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La artesanía con gemas y metales preciosos en Madrid contempla el trabajo artístico realizado por orfebres cuando trabajan con plata, oro y otros materiales preciosos.

Pocas joyas de la 1ª etapa del siglo XVI han sobrevivido en España; unas desaparecieron en naufragios otras habrían sido fundidas para recuperar el oro o recicladas según las modas.

El Paseo del Prado albergó la Real Fábrica de Platería Martínez desde el 29 de abril de 1778 hasta la mitad del siglo XIX, impulsada por Carlos III, esta iniciativa fomentó la creación de escuelas similares en otras grandes ciudades.[1]

La joyas que fueron recuperadas siglos después ha permitido conocer la memoria histórica de la orfebrería  con los materiales preciosos, especialmente la joyería lucida por reyes, reinas, condes, condesas, duques y duquesas. Patrimonio Nacional custodia la mayoría de colecciones reales en plata y metales preciosos.[2]

Los talleres artesanos de alta joyería del centro urbano de Madrid participan del ambiente “legendario” de la forma de trabajo artesanal garantizando el origen de las piezas.

Historia[editar]

En el siglo XVI ya trabajaban en Madrid con los materiales preciosos descubiertos en América. El artesano madrileño iba sabiendo más del mundo en que vivía, fortaleciendo su confianza en sí mismo y agrupándose en gremios o corporaciones; el orfebre incorpora en su arte la figura humana desnuda. Había terminado la Edad Media. En las joyas y objetos de adorno de uso personal de la primera época del Renacimiento, la disposición de sus colores desempeñan una gran importancia al ser diseñados. Se produjeron muchas joyas policromas, junto con cintas flotantes, velos y telas transparentes, para que esa conjunción de motivos de fácil movilidad y perfilado borroso no dieran la impresión de una sólida construcción arquitectónica. Las grandes y pesadas alhajas fueron colgadas de hilos sumamente finos, o bien adheridos a diversos lugares del vestido, la línea vertical de la frente fue marcada con claridad mediante una joya que colgaba de una cinta sumamente delgada. Isabel de Este, duquesa de Urbino. Las piedras preciosas eran cortadas con sencillez y repartidas con libertad y elegancia.

Ya en el año 1568, Francisco Álvarez, platero y vecino de Madrid, trabajó para las reinas Isabel de la Paz Valois y de Ana de Austria, esposas del rey Felipe II.[3]

En el año 1573 se encarga a Francisco Álvarez una Custodia procesional de plata. El encargo de la custodia fue uno de los detonantes de la popularidad de La celebración de la procesión del Corpus Christi en Madrid.  La festividad se venía celebrando desde 1482 cuando la reina Isabel la Católica presidió la comitiva, cubierta la cabeza con una toca de velluda (una especie de terciopelo), pies descalzos y portando un cirio.

En el siglo XVII la Cofradía de los azabacheros de Santiago de Compostela fue una de las más famosas hasta las postrimerías del Renacimiento.

Hacia finales del siglo XVII el estilo de las joyas y adornos personales es complicado, Barroco o Churrigueresco, en el marco del resto del arte, hasta que cede lugar a las finas y caprichosas formas del Rococó, que comienza a florecer en los últimos años del gobierno de Luis XIV.

Al subir al poder los Borbones (1701), la influencia francesa se acrecienta cada vez más. En los siglos XIX y XX, el arte de las joyas y de los adornos personales de España, como el resto de Europa, se inspira en los estilos de épocas pasadas y se hace ecléctico. Retrato de Felipe Próspero (Velazquez).[4]

En Madrid, como en otras ciudades de los reinos de España, los plateros se agruparon en cofradías y colegios con la regla aprobada en 1575; aunque la actividad ya se había desarrollado en la Villa a lo largo de los dos siglos anteriores. Existe información documentada de plateros con taller en Madrid durante el reinado de Isabel y Fernando.

Un reto para la joyería del siglo XX consiste en la posibilidad de incrementar su valor artístico con la renovación de formas y el concurso de componentes más variados que los tradicionales para conseguir conjuntos de diseño armonioso.

En el primer cuarto del siglo XVI la obra moderna de los grandes maestros italianos como Leone Battista Alberti (m. En 1472) y Donato Bramantes (m. En 1514), va influyendo cada vez más en la obra antigua, y pronto la orfebrería llega a tal perfeccionamiento que ejerce influencia sobre la arquitectura del protorrenacimiento o plateresco, así llamado por la semejanza que ofrece su finísima decoración con las obras maravillosas de la orfebrería.[5]

A finales del siglo XVI los plateros de Madrid se agruparon en gremios[6]​, cofradías, colegios con la regla aprobada en 1575; aunque la actividad ya se había desarrollado en la Villa a lo largo de los dos siglos anteriores.(Existe información documentada de plateros con taller en Madrid durante el reinado de Isabel y Fernando).

Los plateros se fueron estableciendo en una zona de Madrid que recibió, por ello, el nombre de Platerías.[7]

En 1686 se fijó la demarcación del gremio de joyeros, que tenían sus tiendas en la calle Mayor desde la de Amargura (actual del Siete de Julio) hasta la calle del Correo, por la acera izquierda según se va a la Puerta del Sol; también ocupaban la calle de San Cristóbal hasta la plaza de Santa Cruz.  En una ordenanza de 1783, aprobada diez años después, se extendió la demarcación a las calles del Carmen y de la Montera, siguiendo por la acera de la Puerta del Sol hasta el comienzo de la calle de Alcalá.

Pero hasta 1695 no se determina legalmente su demarcación, tanto para los obradores -desde la parroquia de Santa María de la Almudena hasta Puerta Cerrada-, como para las tiendas.  Estas últimas habían de situarse desde la parroquia de San Salvador hasta la puerta de Guadalajara (en el ensanche de la calle Mayor a la altura del actual mercado de San Miguel), tramo de la calle llamado Platería, por las calles de Milaneses y Santiago[8]​ hasta la parroquia del mismo título y también las calles que entraban a la parroquia de San Miguel.  Los joyeros vendían objetos de coral, ámbar, azabache, concha, marfil, cristales, venturinas, granates, perlas y piedras falsas, pero también artículos de perfumería (olores, esencias, jabones, peines y espejos) o de adorno (pañuelos y ceñidores de seda, gasas, puntas y encajes, medias y ligas, guantes y bolsos).

En el siglo XVII la Cofradía de los azabacheros de Santiago de Compostela fue una de las más famosas hasta las postrimerías del Renacimiento.[9]

Hacia finales del siglo XVII el estilo de las joyas y adornos personales es complicado, Barroco o Churrigueresco, hasta que cede lugar a las finas y caprichosas formas del Rococó, que comienza a florecer en los últimos años del gobierno de Luis XIV. El estilo Rococó no tiene ninguna influencia religiosa, es una condición que buscaba lo extravagante, voluptuoso y erótico, pero al mismo tiempo se inspiró en lo femenino, desde una representación divertida, con mucha frescura  y pasión.

Las joyas del rococó[10]​ utilizan los materiales preciosos de colores claros, tonos pasteles y dorados, con estilos decorativos en representaciones alegóricas. Los diamantes eran de uso casi distintivo, haciéndose evidente la constante demanda de estas hermosísimas piedras. La orfebrería empezó a utilizar la pasta de vidrio y cristal de roca; igualmente se incorporaban piezas de hierro y marcasita, un sulfuro cristalino coloreado similar a la pirita, un mineral que es muy parecido al oro.

La joyería rococó recurrió a la naturaleza[11]​ como su principal inspiración, integrada por innovadores niveles de altura en el recubierto esmaltado, y la entrada de nuevos materiales con las piedras semipreciosas como el ópalo. Alcanzó especial relevancia como arte de aire burgués dedicado a la ostentación y el lujo. A partir de esta época, se distingue claramente una joyería de día –más sobria y sencilla- de una de noche o destinada a ceremonias especiales, de mayor empaque, mucho más suntuosa. Las joyas Rococó van a estar en función de la indumentaria. Se pretende que se fundan con ella y que brillen en los interiores iluminados a la luz de las velas, reflejados en los numerosos espejos que inundan las estancias.

En 1745 se decretó que no era exclusivo de los plateros comerciar con alhajas extranjeras, aunque los joyeros debían venir haciéndolo desde algún tiempo antes.

A mediados del siglo XVIII, por la dificultad de encontrar tienda en la demarcación y por lo elevado de los alquileres, muchos plateros no cumplían la ordenanza.  Ello dio lugar a numerosas controversias y dilatadísimos pleitos. Pero la situación era irreversible; en 1779, de 177 plateros con tienda u obrador propios sólo 85 estaban en la demarcación.  Y en 1808 sólo 75 de 253 plateros censados vivían en el antiguo recinto, derogado en la práctica.

Al subir al poder los Borbones (1701), la influencia francesa se acrecienta cada vez más. En los siglos XIX y XX, el arte de las joyas y de los adornos personales de España, como el resto de Europa, se inspira en los estilos de épocas pasadas y se hace ecléctico.

Con Felipe V, el primer rey Borbón en el trono de España, se promueven las Manufacturas Reales para equilibrar en la balanza de pagos evitando importaciones de lujo y amueblar y decorar los palacios reales.

Un reto para la joyería del siglo XX consiste en la posibilidad de incrementar su valor artístico con la renovación de formas y el concurso de componentes más variados que los tradicionales para conseguir conjuntos de diseño armonioso.

Véase también[editar]

Oficios, saberes y conocimientos tradicionales[editar]

La joyería madrileña tiene presencia en el mercado internacional y se pueden encontrar más de 500 puntos de venta especializados en 50 países.

La obtención de la belleza característica de los diamantes precisa resaltar la estructura de su cristalización natural mediante cortes con técnicas muy precisas. Por su fragilidad, en la talla  de un diamante se arriesga el valor de la pieza.Los sistemas de elaboración de las gemas y piedras duras empleadas en orfebrería y adorno personal se reducen a cortar, entallar, agujerear y pulir las superficies. Algunos pueden ser mecanizados sin desvirtuar el proceso artesanal de producción.

Martilleo, repujado y grabado son técnicas antiguas y vigentes para la elaboración directa de objetos de plata cuyo punto de partida consiste en la laminación del metal.

Otras técnicas antiguas que se siguen empleando en la artesanía con piedras y materiales preciosos son: Cortado y pulido de ágatas. Facetado de amatistas. Diseño aplicado a la joyería. Modelado en cera. Obtención de piezas de metales preciosos por microfusión. Operaciones básicas de joyería. Engastado de gemas. Técnicas de fabricación de joyería. Técnicas en laboratorio joyero gemológico.

La obtención de la belleza característica de los diamantes precisa resaltar la estructura de su cristalización natural mediante cortes con técnicas muy precisas. Por su fragilidad, en la talla  de un diamante se arriesga el valor de la pieza.

Los sistemas de elaboración de las gemas y piedras duras empleadas en orfebrería y adorno personal se reducen a cortar, entallar, agujerear y pulir las superficies. Algunos pueden ser mecanizados sin desvirtuar el proceso artesanal de producción.

Martilleo, repujado y grabado son técnicas antiguas y vigentes para la elaboración directa de objetos de plata cuyo punto de partida consiste en la laminación del metal.

Referencias[editar]

  • HISTORIA UNIVERSAL DE LAS JOYAS A TRAVÉS DEL ARTE Y LA CULTURA. M. Wagner De Kertesz. Editorial: Centurion, 1947.[12]
  • TALLERES CARRERA Y CARRERA (desde1885).[13]
  • TALLERES FERNÁNDEZ.
  • KAREN HALLAN
  • JOSÉ LUIS RECIO LORENZO
  • JOSÉ ANTONIO LÓPEZ FORNES
  • J.L. PRECISIÓN, S.A.
  • GEODA JOYEROS, S.L.
  • ARTE Y DISEÑO EN JOYERÍA, SL
  • LUIS VALLÉS MORALES
  • LUIS MOLINA ACEDO, S.A.

Enlaces externos[editar]

  1. «Retrato del Platero». 
  2. «Colecciones reales». 
  3. «Cea Bermudez». 
  4. HISTORIA UNIVERSAL DE LAS JOYAS A TRAVÉS DEL ARTE Y LA CULTURA. . Editorial Centurion. 1947. 
  5. «Primer Renacimiento». 
  6. «Gremio de plateros». 
  7. «Calle Platerías». 
  8. «Calle Santiago». 
  9. «Velazquez». 
  10. «Joyas rococó». 
  11. «Naturaleza y matemática». 
  12. «Historia universal de la joyería». 
  13. «Carrera y Carrera Joyeros».