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Tres golpes al ego humano.[editar]

Sigmund Freud (1856-1939) postulo que en el transcurso de la historia humana moderna han ocurrido 3 momentos en los cuales, los postulados científicos realizados por Nicolás Copérnico (1473-1543), por Charles Darwin (1809-1882) y por el mismo Freud, han golpeado al narcisismo (ego) humano que creía que el ser humano era una criatura celestial y racional que existía en el mundo ya que estas teorías borraban esa idea de que el ser humano era el centro de la existencia. Las teorías que ejercieron estos golpes al ego humano fueron: la teoría heliocéntrica, la teoría de la evolución y la teoría sobre el inconsciente. Los golpes al ego humano hacen alusión al ego como la conciencia del individuo, entendida esta como la capacidad para percibir la realidad.

Copérnico como primer golpe al ego humano[editar]

El heliocentrismo es un modelo astronómico en el cual se postula que la tierra y los planetas se mueven alrededor del sol que se encuentra relativamente estacionario y en el centro del universo, esta teoría se opone históricamente al geocentrismo donde se menciona que la tierra es el centro del universo. En el siglo XV se presenta un artículo titulado De revolutionibus orbium coelestium en el cual se presenta una discusión completa de un modelo heliocéntrico del universo. En este artículo Copérnico habla sobre las implicaciones filosóficas que implica el sistema que propone, se elabora geométrica basado en observaciones astronómicas para obtener parámetros de su modelo y escribe tablas astronómicas que posibilitan calcular las posiciones astronómicas futuras y pasadas de los cuerpos celestes (estrellas y planetas), esto tuvo como fin que lo propuesto por Copérnico avanzará de una especulación filosófica a una astronomía geométrica predictiva. La teoría propuesta por Copérnico fue respaldada por Kepler y posteriormente por las observaciones de Galileo Galilei

El golpe al ego humano por esta teoría viene al colocar a la humanidad como una parte no central del todo que es el universo, lo cual representaba un ataque a las creencias que tenían las personas sobre la estructura de un mundo creado específicamente en beneficio de la humanidad, razón por la cual, los críticos más importantes de la teoría copernicana fueron los miembros de la iglesia católica, así como el clero protestante, entre los cuales se encontraban personajes como Martín Lutero. Desde una perspectiva geométrica, los humanos observamos el universo desde cierta posición con respecto a la vía láctea, con lo cual se puede afirmar que el centro del universo efectivamente es la tierra, sin embargo, el modelo heliocéntrico además de indicar que la tierra no se encontraba geométricamente en el centro, también afirmaba que esta perspectiva permite comprender mejor la apariencia observacional del universo, a esta interpretación se le conoce como centralidad racional, a través de la cual, se puede construir un modelo mucho más preciso del universo. La visión de la centralidad racional dice que la perspectiva del universo está dictada por la posición desde la que se observa, sin embargo, mediante la comprensión racional y no física de esta, se logran observar aquello que no puede ser visto con los sentidos, mostrando de esta manera que los humanos no son el centro físico del universo, ni siquiera en el centro del sistema solar, esto se vio empeorando con el paso de los años ya que las teorías científicas descubrían que la humanidad no solo no es el centro del sistema solar ni del universo, si no que somos un pequeño punto en la vía láctea que es una entre miles de galaxias.

Darwin como segundo golpe al ego humano[editar]

En noviembre de 1859 fue publicado el libro “El origen de las especies” por Charles Darwin, el cual inmediatamente tuvo un gran impacto en la comunidad científica de la época y significó toda una revolución en el campo de la biología, además trajo consigo distintas implicaciones filosóficas, políticas e ideológicas que persisten hasta la actualidad. En este libro, Darwin propuso por primera vez su teoría sobre la evolución, en la cual, explicaba la adaptación de las especies a sus respectivos ambientes; si una variación es favorable para sobrevivir en un entorno con ciertas condiciones particulares, la tendencia es que esas variaciones sean preservadas y heredadas a las siguientes generaciones de esa especie, siendo además un proceso acumulativo, no progresivo y hasta cierto punto aleatorio. Si bien, la teoría de Darwin presentaba una explicación más creíble que la visión bíblica sobre la diversidad de especies en el planeta, así como una explicación más coherente y con mejores métodos que sus antecesores, como fue el caso de Lamarck; cuando se trataba del origen de los seres humanos, la discusión se volvía particularmente sensible, ya que esto rompía con la visión sobre la unicidad del hombre, una especie con una capacidad de conciencia mayor que el resto. Esta cuestión implicaba la pérdida del diseño inteligente, el cual hace referencia a distintos argumentos teológicos que proponen la existencia de un dios o divinidad encargada de diseñar la naturaleza, así como un orden jerárquico de los distintos seres, siendo el máximo grado de complejidad el dios diseñador, en el caso de la Scala naturae , o bien el ser humano, en el caso del Lamarckismo. El Darwinismo fue un duro golpe al narcisismo humano, puesto que propone la pérdida total del diseño inteligente, es decir, que no existió ningún tipo de intervención divina en la creación del ser humano, sino que tanto el cuerpo, como la mente son consecuencia de la selección natural, y en consecuencia, el ser humano no es el pináculo de la evolución, tampoco es un ser perfecto, y su aparición en la historia de la Tierra es relativamente reciente.


El inconsciente como tercer golpe del ego humano[editar]

Alrededor de 1886 se desarrolla la teoría del psicoanálisis por el neurólogo Sigmund Freud en donde se forma el concepto de inconsciente, el saber que no se sabe que se sabe. Este concepto desmorona la idea de la omnipotencia del pensamiento humano, mostrando que el ser humano no tiene el control total de sus pensamientos. Freud es el mismo en mencionar estas tres heridas al narcisismo universal y amor propio de la humanidad, en su obra “De la historia de una neurosis infantil, el Hombre de los lobos”, tomo XVII, en donde describe estas tres investigaciones científicas que señala los ya mencionados tres eventos científicos importantes dentro de la historia de la humanidad que impactan en el narcisismo humano.

Bibliografia[editar]

  • Weinert, F. (2009). Copernicus, Darwin, and Freud: Revolutions in the History and Philosophy of Science (English Edition) (1.a ed.). Wiley-Blackwell.