transmitido bajo la moral calvinista imperante.

Dimensión científica[editar]

El trabajo es una realidad de la vida; analizándolo y haciendo un uso responsable de la ciencia y la técnica, se puede reducir el tiempo dedicado a ello. El objetivo principal de este planteamiento es encontrar sistemas de organización laboral que reduzcan de forma racional la cantidad de tiempo dedicado al trabajo y que aumenten considerablemente el tiempo de ocio sin perder calidad de vida.

Dimensión educativa[editar]

Como bien cuestionaba el sociólogo del trabajo Georges Friedmann (1970:149)[22]“¿Es capaz el hombre de la civilización técnica, entregado a sus propios recursos, desarmado ante todas las influencias que lo asaltan, de descubrir y realizar su ocio creador?¿Es capaz de transformar su tiempo liberado en tiempo libre?”.

Para hacer del ocio una ocupación digna, es necesaria una preparación y ese es uno de los desafíos del Ocialismo y la Escuela Ocialista: dar respuesta al “actual empobrecimiento y saque (a las personas) de la estrechez y la aridez del especialismo”[23]. Gracias al buen uso de herramientas como internet, se podrá desarrollar la capacidad de auto-aprendizaje que defendía Dumazedier.

El Ocialismo servirá como potenciador de desarrollo humano a nivel individual, educando y reforzando al individuo frente al ocio pasivo de masas.

Dimensión política[editar]

Esta dimensión presenta el Ocialismo como una ideología independiente entendida como "un marco o red de valores, conceptos, imágenes y propuestas que utilizamos para interpretar y comprender como funciona la sociedad"[24], en este caso aplicado a la Sociedad del Ocio. Aquellos que rigen o aspiren a regir los asuntos públicos deberían difundir el derecho y los valores del ocio entendido este como un bien no material enfocado al desarrollo de la persona.

Dimensión utópica[editar]

El Ocialismo utópico propone que el trabajo es un mal infame, una maldición divina que debe desaparecer. "Te ganarás el pan con el sudor de tu frente", le dijo Dios a Adán al expulsarlo del Paraíso.

Modelo ocialista. Contexto y aplicación[editar]

Según la Revisión de 2012 de las estimaciones y proyecciones oficiales de población de las Naciones Unidas, la población mundial de 7,2 mil millones de habitantes a mediados de 2013 se incrementará en casi mil millones de personas en los próximos doce años, alcanzando los 8,1 mil millones en 2025, para aumentar hasta los 9,6 mil millones en 2050 y 10,9 mil millones en 2100 (United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division, 2013)[25]​. La Organización Internacional del Trabajo afirma que pasaremos de 200 millones de desempleados existentes hoy en día, a 208 millones en 2015. También tiene en cuenta que los niveles altos de informalidad en los mercados laborales de países en desarrollo, así como el desempleo a largo plazo en economías desarrolladas, serán de carácter agudo (International Institute for Labour Studies, 2013)[26]​.

El aumento de la tasa de paro no se puede seguir achacando a crisis económicas cíclicas, sino un capitalismo tecnológicamente avanzado (Beck, 1999)[27]​.

Si se cumplen las predicciones podemos concluir que cada vez habrá más ciudadanos en el mundo y a la vez menos oportunidades de trabajo digno. Un reflejo de hacia donde se están dirigiendo los países industrializados, se puede ver en las estadísticas de la OECD, donde el número de horas trabajadas por año se ha ido reduciendo desde el año 2000 (OECD, 2014)[28]​. Esta tendencia pone en evidencia que cada vez será necesaria menos mano de obra.

Seguimos avanzando hacia una Sociedad del Ocio la cual dispondrá de mucho tiempo libre y habrá que organizarla de algún modo.Es evidente que la parte actual de la sociedad trabajadora, genera un exceso de bienes materiales y alimentarios[29]​ que conllevan a una explotación de recursos naturales finitos por un lado, y a una eliminación de excedentes perfectamente utilizables por otro (FAO, 2013)[30]​, sin contar lo que supone el desperdicio que genera la obsolescencia programada (Bulow, 1986)[31]​ y su repercusión sobre la huella de carbono. El aumento de emisión de gases de efecto invernadero y su falta de control, hacen que los efectos del calentamiento global en términos económicos sean altísimos[32]​. A fin de cuentas se desperdicia fuerza laboral, derrochando tiempo vital, además de provocar un elevado desgaste medioambiental.

Independientemente del sistema productivo en el que se encuentre, el ser humano tendrá que satisfacer sus necesidades básicas. Vamos a usar como referencia las propuestas por Max Neef y Elizalde (1986)[33]​: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad. Este grupo de necesidades interactúan entre sí y tienen la misma importancia. Existe un consenso prácticamente generalizado con respecto a la idea de que cubiertas las necesidades más básicas, el hombre busca la autorrealización (Maslow, 1954)[34]​,  para encontrar sentido a la vida y ser feliz.

Uno de los factores para cubrir esas necesidades es el trabajo, que en las sociedades desarrolladas, está empujado a maximizar tasas de crecimiento, lo que conlleva la dependencia de un salario, la reducción del tiempo no dedicado al trabajo y un problema de alienación. Defensores del concepto afluenza, afirman que el hecho de seguir creciendo basándose en la riqueza material puede provocar sentimientos de inutilidad e insatisfacción personal, en detrimento de una mejor calidad de vida (De Graaf; Wann; Naylor. 2001)[35]​.

Las prácticas decrecentistas facilitan la disminución del consumo y la producción controlada y racional, respetando el clima, los ecosistemas y a los propios seres humanos. Esta reducción de marcha se realiza aplicando principios cercanos a una situación de recursos limitados: reduciendo la escala, relocalizando, aumentando la eficiencia y cooperación, promoviendo la autoproducción e intercambio, garantizando la durabilidad de materiales y fomentando la sobriedad. Estos factores no están reñidos con la estética, la comodidad, la practicidad y la higiene. Todo ello debe estar asociado a un estilo de vida sencillo, reconsiderando los conceptos de poder adquisitivo, necesidades reales y nivel de vida.

La única manera de que los seres humanos se liberen, será recuperando el exceso de tiempo empleado en su trabajo, y en su lugar, convertir las tareas necesarias de subsistencia en un juego libre voluntario y con un enfoque lúdico. Jugar no está necesariamente gobernado por reglas, y se realiza de forma voluntaria, con total libertad, como una economía de regalo (Black, 1986)[36]​.

Max Kaplan (1975)[37]​ argumenta que una actividad que implique esfuerzo o tenga carácter obligatorio puede ser ocio si el individuo percibe dicha actividad en libertad y con satisfacción personal. Al catalizar un estilo de vida ocialista, se contribuirá a la desaceleración en todos aquellos sectores que se presentan como insostenibles a nivel económico, social y ambiental.

Huertos urbanos y Ocialismo[editar]

"Si quieres ser feliz una hora, emborráchate. Si quieres ser feliz una semana, haz un viaje. Si quieres ser feliz toda tu vida, cultiva un huerto".  Proverbio chino

Los huertos urbanos son lugares estratégicos donde se pueden llevar a cabo prácticas ocialistas dentro de las ciudades. La actividad que conlleva el cultivo de un huerto, favorece el aumento del bienestar físico y psíquico, despierta la solidaridad y desarrolla capacidades creativas. Es el mejor ejemplo práctico de proceso de desaceleración en ambientes urbanos, donde el ritmo de vida es acelerado y artificial y el ocio está basado principalmente en consumo.

Con una organización adecuada, el tiempo dedicado al cultivo del huerto se puede percibir como una experiencia de ocio satisfactoria, libre e integral. A su vez los beneficios de la actividad son por un lado intrínsecos a la misma y productivos por otro, ya que gracias a ella se generan los propios alimentos. Se crea así un flujo de energía que se retroalimenta gracias a la acción que el hortelano ejerce sobre la naturaleza, que retorna cuando se recogen los alimentos. Este esfuerzo va a repercutir positivamente a nivel ecológico gracias al mantenimiento de espacios verdes con fines de regeneración medioambiental.

Es a su vez un lugar de encuentro donde la ciudadanía puede empoderarse y organizarse a nivel político. Sin duda alguna se trata de una actividad que puede ocupar el tiempo de aquellos que no tienen un empleo, pudiendo satisfacer algunas de sus necesidades básicas, además de evitar que puedan caer en la monotonía, aburrimiento y autodestrucción.

Parece que si unimos el concepto griego de ocio, junto al proverbio chino descrito anteriormente y lo articulamos con las dimensiones del Ocialismo, el huerto, ya sea urbano o rural, se perfila como la herramienta perfecta para alcanzar el fin último que es la felicidad.


  1. «Ocialismo y por qué Momo me cambió la vida». 
  2. Russell, Bertrand. Elogio de la ociosidad (1986 edición). Barcelona: EDHASA. 
  3. Cuenca, Manuel, (2009). Ocio humanista: dimensiones y manifestaciones actuales del ocio  (2.a  ed.). Bilbao: Universidad de Deusto.
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  15. Cuenca, Manuel, (2009). Ocio humanista: dimensiones y manifestaciones actuales del ocio  (2.a  ed.). Bilbao: Universidad de Deusto.
  16. Cuenca, Manuel, (2009). Ocio humanista: dimensiones y manifestaciones actuales del ocio  (2.a  ed.). Bilbao: Universidad de Deusto.
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  18. UICN (Union Internacional para la conservación de la Naturaleza) (1994). Parques para la vida. Plan de acción para las areas protegidas de Europa. Madrid:ICONA.
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