Anexo:Retrato romano
Desarrollo histórico del retrato romano.
República[editar]
Los materiales son el bronce y la piedra. Se usaba la policromía, pero las estatuas eran apolícromas a excepción de los ojos, que se coloreaban inicialmente (en épocas posteriores se distinguían las partes del ojo con líneas talladas).[1] Con la expansión de la República por el Mediterráneo, los escultores son griegos, que adaptan su estilo helenístico al gusto romano: estilo realista con facciones acentuadas, que indiquen personalidad grave y serena, energía y decisión; en los retratos oficiales se detecta una mayor idealización que en los retratos privados. El pelo es corto, muy plano; en las mujeres, con raya en medio.[2]
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Busto en bronce tradicionalmente identificado como retrato de Lucio Junio Bruto. Finales del siglo IV a. C. o comienzos del III a. C. Musei Capitolini (llamado "Bruto Capitolino").
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Estatua llamada «El orador» (L'Arringatore), ca. 100 a. C., bronce que representa a Aulo Metelo, un etrusco que viste una toga romana mientras ejerce su habilidad retórica. Lleva una inscripción en caracteres etruscos.
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Busto tradicionalmente identificado como retrato de Catón el Viejo, catalogado como testa 535 della Collezione Torlonia (también llamado "patricio Torlonia"). Siglo I a. C.
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La llamada estatua del general del Tívoli, 90-70 a. C., Museo Nazionale Romano (Palazzo Massimo alle Terme, Roma).
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Grupo llamado "Catón y Porcia", Museo Pío-Clementino (Museos Vaticanos). De corresponder a tal identificación, podría datarse a mediados del siglo I a. C., pero se ha propuesto hacerlo en la época de Adriano (siglo II d. C.)[3]
Alto imperio[editar]
El prototipo de retrato imperial se fija con Augusto (finales del siglo I a. C.), que procura identificarse con los dioses griegos; aun con tal idealización, se procura la individualización de los rasgos y la expresión del carácter, visible en los retratos de la dinastía Julio-Claudia y la dinastía Flavia. El cabello es estudiadamente desordenado, con mechones que caen sobre la frente. En la época de Tito la moda del peinado femenino impuso un gran volumen de rizos en la parte delantera que se representan esculpidos a trépano. Con la dinastía Antonina (siglo II d. C.) el volumen del cabello aumenta en los retratos masculinos, que se representan con barba, dando efectos de sombra o claroscuro; también se combinan piedras de distintos colores consiguiendo efectos de mayor realismo. Con Adriano, en el ojo se marcan líneas concéntricas para representar el iris y la pupila; los numerosos retratos de Antínoo, el joven amante del emperador, buscan el idealismo clásico.[4]
Periodo de los Julio-Claudios
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Retrato de Augusto, bronce llamado Cabeza de Meroe, 27-25 a. C. British Museum (Londres)
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Relieves del Ara Pacis, 13-9 a. C.
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Retrato femenino, último cuarto del siglo I a. C. Louvre.
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Retrato de Livia, mujer de Augusto, 1-25 d. C. Museo Arqueológico Nacional (Madrid).
La producción retratística del periodo imperial incluye la realizada en las provincias, que combina tradiciones locales y greco-romanas. Muy peculiares son los retratos pictóricos en el Egipto romano, como las momias de El Fayum.
Periodo de los Severos y Crisis del siglo III
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Septimio Severo, 193-211. El busto, en alabastro verde, es un añadido póstumo. Musei Capitolini.
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Julia Domna, esposa de Septimio Severo. Louvre.
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Retrato de un ciudadano privado de la época de Caracalla, 211-217. Walters.
Bajo Imperio[editar]
Desde mediados del siglo III el retrato evoluciona en un sentido anticlásico, hacia la esquematización y el hieratismo, intensificándose la dureza e intensidad de las expresiones y desapareciendo la finura del modelado, obteniéndose una sensación de monumentalidad, arcaísmo y deshumanización.[5]
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Cabeza en bronce, ca. 275-300. Louvre.
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Constancio Cloro (r. 293-306)
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Coloso de Constantino, 312–315.
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Solidus de Constancio Galo, 351-354.
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Gema tallada que retrata a un emperador de la segunda mitad del siglo IV, quizás Juliano el Apóstata. Cabinet des Medailles.
Colecciones[editar]
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Palazzo dei Conservatori (Musei Capitolini, Roma).
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Bustos de Herculano en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
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Sala 85 del British Museum (Londres).
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Sala 23 del Musée du Louvre (París).
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Sala 11 de la Gliptoteca de Múnich.