Usuario:Yosoynanaista/Taller

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El nanaísmo es un movimiento de vanguardia originado y desarrollado en las primeras décadas del siglo XXI que, ante una época de pérdida de valores y conciencia, se rebela contra los síntomas más negativos de la modernidad para recuperar la importancia de la cultura como base del ser y del saber.

El nombre fue acuñado en 2014 a partir de la expresión castiza  ná de ná (nada de nada) que simboliza el nihilismo de la modernidad y el vacío de conocimientos y valores. El término supone pues un juego de palabras que consigue enlazar la base costumbrista del nanaísmo con su etimología.

Ese mismo año comenzaron a redactarse los principios fundamentales nanaístas, que finalmente salieron a la luz en 2016 bajo un manifiesto que aúna las aportaciones de diferentes figuras reconocidas del nanaísmo.

Preámbulo del manifiesto[editar]

Inspirado por las vanguardias de principios del siglo XX, el Nanaísmo surge como protesta ante la degradación cultural, y sobre todo ética, de nuestra actual sociedad. No sólo se vive una crisis económica, sino también de valores. Reina un nihilismo agudo. El mundo se empobrece en mitad de un gran estrépito. La sociedad ha dejado de leer, teme al silencio y establece conductas gregarias. Consternados ante esta situación, los nanaístas, tanto creadores como partidarios, son unos rebeldes de la negación.

Para Camus, el hombre rebelde era aquel que sabía decir "no". La rebelión va acompañada de la sensación de tener uno mismo, de alguna manera y en alguna parte, razón. Esto es: "la rebelión tiene su origen en la conciencia, en el saber".

De esta íntima seguridad de que el Estado del Bienestar ha creado un gran rebaño de estómagos agradecidos donde reina la anomia, el relativismo moral y la apatía, los nanaístas, un grupo de rebeldes desde la conciencia del saber, defienden el siguiente manifiesto.

Manifiesto[editar]

1. Reivindicamos el Surrealismo español

Aunque sorprenda, el surrealismo ibérico hunde sus raíces en el Siglo de Oro español, con la novela picaresca, Cervantes (a través de la dialéctica sancho-quijotesca) y la mordacidad de Lope de Vega, Góngora y Quevedo. Sin embargo, hubo que esperar hasta el siglo XX para conocer la segunda cima del género.

Decía Antonio de Lara, miembro del Otro 27 junto a Miguel Mihura, Edgar Neville, Enrique Jardiel Poncela, K-Hito, José López Rubio, Enrique Herreros, etc.: "Fue nuestra generación una verdadera generación precursora, pues todavía se están riendo de nosotros". Y apostilló Pedro Laín Entralgo: "Hay una Generación del 27, la de los poetas, y otra Generación del 27, la de los renovadores -los creadores más bien-, del humor contemporáneo". Los nanaístas aspiramos a tomar el relevo de ese otro 27 y usar su humor, elegante, surrealista y magnífico, para diseccionar la realidad.

Si los canales empleados por los intelectuales del otro 27 fueron, fundamentalmente, las revistas gráficas y el teatro, nosotros añadimos el cine, la música, la danza y las artes plásticas. Cualquier cauce es válido para que, dentro de un siglo, continúen riéndose de nosotros. Los frutos de la generación de La Codorniz se llamaron Luis García Berlanga y Rafael Azcona. En sus películas, reímos tanto como lloramos. Ése es el cine que deseamos realizar, el de las luchas imposibles. A veces bárbaro, pero siempre tan nuestro.

2. Creamos a partir de los clásicos y la antigüedad

Como no hemos encontrado la Fuente de la Eterna Juventud, bebemos de Sócrates, su discípulo Jenofonte, Plinio el Viejo y Cicerón. Sostenía Rafael Gómez, El Gallo, que lo clásico era aquello que no se podía mejorar. Los nanaístas no rompemos con el pasado, sino que profundizamos en él para seguir creando. Como los grandes cineastas, aprenderemos a hacer cine viendo obsesivamente películas de John Ford, empezando por Centauros del desierto.

3. Nuestro leitmotiv es la búsqueda, más que la propia conquista (quizás por ello, también simpatizamos con Ulises)

Cada mañana, releemos el Mito de Sísifo. La tarea del creador ha de ser como la de un Sísifo infatigable que, pese a advertir de manera implacable la imposibilidad de su empeño, no renuncia a su cometido. Escribió San Agustín: "Buscaremos como si fuéramos a encontrar, pero nunca encontraremos sino teniendo que buscar siempre".

4. Defendemos los "efectos naturales" por encima de los "especiales"

Decía Ramón Gómez de la Serna que, en lo que más avanza la civilización, es en la perfección de los envases. Como Hegel, reivindicamos la forma en función del fondo, mal que le pese al idealismo platónico.

5. La Tauromaquia es un rito sagrado: la única esperanza de ser libres y la última oportunidad de seguir existiendo

6. Una afición por cada sentido y, para nuestro sentido favorito, dos aficiones

Por ello, tenemos el firme propósito de recuperar la idea de "espacio vivo de experimentación de los sentidos" que defendió el escultor Alberto Sánchez. El décimo mandamiento de la Escuela de Vallecas predicaba con sabiduría: "La gula primeramente y el sueño, la lujuria y el arrebato...".

7. Disfrutamos de la grandeur, o de lo que queda de ella

Es decir, admiramos la exquisitez y refinamiento de la cultura francesa. Nos deslumbra su capacidad de acogida, creando franceses universales a partir de talentos nacidos en otras tierras. Somos absolutamente francófilos, a pesar de Napoleón y algún otro pequeño detalle que pasamos por alto. Nos extasiamos con la filosofía y la literatura galas, el arte pictórico y la chanson. Nuestro sibaritismo, heredado indudablemente de los franceses, nos obliga a cerrar las comidas con un pedacito de chocolate negro.

8. Las principales fuentes de riqueza en España son el idioma, el legado artístico, la gastronomía autóctona y el clima benigno

Paradójicamente, no rentabilizamos al máximo ninguna de ellas. Otra tradición innegociable para un buen nanaísta es la siesta, el yoga ibérico, en palabras de Cela.

9. Preservamos la música popular, la que nace y muere en el corazón de los pueblos

La música popular refleja lo que el alma no tiene, por eso la canción de los pueblos tristes es alegre, y la canción de los pueblos alegres es triste. Todos los románticos han amado la música popular, porque nos aporta un pasado imaginario, a veces heroico.

10. Los nanaístas somos, consciente o inconscientemente, del Atlético de Madrid,

el único equipo que ha tenido seguidores incluso antes de existir, como fue el caso de Marco Aurelio, Mariano José de Larra, Nietzsche, Schopenhauer o Dostoyevski. Ser del Atleti, implica una forma particular de afrontar la vida.

Cine nanaísta[editar]

Tal y como dicta el propio manifiesto, los nanaístas defienden los efectos naturales por encima de los especiales, remontándose pues a la tesis de Dziga Vértov y su concepción del cine ojo como el único cine de culto.

En una época en la que predominan los blockbusters y donde el cine de autor queda relegado a un segundo plano, esta vanguardia se planta y ofrece los clásicos como punto de partida para seguir creando; porque un clásico es aquel que no se puede mejorar pero del que sí se puede aprender.

Las bases sobre los que se asienta el cine nanaísta son la emotividad, el suspense y el humor, siendo algunos de sus máximos exponentes John Ford, Alfred Hitchcock y Los Hermanos Marx.

Estos tres grandes del cine son para los nanaístas los pilares de una serie de referentes que incluyen a realizadores como José Luis Cuerda, Pedro Almodóvar, Alex de la Iglesia, Jaime de Armiñán, Antonio Mercero y Manuel Summers.

Así mismo, es posible ofrecer una lista compuesta por títulos fílmicos cuya producción es ejemplo de lo que el cine nanaísta supone:

Usted tiene ojos de mujer fatal (1962), José María Elorrieta

El último caballo (1950), Edgar Neville

Mi tío Jacinto (1956), Ladislao Vajda

El verdugo (1963), Luis García Berlanga

La niña de luto (1964), Manuel Summers

Qué he hecho yo para merecer esto (1984), Pedro Almodóvar

Stico (1985), Jaime de Armiñán

Espérame en el ciel (1988), Antonio Mercero

Amanece que no es poco (1989), José Luis Cuerda

El día de la bestia (1995), Alex de la Iglesia

Justino, un asesino de la tercera edad (1994), La Cuadrilla

El milagro de P. Tinto (1998), Javier Fesser

Música nanaísta[editar]

Javier Elorrieta, músico y compositor

La música popular que nace y muere en el corazón de los pueblos, los romances, la copla, la milonga, la ranchera, el fado son la base de la música nanaísta. Decía Borges que “oyendo un tango viejo, sabemos que hubo hombres valientes”; y Manuel Machado que "al fundir el corazón en el alma popular, lo que se pierde de nombre, se gana de eternidad".

Numerosos músicos han admitido sentirse identificados con los principios del nanaísmo; entre ellos destacan el cantante y compositor Javier Elorrieta, la violinista Leticia Moreno, o Andrés Calamaro.

La violinista Leticia Moreno durante uno de sus conciertos

Cabe mencionar las influencias musicales del nanaísmo de las últimas décadas del siglo pasado, donde encontramos grandes referentes como Carlos Gardel, Antonio Machín, Glutamato Ye-Yé, Alaska & Dinarama, Gabinete Caligari, Loquillo y Raphael.

En la actualidad encontramos artistas de la escena pop-indie que son referencia del estilo nanaísta; cabe mencionar a los grupos de música Cariño, Rufus T. Firefly, Manos de topo, El reno Renardo, Ojete Calor, Las Bistecs, Carolina Durante o Parade.

El nanaísmo en la literatura[editar]

El nanaísmo es un movimiento comprometido con todas las disciplinas artísticas y culturales, y como tal la literatura tiene su lugar en esta vanguardia. Los clásicos, al igual que en cine y música, ocupan un lugar de referencia en la literatura, por ello los nanaístas aprendemos de grandes de las letras como Manuel Chaves Nogales, Julio Camba, Wenceslao Fernández Flórez, Edgar Neville, Miguel Mihura, Néstor Luján, Camilo José Cela, Miguel Delibes, Álvaro de Laiglesia, Ramón Gómez de la Serna y un largo etcétera.

Hoy en día encontramos a escritores como Javier Cuesta Moreno, Jon Andión, Alfonso Armada, Miguel Ángel Quintana Paz, Enrique Herreros hijo o Jorge Freire que demuestran, con su talento literario, que el nanaísmo es una corriente constante en el tiempo.

El nanaísmo en el teatro[editar]

El teatro es parte importante del compendio cultural nanaísta, siendo el absurdismo su máximo referente. En este sentido es vital señalar a Miguel Mihura, quien se anticipo con sus creaciones a lo que después Samuel Becket desarrollaría como Teatro del Absurdo.

Mihura y Tres sombreros de copa son ejemplos del lenguaje ácido, cómico y crítico que emplean los nanaístas para reírse de la realidad y de ellos mismos; y para hacer teatro, tal y como dijo Lope de Vega, “sólo se necesitan cuatro bastidores, cuatro tableros, dos actores y una pasión” para convertir una historia en un clásico.

Enrique Jardiel Poncela es otro clásico del absurdo, que se diferencia de sus contemporáneos por su capacidad para entrelazar el humor con lo inverosímil, lo ilógico, acercándose a la ironía que, hoy en día, es la clave del pensamiento nanaísta.

En la actualidad encontramos también figuras que, consciente o inconscientemente, mantienen el espíritu de lo absurdo, entre quienes destaca Juan Mayorga con alguna de sus obras como Úlimas palabras de Copito de Nieve o La tortuga de Darwin; y el argentino Martín Giner, quien realiza espectáculos representando desde el humor las diferentes formas en que la sociedad e manipulada hoy en día.

La compañía de teatro La Zaranda, actualmente conocida como Teatro Inestable de Ninguna Parte, es un ejemplo también actual del pensamiento nanaísta, pues proponen una reflexión continua sobre el pasado, ignorando el futuro y convirtiéndose en la voz de la conciencia de la sociedad. Cuando la vida eterna acabe o Futuros difuntos son algunos de sus títulos más representativos.

El nanaísmo en las artes plásticas[editar]

Si nos remontamos a referentes clásicos de las artes plásticas es necesario mencionar tanto a El Bosco, quien con su lenguaje jocoso abrió un camino en la representación de estampas populares poco o nada explorada hasta la fecha; y a Francisco de Goya, figura clave en el desarrollo del arte español, precursor sin saberlo de la modernidad que estaba por venir, y tremendamente crítico a la par que burlesco a la hora de representar la sociedad con la que le tocó convivir.

En nuestro país encontramos más pilares nanaístas, como Ignacio Zuloaga y su particular estilo realista, o Enrique Herreros, quien es capaz de representar en sus dibujos ese humor absurdo tan característico de otros grandes referentes como Mihura y Neville. También es destacable la influencia de Urbano Lugrís Vadillo, pintor gallego hijo de artistas, caracterizado por utilizar un lenguaje pictórico que viaja entre el surrealismo y el hiperrealismo a través del cual consigue una plasticidad única de los cuerpos.

"Los chinchillas", Pedro José Pradillo

Es de recibo mencionar a Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao, o simplemente conocido como Castelao, quien es el claro ejemplo de la trasversalidad del lenguaje del arte y que consiguió son su trabajo obras que con una cohesión lingüística y pictórica en las que rendía homenaje a los personajes populares y desamparados, tan recurrentes en el nanaísmo.

Por otra parte, tanto la Escuela de Vallecas como la Escuela de Madrid son representantes del pensamiento nanaísta a través de las artes plásticas. Su manera de adaptar la cultura patria al lienzo la sitúan en lugar clave de la historia del arte de esta vanguardia.

Dentro de estas escuelas destacan figuras como Benjamín Palencia, de la Escuela de Vallecas, y Luis García-Ochoa y Álvaro Delgado, de la Escuela de Madrid; todos ellos maestros del color y del retrato, tanto del pueblo como de las estampas del folclore español.

Cabe mencionar también al artista colombiano Fernando Botero, quien con su personal visión del cuerpo humano ha revolucionado el panorama de la figuración, siendo reconocido por un estilo particular y lo genuino de cada escena que representa, características que le han catapultado como referente del costumbrismo en las artes plásticas.

"Papel higiénico", Pablo Lozano

En la actualidad la variedad de lenguajes han culminado en artistas como Los Torreznos, autodenominados performers que no temen al rechazo y quienes ofrecen una forma alternativa de arte. Es reseñable la labor de la artista plástica Elena Guerrero, quien reflejó en 10 ilustraciones cada principio del Manifiesto Nanaísta, poniendo en valor la relación entre dicho movimiento y todas las disciplinas artístico-creativas. .

Importantes son también las figuras de Pedro José Pradillo y Pablo Lozano. Este primero  es diestro en mordacidad e ironía, y es capaz de plasmar estas dinámicas en las artes plásticas consiguiendo estampas de la cultura popular y eventos de relevancia del panorama español actual-cajas.

Por su parte, Pablo Lozano desarrolla un trabajo artístico con claras referencias a la cultura pop y llevado a cabo mediante materiales como el alambre y la chapa y el hiero policromado.

Vínculo con el atlético de Madrid[editar]

El último principio del Manifiesto Nanaísta dictamina que los nanaístas son “consciente o inconscientemente del Atlético de Madrid”, pero no como referencia exclusiva del fútbol sino como forma de vida, como mentalidad y como manera de afrontar los problemas.

Los nanaístas admiran la fortaleza de un equipo que ha logrado hacerse y recomponerse a sí mismo tras las más duras derrotas, y se ha mostrado siempre humilde ante las victorias; y quizás precisamente por esta lección de vida el Atlético de Madrid cuenta con la que probablemente sea la mejor afición del mundo.

Desde Eulogio Gárate y Adelardo Rodríguez, hasta Fernando Torres y Koke Resurreción, mencionando a figuras inolvidables como Luis Aragonés, el Atlético de Madrid ha sido muchas veces protagonista de la decepción pero muchas otras de las victorias.

Importante es la aportación del cholismo al nanaísmo, representada no sólo por Diego Pablo Simeone sino también por Germán “Mono” Burgos, y materializada en enseñanzas como las siguientes[1]​:

“Partido a partido”
“Lo que más me interesa de la competencia es la pasión para afrontarla” 
“La experiencia de conocer qué piensan y sienten los demás es muy valiosa cuando hay un objetivo”
“Los momentos de crisis son geniales, son los mejores para el aprendizaje” 

Es por ello que este saber estar en el campo de juego que es la vida ha inspirado a artistas que han querido honrarle con su talento sobre los lienzos, como es el caso de Elena Guerrero y Rafael Jiménez-

Repercusión en medios de comunicación[editar]

Las primeras muestras en medios de comunicación surgen paralelamente a la publicación del Manifiesto en el año 2014. En primer lugar, el portal digital Ritmos 21[2]​, con motivo de la Primera Exposición Nanaísta de la historia., publicó un texto en el que se reivindicaba la importancia vigente de las vanguardias del siglo pasado así como la necesidad de nuevas vanguardias, encabezadas por el nanaísmo, que han de revolucionar el panorama actual con nuevos principios y nuevas formas de pensar.

Ese mismo año, el portal digital taurología.com[3]​ publicó un texto sobre el empresario y ganadero Pablo Lozano, quien participaba en la I Exposición Nanaísta. El también portal digital Notodo.com[4]​ escribió sobre esta misma exposición alabando la labor de la renovación cultural que suponía la inclusión del nanaísmo dentro del panorama artístico. Top Cultural[5]​, la web cultural online del siglo XXI, también se hizo eco de esta primera exposición.

Durante los años 2015 y 2016 La 2 de TVE emitió el programa Libros con Uasabi[6]​, presentado por Sánchez Dragó, un programa literario dirigido y presentado por Fernando Sánchez Dragó donde abordar las novedades más destacadas de nuestras letras. Su objetivo, interesar, sorprender y desconcertar a los espectadores. El propio Sánchez Dragó explicaba en su sección del diario El Mundo Dragolandia porqué su programa Libros con Uasabi de La 2 era nanaísta, tal y como aparece en los créditos.

A finales de 2015 el periodista Sergio Fanjul[7]​ dedicó un artículo en el diario El País a la primera vanguardia del siglo XXI en la que incluyó una entrevista al socio fundador, Manuel Marqués, y en la cual se exponen abiertamente las bases sobre las que se asienta dicha vanguardia.

En 2018 el periodista del diario El Español Daniel Ramírez[8]​ escribió un reportaje sobre la revolución filosófica del nanaísmo en España. Ese mismo año la blogera La Gorda Vegana publicó en su espacio digital el manifiesto nanaísta íntegro.

Nanaístas reconocidos[editar]

Josema Yuste

Pepe Rodríguez

Luis Eduardo Aute

Miguel Rellán

El Langui

Juan Luis Cano

Fernando Sánchez Dragó

Javier Elorrieta

Antonio del Real

Juan Ramón Lucas

Pablo Cabonell

Manuel Galiana

Patxi Andion

  1. Simeone, Diego Pablo (2016). Creer. Libros Cúpula. 
  2. Pacheco, Joaquín (15 de octubre de 2014). «“Nanaísmo, la primera vanguardia del siglo XXI”». p. Ritmos 21, Millennial Culture Information. Consultado el 27/06/20189. 
  3. Taurología (26/0972014). «“La otra cara del empresario y ganadero Pablo Lozano: expone sus esculturas en Madrid”». p. Taurología.com. Consultado el 27 de junio de 2019. 
  4. Galicia, Irene (14 de octubre de 2014). «"Nanaísmo"». p. Notodo.com. Consultado el 27 de junio de 2019. 
  5. Top Cultural (22 de septiembre de 2014). «“Exposición Nanaísmo: La primera vanguardia del siglo XXI en la Galería Modus Operandi”». p. Portal digital Top Cultural. Consultado el 27 de junio de 2019. 
  6. Sánchez Dragó, Fernando (8/10/2015). «"Nanaísmo». El Mundo. p. Dragolandia. Consultado el 27 de junio de 2019. 
  7. Fanjul, Sergio (8/11/2015). «¡El nanaísmo va a llegar!». El País. Consultado el 27/06/12019. 
  8. Ramírez, Daniel (28 de enero de 2018). «Gin-Tonic y yoga ibérico: el nanaísmo, la revolución filosófica que quiere liberar España». El Español. Consultado el 27 de junio de 2019.