Antonio Pizarroso y García Corvalán

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Antonio Pizarroso y García Corvalán (Jerez de la Frontera 19.03.1811 – Madrid 13.04.1874 †) fue un Actor dramático y Escritor Español.

Biografía[editar]

Bautizado en la parroquia de San Dionisio. Fueron sus padres D. Carlos Pizarroso Saborido y Dª Petrola García Corvalán. Casado con Dª Inés Belmonte. De este matrimonio nació su único hijo Carlos

Nació Antonio Pizarroso en una familia tenida por afrancesada y liberal. Su primer biógrafo, Diego I. Parada y Barreto, comentaría que su padre, persona de notable instrucción, se encontraba en Jerez, procedente de su residencia gaditana, durante el cerco de la ciudad durante la guerra de la Independencia. Al parecer, desempeñaba el cargo de intérprete de la comisión de gobierno militar del ejército de Napoleón.

A consecuencia de este comportamiento, al retirarse las tropas invasoras, fue acusado de afrancesamiento, procesado e internado en cárcel por espacio de casi un año. Finalmente, fue absuelto y liberado al probarse que en lugar de ser traidor a su patria, por sus dobles servicios de intérprete, se habían salvado las vidas de muchos patriotas.

Según comenta Parada, menguada y perdida la fortuna familiar por estos sucesos, decidió dedicarse a la enseñanza, aprovechando sus conocimientos de matemáticas e idiomas, inscribiéndose en la nómina escolar que dirigía y mantenía, entonces, en Cádiz el prestigioso pedagogo D. José Brandes.


Lo que sí queda claro es que la primera educación de Antonio Pizarroso, entonces dirigida al ingreso en la Real Armada, sería distinguida y completa. De la pericia de su padre y maestro hablan muy positivamente los modelos de comentarios y ejercicios que acompañan al expediente de la oposición y que forman parte de la memoria de la infancia que siempre conservó el actor (Vid.”Corona artística del gran teatro del Liceo”, Barcelona, 1848).

Se suele afirmar que su afición por la declamación de textos sería una de las bases en que apoyaría su decisión de dedicarse a la escena, una vez que, fallecido su padre, hubo de torcer su primera vocación marinera. Es muy posible que heredara de esta época una afición a la didáctica y pedagogía que –muchos años después- aplicaría como profesor de ciencias escénicas en el Conservatorio de Música y Declamación de Madrid.

De esta decisión se señala el año 1832, como la fecha en que toma parte en Cádiz en la función a beneficio de la actriz Juana Díez en el Teatro Principal y que marca su primer año como actor dramático. En 1833 es contratado como galán sobresaliente para el teatro de Valencia, ciudad en la que permanece hasta 1837. De aquí, marcha a Bilbao. Fueron estos años una época complicada para Pizarroso al querer compaginar éste su oficio de actor con el que estimaba su deber patriótico en las milicias liberales. Participó en la guerra civil carlista en los frentes de Levante y Bilbao y, en ambos, fue condecorado. Especial memoria conservó siempre de su actuación en la defensa del cerco de Bilbao y - muchos años después- cercano ya a su muerte, fue por esta acción aplaudido apoteósicamente en el teatro de la capital vasca.

No acabó aquí su aventura militar. Participó también en la contienda entre liberales progresistas y moderados, alistándose en las milicias del general Espartero frente a Narváez. Como veremos en la carta posterior que se adjunta, su discípulo Manuel Cancela dará fe del orgullo que siempre mostraría de su filiación esparterista.

En 1841 debió estar en Cádiz con motivo de nacimiento de su hijo Carlos. Aunque la documentación que manejamos es desigual sí es suficiente para afirmar que, a partir de 1839, su circuito como actor se establece –compartiendo temporada- prácticamente hasta 1868, en las ciudades de Barcelona, Valencia y Madrid, preferentemente. Con carácter esporádico en Bilbao y muy raramente en Sevilla.

La consulta de nuestra colección de programas del teatro en Jerez, que no es mínima, no ofrece ninguna actuación de Pizarroso en la ciudad. Este dato coincide con el comentario de M. Cancela, incluido en su carta aludida, en el sentido del interés que el actor en 1874 le había mostrado por visitar artísticamente su lugar natal. En 1844 se anota una cierta estabilidad en Barcelona, como actor y –quizás- empresario. Las noticias que incluye Victor Balaguer en su semanario “El Genio” así parecen confirmarlo: “Parece que el Jefe Político visitó el Teatro Nuevo de esta ciudad. Fue recibido por el primer actor y director de escena D. Antonio Pizarroso y de boca de este señor se enteró minuciosamente de todo lo relativo al teatro. Acompañado por el mismo Sr. Pizarroso pasó a visitar el escenario…” (“El Genio” 10.11.1844).

Meses después, el mismo semanario recoge la actuación del jerezano en el Teatro Nuevo barcelonés en el drama “El Zapatero y el Rey”. Aprovecha la ocasión para hacer una crítica interpretativa: “El Sr. Pizarroso esforzó su voz demasiado y esto fue causa que, de cuando en cuando, hiriese nuestro delicado tímpano algún tonillo desagradable. Por lo demás se conoce que había hecho más que estudiar la materialidad del papel…” (26.01.1845). Debió ser éste un defecto señalado en el actor, pues años después, en su libro satírico “Cabezas y calabazas – Retratos al vuelo” (1864) Manuel del Palacio y Luis Rivera le dedicarían esta letrilla:

Pizarroso se desgarra Y exagera sin piedad, No es un oso de verdad, Es un oso de pizarra.

Otras noticias posteriores comentan la actuación del actor en la comedia nueva “El lobo marino” (02.02.1845) y se refieren a los anuncios efectuados por el mismo de mejoras para el Teatro Nuevo en la próxima temporada cómica de 1845-1846 (09.02.1845). En 1847, Pizarroso estaría presente en la inauguración del Teatro de Liceo.

La etapa madrileña de Pizarroso y –sobre todo- el análisis de su vinculación con la didáctica y ciencias escénicas en la procelosa existencia del Conservatorio de Madrid es –ahora- mejor conocida. Un lúcido trabajo de la profesora Guadalupe Soria Tomás nos aporta datos valiosísimos de los que haremos referencia, sin prejuicio de recomendar la lectura completa de dicha investigación (“Antonio Pizarroso y la enseñanza de la declamación en el Madrid del Sexenio Democrático (1868-1874))” Rev. Pygmalion, 0, 2009, 89-107).

Según ésta, desde la temporada 1841-1842, al menos, se registra la llegada del jerezano a Madrid. Su buen interpretar sería la referencia que le llevase a desarrollar – posteriormente - una actividad pedagógica vinculada con el Conservatorio de la capital. Nombrado maestro honorario del mismo por R. O. de 5 de abril de 1858, el cargo le permitía participar en la política directiva y actividades del centro.

Miembro del jurado de exámenes y concursos participó en los de 1858, 1859 y 1860. Para juzgar la calidad del cargo, anótese que sus compañeros de tribunal fueron -en 1858- Manuel Tamayo, Francisco Camprodón, Tomás Rodríguez Rubí, Juan E. Hartzenbusch y Antonio María Segovia. El repertorio del examen versó sobre obras de Leandro Fernández de Moratín.


En 1859, compartió tribunal, entre otros, con Patricio de la Escosura, Adelardo López de Ayala y la actriz Matilde Díez. Esta vez, el repertorio incluyó textos de Ventura de la Vega, Bretón de los Herreros y Eulogio Florentino Sanz, entre otros. En 1860, repetiría miembros de tribunal y ampliaría el abanico del repertorio.

En abril de 1860 sustituye como Maestro de Declamación al actor sevillano Joaquín Arjona. Se renueva esta suplencia para los cursos 1861-1862 y 1865-66. Su nombramiento oficial como profesor sustituto de Declamación se lleva a cabo el 29.09.1865. Parece que la sustitución duró hasta mediados 1867. En la Memoria Anuario de la Universidad Central (1866-1867) aparece el jerezano como profesor habilitado para Declamación. De la documentación de Pizarroso de esta época, deduce Guadalupe Soria que el repertorio de didáctica dramática propuesto a sus alumnos por él versó sobre textos, entre otros, de Moratín, Rojas Zorrilla, Bretón de los Herreros o Luis de Eguilaz.

La actividad docente de Pizarroso es reflejo de la teoría del ejercicio dramático que expone en su ensayo “Reflexiones sobre el arte de la declamación” (Labajos, Madrid, 1867).

Su vinculación teórica se relaciona con el texto del actor y maestro Carlos Latorre (1799-1851) – “Noticias sobre el arte de la declamación” (Jenes, Madrid, 1839) – con quien ya había entablado amistad en los primeros años de estancia en Barcelona, a través del que debió conocer la teórica de la dirección teatral de F. J. Talma.

Época en la que, también, debió acercarse al “Tratado de Declamación o Arte Dramático” de V. J. Bastús y Carrera (Ed. G. Soria y E. Pérez-Rasilla, Fundamentos, Madrid, 2008), del que se muestra deudor.

El primero de octubre de 1872 inicia las clases en la Escuela de Práctica de Declamación, instalada en el Teatro Español tras la supresión de las otras instalaciones docentes de estudios dramáticos (“Discurso pronunciado el 1º de octubre de 1872 en la apertura de la clase de declamación instalada en Teatro Español” Ducázcal, Madrid, 1872). Cuenta Parada y Barreto, amigo del actor, que: “cerrada –también- esta escuela la continuó particularmente en su casa, retirándose de la escena y consagrándose exclusivamente a la enseñanza para que no dejara de existir en la nación, como así lo decía él mismo, alguna escuela del arte, aunque para ello tuviera que hacer grandes sacrificios por su parte”.

Es claro que de forma paralela a la actividad docente, Pizarroso proseguía su carrera de actor.

Es evidente que en la dilatada vida escénica de Pizarroso forzosamente tuvo que coincidir con muchos de los actores señalados de la época con los que debió compartir amistad y rivalidad interpretativas. Si pasamos revista al catálogo de actores y actrices que de la época redactó Manuel Catalina Rodríguez (“El teatro. Los actores”. Madrid, 1877), es muy fácil encontrar a aquellos con los que mantuvo relación, tal el caso de actores como Julián Romea, José Valero, Joaquín Arjona, Antonio Vico o Emilio Mario y actrices como Matilde Díez, Teodora Lamadrid, Salvadora Cairón o Josefa Palma, con los que no le fue difícil encontrarse en un reparto

En la perspectiva del tiempo, Eusebio Blasco (“Blanco y Negro”, Madrid, 11.03.1899) reconocía que a punto de iniciarse la Restauración, nadie podía competir con Julián Romea, Matilde Diez, Antonio Pizarroso o Florencio Romea.

Nosotros haremos un apunte final. En la lectura de repartos y programas hemos encontrado que la actriz que acompañó al jerezano –por muchos años- en Valencia, Barcelona o Madrid con una notable asiduidad fue Dª Josefa Palma, relacionada con Julián Romea en una corta aventura sentimental.

El día 13 de abril de 1874 una fuerte afección pulmonar acababa en Madrid con la vida de D. Antonio Pizarroso. El Teatro Español se vistió de luto y el actor recibió el homenaje popular con flores y coronas. Era Caballero de la Orden de Carlos III. Cruz Militar de San Fernando y de los Sitios de Cheste y Bilbao. Encomienda de la Orden de Isabel la Católica por su mérito en las Bellas Artes.

Periódicos como “La Iberia” y “El imparcial” incluyeron su necrológica. Días después de su muerte, el joven jerezano Manuel Cancela remitió al periódico local (“El Guadalete” 18.04.1874) una emotiva carta, texto que reproducimos en su integridad porque era expresión del sentimiento de un actor y un amigo.

El presidente de la Asociación cultural jerezana Cine-Club Popular de Jerez, José Luis Jiménez García, ha solicitado al Ayuntamiento de Jerez la rotulación de una calle que lleve su nombre.

Bibliografía[editar]

  • Reflexiones sobre el arte de la declamación, por D. Antonio Pizarroso. Madrid, Imprenta de R. Larajos, 1867.

https://www.actingarchives.it/catalogo_files/Reflexiones%20sobre%20el%20Arte%20de%20la%20Declamaci%C3%B3n%20-%201867.pdf

  • Antonio Pizarroso y la enseñanza de la declamación en el Madrid del Sexenio Democrático 81868-1874), de Guadalupe Soria Tomás.

Pygmalion, 2009, pp.89-107. https://www.ucm.es/data/cont/docs/615-2014-03-02-08.%20PROSCENIO%20Soria.pdf

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