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La Reforma Agraria del Perú[editar]

Desarrollada por el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, constituyó el último capítulo de un proceso que se viene desencadenando a lo largo del siglo veinte. En efecto, desde inicios de este siglo, se venía planteando la necesidad de una transformación profunda de la situación económica y social del campo, generando una nueva estructura agraria[cita requerida].

En 1963, el gobierno de los generales Ricardo Pérez Godoy y Nicolás Lindley López, promulgó la denominada Ley de bases para la Reforma Agraria; por otro lado, Fernando Belaunde promulgó el 21 de mayo de 1964, una Ley de Reforma Agraria, que como característica principal tuvo el exceptuar a los complejos agroindustriales azucareros y en general a la gran propiedad. El 24 de junio de 1969, el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas promulgó el Decreto Ley Nº 17716.[1]

Objetivos[editar]

a. Eliminación del latifundio, minifundio y de toda forma antisocial de tenencia de la tierra.

b. El establecimiento de empresas de producción de carácter asociativo de base campesina.

c. La reestructuración de las comunidades campesinas tradicionales.

d. El establecimiento de una agricultura organizada a base del esfuerzo asociativo de los agricultores.

e. La creación de nuevos mercados a través de una justa distribución del ingreso que incremente el poder adquisitivo de la población marginada.

f. El desarrollo paralelo de las industrias de transformación primaria en el campo.

Consecuencias de la Reforma Agraria[editar]

La Reforma Agraria produjo una profunda transformación de la realidad del campo, que permitió eliminar muchas de las causas de conflictos sociales del campo, los mismos que se venían incubando desde la conquista y que generaron condiciones al conflicto que podrían derivar en una explosión social[cita requerida]. Sin embargo, no todos los efectos de la reforma agraria han sido positivos, de hecho se pueden apreciar los siguientes problemas luego de la reforma agraria:

a. Las empresas agrarias de producción de carácter asociativas no lograron el nivel de eficiencia deseado.

b. Ante el fracaso de las mencionadas empresas, la mayoría de ellas se han desintegrado, generando un proceso masivo de parcelación individual en favor de los socios de estas empresas, lo que ha restado productividad y eficiencia a la explotación de las mismas.

c. Eliminación del mercado de tierras.

d. Descapitalización del campo

e. Parcelación y excesivo minifundismo.

f. Eliminación de las empresas privadas en el agro, lo que disminuyó la inversión en nuevas tecnologías.


REFORMA EDUCATIVA EN EL PERU

En el siglo XX en el Perú se han desarrollado dos procesos de reforma educativa. La reforma civilista de los años 20 que se impulsó bajo el patrocinio de Manuel Vicente Villarán y la reforma educativa en el gobierno de Juan Velasco Alvarado.

Reforma civilista

La ley orgánica de enseñanza No 4004 de 1920 expresa la  victoria del civilismo en materia educativa.Esta reforma educativa es precedida por el debate entre Alejandro Deustua y Manuel Vicente Villarán.El doctor Walter Peñaloza en “Siglo XX: Balance de nuestra educación” (Derrama Magisterial,Lima , 2000).[2]

Para Deustua el problema de la educación nacional reside en la educación de elites , es decir, de las clases dirigentes, las del privilegio hereditario.Consideraba que el valor de la libertad no educa ;que la educación consiste en la realización de valores; que el trabajo no educa, el trabajo enriquece, da destrezas con el hábito, pero está encadenado a móviles egoístas que constituyen la esclavitud del alma.

Al referirse a la controversia entre Deustua y Villarán, José Carlos Mariátegui afirmó: En la etapa de tanteos prácticos y escarceos teóricos que condujo, lentamente, a la importación del sistema y técnicos norteamericanos, el doctor Deustua representó la reacción del viejo espíritu aristocrático, más o menos ornamentado de idealismo moderno. El doctor Villarán formulaba –en un lenguaje positivista- el programa del civilismo burgués y, por ende, demoliberal; el señor Deustua encarnaba, bajo un indumento universitario y filosófico de factura moderna, la mentalidad del civilismo feudal de los encomenderos virreinales La reforma de 1920 señala el triunfo de Villarán así como el predominio de la influencia norteamericana. La gestación de esta ley y su aplicación cubre los dos gobiernos de Augusto B. Leguía. Según Enrique Gonzáles Carré y Virgilio Galdos Gutiérrez (Historia de la educación en el Perú; en Historia del Perú, Editorial Mejía Baca)[3]

La reforma de la educación peruana

El 3 de octubre de 1968 se produce un golpe militar. El reformismo militar estimaba que era urgente introducir modificaciones estructurales que permitieran atenuar las grandes desigualdades sociales, especialmente en el campo, reestructurar la economía sobre la base de un estado fuerte, hasta terminar con la estructura del poder oligárquico tradicional y el control directo del capital extranjero o economía de enclave. Buscaba impedir la insurrección popular y afianzar la seguridad frente al exterior. En estas circunstancias se desarrolla la reforma educativa más radical de la historia del país. Augusto Salazar Bondy (La educación del hombre nuevo, 1976)[4]​ sostuvo que “no habrá efectiva transformación social ni podrá establecerse un nuevo tipo de ordenación de la vida nacional, capaz de superar los vicios crónicos del subdesarrollo, si la educación no sufre una reforma profunda, paralela a las demás reformas sociales y económicas que se hallan en curso. Estas buscan cancelar los lazos de dominación interna y externa, eliminar la dicotomía concentración-marginación que Morillo Miranda, Emilio: Reformas Educativas en el Perú del Siglo XX OEI – Revista Iberoamericana de Educación 4 afecta la distribución del poder y la propiedad en el Perú, y vencer la persistente incomunicación interna”.

La reforma educativa (D.L. 191326) estableció una nueva estructura del sistema educativo orientado por los siguientes fines:

1.-El trabajo adecuado al desarrollo integral del país.

2.- El cambio estructural y el perfeccionamiento permanente de la sociedad peruana.

3.-La autoafirmación y la independencia del Perú dentro de la comunidad internacional.

La estructura del sistema educativo comprendió: educación inicial, educación básica regular y laboral, educación superior: las ESEP en el I ciclo, las universidades en el II ciclo y el Instituto Nacional de Altos Estudios en el III ciclo; otras modalidades: calificación profesional extraordinaria, educación especial y extensión educativa.

Se definió la concepción de currículum integral integrada por los siguientes componentes: conocimientos, actividades, capacitación para el trabajo y orientación del educando. Planteó la revaloración de la mujer, la coeducación, la educación bilingüe, la oficialización del quechua y el sistema de nuclearización de la educación nacional como organización comunal de base para la cooperación y gestión de los servicios educativos y la promoción de la vida comunal en un ámbito territorial determinado. Sin embargo, la reforma de la educación fracasó, entre otras razones: por la oposición del gremio magisterial y la política de enfrentamiento y represión del gobierno, el burocratismo y verticalismo imperante. El proceso de cambio impulsado por los militares canceló la dominación oligárquica terrateniente, asimismo colocó las bases para la consolidación de la hegemonía de la gran burguesía con una economía dependiente orientada a la exportación. La reforma educativa encontró aquí los límites mayores de su realización (Emilio Morillo Miranda, La luz apagada, un siglo de políticas educativas, 1994). Después vino el desmontaje de la reforma con el gobierno militar de Morales Bermúdez. El gobierno de Belaúnde Terry, con la ley 23384 denominada Ley General de Educación, en 1982, en sus aspectos medulares vuelve al pasado, es decir, a la ley de 1941. El gobierno aprista (1985-1990) formuló cinco proyectos educativos; ninguno de ellos se promulgó.

Referencias[editar]