Usuario:Guido Valencia/Taller

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Luz Maclovia Haro Guanga[editar]

Luz Haro, ex-consejera nacional del Consejo Nacional Electoral de Ecuador. Año 2017

Era viernes 1 de abril de 1949 y en la parroquia Matus del cantón Penipe, un poblado agricultor de la serranía del Ecuador, en el seno de un hogar de campesinos, nacía una Luz. Quién diría que, con el paso de los años y venciendo paradigmas, miedos, límites sociales, prejuicios, etc., se convertiría en constructora de igualdad de género en Ecuador y en varios países de América Latina y el Caribe (región).

Es la primera de 9 hermanos y por ello era la encargada de acarrear el agua desde una laguna, cuesta arriba, a unos 800 metros de la casa, para dotar del líquido vital a la familia; compañera de trabajo de su padre haciendo carbón en el páramo, a unos 2900 Msnm y a 10 °C; labrando la tierra como si de sus tareas escolares se tratara; recogiendo leña para el fogón y yerba para los cuyes y conejos; trabajando ajeno para apoyar al sustento del hogar desde sus 8 años.

Tuve una infancia dura, no puedo decir que fue desdichada, pero sí muy dura, como la infancia de las niñas del sector rural”, recuerda a menudo.

Sus primeras letras las aprendió en la escuela de su natal Matus, a la cual iba caminando sin zapatos, una ruta de unos 2 Km, aproximadamente. Camino especialmente difícil cuando el invierno arreciaba y el río crecía, impidiéndole volver a casa para almorzar. Recuerda que recibió sus primeros zapatos cuando cumplió 12 años. “Para aprender algo hay que quemarse la pestañas si es necesario”. En mi niñez no comprendía estas palabras, hasta que supe que, al no contar con energía eléctrica en casa, hacían los deberes una vez terminadas las tareas del campo y de la casa, a la luz de una lámpara de Queroseno, un combustible que además de iluminar poco, apestaba mucho al quemarse.

Una etapa dura, económicamente hablando, obligó a la familia a cambiar de pueblo y la alejó de las aulas. Luz había cumplido 13 años, aún no terminaba la escuela y su madre, mi abuela, había iniciado las conversaciones para entregarla como pareja de un vecino de unos 50 años. Mi abuelo, que en paz descanse, la vio muy triste y al enterarse del motivo le preguntó qué pensaba al respecto, mamá cuenta que le dijo “yo no quiero, yo me quiero ir de aquí, ayúdeme”. Su antigua maestra, que conocía la historia, la llevó en el período de vacaciones escolares a Quito, la capital del país. En Quito, conocería a una congregación de religiosas con quienes trabajó por un lapso de 8 años en tareas de limpieza en un colegio particular regentado por ellas. Parte de su sueldo lo enviaba a casa de mis abuelos para ayudar a sostener la economía familiar. Al salir de aquel trabajo, fue empleada doméstica en casa de unos familiares de mi abuelo. Por las tardes, durante ese período, en una escuela para adultos, terminó su instrucción primaria. Luego siguió un curso de auxiliar de enfermería por correspondencia, al terminarlo obtuvo un puesto en una clínica de la capital, pero conoció a su esposo, César Valencia Haro, y, al tener que elegir entre el amor de su vida y su trabajo, pues ya saben a quién eligió.


Con el hogar formado, las aulas volvieron a quedar a un lado pues debía ocuparse de la casa y de sus 3 hijos. Nos mudamos a Riobamba, capital de la provincia de Chimborazo (provincia) y ahí, en 1984, decidió iniciar sus estudios en el colegio. Después de los quehaceres del hogar y mientras mi papá trabajaba como taxista, y nosotros 3 niños de 8, 6 y 4 años, cuidábamos de la tienda de víveres, negocio familiar, ella acudía con sed de aprendizaje a las aulas del colegio Carlos Cisneros .

La economía volvió a exigirle a la familia cambios. Nos mudamos a Fátima en 1987, una parroquia rural del Cantón Pastaza (cantón), en la Amazonía del Ecuador. Otra vez, las aulas la tuvieron que extrañar. Siempre fue estudiante destacada, eso sí, con sed de saber. Cambiar la ciudad por el campo fue una aventura que, hasta hoy, nos toca fibras sensibles en casa. Eso sí, aunque éramos niños, siempre se tomaban las decisiones en consenso después de dialogar.

En 1990 fundó la Asociación de Mujeres de Fátima. Por medio de esta asociación sin fines de lucro y con el respaldo de algunas entidades se desarrolló entre 1996 y 1997, la Primera Escuela de Formación de Mujeres Lideresas Rurales de la Amazonía, en la que participaron unas 200 mujeres de dos provincias: 150 de Pastaza y 50 de Morona Santiago. Estas escuelas de formación se han repetido a lo largo de los años tocando temas como: Autoestima y Empoderamiento femenino; Derechos de las mujeres y participación política; Violencias; Trabajo y producción; Mujer rural y comunicación: TICs.

En el intermedio de todos estos años fuimos agricultores, sembradores de plátano, yuca, papa china, naranjilla y cuidadores de ganado; vendedores ambulantes de queso, pollos pelados, edredones, sábanas y telas de mil colores; pero, sobre todo, una familia unida en torno a ella, a su fortaleza, a sus palabras sabias, a sus enojos y a su valentía. Incluso papá, varias veces, tuvo que pedir prestada valentía de ella, para levantar la frente y seguir luchando.

Decidió terminar el colegio y lo hizo en Educación a distancia, en un programa que le exigía hacer sus tareas escolares luego de su jornada como agricultoraamadecasalídersocial. 3 años para obtener su bachillerato, estudiando por las noches, llorando ante problemas matemáticos que no lograba entender, con su brazo derecho roto y enyesado justo antes de sus exámenes finales de sexto curso. Se sintió mal muchas noches, lloró otras tantas... pero, cada mañana se levantaba a las 5 A.m., daba gracias a Dios y volvía a sus batallas. Y no, no renunció, para ella, renunciar nunca ha sido una opción. Se graduó en 1995, segunda en su promoción.

Terminaba una etapa, más, su sed de aprender acababa de despertarse. Se inscribió, hacia el 2003, para obtener una licenciatura y como lo suyo era educar a la gente, desde otra perspectiva que no sean las aulas sino los talleres, los encuentros comunitarios, las mesas redondas, la calle, decidió obtener una licenciatura en ciencias de la educación con mención en administración educativa, en la Universidad Técnica Equinoccial, a distancia, también.. Podría parecer algo normal el estudio a distancia, pero, pongámoslo en perspectiva: para estudiar vía virtual necesitas: una línea telefónica con servicio de internet y un computador. Mamá vivía en Fátima, una parroquia rural, a donde no llegaba el internet. Ella solo tenía la línea telefónica. Sus tareas las realizaba en los Cibercafé de Puyo y qué decir de los foros abiertos a las 7 A.m. o a las 10 P.m., esos foros pensados en quien trabaja en la ciudad y regresa a casa a hacer las tareas al abrigo de su hogar. Se graduó en el 2007.

Y luego, no se ha detenido, obtuvo 2 diplomados con FLACSO Ecuador en 2009 y 2011, ambos en torno al desarrollo de proyectos y tecnologías. Luego obtuvo un Magíster en Dirección y Gestión Pública Local con la Universidad Carlos III de Madrid y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Granada, España en convenio con la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM). Este título lo recibió en 2016 durante la III Cumbre Iberoamericana de Agendas Locales de Género, celebrada en Santiago de Chile. Hoy es Consejera Directora de la UIM por Ecuador.

Fue presidenta de la Junta Parroquial Rural de Fátima, por elección popular. Se ha desempeñado como Presidenta fundadora de la Asociación de Juntas parroquiales Rurales del Ecuador-Pastaza, directora fundadora del Consejo Nacional de Juntas Parroquiales Rurales del Ecuador, fundadora y directora de la Asociación de Mujeres de Juntas Parroquiales Rurales del Ecuador (AMJUPRE), organizó en 2012, con AMJUPRE, el III Encuentro de Mujeres Rurales de América Latina y El Caribe (III ENLAC), fue parte del directorio que organizó del IV ENLAC desarrollado en Panamá en octubre de 2017. Promotora de la celebración del 15 de octubre: Día internacional de las Mujeres Rurales. Fue elegida como Consejera alterna del Consejo Nacional Electoral de Ecuador, mediante concurso público en el año 2010, alcanzando el octavo lugar entre 242 postulantes. Entidad en la que actuó como Consejera Nacional principalizada desde el 30 de noviembre de 2017 hasta el 1 de agosto de 2018.

Y, sí, su denominador común durante 30 años de lucha ha sido la ruralidad, las mujeres rurales, quienes sufren hasta una triple discriminación social: por ser mujeres, por ser pobres y por no tener altos niveles de educación. Ha recorrido los pueblos y ciudades del país llevando su mensaje: igualdad de oportunidades, de derechos y de deberes entre hombres y mujeres. Y también varios países de América incluido el Caribe y algunas ciudades de España. Recientemente, durante el 62 periodo de la Comisión de la Condición Social y Jurídica de la Mujer de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que se cumplió el 23 de marzo de 2018 en Nueva York, planteó la declaratoria de la “Década de las Mujeres Rurales”, con el objetivo de establecer políticas de atención prioritaria en ámbitos de carácter social, económico, pero sobre todo político, para garantizar su participación en una real y efectiva igualdad de oportunidades.

Luz Haro en su intervención durante el 62 periodo de la Comisión de la Condición Social y Jurídica de la Mujer en la ONU en Nueva York

Para ella, la educación fue, es y siempre ha sido, pilar fundamental en el desarrollo de las personas, de ella misma, de sus hijos, de las mujeres con quienes quiere cambiar el mundo. “Al no tener educación, la gente cree que la pobreza y las desigualdades sociales son naturales”. Cuando sus nietos le preguntaron, ¿por qué se vino, mamita, al oriente?, ella, después de pensar bien su respuesta les dijo: “Porque tenía que encontrarme con ustedes, mis reyes”. Cada decisión que tomó, la trajo hasta aquí y la sigue llevando en esa dirección que tiene como norte servir para ser feliz, uniendo a mujeres de todos los colores, sin banderas políticas, sin atención a su credo o a su raza, a su edad o a su idioma o nivel de estudios, sin discriminación. “Sin mujeres no hay democracia”, le gusta repetir en coro cuando da una charla o una arenga a sus congéneres. Eso sigue sembrando cada día por donde pasa, donde deja huella.

Para conocerla un poquito más, les dejo el link de una entrevista que le hicieron hace unos años.