Usuario:Fedetusitala/Taller/Literatura del Barroco español

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Imagen Félix Lope de Vega y Carpio (Casa-Museo de Lope de Vega, Madrid)
EditarFélix Lope de Vega y Carpio (Casa-Museo de Lope de Vega, Madrid).

La Literatura del Barroco español es un periodo de creación literaria de culminación y ruptura con el periodo previo renacentista, que abarca los siglos XVI y XVII, conocido como Siglo de Oro, Siglos de Oro o Edad Áurea. La literatura barroca española está enmarcada por sucesivas generaciones, autores y géneros[1]​: el auge de la novela, con Cervantes como autor principal, primero; la dramaturgia simbólica de Calderón de la Barca; la comedia nueva de Lope de Vega; el humanismo de Quevedo; y, finalmente, la renovación lírica de Luis de Góngora.

Contexto histórico[editar]

El contexto histórico de la literatura barroca se encuentra subrayada por la percepción de crisis y decadencia durante el reinado de los Austrias menores. La corrupción gubernamental y de los validos, el duque de Lerma y el duque de Uceda, durante el reinado de Felipe III, y la conflictividad y regeneracionismo impulsados por el conde-duque de Olivares, durante el reinado de Felipe IV, serán el sustrato de la creatividad barroca[2]​.

Los problemas económicos se convertirán en la variable crítica más importante de la época. La desigualdad social, con las clases populares soportando mayores obligaciones fiscales, una mayor parte de las rentas y los bienes en manos de la nobleza, el incremento del clero y de la población campesina, unido a los costes de las sucesivas campañas militares, se encontraba en el origen de la crisis política y social de la época. La marginación de moriscos, que serían expulsados en 1609, judíos y negros será la expresión extrema de esa desigualdad, que subordina a las clases populares y medias, en beneficio de la nobleza. La paz de Westfalia, en 1648, consumará el declive del poder español en Europa.

El Barroco: características[editar]

El concepto de Barroco es relativamente reciente. Su origen etimológico parece proceder de ciertas perlas irregulares, denominadas berruecas en portugués. Será en el siglo XIX cuando se considere el Barroco como transición última del Renacimiento, caracterizado por la extravagancia, la irregularidad y la exageración.[3]

Esa superación del equilibrio renacentista será una de las características en "la invención del Barroco literario"[4]​, íntimamente unido al conceptismo. Baltasar Gracián, en la Agudeza y arte de ingenio, define el «concepto» como "un acto del entendimiento que expresa la correspondencia que se halla entre los objetos". El conceptismo supone la ocultación y discernimiento de mecanismos de correspondencia, que puede expresarse con diversas técnicas: relaciones de similitud o antítesis, de conformidad y discordancia, de alusión, dilogías (un significante con dos significantes), la antanaclasis (repetición del mismo significante con distinto significado), y muchas otras.

La estética de la agudeza que provoca el conceptismo será una de las características de la literatura barroca, así como la reconstrucción de los códigos, donde cobra especial significado la variación ideológica de la burla, como mecanismo de enfrentamiento ante el poder y la crisis social.[4]

Novela y picaresca[editar]

Una de las aportaciones esenciales del barroco será el surgimiento de la novela, en dos direcciones[5]​: la novela cortesana y de aventuras, con 'El Quijote' de Miguel de Cervantes, como hallazgo universal; y la novela picaresca, con el Lazarillo de Tormes y el Guzmán de Alfarache como exponentes principales.

El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha
El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha
  • Miguel de Cervantes Saavedra, (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547-Madrid, 22 de abril de 1616), novelista, poeta, dramaturgo y soldado español, supuso una "cima y síntesis" de la literatura española "en un momento en que todas las formas culturales de la Península se hallaban en plena madurez"[6]​. Su obra cumbre, El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, es "la piedra angular del edificio de la novela moderna"[5]​, pero sobre todo aúna la necesidad de fabulación ante una realidad decadente, independiente ya de la novela italiana, y el humor como forma de acceso a la lucidez y al conocimiento, una complejidad que ya existía en muchas de sus Novelas Ejemplares.
  • La novela picaresca tiene en el Lazarillo de Tormes su génesis y se convertirá igualmente en la expresión narrativa del barroco, de relatos individuales[7]​ en la búsqueda de la supervivencia y sus incontables itinerarios: autobiografía, estructura itinerante, pero ante todo, realismo psicológico[5]​. Esta última característica será la única que no compartirá la otra gran obra de la picaresca barroca, el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, ni tampoco la Historia de la vida de El Buscón llamado Don Pablos, de Francisco de Quevedo, comúnmente conocida como El Buscón, y que finalmente derivará en un sinfín de obras menores de aventuras

El humanismo barroco[editar]

  • Francisco de Quevedo (Madrid, 14 de septiembre de 1580-Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 8 de septiembre de 1645) fue un noble, político y escritor español. Su figura, la del "escritor de los contrastes"[8]​, aúna el desorden y extremos de la literatura española del Barroco: la obra elevada del historiador junto a la moralista de la burla ingeniosa o grosera, la lírica noble y refinada junto al chiste retorcido, y una vida consagrada a la literatura pero también a la política, la aventura, y la cárcel. Abordó, al final, la ascética en Vida de San Pablo, tras haber escrito fantasías fantásticosatíricas en Los sueños, novela picaresca con El Buscón, obra política con La vida de Marco Bruto, entre muchas otras obras, y ser además "un fantástico poeta"[8]​, revalorizado por la generación del 27.

La lírica barroca[editar]

La retorsión de la forma, el culteranismo, en que la patética de lo humano cobra forma mediante una estética del retorcimiento, es junto al juego de conceptos una de las características esenciales de la literatura y el arte barroco[9]​. En el caso español, el culmen del culteranismo cristaliza en la lírica de Luis de Góngora.

  • Luis de Góngora y Argote, (Córdoba, 11 de julio de 1561-23 de mayo de 1627), fue poeta y dramaturgo. Tradicionalmente, se consideró que su obra lírica planteaba dos tendencias antagónicas: una línea clara y popular, y otra oscura, retorcida, la vinculada con el culteranismo. Tras los estudios de Dámaso Alonso, se considera que son dos líneas paralelas. Sean endechas, letrillas o romances, Góngora "representa el mayor cuidado de la forma, la más fina poetización de tema y detalles, los versos más limados y sonoros"[9]​. Su estilo es cumbre en lo sonetos, estrofa de la que es el "mejor constructor"[9]​ en lengua castellana.

El Fénix barroco[editar]

La figura de Lope de Vega y Carpio (Madrid, 25 de noviembre de 1562-27 de agosto de 1635) es compleja e irreductible a esquemas, tanto en su itinerario vital como literario. De inmenso éxito desde la juventud, y polemista, el conocido como Fénix de los ingenios es el escritor con mayor obra escrita en la historia. Su obra no dramática reúne 45 títulos publicados, más 5 títulos añadidos póstumamente. Su lírica está marcada por "el tono apasionado y vivencial" y su "esencial vitalismo". Su obra épica y su novela no alcanzan el nivel literario de sus poemas y su obra dramática, ya que en estas últimas donde "se mueve entre intuición y la realización de temas poéticos populares y eruditos". Los dramas de honor, la justicia, el honor y el castigo, y el costumbrismo en la comedia de capa y espada, son las categorías principales en las que se mueves los personajes dramáticos de un autor que vivió "todas las contradicciones, o contrastes, del Barroco"[10]​.

Monumento a Calderón de la Barca (Madrid).

Los claroscuros de Calderón[editar]

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 17 de enero de 1600-25 de mayo de 1681) es otro de los autores que suponen una poderosa síntesis de la conocida como segunda época áurea. "Reflexivo, sistemático, simbólico, creador de un mundo alado y subjetivo", su teatro es "diverso en la técnica", y regido "por la madura reflexión". El barroquismo de la obra de Calderón se encuentra en su poderoso dinamismo, el retorcimiento conceptual y metafórico, un equilibrio inestable, análogo al de las formas inacabadas, abiertas, del arte coetáneo; un contraste, entre los personajes, entre las acciones opuestas (...) la tendencia a la hipérbole" a la vez que "la desviación hacia la ternura".[11]

Otros autores y el Barroco femenino[editar]

María de Zayas y Sotomayor.

Otros muchos autores y obras conformaron el Barroco literario español: en la novela picaresca, Francisco López de Ubeda y su Libro de entretenimiento de la pícara Justina, o Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo y La hija de Celestina; en la estela de Góngora, Juan de Tassis, conde de Villamediana, Juan de Jáuregui o Gabriel Bocángel y Unzueta; entre los discípulos de Lope, la escuela valenciana con Guillén de Castro o Francisco Tárrega; la poesía, la prosa y la dramaturgia de Tirso de Molina; la poesía de Juan Ruiz de Alarcón; y, en la escuela de Calderón, Francisco de Rojas o Antonio de Solís y Rivadeneira; entre muchos otros.[6]

En un contexto de tradición patriarcal, sobresale la literatura de María de Zayas y Sotomayor (Madrid, 12 de septiembre de 1599-después de 1647), "la primera feminista teorizante que conscientemente comenta la situación del sexo femenino en España",[12]​ en palabras de M. V. de Lara. Su producción narrativa se recoge en Novelas amorosas y ejemplares. Honesto y entretenido sarao (Zaragoza, 1637) y en Desengaños amorosos. Parte segunda del sarao y entretenimiento honestos (Barcelona, 1647). El cultivo de la novela corta, del locus amoenus, de la historia sentimental y de la ausencia de la madre son algunas de las características de su obra.[12]​ La "potencia intelectual y moderna" de la lírica de Sor Juan Inés de la Cruz (1651-1695) fue la de "una mujer sabia" y "una extraordinaria muestra de la cultura autodidacta, una rica y delicada sensibilidad femenina"[13]​. La traductora y poeta Isabel Rebeca de Correa, responsable de una versión española del Pastor Fido de Bautista Guarino, fue un fértil exponente de la aportación cultural al español del exilio sefardí.[14]

El artículo termina aquí.


Referencias[editar]

  1. Menéndez Peláez, J., Arellano, I., Caso González, J. M., Caso Machicado, M. T., y Martínez Cachero, J. M. (2005). «Introducción a la literatura del siglo XVII». Historia de la Literatura Española. Volumen II. Renacimiento y Barroco. Everest. p. 340. ISBN 84-241-1929-0. 
  2. . p. 333-338.  Falta el |título= (ayuda)
  3. . p. 341-344.  Falta el |título= (ayuda)
  4. a b «Claves de la Literatura española en el Barroco (I): La invención del Barroco literario». Fundación Juan March. Consultado el 25 de abril de 2022. 
  5. a b c Pedraza Jiménez, F. B.; y Rodríguez Cáceres, M. (1980). «La novela barroca». Manual de literatura española III. Barroco: Introducción, prosa y poesía. Tafalla (Navarra): Cénlit. p. 207-210. ISBN 84-85511-05-0. 
  6. a b Valbuena Prat, A. (1968). «Cervantes». Historia de la Literatura Española. Barcelona: Gustavo Gili. p. 1. ISBN B 4131-1968 (II) |isbn= incorrecto (ayuda). 
  7. «Maravall, J. A. (1982). El despertar del individualismo y la crisis social del siglo XVII. Fundación Juan March.». 
  8. a b Valbuena Prat, A. (1968). «Quevedo, el humanista barroco de los contrastes». Historia de la Literatura Española. Barcelona: Gustavo Gili. p. 194-233. ISBN B 4131-1968 (II) |isbn= incorrecto (ayuda). 
  9. a b c Valbuena Prat, A. (1968). «Góngora y la lírica barroca». Historia de la Literatura Española. Barcelona: Gustavo Gili. p. 234-285. ISBN B 4131-1968 (II) |isbn= incorrecto (ayuda). 
  10. Valbuena Prat, A. (1969). «La nueva dramática de Lope». El teatro español en su Siglo de Oro. Barcelona: Planeta. p. 89-155. ISBN 84-320-7603-1. 
  11. Valbuena Prat, A. (1968). «El pensamiento y el estilo barroco de Calderón». Historia de la Literatura Española. Gustavo Gili. p. 525-571. ISBN B 4131-1968 (II) |isbn= incorrecto (ayuda). 
  12. a b Olivares, J. (2000). «Introducción». Novelas amorosas y ejemplares. María de Zayas y Sotomayor. Cátedra. ISBN 84-376-1825-8. 
  13. Valbuena Prat, A. (1968). Historia de la Literatura Española. Barcelona: Gustavo Gili. p. 503-525. ISBN B 4131-1968 (II) |isbn= incorrecto (ayuda). 
  14. Alguacil, C. C. (1961). «D. ª Isabel de Correa, traductora y poetisa sefardí.». MEAH SECCIÓN HEBREO, 10, 111-129. 

Bibliografía[editar]

  • Amadei-Pulice, M. A. (1990). Calderón y el Barroco. Exaltación y engaño de los sentidos. Amsterdam. 
  • Macrí, O. (1960). 1-70, ed. La historiografía del barroco literario español.. Thesaurus, 1(1). 
  • Árquez, M. R. (2014). «La contribución de Cervantes a la novela barroca: la ejemplaridad.». Edad de Oro, 33. 
  • Moraña, M. (1998). Viaje al silencio: Exploraciones del discurso barroco. Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. 
  • Menéndez Peláez, J., Arellano, I., Caso González, J. M., Caso Machicado, M. T., Martínez Cachero, J. M. (2005). Historia de la literatura española. Volumen II. Renacimiento y Barroco. Everest. ISBN 84-241-1929-0. 
  • Pedraza Jiménez, F., y Rodríguez Cáceres, M. (1980). Manual de literatura española. III. Barroco: Introducción, prosa y poesía. Tafalla (Navarra): Cénlit. ISBN 84-85511-05-0. 
  • Rudat, E. M. K. (1975). «Ilusión y desengaño: el feminismo barroco de María de Zayas y Sotomayor.». Letras femeninas, 1(1), 27-43. 
  • Bosse, M., Potthast, B., & Stoll, A. (Eds.)., ed. (1999). La creatividad femenina en el mundo barroco hispánico: María de Zayas, Isabel Rebeca Correa, Sor Juana Inés de la Cruz (Vol. 51). Edition Reichenberger. 
  • Valbuena Prat, A. (1968). Historia de la literatura española. Barcelona: Gustavo Gili. ISBN B 4131-1968 (II) |isbn= incorrecto (ayuda). 
  • Valbuena Prat, A. (1969). El teatro español en su Siglo de Oro. Barcelona: Planeta. ISBN 84-320-7603-1. 
  • Rico, F., & Estrada, F. L. (Eds.), ed. (1980). Historia y crítica de la literatura española (Vol. 2). Crítica. ISBN 84-7423-139-6.