Usuario:Soledesamper/Taller

De Wikipedia, la enciclopedia libre

El Museo Nacional de Colombia fue creado a través del decreto 117 del 28 de julio de 1823, apenas cuatro años después de ser auto proclamada como República, tras los acontecimientos militares que expulsaron a los españoles que pretendían retomar el dominio monárquico sobre el territorio. Debido a los intereses de la Ilustración, que en este lugar se vieron reflejados en esfuerzos como la Expedición Botánica de José Celestino Mutis, de la cual salieron figuras como Francisco José de Caldas que impulsaron dicha revolución. Propiciando los ideales independentistas, el Museo Nacional inició su historia con una colección enfocada en la riqueza natural del país.

La idea de crear un museo surge como la iniciativa de encajar en un espacio las diversas muestras que procedían de las expediciones realizadas por el gobierno sobre el territorio nacional, las riquezas con que contaba el territorio y las muestras etnográficas procedentes de todo el país. A finales del siglo XIX, las narrativas del museo habían ido variando, siendo uno de los resultados el afianzar el carácter histórico del mismo, empezando a dejar de lado su naturaleza científica con que había iniciado su trayectoria. En aquel momento, su sede era la Casa de las Aulas (actual ubicación del Museo Colonial) entre 1845 y 1913, para después ser trasladado al Pasaje Rufino donde funcionaría entre 1913 y 1922. Posteriormente, entre 1923 y 1942 el Museo funcionó en el Edificio Pedro A. López.

La Regeneración en 1881 concibió el museo como un espacio civilizador. Sus funciones consistían en facilitar herramientas correspondientes al progreso esperado en el país a través de la exhibición de las riquezas, el enaltecimiento de las efemérides históricas y las ciencias naturales.[1]

La transformación que vivió el espacio correspondió con las transiciones que vivía Colombia, puesto que, la industria fue adquiriendo un lugar cada vez más destacado dentro de la economía nacional, que ya no era únicamente rural. Miguel Antonio Caro fue el encargado de este espacio en el periodo de 1880 a 1884, así como de los historiadores Ernesto Restrepo Tirado y Gerardo Arrubla, siendo algunos de los directores durante diferentes períodos en las primeras décadas del siglo XX. Durante este espacio de tiempo los acervos de las colecciones fueron creciendo.

Desde algunas perspectivas, la utilización de este espacio de acuerdo a los fines históricos y representativos que fue adquiriendo, con el pasar de los directores quienes lo encaminaban para tener relación directa con el proyecto nacional y la construcción de su símbolos, la forma en que se fueron administrando las colecciones correspondía precisamente con la diferenciación del pasado y el presente en función del lugar que ocupaban los “otros” en la historia patria, diferenciando de esta forma el espacio social dentro de los símbolos y la narrativa histórica oficial. Estas representaciones de lo que en esta narrativa se llama “nosotros” estuvieron ligadas por las concepciones históricas de la Academia de Historia y la perspectiva artística de la Escuela Nacional de Bellas Artes:

“A través de la academia se debía configurar entonces una representación de la nación compuesta por tres partes diferenciadas: las antigüedades, la historia patria y las tribus indígenas; como se analizará más adelante, tal división da cuenta de la manera como se dispusieron las nociones sobre el pasado y el presente nacional: de un lado la historia de los otros estudiada a través de los objetos y, de otro, la historia de un nosotros englobada bajo el título de historia patria; y, en una clasificación aparte, lo concerniente a las tribus del presente, [...] La idea era que el museo pasara de ser un gabinete de curiosidades en el que reposaban todo tipo de objetos, a convertirse en un centro en el que se conservaran las piezas originales que, desde la percepción de ciertos grupos de letrados, eran fundamentales para representar la nación. En este sentido, en el reglamento del museo de 1905, se estipuló la cooperación que debían prestar la Academia Nacional de Historia y la Escuela de Bellas Artes para verificar la autenticidad de los objetos que este albergaba”[2]

El Museo, de acuerdo a la evolución discursiva y de utilidad que presenta desde su fundación hasta finales del siglo XIX, articula en sus exposiciones el discurso oficial nacional respecto de la Historia que surge como aliada de la construcción de la nación, desde la perspectiva regeneradora. Así, las representaciones que aparecen en este espacio corresponden a la visión hegemónica de la nación y su discurso guiado desde la moral de la élite y sus limitaciones que imponía hacia la identidad nacional.

El desarrollo del museo tiene una relación directa con la evolución del arte en Colombia, sus usos y la creación de otros espacios museales. Por ejemplo, al comienzo del siglo XX gracias a la creación de la Escuela Nacional de Bellas Artes que permitió de alguna manera diferenciar la relación de la destreza manual y la creatividad, se creó el Museo de la Escuela de Bellas Artes en la Universidad Nacional con base en las colecciones artísticas del Museo Nacional.[3]

Así mismo el artículo 21 de la ley 47 de 1920[4]​ reglamentó que el Ministro de Gobierno sería el encargado de dictar las disposiciones necesarias para dotar al Museo de la Quinta de Bolívar, por lo cual objetos relacionados con la vida de Simón Bolívar que se encontraban en el Museo Nacional fueron destinados a la creación de este espacio.

Cuando se estableció el Museo Nacional en su sede actual, las colecciones que habían ido al Museo de Bellas Artes y al Museo Arqueológico y Etnográfico volvieron a su lugar original de procedencia

  1. Rincón, Carlos (2015). Avatares de la memoria cultural en Colombia. Formas simbólicas del Estado, museos y canon literario. Editorial Pontificia Universidad Javeriana. 
  2. Perez Benavides, Amada Carolina (2015). Nosotros y los otros. Las representaciones de la nación y sus habitantes. Editorial Pontificia Universidad Javeriana. p. 103. 
  3. «Origen varios museos». 
  4. «Ley 47 de 1920».