Usuario:Rosarino/Anateoresis

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La anateoresis es una técnica inventada y promocionada por el periodista y parapsicólogo español Joaquín Grau (1928-). Según su autor, el término anatheóresis significaría ‘mirar hacia atrás contemplando el pasado y exhumarlo, traerlo al presente, comprendiendo’.[1]​ Grau la denominó así para diferenciarla de otras técnicas hipnóticas regresivas, ya que considera la anateoresis como todo un cuerpo doctrinal, y sin incluir creencias ni doctrinas metafísicas.[2]

Descripción[editar]

Grau define la anateoresis como una técnica de carácter perceptivo, que considera la enfermedad como una disfunción física o psíquica de origen emocional. Manifiesta que realiza su labor induciendo, mediante una relajación simple pero profunda y sin la administración de drogas ni empleando aparataje electrónico, un estado mental no ordinario de conciencia llamado IERA (inducción al estado regresivo anateorético). Supone que en ese estado ―a través de regresión de edad― es posible indagar en la conciencia oculta, los daños emocionales originados fundamentalmente en el periodo intrauterino, en el parto y en la niñez, desde el nacimiento hasta los 7 a 12 años aproximadamente. Expone también, que la indagación se realiza por analogía con la situación emocional del sujeto respecto a su disfunción. Considera además, que esos daños, que a lo largo de su vida se han transformado en disfunciones físicas o psíquicas, al salir a la luz de la conciencia mediante la sincronización de los hemisferios cerebrales, el derecho con su capacidad de vivenciar ―ver y sentir― los hechos causantes de esos daños emocionales y el izquierdo con la comprensión de las causas de esa sintomatología producida por ellos ―somatización―, posibilitaría que se disuelvan dichos efectos y por tanto la enfermedad.

Grau dice que la anateoresis es una técnica perceptiva pues trabaja a nivel psíquico con la información que el sujeto recibe, procesa e interpreta. Pero considera que la manera de percibir esa información, será diferente en función del desarrollo ontogénico, y por ello, divide esa capacidad en seis niveles distintos, a los que llama EP (estadios de percepción). Esos estadios, a su vez, estarían íntimamente ligados a la génesis y maduración de los distintos ritmos de ondas cerebrales y por ende al desarrollo cerebral.

Partiendo del supuesto que existe algún tipo de percepción intrauterina,[3]​ Grau señala que la enfermedad es la manifestación de una sintomatología, causada por la actualización analógica de daños emocionales ocasionados por hechos acaecidos en los cuatro primeros EP (estadios de percepción), que abarcan desde la concepción hasta los 7 a 12 años de edad, momento en que los ritmos de ondas beta cerebrales empiezan a ser predominantes.[4]

Cree que la mayor parte de los daños emocionales se originan en esos estadios, porque hasta la edad de 7 a 12 años, no se produciría la maduración del HI (hemisferio izquierdo) del cerebro y de sus ondas cerebrales asociadas (ondas beta) y, por tanto, el sujeto viviría fundamentalmente bajo las características del HD (hemisferio derecho) y de sus propios ritmos (delta, theta y alfa). Principalmente de sus cualidades holísticas, evocadoras de simbología, emocionales, analógicas, etc. Pero al imponerse el hemisferio izquierdo y gobernar bajo sus propias cualidades; causalidad, dualidad, análisis, razonamiento, unidimensionalidad, etc., conllevaría un efecto demoledor, puesto que ocultaría en gran medida los acontecimientos ocurridos y sus emociones asociadas durante el predominio del hemisferio derecho. Por ello, la mayoría de los impactos emocionales vividos hasta ese tiempo, quedarían supuestamente encerrados y olvidados, creando un sustrato emocional en forma de embolsamientos altamente energéticos que en un futuro podrían estallar y somatizar.

Por todo ello, considera que la enfermedad, básicamente, proviene de la no aceptación de la lateralización cerebral, es decir del supuesto enfrentamiento entre el hemisferio izquierdo y el derecho.[5]​ La enfermedad sería desarmonía y su cura supondría la sincronización de los hemisferios. Por eso, estima la necesidad de intervenir en esa mente dicótoma, que implica la distinta percepción y concepción del mundo en las etapas intrauterina, preverbal e infantil y en la de adulto, para así poder recrear una armonización entre esos dos universos.

Los impactos emocionales los divide en IAG (impacto analógico gratificante) e IAT (impacto analógico traumático). Y ambos forman por analogía cúmulos, los CAG (cúmulos analógicos gratificantes) y los CAT (cúmulos analógicos traumáticos). También señala, que todos esos impactos ―traumáticos y gratificantes― crearían la BO (biografía oculta) del sujeto, que condicionará y conformará su personalidad, pensamiento, gustos, tendencias sexuales, su capacidad de acción y elección, etc., es decir, toda su vida.

Y estima que son precisamente los IAT (impactos analógicos traumáticos) y CAT (cúmulos analógicos traumáticos), los que pueden actualizarse analógicamente mediante una activación patológica, proceso al que llama AP (actualización patológica), degenerando en lo que se conoce como enfermedad. Señala también, que es posible que en ciertos casos, un CAG (cúmulo analógico gratificante) muy intenso pueda dañar. Para resolver esas enfermedades o disfunciones, la anateoresis sostiene que hay que sacar a la conciencia los CAT (cúmulos analógicos traumáticos) y, en algunos casos, los CAG que las han generado. Es decir, habría que enfrentar la conciencia del sujeto con el origen primario de su somatización.

Para realizar la técnica, indica que se debe inducir en el sujeto un estado no ordinario de conciencia, llevándolo mediante relajación profunda a la banda inferior de ritmos de ondas theta (unos 4 hercios). A dicho estado lo denomina IERA (inducción al estado regresivo anateorético). Y considera, que al inducir el IERA en el sujeto, se produciría un estado mental más libre, más infantil, caracterizado por imágenes mentales espontáneas e intensas, y un pensamiento creativo e imaginativo, a la vez que una sincronización de los dos hemisferios, al igual que ocurre en la meditación.[6][7]​ Expone que en dicho estado, el sujeto no pierde la conciencia y no se produce amnesia poshipnótica, como sí ocurre en la hipnosis profunda.[8][9]​ Por tanto, la persona sería consciente en todo momento y podría salir de la sesión cuando quisiera.

Estando el sujeto en dicho estado, afirma que se puede inducir una regresión de edad mediante de una serie de técnicas relativamente simples, de estrategias mucho más elaboradas ―basadas en escenografías arquetípicas y simbólicas― y de un concreto y muy preciso diálogo con el sujeto, en el que hay que evitar ante todo las cualidades del (hemisferio izquierdo) ―razonamiento, análisis, causalidad, etc.― y que denomina DA (dialéctica anateorética). Pero señala, que inducida la relajación IERA (inducción al estado regresivo anateorético), la actitud emocional y algunas escenografías, sólo el sujeto es el que guiará a las situaciones reales y concretas de su pasado.

La anateoresis entiende la «regresión de edad» según el concepto referenciado en psicología,[10][11][12]​ hacer retroceder mentalmente al sujeto a etapas anteriores en su vida, y no en el sentido clásico de las «terapias regresivas a vidas pasadas» (Brian Weiss, Raymond Moody, etc.)(en:Past life regression).

Las técnicas de regresión de edad consisten en guiar al cliente mientras se remonta en el tiempo hasta alguna experiencia para reexperimentarla (se denomina «revivificación») como si estuviera sucediendo aquí y ahora, [...]. En la revivificación el cliente está inmerso en la experiencia, reviviéndola de modo muy parecido a como cuando se fue incorporando en la memoria en el momento en que realmente ocurrió.
Michael D. Yapko[13]

Pero indica que en ocasiones se puede emplear en la técnica esa regresión a vidas pasadas, señalando que, para la anateoresis, no es otra cosa que una proyección simbólica de los contenidos emocionales. Pero no entra a valorar la validez de tales proyecciones, aunque sí indica que podrían conllevar una atmósfera emocional y por ello la pueden utilizar como test y como estrategia escenográfica.

Con todo ello se trataría de encontrar los daños y a la vez actualizarlos, es decir, sacarlos a la luz del discernimiento del sujeto, pero de forma ordenada y no explosiva. Es lo que llama AA (actualización anateorética), en contraposición a la AP (actualización patológica) que se produciría al actualizarse y estallar los daños de forma incontrolada. Y considera que dicha AA (actualización anateorética), sería la forma de disolver los CAT (cúmulos analógicos traumáticos) que enferman al sujeto, o que en un futuro pudieran enfermarlo. Pero aclara, que el sujeto no sólo debe visualizar las situaciones y hechos que conforman esos CAT, sino que debe vivenciarlos, es decir, verlos y sentirlos.

Por otra parte, advierte que no siempre aparecerían las situaciones tal y como se produjeron en su día, sino que podrían emerger distorsionadas, disfrazadas o transformadas, ya sean los hechos en sí mismos o las personas que intervienen en ellos, dado que al indagar en su BO (biografía oculta), estaríamos en unos EP (estadios de percepción), en los que considera que tales hechos son percibidos en forma altamente emotiva y subjetiva. Es lo que llama «verdad sentida». Una verdad asumida por el sujeto que puede dañarlo, aunque dicha verdad sentida ―recalca― podría y debería ser transformada en hechos reales.

En la adquisición de esta verdad subjetiva entran tanto las posibilidades como las limitaciones sensoriales, pero una vez incluida la información en nuestro sistema mental, su conservación y el estado de esta puede estar influido por factores como el olvido, la imaginación, la fantasía… y en algunos casos la realidad sentida se genera en nuestro interior.
Dr. Enrique Laborda (especialista en Medicina nuclear)[14]

Igualmente ocurriría cuando, supuestamente, el sujeto evoca símbolos, dado que en esos primeros EP (estadios de percepción) ―sobre todo hasta la época preverbal―, los hechos serían percibidos como representaciones altamente simbólicas. No obstante, también podrían y deberían ser transformados en hechos concretos y reales, que corresponderían a las emociones de las que esos símbolos ―y su sintaxis mitológica―[15][16]​ serían expresión. Pero precisa, que la transformación de esos símbolos, al igual que en las Verdades Sentidas, solo debería efectuarla el sujeto, puesto son imágenes analógicas de las situaciones y personas concretas, construidas en esos primeros EP (estadios de percepción).

...aparte de las consideraciones morales o de teoría física de un hecho, que no se tendrán en cuenta en el momento del acto anateorético, lo que el paciente debe encontrar y enfrentar es aquello que ha creído como cierto desde el momento que lo sintió hasta el actual.
Enrique Laborda.[14]

Básicamente, lo que se llevaría a cabo por tanto, según la anateoresis, sería una sincronización de los hemisferios cerebrales, en el que a través del HD (hemisferio derecho) se exhumarían los daños emocionales que nos enferman y mediante el HI (hemisferio izquierdo) se produciría una comprensión profunda de las causas de esos daños. Pero señalando que dicha comprensión, sería mucho más que entender de manera mental y razonada, sino metabolizando lo entendido, sería saber como conocimiento profundo y sería empatizar consigo mismo.

Consideraciones[editar]

La anateoresis considera la mente como un todo con el cuerpo y por tanto lo condiciona en todo momento, no cree que haya enfermedad puntual y concreta. Siendo esta la sintomatología de la situación patológica-emocional profunda del sujeto. Por ello, indica que no cura enfermedades sino enfermos y que debe dirigirse directamente al sujeto, ya que él es la enfermedad y no a la enfermedad en sí.

Por otra parte, algunos profesionales sostienen que su campo de actuación se encuentra restringido. Un estudio realizado por el Dr. Luis de la Vega parece haber demostrado, según señala, que realizadas unas cuantas sesiones durante el embarazo, las madres no presentaban cuadros de depresiones postparto.

Si esta nueva terapia anatheorética, que se viene aplicando a nivel privado [...] la pudiésemos aplicar en las tipificaciones psicológicas de los criminales y delincuentes, nos abriría la oportunidad de poder demostrar su eficacia en el campo de los diversos fenómenos criminógenos.
José Carrasco y Ferrando (doctor en Criminología)[17]

No recomiendan realizar esta terapia a sujetos con menos de 15 o 16 años, debido a que trabaja con estados no ordinarios de conciencia en la banda theta, puesto que hasta esa edad se mantiene una importante producción de dichos ritmos, y teóricamente podría provocar una reacción que activara sus embolsamientos patológicos emocionales.

Tampoco la recomiendan a embarazadas o mujeres que pueden quedar encintas en un corto plazo, ya que las actualizaciones analógicas de daños podrían ser asumidas por el nonato como impactos traumáticos. Indica, no obstante, que sí se recomienda a dichas personas unas cuantas sesiones a lo largo de su embarazo, sin inducir a la banda theta y sin tratar de encontrar o resolver enfermedad alguna, sólo se trataría de poner en contacto a madre e hijo y en las que la madre, según los practicantes, adquiriría una conciencia del ser que lleva dentro como nunca ha sentido y además conllevaría los beneficios que se han descrito en el estudio del Dr. Luis de la Vega.

Si la aconsejan para aquellas mujeres que deseen tener un hijo a medio o largo plazo, puesto que una liberación de posibles daños impediría la transmisión de ellos a sus hijos.

Finalmente no la recomiendan a personas con patologías cardiovasculares, porque señalan que aunque los sujetos sometidos a la terapia no parecen sufrir ningún cambio en sus constantes fisiológicas, a priori no pueden descartar que inmerso en una situación altamente catártica, salga del estado IERA (inducción al estado regresivo anateorético) y entre en un estado de alta excitación en vigilia, que pudiera provocar un desenlace no deseado.

Señalan también, que las personas en tratamiento de algunos psicofármacos, pueden tener dificultades para poder efectuar la terapia, tanto para alcanzar el estado IERA (inducción al estado regresivo anateorético), como a la hora de poder vivenciar. Destacan los antipsicóticos, los antiepilépticos y los ansiolíticos y antidepresivos cuando van asociados a los dos primeros.


Véase también[editar]

Notas[editar]

  1. Grau, Joaquín: Tratado teórico-práctico de anatheóresis: las claves de la enfermedad. Joaquín Grau Martínez, 1996; ISBN 8460557202. Pág. 5
  2. Grau, Joaquín: Tratado teórico-práctico de antheóresis: las claves de la enfermedad. Joaquín Grau Martínez, 1996; ISBN 8460557202. Págs. 13-16
  3. Odent, Michel: La vida fetal, el nacimiento y el futuro de la humanidad. Ob Stare, 2008. ISBN 978-84-935259-6-5.
    McCarty, Wendy Anne: La conciencia del bebe antes de nacer: un comienzo milagroso. México: Pax México, 2008. ISBN 978-968-860-829-6.
    Verny, T. R.; y Kelly, J.: La vida secreta del niño antes de nacer. Urano, 2009. ISBN 978-84-7953-713-5.
    Tomatis, Alfred: Nueve meses en el paraíso. Plaza & Janés, 1996. ISBN 978-84-89095-10-6.
    Nathanielsz, P. W.: Life in the womb: the origin of health and disease. Promethean Press, 1999. ISBN 978-0-916859-56-5.
    Lipton, Bruce H.; y Bhaerman, E.: La biología de la transformación: Como apoyar la evolución espontánea de nuestra especie. La Esfera de los Libros, 2010. Págs. 57-74. ISBN 978-84-9734-986-4.
  4. Laibow R.: «Medical applications of neurofeedback». En: Evans R., et al.: Introduction to quantitative EEG and neurofeedback. Academic Press, 2008. ISBN 978-0-12-374534-7. Págs. 93-101
  5. Gazzaniga, Michael: The bisected brain. Estados Unidos: Appleton Century Crofts, 1970. ISBN 0-390-35278-0.
    Springer, S. P. y Deutsch, G.: Cerebro izquierdo, cerebro derecho. Ariel, 2001. ISBN 84-344-0892-9.
    Odent, Michel: El bebé es un mamífero. Ob Stare, 2009. pp. 95-91. ISBN 978-84-936237-8-4.
    Wompner G., F. H.: La inteligencia holística. Parnass, 2009. Pág. 24. ISBN 978-84-937125-3-2.
    Roger W. Sperry. citado en Peake, Anthony: ¿Somos inmortales?. Kairós, 2009. Pág. 248. ISBN 978-84-7245-711-9.
    Roland Puccetti. citado en Peake. op. cit. Pág. 251.
  6. Laszlo, Ervin: El cosmos creativo. Kairós, 1997. ISBN 978-84-7245-377-7. Pág. 268
  7. Laszlo, Ervin: El cambio cuántico. Kairós, 2009. ISBN 978-84-7245-704-1. Pág. 145-147.
  8. Yapko, Michael: Tratado de hipnosis clínica. Palmyra, 2008; ISBN 978-84-96665-34-7. Pág. 178, 378-382
  9. Ramos Gascón, Carlos: Hipnosis y psicoterapia. EDAF, 2002. ISBN 84-414-1050-X. Pág. 104-110
  10. Yapko: op. cit. Pág. 358-372
  11. Ramos Gascón: op. cit. Pág. 78, 95, 119, 120, 122
  12. Markham, Ursula: Hipnosis. Everest, 1987. ISBN 84-241-2912-1. Pág. 34-39
  13. Yapko. op.cit. pág. 360
  14. a b «La verdad sentida», artículo del Dr. Enrique Laborda en el sitio web Grau-Anatheoresis.
  15. Jung, Carl.G.: Arquetipos e inconsciente colectivo. Buenos Aires: Paidós, 1970; ISBN 84-7509-121-0.
  16. Fromm, Erich: El lenguaje olvidado. Madrid: Hachette, 1957.
  17. «Las tipificaciones de los criminales y delincuentes», artículo del Dr. José Carrasco y Ferrando en el sitio web Grau Anatheoresis.

Bibliografía[editar]

Bibliografía anateorética[editar]

Enlaces externos[editar]