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El Manifesto Cyborg es un ensayo escrito por Donna Haraway, en el cual por medio de la sátira, busca establecer una alternativa hacia el feminismo existencialista, a la vez varias corrientes ideológicas en los años 70, para lo cual afirma que no existe nada en el hecho de ser “mujer” que una de manera natural a las mujeres, tan solo afinidades políticas basadas en lo que denomina “conciencias opositivas." [1]​, conocido por generar gran controversia en el mundo académico y feminista ya que propone erradicar el género, es precisamente por esto que la idea del cyborg es tan ad hoc al contexto, un ser fusionado-confundido entre hombre-máquina que no necesita de distinciones,

Puntos principales[editar]

Haraway comienza el manifiesto explicando tres quiebres elementales desde el siglo XX, que han permitido a su híbrido: el cyborg, es el quiebre de la división entre lo humano y lo animal, animal-humano y máquina, y lo físico y no físico. La evolución ha difuminado la linea entre humano y animal, impulsado por los movimientos culturales en favor de los animales, las máquinas se encuentran inquietamente más vivas y nosotros aterradoramente inertes, las lineas entre lo natural y lo artificial son ambiguas; y los microelectronicos y la invisibilidad política de los cyborgs han confundido las lineas de lo físico.

Problemas con postulados patriarcales occidentales[editar]

Haraway recalca las problemáticas y las justificaciones de las tradiciones occidentales como el patriarcado, colonialismo, esencialismo, y naturalismo (entre otros). Estas tradiciones permiten la formación problemática de taxonomías y lo que Haraway llama, "dualismos antagónicos" que rigen el discurso occidental. Estos dualismos, aclara Haraway, "han sido todos sistémicos para las lógicas y las prácticas de dominación de las mujeres, de las gentes de color, de la naturaleza, de los trabajadores, de los animales...todos los que fueron constituidos como otros". Menciona que los dualismos más importantes son: yo/otro, mente/cuerpo, cultura/naturaleza, hombre/mujer, civilizado/primitivo, realidad/apariencia, todo/parte, agente/ recurso, constructor/construido, activo/pasivo, bien/mal, verdad/ilusión, total/parcial, Dios/hombre. Explica que estos dualismos están en competencia uno con otros, creando relaciones paradójicas de dominación. Sin embargo, la cultura de la alta tecnología desafía estos dualismos.

Teoría Cyborg[editar]

La teoría cyborg de Haraway rechaza las nociones del esencialismo, proponiendo a la vez un mundo quimérico, monstruoso de fusiones entre animales y máquinas. La teoría cyborg se sustenta en escritos como "la tecnología de cyborgs" y afirma que "La política de los cyborgs es la lucha por el lenguaje y contra la comunicación perfecta, contra el código que traduce a la perfección todos los significados, el dogma central del falogocentrismo." En vez, el cyborg de Haraway llama a una metáfora no esencializada, semiótica, capaz de unir todas las coaliciones políticas en planos de afinidades más que identidades. Siguiendo a feministas Lacanianas como Lice Irigaray, el trabajo de Haraway refiere a la brecha entre el discurso feminista y el lenguaje dominante del patriarcado occidental. Como lo explica Haraway, "la gramática es la política por otros medios" y las políticas efectivas solo se hablan en el lenguaje de la dominación.

Como ella detalla en un gráfico de los cambios paradigmaticos de epistemologia moderna a posmoderna dentro del Manifiesto[2]​.

Criticas al feminismo tradicional[editar]

Haraway discrepa con algunas feministas tradicionales, quienes buscan posicionar a la mujer por sobre el hombre, esto se ve reflejado en comentarios describiendo como "de alguna manera las mujeres sustentan mejor la vida diaria, y por eso epistemologicamente tienen una posición potencialmente privilegiada." Las miradas del feminismo tradicional operan bajo la premisa absoluta de que todos los hombres son de una forma, y las mujeres de otra, mientras que "la teoría cyborg de partes y todos" no desea explicar fenómenos en una teoría total. Haraway sugiere que feministas deberían ir más allá del naturalismo y el esencialismo, criticando las tácticas feministas como "políticas identitarias" que victimizan a aquellos excluidos, y propone que es mejor, estrategicamente, confundir identidades.[2]

Llamado a la acción[editar]

Haraway llama a la revisión del concepto de género, alejarse del esencialismo patriarcal occidental y hacia "el sueño utópico de la esperanza por un mundo monstruoso sin género" aclarando que " Los cyborgs pueden considerar más seriamente el aspecto parcial, fluidos del sexo y de la encarnación sexual. El género, después de todo, podría no ser la identidad global, incluso si tiene anchura y calado histórico." (revisar) Haraway también llama por una reconstrucción de identidad, ya no dictaminada por el naturalismo y la taxonomía, si no que por afinidad, en la que los individuos pueden construir sus propios grupos por opción. De este modo, los grupos podrían construir una "especie de identidad postmodernista a partir de la otredad, de la diferencia y de la especificidad." como forma de contrarrestar las tradiciones occidentales de identificación exclusiva.

Ciberfeminismo acorde a Haraway[editar]

El nuevo feminismo, según Haraway, debería dirigirse a las mujeres que ocupan las posiciones laborales privilegiadas, principalmente en la tecnología y en la producción científica. Una política que debe huir del totalitarismo, de la explicación completa, lo cual no es más que una forma de dominación y de imperialismo. El nuevo feminismo debe estar adaptado al entorno ambivalente, fluido, mixto y contradictorio de la informática de la dominación. Un entorno donde no tienen sentido las dualidades, sino las relaciones entrelazadas de las redes. Haraway describe una pintura de la mujer dentro de la informática de la dominación, destacando una serie de espacios (hogar, mercado, puesto de trabajo remunerado, estado, escuela, clínica-hospital e iglesia) donde la clave está precisamente en la ausencia de “lugar”, de un espacio de identificación de un yo unitario. Antes al contrario, lo remarcable es la ambivalencia, la multiplicidad de valores y las contradicciones: “la consecuencia es la dispersión; la tarea es sobrevivir en la diáspora”... todo ello es especialmente visible en ciertos espacios de contradicción: el hogar, el mercado, el puesto de trabajo remunerado, el Estado, la escuela, la clínica-hospital o la iglesia.[1]

Crítica al ciberfeminismo actual[editar]

El ciberfeminismo toma como referente el Manifiesto cyborg, pero logra articularse y concretarse gracias al trabajo de VNS Matrix y su publicación El manifiesto ciberfeminista del siglo XXI [3]​, al acuñar al Manifiesto dentro de su discurso y usarlo como estandarte para proclamar la teoría del cyborg como una propuesta neo-feminista. Sin embargo, Haraway en su manifiesto no solo proclama la idea de un quiebre en la imagen de la mujer "diosa" si no que presenta una serie de críticas sociales, Haraway denuncia otras muchas situaciones amenazadoras para la mujer, como hemos visto, sobre las cuales no se hace incidencia. Haraway habla de la informática de la dominación, de la feminización del trabajo, de lo vulnerable que se está volviendo la situación de la mujer en virtud de las nuevas tecnologías, de la ruptura de paradigmas dicotómicos, de la ausencia de un topos para la mujer dentro del circuito integrado, de cómo todo ello está afectando a su sexualidad, a su reproducción, a su vida privada y social. Haraway pide la construcción de un ciberfeminismo socialista que luche contra todo ello [1]​. Sin embargo, el trabajo de VNS Matrix enfoca y desvía la atención a lo extravagante del discurso, enfocándose netamente en lo cyborg, ocasionando que respecto al movimiento, frases como “prefiero ser un cyborg a ser una diosa” y “el clítoris es una línea recta hacia la matriz”[4][5]​ se transformen en lo más rescatable por parte del movimiento transformándolo en una tesis que usa la expresión artística como un medio para un fin.

Sin embargo, es a producto de esta transformación, que surge el llamado "Cybergrrl-ism", movimiento acuñado bajo la expresión artística ácida y provocadora, lo componen las llamadas Webgrrrl, Riotgrrl, Guerrila Girl, Bad Grrl, Plantegrrl, Geekgrrl, etc., las cuales transmiten la idea de que las normas impuestas ya dejan de estar vigentes, que las chicas están en guerra, que son las chicas disturbios, que son malas y están enojadas, lo cual se ve a través del "riot" y sufijo onomatopéyico "grrl" de cólera, las cuales usan la sátira y la ironía como enfoque en su discurso.

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. a b c Anta Félez, José-Luis; Rodríguez, Matilde Peinado; Manso, Almudena García (3 de abril de 2016). «CYBORG Y EDUCACIÓN, UN DEBATE FEMINISTA INCONCLUSO». Revista Barataria 0 (14). ISSN 2172-3184. doi:10.20932/barataria.v0i14.103. Consultado el 1 de julio de 2016. 
  2. a b Haraway, Donna (1995). «6». Ciencia, cyborgs y mujeres. España: Ediciones Cátedra, S. A. ISBN 84-376-1392-2. Consultado el 01/07/2016. 
  3. «VNS Matrix / Cyberfeminist Manifesto». www.sterneck.net. Consultado el 4 de julio de 2016. 
  4. Romero, Diana Fernández. «Ciberfeminismo, o cómo el cíborg y las chicas disturbio subvierten Matrix». Consultado el 4 de julio de 2016. 
  5. García Manso, Almudena (14 de julio de 2007). «CYBORGS, MUJERES Y DEBATES. EL CIBERFEMINISMO COMO TEORÍA CRÍTICA». Revista Barataria (en inglés) 0 (1). ISSN 2172-3184. doi:10.20932/barataria.v0i8.202. Consultado el 4 de julio de 2016.