Usuario:Juan Luis Torres Román/Antonio Torres

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Antonio Torres González (Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias 1910 - Güímar, Tenerife 1984), pintor.


BIOGRAFÍA[editar]

A sus primeros meses de vida su familia se trasladó a vivir a Las Palmas de Gran Canaria, transcurriendo por tanto sus años de infancia y primera adolescencia en esta isla vecina. Desde muy temprano se despierta en él la vocación de la pintura, pero, a causa de las limitaciones económicas de su familia, se ve empujado a iniciar el largo camino del aprendizaje como autodidacta. Con catorce años y tras una enfermedad de su padre, tuvo responsablemente que asumir el sustento de su familia, trabajando para ello en el oficio de tornero.

En 1925, cuando ya contaba 15 años de edad, y dado el carácter irreversible de la enfermedad de su padre, su madre decide regresar con sus hijos a Tenerife. En esta isla, y dada su condición obrera -continúa con su ocupación de tornero-, se afilió al sindicato CNT-AIT, sufriendo por este motivo encarcelamiento tras el Pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936. Fueron tres años en la "Prisión de Fyffes", unos salones pertenecientes a una compañía inglesa exportadora de tomates habilitados como campo de concentración, y uno más en África (Larache), en el Batallón de Trabajadores nº 180. En este tiempo de prisión africana consigue, gracias a sus conocimientos del dibujo, pasar al hospital militar de Larache, donde traba amistad con la duquesa de Guise de la Casa d’Orléans (1878-1961) [[1]], quien al valorar el arte de Torres lo toma bajo su protección, librándole de las condiciones propias de su status de preso político, lo que le permitía vestir de paisano y salir por la ciudad, muchas veces en compañía del hijo de la propia duquesa (Henri, conde de París, 1908-1999 [[2]]), con quién trabó igualmente amistad. En este período de tiempo realiza varias obras para la duquesa, entre ellas esculpe un busto de su hija Isabelle.

Inmediatamente de su regreso de África en 1940, Antonio Torres comenzaría a exponer en las colectivas que organizaba el Círculo de Bellas Artes de la capital tinerfeña, mientras continuaba para su sustento en su antiguo oficio de tornero. Es sólo cuando consigue destacar dentro del mundo artístico local, que decide abandonar definitivamente el torno para consagrarse enteramente a su arte.

En 1958, tras haber ocupado un lugar importante dentro de la producción plástica local, abandona su tierra por razones profesionales, sociales y económicas, y se marcha a Venezuela, donde viviría el resto de su vida. En este país funda la "Escuela de Dibujo y Pintura Van Gohg", de la que fue su director. Por esta labor en el campo de la docencia, el Gobierno venezolano lo condecoró con la "Orden 27 de Junio ” [[3]].

En el verano de 1984, enfermo terminal de cáncer de colon, regresa a Tenerife y muere en Güímar, donde descansan sus restos.

SU OBRA[editar]

Vivir la realidad es interpretarla. Mas, la realidad de ayer no es, en casi nada, la de hoy. De un primitivo a un moderno, pasando por las escalas intermedias, cada una de esas épocas nos habla de mundos diferentes. La realidad es sólo un concepto, y el concepto es siempre lo que cuenta en arte. Vivir la realidad de hoy significa usar un lenguaje pictórico de gran pureza plástica y de fuerte expresividad. Dejemos que el espíritu fatigado y sangrante, prisionero de viejos realismos, eleve, libremente, su lírico mensaje. Cantemos nuestra íntima canción con nuestra propia voz. Respetemos la pureza del cuadro, su armonía ideal, y nuestro mensaje será más profundamente poético, más verdadero y eterno. El color de mi cristal es, ante todo, sueño o tortura, amor o rebeldía

Así expresó Antonio Torres en 1955 su manera de ver la nueva pintura. En estas líneas Torres aboga por un arte que se aleje de la mímesis de la realidad, pero esto no como un asunto o conquista exclusiva de la modernidad, sino en consonancia a como ha sido en el arte de todos los tiempos, donde el artista la interpreta sometiéndola a un concepto, o a su concepto.

Aunque siempre le atrajo las posibilidades plásticas que aportaba la pintura de su tiempo, no dejó por un momento de permanecer fiel a sus convicciones sociales y, también hay que tenerlo en cuenta, a su origen obrero. Ajeno por tanto a cenáculos y grupos, se ocupó, desde la independencia, directa y casi exclusivamente al mundo del trabajo. Sus campesinas y campesinos son su Leitmotiv. Pero esto, que podría confundirse con una pintura folklórica y costumbrista, gracias al tratamiento que reciben en la tela los personajes representados y a las preocupaciones plásticas consecuentes con su época, consigue proyectar su pintura más allá del ámbito local.

No pinta nunca personajes que pudieran ser identificados. Nuestro pintor hace abstracción de facciones para sugerir aquellos rasgos propios de la fisonomía canaria. De esta manera, cada cuadro, cada mural, es un canto a la gente de su tierra canaria en general, pero a la vez, con decidida vocación universal. Su pintura puede ser entendida por gente de otras latitudes, pues a pesar de que el paisaje isleño esté presente y las figuras sean las de trabajadores nativos, la ausencia de detalles específicos que expliquen el cuadro o que recreen elementos particularmente locales, así como su lenguaje plástico, permiten al observador foráneo identificar e identificarse con sus formas y contenidos.

No vemos en su pintura una manifiesta intención de protesta ni rebelión; en todo caso de sensible testimonio de una realidad. Por otro lado, sus campesinas y campesinos jamás se muestran abatidos por el trabajo, como si el castigo bíblico no fuera con ellos. No aparecen en su pintura personajes doblegados y embrutecidos a causa de su dura condición, sino todo lo contrario; Antonio Torres muestra una especial sensibilidad hacia el mundo del trabajo al presentarnos a sus campesinas y campesinos en diferentes escenas de la faena diaria, y aunque presenten signos de su humilde estatus, no les resta ni un ápice de toda la dignidad que él les otorgaba como seres humanos.

Paralelamente a su obra de creación, Antonio Torres realizó una serie que genéricamente lleva por título: BORRACHOS. Se trata de una colección mono-temática en la que representa a unos personajes de condición popular que ahogan sus penas y decepciones en el popular morapio en los tiempos de la posguerra civil en Tenerife. Víctima de un fracaso amoroso allá por el año 1944 y a través de una dicción expresionista de raíz barroca, muy contraria a su dicción habitual, el pintor decidió sustitutoriamente pintar borrachos. Temática esta que le sirvió, además, para poner de manifiesto muchas de las miserias de aquella oscura sociedad insular.

OBRA REALIZADA PARA ORGANISMOS PÚBLICOS Y PRIVADOS[editar]

En Tenerife

Diócesis de San Cristóbal de La Laguna, retrato del obispo Fray Albino González y Menéndez-Reigada(1946) [[4]]. Gobierno Civil, Vidrieras de la zona noble del hall de entrada (1948). Monumentos a los Caídos de la Plaza de España, decoración del ábside de la cripta sobre pan de oro (1950). Hotel "Mencey"[[5]], decoración del "Salón Plataneras" (1950). "Círculo de Amistad XII de Enero" [[6]], murales que decoran el "Salón de Fiestas" (1952). Cabildo Insular de Tenerife, cuadro titulado "Pescadores" (1954). Universidad de La Laguna, cuadro titulado "Campesinas Tomateras" (1955). Orfanato "San Gabriel", dos murales para el hall de entrada al edificio titulados: "La juventud descarriada" y "Regeneración de la juventud por el estudio y el trabajo" (1956). Orfanato "San Gabriel", decoración del ábside de la capilla sobre pan de oro y vidrieras. También el diseño del coro, confesionario, baptisterio, altar, bancos y crucifijo del altar (1957).

En Venezuela

"Casa Canaria de Venezuela" (Caracas), dos murales para la decoración del "Salón Archipiélago" (1960 y 1962). El mural fechado en 1960 es propiedad actualmente del Cabildo Insular de Tenerife, mediante la donación hecha por la señora doña María del Carmen Mesa.

OBRA PRIVADA[editar]

Su principal obra de caballete se encuentra esparcida en diferentes colecciones privadas de Tenerife y Venezuela; aunque también la hay en países como: Italia, Suecia, Noruega, Brasil y Marruecos. El historiador canario residente en Venezuela, David W. Fernández, [[7]] escribió de Antonio Torres en el diario caraqueño El Universal , unos meses después de la desaparición del pintor:

Acaso la mayor originalidad de la temática de sus cuadros radique en haber exaltado las raíces de la identidad canaria en una época en que todavía otros representantes de la plástica isleña renegaban de esos motivos, hallándolos pueblerinos y dirigían su entusiasmo a inquirir temas generales o universales que muchas veces aparecían desvinculados del medio en que se realizaban. Pensamos que la pintura de Antonio Torres González no ha sido todavía aquilatada en todo su valor, pero ahora cuando Canarias se repliega sobre sí para encontrar los motivos de su ser como pueblo, se impone una revalorización de la obra de este pintor que dejó huella imborrable en una época significativa de la historia del arte en Canarias..

BIBLIOGRAFÍA[editar]

Juan Luis Torres Román, Tesis Doctoral: El pintor Antonio Torres en la plástica tinerfeña de postguerra (1940-1958). Su posicionamiento artístico y social.[[8]][[9]]