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El Quixote.

SEGVNDA PARTE DEL INGENIOSO CAVALLERO DON QVIXOTE DE LA MANCHA.

Por Miguel de Ceruantes Saauedra, autor de ſu primera parte.

Dirigida a don Pedro Fernandez de Caſtro, Conde de Lemos, de Andrade, y de Villalua, Marques de Sarria, Gentilhombre de la Camara de ſu Mageſtad, Comendador de la Encomienda de Peñafiel, y la Zarça de la Orden de Alcantara, Virrey, Gouernador, y Capitan General del Reyno de Napoles, y Preſidente del ſupremo Conſejo de Italia.

Año 1615

CON PRIVILEGIO


En Madrid, Por Iuan de la Cueſta. vendeſe en caſa de Franciſco de Robles, librero del Rey N. S.

T A S S A. YO Hernando de Vallejo Eſcriuano de Camara del Rey nueſtro ſeñor, de los que reſiden en ſu Conſejo, doy fè, que auiendoſe viſto por los ſeñores del vn libro q̃ compuſo Miguel de Ceruantes Saauedra, intitulado don Quixote de la Mancha ſegunda parte, que con licencia de ſu Mageſtad fue impreſſo, le taſſaron a quatro marauedis cada pliego en papel, el qual tiene ſetenta y tres pliegos, que al dicho reſpeto ſuma y monta docientos y nouenta ta y dos marauedis, y mandaron que eſta taſſa ſe pon a al principio de cada volumen del dicho libro, para que ſe ſepa, y entienda, lo que por el ſe ha de pedir, y lleuar, ſin que ſe exceda en ello en manera alguna, como conſta y parece por el auto, y decreto orignal ſobre ello dado, y que queda en mi poder, a que me refiero, y de mandamiento de los dichos ſeñores del Conſejo, y de pedimiento de la parte del dicho Miguel de Ceruantes, di eſta fee en Madrid, a veynte y vno dias del mes de Otubre, de mil y ſeiſ cientos y quinze años.

Hernando de Vallejo.

Prologo al Lector.

VAlame Dios, y con quanta gana deues de eſtar eſperãdo aora, Lector illuſtre (o quier plebeyo) eſte prologo creyẽdo hallar en el venganças, riñas, y vituperios del autor del ſegundo don Quixote, digo de aquel q̃ dizen, que ſe engendrô en Tordeſillas, y nacio en Tarragona: pues en verdad que no te he dar eſte contento, q̃ pueſto que los agrauios deſpiertan la colera en los mas humildes pechos, en el mio ha de padecer excepcion eſta regla, quiſieras, tu que lo diera del aſno, del mentecato, y del atreuido: pero no me paſſa por el pẽsamiẽto, caſtiguele ſu pecado, cõ ſu pan ſe lo coma, y allâ ſe lo aya, lo que no he podido dexar de ſentir, es, q̃ me note de viejo, y de manco, como ſi huuiera ſido en mi mano auer detenido el tiẽpo, que no paſſaſſe por mi, o ſi mi manquedad huuiera nacido en alguna taberna, ſino en la mas alta ocaſion q̃ vieron los ſiglos paſſados, los preſentes, ni eſperã ver los venideros: ſi mis heridas no reſplãdecen en los ojos de quiẽ las mira, ſon eſtimadas alomenos en la eſtimacion de los q̃ ſaben donde ſe cobraron, q̃ el ſoldado mas bien parece muerto en la batalla, q̃ libre en la fuga, y es eſto en mi de manera, que ſi aora me propuſieran, y facilitarã vn impoſsible, quiſiera antes auerme hallado en aquella faccion prodigioſa, q̃ ſano aora de mis heridas, ſin auerme hallado en ella: las que el ſoldado mueſtra en el roſtro, y en los pechos, eſtrellas ſon que guian a los demas al cielo de la honra, y al de deſſear la juſta alabança, y ha ſe de aduertir, q̃ no ſe eſcriue cõ las canas, ſino con el entendimiento, el qual ſuele mejorarſe con los años. He ſentido tambien, que me llame inuidioſo, y que como a ignorante me deſcriua, que coſa ſea la inuidia, q̃ en realidad de verdad, de dos que ay, yo no conozco ſino a la ſanta, a la noble, y bien intencionada, y ſiendo


eſto aſsi, como lo es, no tengo yo de perſeguir a ningun Sacerdote, y mas ſi tiene por añadidura ſer familiar del ſanto Oficio, ſi el lo dixo, por quiẽ parece q̃ lo dixo, engañoſe de todo en todo, q̃ del tal adoro el ingenio, admito las obras, y la ocupacion continua, y virtuoſa: pero en efecto le agradezco a eſte ſeñor autor, el dezir q̃ mis Novelas ſon mas ſatiricas q̃ exemplares, pero que ſon buenas, y no lo pudieran ſer, ſino tuuierã de todo. Pareceme, q̃ me dizes, q̃ ando muy limitado, y que me contẽgo mucho en los terminos de mi modeſtia, ſabiendo, q̃ no ſe ha añadir aflicion al afligido, y q̃ la que deue de tener eſte ſeñor, ſin duda es grãde, pues no oſſa parecer a cãpo abierto, y al cielo claro encubriendo ſu nõbre, fingiendo ſu patria, como ſi huuiera hecho alguna traycion de leſa Mageſtad, ſi por vẽtura llegares a conocerle, dile de mi parte, q̃ no me tẽgo por agrauiado, que bien ſe lo que ſon tentaciones del dominio, y q̃ vna de las mayores es, ponerle a vn hombre en el entendimiento, que puede componer, y imprimir vn libro, con que gane tanta fama como dineros, y tantos dineros quãta fama, y para confirmacion deſto, quiero que en tu buen donayre, y gracia le cuentes eſte cuento. Auia en Seuilla vn loco que dio en el mas gracioſo diſparate, y tema que dio loco en el mundo. Y fue, que hizo vn cañuto de caña puntiagudo en el fin, y en cogiendo algun perro en la calle, o en qualquiera otra parte, con el vn pie le cogia el ſuyo, y el otro le alcana con la mano, y como mejor podia le acomodaua el cañuto en la parte q̃ ſoplandole, le ponia redondo como vna pelota, y en teniẽdolo deſta ſuerte, le daua dos palmaditas en la barriga, y le ſoltaua, diziendo a los circunſtantes (que ſiempre erã muchos:) Pẽſaran vs. ms. aora, que es poco trabajo inchar vn perro: penſarâ v. m. aora, que es poco trabajo hazer vn libro, y ſi eſte cuento no le quadrare, dirasle (Lector amigo) eſte, que tambien es de loco, y de perro.


Auia en Cordoua otro loco que tenia por coſtumbre de traer encima de la cabeça vn pedaço de la loſa de marmol, o vn canto no muy liuiano junto, y en topando algun perro deſcuidado ſe le ponia junto, y a plomo dexaua caer ſobre el el peſo, amohinauaſe el perro, y dando ladridos, y aullidos, no paraua en tres calles. Sucedio pues, que entre los perros que deſcargô la carga, fue vno vn perro de vn bonetero, a quien queria mucho ſu dueño, baxô el canto, diole en la cabeça, alçô el grito el molido perro, violo, y ſintiolo ſu amo, aſsio de vna vara de medir, y ſalio al loco, y no le dexô hueſſo ſano, y cada palo que le daua, dezia, perro ladron, a mi podenco, no viſte cruel, que era podenco mi perro? y repitiendole el nombre de podenco muchas vezes embio al loco echô vna alheña: eſcarmentô el loco, y retiroſe, y en mas de vn mes no ſalio a la plaça, al cabo del qual tiempo boluio con ſu inuencion, y con mas carga. Llegauaſe donde eſtaua el perro, y mirandole muy bien de hito en hito, y ſin querer, ni atreuerſe a deſcargar la piedra, dezia: eſte es podenco, guarda. En en efeto todos quantos perros topaua, aunque fueſſen alanos, o gozques, dezia, que eran podencos, y aſsi, no ſoltô mas el canto: quiça de eſta ſuerte le podra acontecer a eſte hiſtoriador, que no ſe atreuera a ſoltar mas la preſa de ſu ingenio en libros, que en ſiendo malos, ſon mas duros que las peñas. Dile tambien que de la amenaza que me haze, que me ha de quitar la ganancia con ſu libro, no ſe me da vn ardite, que acomodandome al entremes famoſo de la Perendenga, le reſpondo, que me viua el Veynte y Quatro mi ſeñor, y Chriſto con todos: viua el gran Conde de Lemos (cuya Chriſtiandad, y liberalidad bien conocida, contra todos los golpes de mi corta fortuna, me tiene en pie) y viua me la ſuma


caridad del Illuſtriſsimo de Toledo don Bernardo de Sandoual y Rojas, y ſi quiera no aya emprentas en el mundo, y ſi quiera ſe impriman contra mi mas libros que tienes letras las coplas de Mingo Rebulgo: eſtos dos Principes ſin q̃ los ſolicite adulacion mia, ni otro genero de aplauſo, por ſola ſu bõdad, han tomado a ſu cargo el hazerme merced, y fauorecerme en lo que me tengo por mas dichoſo, y mas rico, que ſi la fortuna por camino ordinario me huuiera pueſto en ſu cumbre: la honra puede la tener el pobre, pero no el vicioſo: la pobreza puede anublar a la nobleza, pero no eſcurecerla del todo: pero como la virtud dê alguna luz de ſi, aunque ſea por los inconuenientes, y reſquicios de la eſtrecheza, viene a ſer eſtimada de los altos y nobles eſpiritus, y por el conſiguiente fauorecida, y no le digas mas, ni yo quiero dezirte mas a ti, ſino aduertirte, que conſideres, que eſta ſegunda parte de don Quixote, que te ofrezco, es cortada del miſmo artifice, y del meſmo paño que la primera, y q̃ en ella te doy a dõ Quixote dilatado, y finalmente muerto, y ſepultado, porque ninguno ſe atreua a leuantarle nueuos teſtimonios, pues baſtan los paſſados, y baſta tambien que vn hombre hõrado aya dado noticia deſtas diſcretas locuras, ſin querer de nueuo entrarſe en ellas, que la abundancia de las coſas, aunque ſean buenas, haze, que no ſe eſtimen, y la careſtia (aun de las malas) ſe eſtima en algo. Oluidaſe me de decirte, que eſperes el Perſiles que ya eſtoy acabando, y la ſegunda parte de Galatea.




FEE DE ERRATAS.

VI eſte libro intitulado Segunda parte de don Quixote de la Mancha, compueſto por Miguel de Ceruantes Saauedra, y no ay en el coſa digna de notar, q̃ no correſponda a ſu original. Dada en Madrid à veynte y vno de Otubre mil y ſeiſcientos y quinze.

El Licenciado Franciſco Murcia de la Llana.


Aprouacion.

POR comiſsion y mandado de los Señores del Conſejo, he hecho ver el libro contenido en eſte memorial, no contiene coſa contra la Fè ni buenas coſtumbres, antes es libro de mucho entretenimiento licito, mezclado de mucha Filoſofia moral, puede ſe le dar licencia para imprimirle. En Madrid, a cinco de Nouiembre, de mil ſeyſcientos y quinze.

Doctor Gutierre de Cetina.


Aprouacion.

POR comiſsion y mandado de los ſeñores del Conſejo, he viſto la ſegunda parte de don Quiæote de la Mancha, por Miguel de Cervantes Saauedra, no contiene coſa contra nueſtra ſanta Fè Catolica, ni buenas


coſtumbres: antes muchas de honeſta recreación, y apazible diuertimiento, que los antiguos juZgaron conuenientes a ſus Republicas, pues aũ la ſeuera de los Lacedemonios leuantaron eſtatua a la riſa, y los de Teſalia la dedicaron fieſtas, como lo dize Pauſanias referido de Boſio, lib.2. de ſignis Eccleſ. cap.10. alentando animos marchitos, y eſpiritus melancolicos, de que ſe acordò Tulio en el primero de legibus, y el Poeta, diziẽdo: Interpone tuis interdum guadia curis, lo qual haze el autor mezclando las veras a las burlas, lo dulce a lo prouechoſo, y lo moral â lo faceto, diſsimulando en el cebo del donayre, el ançuelo de la reprehenſion, y cumpliendo con el acertado aſſunto, en que pretẽde la expulſion de los libros de Cauallerias, pues con ſu buena diligencia mañoſamente, alimpiando de ſu contagioſa dolencia a estos Reynos, es obra muy digna de ſu grande ingenio, honra y lustre de nueſtra nacion, admiración, y inuidia de las eſtrañas. Eſte es mi parecer ſalvo, etc. En Madrid, a 17. de Março de 1615.

El M. Ioſeph de Valdiuielſo.


POR comiſsion del ſeñor Doctor Gutierre de Cetina Vicario General deſta villa de Madrid Corte de ſu Mageſtad, he viſto eſte libro de la ſegunda parte del ingenioſo Cauallero don Quixote de la Mancha, por Miguel de Ceruantes Saauedra, y no hallo en el coſa indigna de vn Chriſtiano zelo, ni que diſuene de la decẽcia deuida a buẽ exemplo, ni virtudes morales: antes mucha erudicion, y aprouechamiento, aſsi en la continencia de ſu bien ſeguido aſſunto, para extirpar los vanos y mentiroſos libros de Cauallerias, cuyo contagio auia cũdido, mas de lo que fuera juſto: como en la liſura del lẽguage Caſtellano, no adulterado con enfadoſa, y eſtudiada afectacion (vicio con razon aborrecido de hombres cuerdos) y en la correcion de vicios, q̃ generalmẽte toca, ocaſionado de ſus agudos diſcurſos: guarda con tanta cordura las leyes de reprehenſion Chriſtiana, que aquel que fuere tocado de la enfermedad que pretende curar, en lo dulce y ſabroſo de ſus medicinas, guſtoſamente aura beuido (quando menos lo imagine) ſin empacho, ni aſco alguno, lo prouechoſo de la deteſtacion de ſu vicio, con que ſe hallarâ (que es lo mas difícil de conſeguirſe) guſtoſo, y reprehendido. Ha auido muchos, que por no auer ſabido templar, ni mezclar a propoſito lo vtil con lo dulce, han dado con todo ſu moleſto trabajo en tierra, pues no pudiendo imitar a Diogenes en lo Filoſofo y docto, atreuida ( por no dezir licencioſa, y deſalumbradamente) le pretenden imitar en lo Cinico, entregandoſe a maldicientes, inuentando caſos que no paſſaron, para hazer capaz al vicio que tocan de ſu aſpera reprehenſion, y por ventura deſcubren caminos, para ſeguirle, haſta entonces ignorados, con que vienen a quedar ſino reprehenſores, alomenos maeſtros del. Hazenſe odioſos a los bien entendidos, con el pueblo pierden el credito (ſi alguno tuuieron) para admitir ſus eſcritos, y los vicios que arrojada, ê imprudentemente quiſieren corregir,


en muy peor eſtado que antes, que no todas las poſtemas a vn miſmo tiempo eſtan diſpueſtas para admitir las recetas o cauterios: antes algunos mucho mejor reciben las blandas y ſuaues medicinas, con cuya aplicación el atentado, y docto medico conſigue el fin de reſoluerlas, termino que muchas vezes es mejor, que no el que ſe alcança con el rigor del hierro. Bien diferente han ſentido de los eſcritos de Miguel de Ceruantes aſsi nueſtra nación, como las eſtrañas, pues como a milagro deſſean ver el autor de libros, que con general aplauſo, aſsi por ſu decoro, y decencia, como por la ſuauidad y blandura de ſus diſcurſos han recebido Eſpaña, Francia, Italia, Alemania, y Flandes. Certifico con verdad, que en veynte y cinco de Febrero deſte año de ſeyſcientos y quinze, auiendo ydo el Illuſtriſsimo ſeñor don Bernardo de Sandoual, y Rojas, Cardenal, Arçobiſpo de Toledo mi ſeñor, a pagar la viſita que a ſu Illuſtriſsima hizo el Embaxador de Francia, que vino a tratar coſas tocantes a los caſamientos de ſus Principes, y los de Eſpaña, muchos Caualleros Franceſſes, de los que vinierõ acompañando al Embaxador, tan corteſes, como entendidos, y amigos de buenas letras, ſe llegaron a mi, y a otros Capellanes del Cardenal mi ſeñor, deſſeoſos de ſaber que libros de ingenio andauan mas validos, y tocando a caſo en eſte, que yo eſtaua cenſurando, a penas oyeron el nombre de Miguel de Ceruantes, quando ſe començaron a hazer lenguas, encareciendo la eſtimacion, en que aſsi en Francia, como en los Reynos ſus confinantes, ſe tenian ſus obras, la Galatea, que alguno dellos tiene caſi de memoria, la primera parte deſta, y las Nouelas. Fueron tantos ſus encaremientos, que me ofreci, lleuarles que vieſſen el autor dellas, que eſtimaron con mil demoſtraciones de viuos deſſeos. Preguntaronme muy por menor ſu edad, ſu profeſsion, calidad, y cantidad. Halleme obligado a dezir que era viejo, ſoldado, Hidalgo,


y pobre, a que vno reſpondio eſtas formales palabras: Pues a tal hombre no le tiene Eſpaña muy rico, y ſuſtentado del erario publico. Acudio otro de aquellos Caualleros, cõ eſte pẽſamiento, y cõ mucha agudeza, y dixo: ſi neceſsidad le ha de obligar a eſcriuir, plega a Dios q̃ nũca tenga abundancia, para que con ſus obras, ſiendo el pobre, haga rico a todo el mundo. Bien creo que eſtâ para cẽſura vn poco larga, alguno dira, que toca los limites de liſongero elogio: mas la verdad, de lo que cortamente digo, deshaze en el Critico la ſoſpecha, y en mi el cuydado: ademas que el dia de oy no ſe liſongea a quien no tiene con que cebar el pico del adulador, que aunque afectuoſa y falſamente dize de burlas, pretende ſer remunerado de veras. En Madrid, a veynte y ſiete de Febrero de mil y ſeyſcientos y quinze.

El Licenciado Marquez Torres.


Priuilegio.

POR quanto por parte de vos Miguel de Ceruantes Saauedra, nos fue fecha relaciõ que auiades compueſto la ſegunda parte de don Quixote de la Mancha, de la qual haziades preſentacion, y por ſer libro de hiſtoria agradable, y honeſta, y aueros coſtado mucho trabajo y eſtudio, nos ſuplicaſtes, os mandaſſemos dar licencia para le poder imprimir, y priuilegio por veynte años, o como la nueſtra merced fueſſe, lo qual viſto por los del nueſtro Conſejo, por quãto en el dicho libro ſe hizo la diligencia, que la prematica, por nos ſobre ello fecha, diſpone, fue acordado, que deuiamos mandar dar eſta nueſtra cedula en la dicha razon, y nos tuuimoslo por biẽ. Por la qual vos damos licencia y facultad para q̃ por tiempo, y eſpacio de diez años cumplidos, primeros ſiguiẽtes, q̃ corran, y ſe cuenten deſde el dia de la fecha de eſta nueſtra cedula en adelante, vos, o la perſona que para ello vueſtro poder ouiere, y no otra alguna, podais imprimir, y vender el dicho libro que deſuſo ſe haze menciõ, y por la preſente damos licencia y facultad a qualquier Impreſſor de nueſtros Reynos, que nombraredes para q̃ durãte el dicho tiẽpo le pueda imprimir por el original, q̃ en el nuestro Cõſejo ſe vio q̃ va rubricado y firmado al fin de Hernãdo de Vallejo nueſtro eſcriuano de Camara, y vno de los q̃ en el reſidẽ, cõ q̃ antes y primero q̃ ſe venda, lo traygais ante ellos, jũtamẽte cõ el dicho original, para que ſe vea, ſi la dicha impreſsion eſtâ cõforme a el, o traygais fè en publica forma, como por Corretor por nos nõbrado ſe vio, y corrigio la dicha impreſsiõ por el dicho original, y mas. al dicho impreſſor q̃ anſi imprimiere el dicho libro, no imprima el principio, y primer pliego del, ni entregue mas de


vn ſolo libro con el original al autor, y perſona, a cuya coſta lo imprimiere, nî a otra alguna, para efecto de la dicha correcion, y taſſa, haſta que antes, y primero el dicho libro eſtê corregido, y taſſado por los del nueſtro Conſejo, y eſtando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho principio, y primer pliego, en el qual imediatamẽte põga eſta nueſtra licencia, y la aprouacion, taſſa, y erratas, ni lo podais vender, ni vẽdais vos, ni otra perſona alguna, haſta q̃ eſtê el dicho libro en la forma ſuſodicha, ſo pena de caer ê incurrir en las penas contenidas en la dicha prematica, y leyes de nueſtros Reynos, que ſobre ello diſponen, y mas q̃ durante el dicho tiempo perſona alguna ſin vueſtra licencia, no le pueda imprimir, ni vender, ſo pena que el que lo imprimiere, y vẽdiere aya perdido, y pierda qualeſquiera libros, moldes, y aparejos que del tuuiere, y mas incurra en pena de cincuenta mil marauedis por cada vez que lo contrario hiziere, de la qual dicha pena ſea la tercia parte para nueſtra Camara, y la otra tercia parte para el juez que lo ſentenciare, y la otra tercia parte para el que lo denunciare, y mas a los del nueſtro Conſejo, Preſidentes, Oydores de las nueſtras Audiencias, Alcaldes, Algaziles de la nueſtra Caſa, y Corte, y Chancillerias, y a otras qualeſquiera juſticias de todas las ciudades, villas, y lugares de los nueſtros Reynos, y ſeñorios, y a cada vno en ſu juridiciõ, anſi a los que agora ſon, como a los que ſeran de aqui adelante, que vos guarden, y cumplan eſta nueſtra cedula y merced, que anſi vos hazemos, y contra ella no vayan ni paſſen en manera alguna, ſo pena de la nueſtra merced, y de diez mil marauedis para la nueſtra Camara. Dada en Madrid, a treynta dias del mes de Março, de mil y ſeiſcientos y quinze años.

YO EL REY. Por mandado del Rey nueſtro ſeñor, Pedro de Contreras.


DEDICATORIA AL Conde de Lemos.

EMbiando a V. Excelẽcia los dias paſſados mis Comedias, antes impreſſas que repreſẽtadas, ſi bien me acuerdo, dixe, q̃ don Quixote quedaua calçadas las eſpuelas para yr a beſar las manos a V. Excelencia, y aora digo, que ſe las ha calçado, y ſe ha pueſto en camino, y ſi el allà llega, me parece que aure hecho algun ſeruicio a V. Ex. porque es mucha la prieſſa que de infinitas partes me dan a que le embie, para quitar el hamago, y la nauſea que ha cauſado otro don Quixote, que cõ nombre de ſegunda parte, ſe ha disfraçado y corrido por el orbe, y el que mas ha moſtrado deſſearle, ha ſido el grande Emperador de la China, pues en lengua Chineſca aura vn mes que me eſcriuio vna carta con vn propio, pidiendome, o por mejor dezir, ſuplicandome, ſe le embiaſſe, porque queria fundar vn Colegio, dõde ſe leyeſſe la lengua Ccastellana, y queria, que el libro que ſe leyeſſe fueſſe el de la hiſtoria de don Quixote, juntamente cõ eſto me dezia, que fueſſe yo a ſer el Rector del tal Colegio. Preguntele al portador, ſi ſu Mageſtad le auia dado para mi alguna ayuda de coſta. Reſpondiome, que ni por penſamiento. Pues, hermano, le reſpondi yo, vos os podeys boluer a vueſtra China a las diez, o a las veynte


o a las que venis deſpachado, porque yo no eſtoy con ſalud para ponerme en tan largo viage, a demas que ſobre eſtar enfermo, eſtoy muy ſin dineros, y Emperador por Emperador, y Monarca por Monarca, en Napoles tengo al grande Conde de Lemos, que ſin tãtos titulillos de Colegios ni Rectorias me ſuſtenta, me ampara, y haze mas merced, que la que yo acierto a deſſear, con eſto le deſpedi, y con eſto me deſpido, ofreciendo a V. Ex. los trabajos de Perſilis, y ſigiſmunda, libro a quiẽ daré fin dentro de quatro meſes, Deovolente, el qual ha de ſer, o el mas malo, o el mejor que en nueſtra lengua ſe haya compueſto, quiero dezir de los de entretenimiento, y digo, q̃ me arrepiento de auer dicho el mas malo, porque ſegun la opinion de mis amigos ha de llegar al eſtremo de bondad poſsible, venga V. Excelencia con la ſalud, que es deſſeado q̃ ya eſtara Perſiles para beſarle las manos, y yo los pies, como criado que ſoy de V. Excelencia. De Madrid vltimo de Otubre, de mil ſeyſcientos y quinze.

Criado de V. Excelencia Miguel de Ceruantes Saauedra.