Usuario:Gándor/Taller

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Amàlia Alegre militaba en el Partido Republicano Radical cuando organizó junto con su compañera de militancia y periodista María Marín una revuelta espontánea -en apariencia- y exclusivamente femenina -no participaron hombres hasta el penúltimo día, porque no se les quería formando parte-, durante 2 semanas y media en la Barcelona de enero de 1918.

Como explica el diario barcelonés El Diluvio, el 10 de enero de 1918 colgó un cartel en una pared de la calle del Olmo invitando a todas sus convecinas del barrio barcelonés de Atarazanas a manifestarse en el Pla de Palau, sede del Gobierno Civil, contra el elevado precio del carbón y para que los carboneros aceptaran a venderlo al precio tasado.

A la primera manifestación se fueron sumando 500 mujeres por el camino hasta la sede primero del Gobierno Civil y del Ayuntamiento de Barcelona después, y una comisión de 5 de ellas encabezada por Alegre se entrevistó con el gobernador civil, señor Auñón, marqués de Pilares, y con el alcalde, señor Manuel Morales i Pareja. Por la tarde, las mujeres volvieron a manifestarse a las mismas puertas del llevando consigo a sus hijos.

Las fuerzas del orden (Guardia civil y policía local) no se atrevieron a cargar contra mujeres que planteaban demandas tan sensatas: respeto de la tasa fijada por la Junta de Subsistencias y sin engaño en el peso ni en la calidad del carbón. Pero tampoco les permitía congregarse en la Plaza de Palacio para evitar su presión a las autoridades, y las manifestantes se dispersaron multiplicando los actos por la ciudad.

A diario, las mujeres protestaban a la puerta de las carbonerías y recorrían los barrios obreros de Barcelona (Sants, Gràcia, Sant Martí de Provençals, Poble Nou, Poble Sec...) reclamando precio tasado a todos los bienes de primera necesidad y cerrando fábricas para que las trabajadoras se sumaran a la protesta. Ante la frecuencia de los asaltos a las tiendas, el día 13 de enero la Guardia Civil se acuarteló, Alegre comenzó a ser cuestionada por sus compañeras y se vio obligada a desaprovar los actos de violencia.

El día 14 fueron muchas más las mujeres que deseaban estar presentes en las conversaciones con el Gobernador, ahora para exigir que los precios volvieran a ser los de antes de la guerra. El movimiento aparecía dividido, y se acusaba a Alegre de actuar en beneficio electoral del Partido Radical.

La Confederación Nacional del Trabajo (CNT) apoyó las acciones a través de su diario Solidaridad Obrera, la Soli, recordando que el día 8 de marzo de 1917 las mujeres rusas organizaron una revuelta por la falta de pan que detonó la revolución en Rusia.

La carestía se generalizaba y el movimiento se extendió a otras ciudades como Salamanca, San Sebastián, Valencia, Bilbao y especialmente a Málaga, donde murieron dos mujeres en enfrentamientos con la fuerza pública. Un nuevo gobierno en Madrid aceptó regular las subsistencias, pero no consiguió que los proeveedores aceptaran la tasa.

El día 18 se produjo una asamblea protagonizada por mujeres de la CNT, pidiendo el retorno de los artículos de primera necesidad a precios anteriores a la guerra, la rebaja de los alquileres de casas de obreros a la mitad, la reposición de 6.000 obreros despedidos por las compañías ferroviarias, y el cese del Gobernador Civil y del Inspector jefe de la policía, responsables de la represión desatada contra ellas. Las posiciones se radicalizaron. De nuevo, la Junta de Subsistencias publicó los precios tasados, pero propietarios y comerciantes no los aceptaron.

El día 23 la anarquista Lola Ferré improvisó un mítin ante 4.000 mujeres porque el día siguiente iba a ser deshauciada por impago del alquiler. El 24 fue destituido el Gobernador Civil. Cuando lograron paralizar la actividad en la mayoría de fábricas, se incorporaron también los hombres al movimiento, el 25 de enero: aquel día, La Vanguardia publica el número de huelguistas: 1.750 hombres y 24.022 mujeres.

Finalmente, el día 26 de enero fue declarado el estado de guerra en Barcelona, y se restableció el orden en las fábricas.