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HISTORIA DE LA CNT ABREVIADA

Antecedentes[editar]

Un local de la CNT en Barcelona.

El nacimiento de la CNT fue fruto de variso factores: un número muy elevado de sindicatos no afectos a la UGT y por la toma de tácticas sindicales por un grueso del movimiento anarquista.

De 1910 a 1923[editar]

La CNT nació en 1910 en Barcelona contando con una afiliación de 30.000 personas con la intención de agrupar a todas las sociedades obreras no afectas a la UGT y que preferían el uso de la acción directa. En 1911 se desarrolla su I Congreso, tras el cual se convoca una huelga general que provocará la ilegalización del sindicato. Esta ilegalización duró hasta 1913, manteniendo la actividad gracias a los grupos anarquistas. Durante dos años comienza la reorganización en Cataluña y a parti de 1915 ya en todo el estado español.

A partir de 1913 comienza a reorganizarse la regional catalana y en 1915, a raíz del congreso de la Paz en Ferrol, se comienza la reconstrucción en toda España.[1]​ Este proceso tendrá su culminación en 1919, en el Congreso del teatro de la comedia, teniendo en cuenta que en 1915 contaba con unos 30.000 afiliados y en 1918 con 114.000 se puede ver lo vertiginoso del proceso. Durante este periodo uno de los mayores problemas internos que tuvo fue la formación de los cuadros y comités.[2]

A partir de 1916 la CNT y la UGT tuvieron acercamientos mutuos a raíz de la campaña por el encarecimiento de las subsistencias.[3]​ En primer lugar convocaron una huelga general de 24 horas y más adelante se establece un pacto de acción conjunta con este sindicato. El pacto fue firmado por: Ángel Pestaña, Salvador Seguí y Ángel Lacort por la CNT; Largo Caballero, Besteiro y Vicente Barrio por la UGT. Al año siguiente ambas organizaciones convocan conjuntamente la huelga general de 1917.[4]

A partir de 1918 la CNT se fortaleció por una crisis en la industria catalana, lo que llevó a muchos obreros a afiliarse al sindicato. El sindicato tuvo un papel fundamental en el desarrollo de la huelga de La Canadiense. Como consecuencia de la nueva organización de la Confederación regional catalana en sindicatos únicos la huelga fue un éxito llegando a conseguir en España la jornada laboral de 8 horas, reivindicación histórica del movimiento obrero internacional.[5]​ A raíz de la importancia que la CNT estaba adquiriendo en España en general y en Cataluña en particular la patronal catalana se organizó y realizó numerosas acciones para tratar de frenar y desarticular el auge de la confederación. Tras la huelga de la canadiense se llevó a cabo otra huelga por la excarcelación del resto de presos políticos, saliendo victoriosa la patronal. Tras ello vinieron periodos represivos y un lock out que mermó a la regional catalana. Es en este periodo cuando el pistolerismo comienza a hacer mella entre los obreros ante los que articularon los grupos de acción anarquista.

En 1919 se desarrolla el congreso de La Comedia, a este congreso asisten más de 450 delegados en representación de casi 800.000 afiliados. Durante el congreso se acuerda una declaración de principios en la que el comunismo libertario se plantea como finalidad; también, en cuanto a las tácticas, se adopta un dictamen que defiende la acción directa, rechazando todo tipo de arbitraje, y el empleo del sabotaje. Por último se estudió la posibilidad de la fusión de la confederación con la UGT para contribuir a una mayor unidad del movimiento obrero español. Finalmente se rechaza esta idea. En el mismo congreso se aprueba la vinculación provisional de la CNT a la Tercera Internacional.[6]​ Vinculación que, tras la visita de Ángel Pestaña a la URSS, y por consejo de éste, finalizará en 1922.

Evolución del número de afiliados a la CNT entre los años 1911 y 1937.

En 1922 se forma en Berlín la Asociación Internacional de los Trabajadores, organización a la que se adhiere la CNT. En 1923, con la imposición de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, el sindicato es ilegalizado.

La dictadura de Primo de Rivera[editar]

El general Miguel Primo de Rivera aplicó una política completamente diferente a la CNT y a la UGT. Mientras que intentó atraerse a los socialistas, provocando una división en su seno entre los partidarios y los contrarios a la colaboración con la Dictadura, sometió a la CNT a una represión implacable.[7]

Las primeras medidas que tomó el Directorio militar estuvieron encaminadas a controlar a los Sindicatos Únicos de la CNT, dominantes en Cataluña, al exigir que presentaran sus estatutos, registros y libros de contabilidad, lo que también sirvió de coartada para cerrar sedes societarias y encarcelar y desterrar sin juicio a sus representantes, valiéndose de los poderes de excepción del estado de guerra. Ante esta presión muchas organizaciones obreras, como la Federación local barcelonesa de la CNT, optaron por pasar a la clandestinidad. En Sevilla fueron detenidos y desterrados Pedro Vallina y otros miembros del Comité Nacional de la CNT, que se había trasladado a esa ciudad andaluza en agosto de 1923. Una de las consecuencias de la "virtual clandestinidad en que estaba sumida la dirección cenetista" fue la radicalización de la misma como lo confirmaron los Plenos regionales de Mataró del 8 de diciembre de 1923, de Granollers del 30 de diciembre y de Sabadell del 4 de mayo de 1924.[8]

En mayo de 1924, aprovechando la oportunidad que brindó el asesinato el 7 de mayo del verdugo de Barcelona, los Sindicatos Únicos fueron prohibidos —y el diario de la CNT Solidaridad Obrera cerrado–, lo que supuso el hundimiento de la CNT, especialmente en Cataluña, donde estaba muy debilitada a causa de la intransigencia patronal, la acción de los Sindicatos Libres, la brutal represión, el pistolerismo y las pugnas internas de los "años de plomo" (1919-1923).[9]​ Al mes siguiente, junio de 1924, era detenido el nuevo Comité Nacional de CNT establecido en Zaragoza, "lo que impidió de forma permanente el funcionamiento regular del sindicato a escala nacional".[10]

La implacable represión a la que sometió la Dictadura a la CNT suscitó un duro debate interno entre los sindicalistas como Joan Peiró o Angel Pestaña, que abogaban por buscar fórmulas que permitieran a la CNT actuar en la legalidad, y los anarquistas "puros" como Diego Abad de Santillán y Emilio López Arango, que acusaban a Peiró y a Pestaña de "reformistas" y que defendían la "acción directa" y el espontaneísmo revolucionario de las masas. Estos últimos encontraron un amplio respaldo entre los cenetistas exiliados en Francia, que en febrero de 1924 constituyeron en París un Comité de Relaciones Anarquistas que proponía el asalto al Estado por medio de un "Ejército revolucionario", por lo que fueron motejados por los sindicalistas con el sobrenombre burlón de "anarcobolcheviques".[11]

La primera "acción directa" organizada por el Comité de Relaciones Anarquistas fue un intento de invasión de España desde Francia por Vera de Bidasoa (Navarra) y por la frontera catalana, que tuvo lugar a principios de noviembre de 1924, y que fue acompañado del intento de asalto del Cuartel de las Atarazanas y de la Maestranza de Artillería de Barcelona. Las dos operaciones resultaron un completo fracaso, porque al parecer la policía española estaba informada de ellas. El 7 de noviembre hubo un enfrentamiento armado en Vera de Bidasoa en el que murieron dos guardias civiles, un carabinero y tres insurrectos, y tres más resultaron heridos. Fueron detenidos catorce revolucionarios, y el resto logró huir a Hendaya, donde la Gendarmerie arrestó a veinte españoles y a un francés. En cuanto al grupo que debía invadir España por Cataluña, que estaba dirigido por Francisco Ascaso y Juan García Oliver, fueron interceptados por la Gendarmerie, que había sido alertada por la policía española, cuando intentaban cruzar la frontera, siendo detenidos 22 insurrectos, mientras el resto conseguía escapar. Los dirigentes anarquistas que lograron huir abandonaron Francia y buscaron refugio en Bélgica o en América Latina. Esta última fue el destino de Francisco Ascaso y Buenaventura Durruti, "Los Errantes", donde desarrollaron "una amplia labor de propaganda anarquista plagada de acciones violentas rayanas en el delito común".[12]

El fracaso de la intentona de Vera de Bidasoa abrió el debate sobre la participación de la CNT en conspiraciones de tipo político para derribar la Dictadura, lo que ahondó las diferencias entre los sindicalistas y los anarquistas "puros". En la primera discusión que tuvo lugar en el Congreso Nacional celebrado clandestinamente en Barcelona en abril de 1925 ganaron los primeros al ser aprobada la propuesta de la colaboración «con cuantas fuerzas tiendan a la destrucción del régimen actual por medios violentos» aunque con la salvedad de que «estos pactos no supongan que se contraen compromisos de ningún género para limitar el alcance y desarrollo de la revolución que, en todo momento, deberemos propulsar hasta sus extremos radical y positivo».[13]​ Fruto de este acuerdo fue la entrada de la CNT en el Pacto de la Libre Alianza creado por el líder catalanista Francesc Macià y que organizaría el frustrado complot de Prats de Molló.[14]

En 1927 comenzó la ruptura interna del sector sindicalista cuando Angel Pestaña planteó como medio para recuperar la legalidad participar en las elecciones para Comités Paritarios de la recién creada por la Dictadura Organización Corporativa Nacional (OCN), en los que la representación obrera estaba siendo copada por la UGT. La propuesta fue rechazada por la mayoría encabezada por Joan Peiró porque rompía con los principios "apolíticos" que definían a la CNT desde su fundación. La ruptura entre Peiró y Pestaña se consumó cuando este último fundó en Barcelona en octubre de 1929 una Unión Local de Sindicatos y Asociaciones Obreras al margen de la Federación Local de Sindicatos Únicos de Barcelona de la CNT, y cuando además se acercó a nacionalistas catalanes y republicanos para formar un frente antidictatorial. La ruptura no duró mucho tiempo porque la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930 impidió que la organización de Pestaña pudiera participar en la OCN, y así en marzo de aquel mismo año Pestaña y Peiró se reconciliaron.[15]

La fractura del sector sindicalista propició el crecimiento del sector anarquista "puro" que defendía la coordinación orgánica entre la CNT y las organizaciones anarquistas. Diego Abad de Santillán en El anarquismo en el movimiento obrero (1925) propuso recurrir a la táctica de la "trabazón" aplicada por la FORA argentina —y que consistía en el establecimiento de órganos de enlace entre los sindicatos obreros y los grupos específicamente anarquistas— para asegurar el predominio libertario en la CNT. La organización específica de carácter anarquista que aplicaría esta táctica de la "trabazón" en España fue la FAI.[16]

Bandera de la CNT-FAI.

La Federación Anarquista Ibérica (FAI) fue fundada en Valencia el 24-26 de julio de 1927 a partir de la fusión de la Uniâo Anarquista Portuguesa, la Federación Nacional de Grupos Anarquistas de España y la Federación de Grupos Anarquistas de Lengua Española, fundada en Francia para la organización de los cenetistas exiliados. La FAI propugnaba el establecimiento de formas de representación orgánica de la misma en los órganos de gobierno de la CNT –la trabazón- para asegurar el carácter anarquista de la Confederación. Según el historiador Eduardo González Calleja, "el objetivo declarado era la conversión de la FAI en la vanguardia inspiradora del sindicato", por lo que "sus miembros actuaban como militantes de choque, y se reunían en grupos de afinidad de tres a diez miembros, organizados a escala federal de forma paralela a la CNT, con la que se coordinaban a través de los comités de relaciones y los comités mixtos [CNT-FAI] de acción".[17]

Siguiendo la táctica de la "trabazón", la FAI controló el Comité de Acción de la CNT afincado en Badalona, que entró en conflicto con el Comité Nacional presidido por Peiró y radicado en Mataró. La FAI proponía lanzar un movimiento insurreccional en solitario, contando con el apoyo de algunos militares afines como el capitán Fermín Galán, mientras que el Comité Nacional apostaba por la participación en la conspiración encabezada por el conservador José Sánchez Guerra y que culminaría en el intento de golpe de Estado de enero de 1929. El fracaso del golpe obligó al Comité Nacional a dimitir, siendo sustituido por un Comité Nacional oficioso formado por Pestaña.[18]

La Segunda República[editar]

Tras la proclamación de la Segunda República Española en abril de 1931 la CNT se mantuvo a la expectativa, aunque llena de reservas. Pero esa posición cambió a medida que vio cómo las medidas represivas del gobierno provisional de “plenos poderes” se cebaban con ella —como en los tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera— y a medida que se fue promulgando la nueva y prolija legislación laboral —especialmente los "jurados mixtos" que les recordaba demasiado a los comités paritarios de la Dictadura durante la cual la CNT había sido ferozmente perseguida— que intentaba imponer el modelo sindical “corporativo” de UGT por la vía del decreto, y que la CNT consideró como un intento de restarle influencia sobre la clase obrera —y contrario a la acción directa que ella defendía— y como una traición a la verdadera revolución social.[19]

La política de confrontación con la República tuvo repercusiones internas porque reforzó a la tendencia propiamente anarquista —identificada con la Federación Anarquista Ibérica, FAI— frente a la tendencia sindicalista, que lideraban Juan Peiró y Ángel Pestaña, que llegarán a difundir sus tesis contrarias al insurreccionalismo en un Manifiesto de los Treinta en agosto de 1931. Muchos de estos "treintistas" serán expulsados de la CNT a lo largo de 1932 y la escisión se consumará el febrero de 1933 poco después del fracaso de la insurrección del mes anterior cuyo hecho más destacado habían sido los Sucesos de Casas Viejas, con la fundación de la Federación Sindicalista Libertaria, con Pestaña como secretario general; Pestaña, acabará rompiendo con los "treintistas" “posibilistas” de Peiró, que no rechazan mantener relaciones con la FAI aunque en el campo estrictamente sindical, y fundará el Partido Sindicalista, poniendo fin así a uno de los postulados básicos del "apoliticismo" anarquista.[20]

La primera muestra importante de la política de confrontación de la CNT fue la convocatoria en julio de 1931 de una huelga de los empleados de la Compañía Telefónica Nacional de España, una empresa subsidiaria de la norteamericana American Telephone and Telegraph Company, que dio lugar a sangrientos incidentes en Sevilla, donde hubo 30 muertos y unos 200 heridos. “Los anarquistas descubrieron que una República los podía tratar con la misma severidad que un Gobierno monárquico”, afirma Gabriel Jackson.[21][22][23]

A esta huelga siguieron otras, no sólo en las ciudades (como la del metal en Barcelona el 4 de agosto) sino también en el campo, donde además se produjeron ocupaciones de fincas por jornaleros en demanda de la reforma agraria. Esto culminó en la organización de un movimiento insurreccional en el Alto Llobregat (Cataluña) en enero de 1932,[23]​ al que siguieron otras dos insurrecciones en 1933, la primera en enero, durante la cual se produjeron los sucesos de Casas Viejas, y la segunda en diciembre, al inicio del segundo bienio de la Segunda República Española.

En aquel entonces, el núcleo principal de la CNT seguía estando en Cataluña, pero en otras regiones ganaba importancia como en Aragón (donde era mayoritario frente a UGT) o Andalucía.

Cuando los socialistas convocaron una insurrección en octubre de 1934 —conocida como la Revolución de Octubre de 1934— la CNT no la apoyó, excepto en Asturias, precisamente el único lugar donde no fracasó. Allí la CNT se integró en la Alianza Obrera promovida por la organización obrera hegemónica la UGT y que había preparado la insurrección minuciosamente, con convocatorias de huelgas generales previas, y el aprovisionamiento de armas y de dinamita obtenidas mediante pequeños robos en las fábricas y en las minas, además del adiestramiento de grupos de milicianos.[24]​ La alianza de las organizaciones obreras se había formalizado a través de la UHP con el pacto UGT-CNT de Asturias.

En la que sería conocida como la Revolución de Asturias se formó un “comité revolucionario”, dirigido por el diputado socialista Ramón González Peña que coordinó los comités locales y trató de mantener el “orden revolucionario” (en algunos sitios se llegó a suprimir el dinero), aunque no pudo impedir la ola de violencia que se desató contra propietarios, personas de derechas y religiosos.[25]

En La Felguera, y en el barrio de El Llano de Gijón, se llegaron a dar breves experiencias de comunismo libertario:

En la barriada de El Llano se procedió a regularizar la vida de acuerdo con los postulados de la CNT: socialización de la riqueza, abolición de la autoridad y el capitalismo. Fue una breve experiencia llena de interés, ya que los revolucionarios no dominaron la ciudad. [...] Se siguió un procedimiento parecido al de La Felguera. Para la organización del consumo se creó un Comité de Abastos, con delegados por calles, establecidos en las tiendas de comestibles, que controlaban el número de vecinos de cada calle y procedían a la distribución de los alimentos. Este control por calle permitía establecer con facilidad la cantidad de pan y de otros productos que se necesitaban. El Comité de Abastos llevaba el control general de las existencias disponibles, particularmente de la harina.
Manuel Villar. El anarquismo en la insurrección de Asturias: la CNT y la FAI en octubre de 1934

El 10 de octubre desembarcaban en Gijón tropas coloniales, mientras que desde Galicia alcanzaba Oviedo una columna al mando del general Eduardo López Ochoa. El día 14 Ramón González Peña ordenó la retirada hacia las montañas, aunque algunos grupos de milicianos se negaron a obedecer y siguieron combatiendo en las calles de Oviedo. El día 18 de octubre los insurrectos se rendían, tras las negociaciones entre el nuevo dirigente de la insurrección Belarmino Tomás y el general López Ochoa.[26]​ El balance de víctimas fue de unos 1.100 muertos y 2.000 heridos entre los insurrectos, y unos 300 muertos entre las fuerzas de seguridad y el ejército.[27]

Tras la rendición las cuencas mineras asturianas fueron sometidas a una durísima represión militar, primero, y de la guardia civil, después. Hubo ejecuciones sumarias y torturas a los detenidos a causa de las cuales murieron varios de ellos.[28]​ Los tribunales militares dictaron 17 setencias de muerte, aunque sólo se cumplieron dos (un sargento del ejército que se había pasado al lado de los insurrectos y un obrero acusado de varios asesinatos).[29]

La exitosa huelga de transportes en Zaragoza, continuada por huelga general, que duró más de dos semanas, se convocó en unidad con la UGT en 1935. Sin embargo, la colaboración no cuajó en siguientes acciones.

Las elecciones de 1936 tras el desmoronamiento del gobierno de Lerroux colocaron en una compleja tesitura a la CNT. Las opiniones dentro de la organización se repartían entre el tradicional abstencionismo, el dejar vía libre a los obreros para votar, o directamente a pedir el voto para el Frente Popular. Éste tenía entre sus promesas electorales la amnistía para los presos.

Emblema de la CNT, con Heracles y el león de Nemea como motivo.

Tras la victoria de la izquierda en las elecciones generales de febrero de 1936 la CNT volvió a mostrar su hostilidad al gobierno "burgués" del "Frente Popular", así como la FAI que seguía propugnando el «método insurreccional para la conquista de la riqueza social». A primeros de mayo la CNT celebraba su Congreso Confederal en Zaragoza y allí se reafirmó en su objetivo de alcanzar el «comunismo libertario» y ofreció a UGT una alianza revolucionaria cuyo fin sería "destruir completamente el régimen político y social vigente", ofrecimiento que UGT no aceptó porque hubiera supuesto la ruptura inmediata del Frente Popular.[30]​ Pero en el Congreso de Zaragoza también se produjo por primera vez el reconocimiento público de los errores de la táctica insurreccional y se optó por centrar las reivindicaciones en cuestiones concretas como los salarios y las condiciones de trabajo.[31]

La Guerra Civil[editar]

Tras el fallido golpe de estado del 17 de julio la CNT realiza diferentes acciones en diferentes ciudades y provincias. El 18 de julio desde Madrid, el Comité Nacional de la confederación declara la huelga general revolucionaria. El 19 de julio se combate en Barcelona, siendo sofocado el levantamiento tras horas de lucha entre militares sublevados por un lado y obreros, guardias civiles y guardias de asalto por el otro. Al día siguiente la rebelión es sofocada en Madrid. En Valencia la situación es idéntica que en Madrid y Barcelona, de esta manera da comienzo la Guerra Civil. Durante este periodo y hasta el final de la Guerra Civil, el sindicato colaboró con las otras fuerzas del llamado Bando republicano para oponerse al bando sublevado. Esta colaboración creó grandes debates y contradicciones en la organización, llegando a formar parte del gobierno de la República con varios ministerios y altos cargos de la administración.

En Barcelona los anarquistas se hicieron con el control, colectivizando gran parte de las actividades, hecho del que fue testigo George Orwell[cita requerida]:

Por primera vez en mi vida, me encontraba en una ciudad donde la clase trabajadora llevaba las riendas. Casi todos los edificios, cualquiera que fuera su tamaño, estaban en manos de los trabajadores y cubiertos con banderas rojas o con la bandera roja y negra de los anarquistas; las paredes ostentaban la hoz y el martillo y las iniciales de los partidos revolucionarios; casi todos los templos habían sido destruidos y sus imágenes, quemadas. Por todas partes, cuadrillas de obreros se dedicaban sistemáticamente a demoler iglesias. En toda tienda y en todo café se veían letreros que proclamaban su nueva condición de servicios socializados; hasta los limpiabotas habían sido colectivizados y sus cajas estaban pintadas de rojo y negro. Camareros y dependientes miraban al cliente cara a cara y lo trataban como a un igual. Las formas serviles e incluso ceremoniosas del lenguaje habían desaparecido. Nadie decía señor, o don y tampoco usted; todos se trataban de «camarada» y «tú», y decían ¡salud! en lugar de buenos días.
George Orwell, Homenaje a Cataluña

En agosto de 1936 cuando el frente en Aragón comenzó a estabilizarse, dos quintos de la región estaban bajo control de los rebeldes, aunque comprendiendo a la mitad de la población puesto que controlaban las tres capitales de provincia y Calatayud. A pesar de la importancia de la CNT en esta región no fue capaz de responder y la represión pronto fue acabando con la organización en las zonas controladas por el bando sublevado.

En la otra parte del Aragón dividido, el Estado republicano quedó igualmente anulado. Las milicias de la CNT que ocuparon el Bajo Teruel y Huesca, establecieron comités de defensa que sustituían a los antiguos ayuntamientos. En las zonas con mayor presencia anarquista previa a la guerra comenzó con fuerza el proceso de colectivización de la tierra. Estas primeras colectivizaciones eran voluntarias y se establecían a partir de las tierras propiedad de los miembros y las requisadas a los huidos o desaparecidos. Aquellos que quisieran mantener la propiedad de la tierra no podían contratar a terceras personas, que no fueran de su familia, y las tierras que no labraran pasaban a control de la colectividad.

George Orwell comentó acerca de las características de la nueva sociedad que se creó en las colectividades:

Yo estaba integrando, más o menos por azar, la única comunidad de Europa occidental donde la conciencia revolucionaria y el rechazo del capitalismo eran más normales que su contrario. En Aragón se estaba entre decenas de miles de personas de origen proletario en su mayoría, todas ellas vivían y se trataban en términos de igualdad. En teoría, era una igualdad perfecta, y en la práctica no estaba muy lejos de serlo. En algunos aspectos, se experimentaba un pregusto de socialismo, por lo cual entiendo que la actitud mental prevaleciente fuera de índole socialista. Muchas de las motivaciones corrientes en la vida civilizada —ostentación, afán de lucro, temor a los patrones, etcétera— simplemente habían dejado de existir. La división de clases desapareció hasta un punto que resulta casi inconcebible en la atmósfera mercantil de Inglaterra; allí sólo estábamos los campesinos y nosotros, y nadie era amo de nadie.
George Orwell, Homenaje a Cataluña

Algunas de las colectividades más importantes fueron las de Alcañiz, Calanda, Alcorisa, Valderrobres, Fraga o Alcampel. No sólo se colectivizaron las tierras, sino que se empredieron labores colectivas como la residencia de ancianos de Fraga o la recuperación de hospitales (como en Barbastro o Binéfar, La Casa de Salud Durruti); así como la fundación de escuelas, entre ellas la Escuela de Militantes Libertarios. Estas obras serían destruidas durante la guerra por las tropas franquistas.

Para proteger las nuevas organizaciones rurales el comité organiza un pleno regional extraordinario de representantes sindicales de los pueblos liderados, respaldado por Buenaventura Durruti. En contra de la opinión del comité nacional de la CNT, fundamentalmente catalán, se crea el Consejo Regional de Defensa de Aragón.

El 23 de diciembre de 1936, tras recibir en Madrid una comitiva formada por Joaquín Ascaso, Miguel Chueca y tres líderes republicanos e independientes, el gobierno de Largo Caballero en el que se habían integrado como ministros cuatro anarquistas (Joan García Oliver, Juan López, Federica Montseny y Juan Peiró), reconoce la formación del Consejo Nacional de Defensa, órgano revolucionario en que estaban representados tanto anarquistas como socialistas y republicanos, en el que la CNT disponía de dos Consejeros.

A mediados de febrero de 1937 se celebra un congreso en Caspe con el propósito de crear una federación de colectividades regional al que asisten 500 delegados que representan a 80.000 colectivistas del Aragón libertario.

En un pleno de la CNT de marzo de 1937, el comité nacional pedía un voto de censura para la supresión del Consejo Regional. La amenaza de dimisión de todo el comité regional aragonés lo impidió. Las Jornadas de mayo en Barcelona y la caída del gobierno de Largo Caballero seguida del gobierno de Juan Negrín precipitaron el derrumbe de la experiencia libertaria.

A principios de julio las organizaciones aragonesas del Frente Popular apoyaron públicamente al Consejo a su presidente, Joaquín Ascaso. Cuatro semanas después la 11.ª División de Enrique Líster entró en la región. El 10 de agosto de 1937 el gobierno repubicano establecido en Valencia disolvía el Consejo Regional de Defensa de Aragón. La división de Líster se disponía a una ofensiva en el frente de Aragón, pero también fueron utilizadas para someter a la organización anarquista y desmontar las estructuras colectivas creadas en los doce meses anteriores.

Otras figuras clave de la época son Francisco Ascaso y Miguel García Vivancos.

Existió también un espíritu de revolución sexual. La organización Mujeres Libres estableció liberatorios para la prostitución en donde se daba una alternativa a las mujeres que querían dejar esa actividad. La mujer adquirió un papel que nunca había tenido en la sociedad española hasta entonces, combatiendo en el frente y trabajando en los tajos, lugares que hasta entonces les habían sido vedados. El amor libre se popularizó, aunque las suspicacias de algunos padres hicieron que se creasen los casamientos revolucionarios, ceremonias informales en las que se hacía constar los emparejamientos, y que podían ser anulados si las partes afectadas no querían continuar la relación.

La CNT bajo la dictadura franquista[editar]

La CNT fue ilegalizada por el Bando sublevado por el Decreto 108 de la Junta de Defensa Nacional, que declaraba fuera de la ley a toda organización que combatiera a la rebelión militar, incautando para la sublevación todas sus propiedades en la zona nacional, y por el Decreto de Unificación que disolvía todas las organizaciones políticas que no estuvieran integradas en FET y de las JONS. En 1939, poco antes de acabar la guerra, el primer gobierno franquista promulgo la Ley de responsabilidades políticas, siendo ratificado por un gobierno civil el Decreto 108 de la Junta de Defensa Nacional, confirmando la ilegalización de la organización y expropiandose sus bienes; inmuebles, material, vehículos, cuentas bancarias, empresas colectivizadas y documentación. Por aquel entonces la CNT contaba con un millón de afiliados y la infraestructura que la soportaba era amplia.

La CNT funcionó de forma clandestina dentro de España durante el franquismo, dándose también actividades de cenetistas en el exilio y siguió la lucha contra el régimen de Francisco Franco hasta 1948 a través de algunos maquis y la guerrilla urbana durante unos años más. A partir de entonces, posturas divergentes propiciaron un debilitamiento de la organización que hizo que ésta perdiese influencia entre la población. En 1961 se revitalizó consolidándose a lo largo de las décadas de 1960 y 1970 gracias a la penetración del ideario anarcosindicalista en organizaciones obreras católicas antifranquistas como Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y Juventud Obrera Cristiana (JOC).

Durante la Transición[editar]

Histórico y multitudinario mitín de la CNT en Montjuïc, Barcelona, en 1977, el primero tras los 36 años de dictadura franquista. En la imagen y dirigiéndose al público se encuentra Federica Montseny, destacada militante del sindicato y antigua ministra de la II República Española, siendo la primera mujer en la historia de España que llegó a ese cargo y una de las primeras de Europa.

Tras la muerte de Franco en noviembre de 1975 y el comienzo de la Transición, la CNT celebra su primer congreso desde 1936 así como diversos mítines multitudinarios, el más destacado en Montjuïc (Barcelona). De sus conclusiones surgirán algunas de las líneas de actuación que marcan su actividad en los centros de trabajo. No participación en las elecciones sindicales, no reconocimiento de los comités de empresa, no aceptación de subvenciones estatales o empresariales, apoyo a la formación de secciones sindicales.

La CNT se vio afectada en 1978 por el Caso Scala. Un incendio provocado en una sala de fiestas barcelonesa. Los cenetistas han mantenido que se buscó criminalizar a la organización: [a]

Resultaba evidente que la policía no buscaba nada ni a nadie —ya tenían a los culpables— se trataba simplemente de amedrentar a los cenetistas y de ahuyentar de la organización a miles de trabajadores afiliados que, si bien se identificaban con la línea sindical de los anarconsindicalistas, no estaban dispuestos a llegar demasiado lejos en su adhesión, ni mucho menos a desafiar una represión policial de aquella envergadura. La cosa no era de broma, las noticias de nuevas detenciones crearon un ambiente de inseguridad en gran parte de la afiliación. Por otra parte, la certeza de la implicación de la CNT en el atentado fue afianzándose en la opinión pública, lo que provocó un serio deterioro en la imagen de la organización y de los anarquistas por extensión. Si a esto añadimos las noticias de agresiones y asaltos por parte de grupos fascistas, que en aquellos días se incrementaron de forma muy considerable, podemos hacemos una imagen aproximada de la situación. Ser libertario en aquellos momentos se convirtió en algo bastante desagradable. Los medios de comunicación lo hicieron impopular, la policía y los grupos de la ultraderecha lo hicieron peligroso.
Revista Polémica: El Caso Scala. Un proceso contra el anarcosindicalismo

En este primer congreso, celebrado en 1979 en Madrid, un sector minoritario, partidario de las elecciones sindicales, se escinde y pasa a llamarse CNT Congreso de Valencia (en referencia al Congreso alternativo realizado en esa ciudad) y posteriormente, perdidas judicialmente las siglas en abril de 1989, a CGT. Un año después un grupo de afiliados de la CGT se marcha de este sindicato por recibir subvenciones, y funda Solidaridad Obrera (SO).

La CGT se diferencia de la CNT por su participación en las elecciones sindicales y los comités de empresa, así como por la aceptación de la figura del liberado sindical. Por ello, al margen de su participación en programas de formación, y de acuerdo a la legislación vigente, recibe las oportunas subvenciones económicas fijadas por el Estado. Más allá de personalismos, todas estas cuestiones son causa de polémica entre las dos organizaciones y la razón última que impide el entendimiento entre ambas.

A partir de su legalización, se inicia un movimiento para la reparación de las expropiaciones de 1939, que se concretará en la ley 4/1986 que obligaba a la devolución de los bienes incautados y el derecho a la cesión y uso de inmuebles por parte de los sindicatos. Desde entonces, la CNT viene reclamando la devolución de bienes por parte del Estado.

En la actualidad[editar]

En la década de 1990 se procedió a la ocupación de las instalaciones del Consejo Económico y Social, con sede en Madrid, organismo encargado de la repartición del patrimonio sindical acumulado. En el año 2004 se llegó a un acuerdo entre la fiscalía y la CNT por el cual el centenar de procesados por dicha ocupación quedaban libres con cargos.

En 1996 se produjo una escisión en la CNT en Cataluña, debido a la desfederación de 14 sindicatos. El grupo escindido es conocido con el nombre de CNT Joaquín Costa debido a que su actual sede es en la calle del mismo nombre en Barcelona.[32]​ Actualmente quedan al menos 4 sindicatos activos de esta escisión.

Cortejo de la CNT en la manifestación del Día Internacional de los Trabajadores de 2010 en Bilbao.

En 2002 se desarrolla una huelga de recogida de basuras en Tomares,[33]​ hecho que parecía ejemplificar una situación extrapolable a toda la organización, donde estaba entrando gente nueva que quería darle un nuevo impulso.[34]

Banderas de la CNT y militantes del sindicato durante las protestas de Rodea el Congreso en Madrid.

En el año 2005, el gobierno de España continuó la devolución del patrimonio sindical incautado durante y tras la Guerra Civil a los sindicatos UGT y CNT. Desde algunos colectivos sociales y medios de comunicación, se calificó esta devolución como una muestra de favoritismo hacia la UGT, pues en 1936 la afiliación en la central anarcosindicalista era superior a la del otro sindicato y el gobierno devolvió ese año a la CNT alrededor de siete millones de euros mientras que a la UGT devolvía una cantidad mucho mayor [1][2]. La CNT sigue reclamando a día de hoy la devolución de su patrimonio histórico incautado por las tropas franquistas.[b]

En julio de 2006 se celebró el 70º aniversario de la Revolución Española de 1936, motivo por el cual la CNT y la FAI organizaron unas jornadas conmemorativas con distintos eventos como ponencias, debates, proyecciones, exposiciones y actuaciones musicales. [c]​ Actos similares se realizaron el año 2010 para conmemorar el centenario de su fundación.

Durante la primera década del siglo XXI la CNT-AIT ha mantenido multitud de conflictos laborales, algunos de ellos muy duros, como la pasada Huelga de Mercadona[3], la huelga más larga de la historia de Cataluña. También su activa participación en la huelga del metro de Madrid, contando con el apoyo de los trabajadores y militantes de base del resto de sindicatos del metro y de gran parte del movimiento social madrileño. Y organizando grandes movilizaciones huelguísticas en varios municipios andaluces en el año 2009.[4]

En 2012, la CNT participó de forma muy activa en varias huelgas, entre ellas, la del 29 de marzo donde hubo manifestaciones, piquetes, asambleas y mítines del sindicato en todo el estado. También cabe destacar la huelga general del 14 de noviembre de 2012 donde la CNT participó en numerosas manifestaciones más nutridas que las de la anterior huelga.[35]​ Convocando piquetes, manifestaciones y concentraciones a lo largo de todo el territorio español. En algunas localidades como en Castro Urdiales (Cantabria) la CNT fue el único sindicato que convocó manifestación, concentrando a unas quinientas personas en la manifestación[36]

Recientemente la CNT se encuentra atravesando una grave crisis interna, debido al enfrentamiento entre dos corrientes que ha ocasionado la expulsión o el abandono voluntario de más de una veintena de sindicatos.[37]​ Hay discrepancias sobre los motivos y las características de esta crisis: según la corriente de los expulsados, se debe a que la CNT ha entrado en una deriva que la aleja del anarcosindicalismo y a que ha proliferado en ella la corrupción y el verticalismo, llevándose a cabo una purga para echar a quienes se oponen a esa manera de funcionar.[38]​ En cambio, la corriente mayoritaria defiende que todos los sindicatos desfederados lo han sido o bien por no pagar las cuotas o bien por no aceptar los acuerdos congresuales del X Congreso y posteriores, y enfatiza la escasa afiliación de muchos de esos sindicatos.[39]​ Por su parte, la AIT ha expulsado a la CNT debido a la negativa a pagar las cuotas correspondientes a la AIT y a su intento por usurpar sus siglas creando una Internacional paralela.[40][41]

A día de hoy algunos de los sindicatos desfederados se han organizado junto con otros pertenecientes a la CNT para llevar a cabo un Congreso llamado "de re-estructuración" de cara a seguir militando como CNT y volver a entrar en la AIT,[42]​ siendo finalmente aceptados por la misma como sección española.[43]​ Esto ha ocasionado que de facto existan dos organizaciones diferentes que utilizan las siglas CNT y se consideran herederas de la CNT histórica (tres, si tenemos en cuenta la CNT Catalunya o CNT Joaquín Costa): la CNT "oficial", por un lado, y la CNT-AIT por otro. Una muestra de la gravedad de esta crisis interna es que la CNT ha demandado a la CNT-AIT exigiendo una suma de 50.000€ por seguir haciendo uso de las siglas "CNT".[44]

  1. Bar, 1981, pp. 313-315.
  2. Bar, 1981, pp. 338-342.
  3. Bar, 1981, p. 344.
  4. Martín, 1966, p. 50.
  5. Comín Colomer,, pp. 196-203.
  6. Peirats, 1971, pp. 27-30.
  7. García Queipo de Llano, 1997, p. 121.
  8. González Calleja, 2005, pp. 335-337.
  9. Tavera, 1984, pp. 62-64.
  10. González Calleja, 2005, pp. 338.
  11. González Calleja, 2005, pp. 332-333.
  12. González Calleja, 2005, pp. 340-342.
  13. González Calleja, 2005, p. 342.
  14. González Calleja, 2005, p. 346.
  15. González Calleja, 2005, pp. 345-346.
  16. González Calleja, 2005, p. 344.
  17. González Calleja, 2005, pp. 347-348.
  18. González Calleja, 2005, pp. 348-349.
  19. Gil Pecharromán, 1997, p. 64.
  20. Gil Pecharromán, 1997, p. 66.
  21. Jackson, 1976, pp. 58-59.
  22. Jackson, Gabriel (1976). Ibid. pp. 58-59. 
  23. a b Casanova, 2007, pp. 53-54.
  24. Casanova, 2007, p. 130.
  25. Casanova, 2007, p. 131.
  26. Gil Pecharromán, 1997, pp. 95-96.
  27. Casanova, 2007, p. 133.
  28. Gil Pecharromán, 1997, p. 96.
  29. Casanova, 2007, p. 139-140.
  30. Gil Pecharromán, 1997, pp. 125-126.
  31. Casanova, 2007, p. 162.
  32. madrid.cnt.es (13 de enero de 2011). «La CNT en la actualidad». «Siguiendo en 1996, a lo largo de este año terminaría por estallar una nueva división a partir de la expulsión de la organización de catorce sindicatos, aunque esta vez sólo afectó al menos orgánicamente a Cataluña. El grupo escindido pasó a ser conocido como CNT Joaquín Costa, debido al nombre de la calle en la que se encontraba su sede en Barcelona.» 
  33. «Tomares: Huelga de los trabajadores que recogen la basura | Sevilla | - Abc.es». ABCDESEVILA. Consultado el 20 de enero de 2016. 
  34. Roca Martínez, Beltrán. «Cuestión de modelos. Sindicalismo de Estado y sindicalismo combativo en la Andalucía contemporánea». Escuela Moderna. Consultado el 20 de enero de 2016. 
  35. «Copia archivada». Archivado desde el original el 25 de junio de 2013. Consultado el 31 de diciembre de 2013. 
  36. http://www.castroconfidencial.es/2012/11/comunicado-cnt-sobre-la-huelga-general.html
  37. Algunos de ellos expusieron sus motivos, por ejemplo el STSI Madrid o el SOV de Pontevedra
  38. Versión de varios de los sindicatos expulsados
  39. [5]
  40. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas desfait
  41. [6]
  42. Comunicado del Congreso de Re-Estructuración
  43. Congreso de Belgrado de la AIT
  44. La CNT denuncia por los tribunales a la CNT-AIT


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