Discusión:Alfonso I de Aragón

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Apodos[editar]

Ramiro II el Monje Fernando el Católico Alejandro el Magno

creo que sobre "el apodado" — El comentario anterior sin firmar es obra de 80.58.47.44 (disc.contribsbloq). 20:13 20 feb 2004

Municipio homónimo[editar]

Existe un municipio de Segovia llamado Ribota. Por lo que veo, ¿existe una población llamada Ribota por Aragón? — El comentario anterior sin firmar es obra de Megavit (disc.contribsbloq). 14:48 24 sep 2007

UN POCO DE INTRAHISTORIA[editar]

Algunas crónicas indican el carácter religioso de Alfonso, pero también existe algún otro que señalan que Alfonso, sin duda un gran guerrero, era al mismo tiempo homosexual. Se aduce como prueba el que no tuvo hijos, ni legítimos ni ilegítimos, cosa extraña en aquella época. Cuando matrimonió con Urraca ésta última tenía 28 años, y ya dos hijos con su anterior marido, el fallecido Raimundo de Borgoña, Sancha y Alfonso Raimúndez, el futuro Alfonso VII, por tanto no era infertil. Tal vez fuera tan solo impotente. Por cierto Urraca se quejó de haber sido golpeada "con puños y pies", por Alfonso. Tal vez fuera ello una infamia de Urraca ante los problemas con Alfonso, buscando apoyos en la nobleza castellana, para los que la hija de Alfonso VI era la reina. ¿Alguién puede darme razón de lo anterior o desmentirlo? Gracias. — El comentario anterior sin firmar es obra de Helechal (disc.contribsbloq). 16:02 28 sep 2009

Pequeño error en el artículo[editar]

Se indica que Alfonso I marchó hacía el "reino nazarí de Granada". Dicho reino no fue creado hasta 1238, por lo que mal pudo Alfonso atacarlo. En su época Granada pertenecía al reino taifa de los ziríes, del 1013 al 1090, hasta su conquista por los almorávides en la última fecha. Así lo indico por si el autor del artículo tiene a bien rectificarlo. Atentamente, --Helechal (discusión) 07:11 21 jul 2010 (UTC)[responder]

✓ Hecho En todo caso, cuando veas algo que está mal, sírvete tú mismo de cambiarlo. Saludos. Escarlati - escríbeme 11:27 21 jul 2010 (UTC)[responder]



Demasiados lobos para caperucita[editar]

Tras la coronación de Alfonso VII (hijo de Raimundo de Borgoña y de la infanta Urraca) como rey de Galicia (Anfus Rex, como reza en uno de los pórticos de la catedral de Santiago e inscrito ese mismo día), el ejército de Pedro Fróilaz, Conde de Traba, se unió al de Diego Xelmírez, y marcharon hacia Lugo dispuestos a someter al reino de León (octubre de 1111). No hizo falta ejercer la violencia en Lugo pues el dux de Lugo Rodrigo Vélaz y su obispo reconocieron a Alfonso VII como rey. Los problemas comenzaron en las cercanías de León: las tropas gallegas acamparon en Villadangos dispuestos a reunirse con la reina Urraca en León al día siguiente. No pudo ser: Alfonso I de Aragón, ex marido de la reina Urraca, se anticipó al encuentro y sorprendió a los gallegos al amanecer rodeando el lugar donde estaban acampados. La batalla fue dura y sangrienta: Pedro Fróilaz de Traba fue capturado pero Xelmírez logró escapar con el rey y consiguió llegar a León donde la madre, Urraca, los cobijó. A partir de aquí este rey aragonés, con saña (era sádico además de misógeno) por no haber capturado a Alfonso VII de Galicia y futuro emperador de Hispania, entró a saco y por sorpresa en tierras gallegas atacando a la población, produciendo muchas muertes y aprovechando que los ejércitos del conde Pedro Fróilaz y el de Santiago del obispo Xelmírez se hallaban en la ciudad de León para proteger al rey. Los condes gallegos Gutierre Bermúdez y Munio Peláez y el dux de Lugo Rodrigo Vélaz reunieron un nuevo ejército y fue contra el de Aragón, teniendo su rey que huir hacia su tierra, siendo los aragoneses perseguidos hasta los limites de la Comarca de Riveira y Cabreira y con importantes bajas en la retaguardia. En eso consistió la primera revuelta gallega, pues antes de 1111 no consta en la documentación existente (cf. Codolga), siendo la gallega la segunda más extensa tras la catalana, de la presencia de aragoneses, sino más bien de personajes llegadas de Anglia, Flandria, Hollandia, Allemania, Normandía, Francia, Aquitania, Grecia, Armenia y hasta el consul de Córdoba -que en 1110 vino por un día y se quedó seis meses en Santiago, maravillado de la urbe y de su carácter cosmopolita-. Ni una sóla mención de acciones bélicas navarro-aragonesas anteriores a 1111.


La segunda revuelta, fue el escarmiento al rey de Aragón, desposeyéndolo de buena parte de sus dominios castellanos.


A principios de 1112 se alcanzó un inestable acuerdo gracias al cual, y al pago del rescate, el Conde de Traba fue liberado: Urraca contaba con el apoyo de Pedro Ansúrez, Suero Vermúdez, Pedro González de Lara, Diego López de Haro y Fernando García de Hita, es decir, los principales dominantes de la parte occidental del reino. Por su parte, Alfonso I controlaba La Rioja y el sector oriental castellano con plazas tan destacadas como Toledo, Castrojeriz, Carrión y Burgos.


Al año siguiente (mayo de 1113) el Conde de Traba recibió, a través del obispo Xelmírez, una petición de ayuda de la reina Urraca para defenderse de las tropelías cometidas por Alfonso de Aragón en León, Carrión, Sahagún y Burgos. El 30 de mayo el Conde de Traba partió con su ejército acompañado por Xelmírez, Rodrigo Vélaz, Gutierre Vermúdez y Munio Peláez. Se encontraron con la reina en Carrión. Decidieron sitiar Burgos y marcharon hacia Atapuerca, donde esperaban encontrarse con las tropas aragonesas, pero éstos eludieron la batalla retirándose. Tras recuperar Burgos, Urraca quiso aprovechar la presencia de los gallegos para recuperar el castillo de Berlanga, en Soria, que había sido ocupado por los musulmanes. Una vez más, bastó la presencia gallega para conseguir la rendición sin derramamiento de sangre. Tras las victorias, Traba y Xelmírez volvieron a Santiago en agosto de 1113.


Además se confunde la presencia det territorio de Monterroso y su castillo con un enfrentamiento posterior, donde ni siquiera estaba presente el rey de Aragón:


Alfonso VII y el Conde de Traba, que se encontraban protegiendo la frontera sur contra musulmanes, volvieron a Santiago en cuanto les llegaron las noticias de la presencia de Urraca en Santiago y de la revueltas instigadas por ella. Alfonso VII fue aclamado cuando entraron en la ciudad, a principios de 1117, acompañados del obispo Xelmírez. Llegaron a la catedral y allí se proclamó la toma de posesión del reino de León, además de las taifas de Extremadura, Sevilla y Toledo (no se unge como rey de León pues ya había sido ungido rey de Galicia, es decir, ya era rey) en ceremonia solemne.


La respuesta de Urraca no se hizo esperar: se reunió con el dux de Lugo Rodrigo Vélaz y el conde de Monterroso Munio Peláez en el castillo de éste último. Con ellos formó un ejército que acampó en Melide. Cuando entraron en Santiago el obispo Diego Xelmírez tuvo que refugiarse en la catedral pero Alfonso VII y el Conde de Traba evitaron el enfrentamiento directo en Santiago. Esperaron a que Urraca saliera de Santiago y fueron tras ella hacia el castillo de Sobroso, donde el conde de Deza la refugió. La reina consiguió burlar el cerco que mantenía su hijo y logró escapar a Santiago y de allí a León.


Pese a la retirada de Urraca aun continuaron los conflictos entre ambos bandos unas semanas más. Finalmente, en mayo de 1117, los gallegos enviaron una legación a León compuesta por Fernando Pérez de Traba y Gutierre Vermúdez, hijo y yerno de Pedro Fróilaz. Por parte de Urraca se presentaron los obispos de León, Astorga, Oviedo, el prelado mozárabe de Granada y una limitada representación de la nobleza laica compuesta por Pedro González de Lara (valido y amante de la reina), Munio Peláez (Conde de Monterroso y yerno del conde de Traba) y Suero Vermúdez, por entonces Conde de Astorga.

Se llegó a un acuerdo, conocido como el Tratado del Tambre, en el que se acordó que:

       1º) Madre e hijo juran alianza que implica la defensa y amparo mutuo;
       2º) Alfonso Raimúndez es reconocido como único heredero de la reina;
       3º) Se procede a la partición del reino: Alfonso se encarga de Toledo y Extremadura con completa soberanía e independencia; del resto, será la reina Urraca hasta el día de su muerte.

Este Tratado alejaba a Alfonso Raimúndez de Galicia al menos hasta la muerte de Urraca. Urraca, a pesar de no ser bien vista en el actual trerritorio gallego (donde tuvo numerosos problemas con los burgueses) no sólo se intitularía como reina de León, sino que recuperaría el título de su abuelo/abuela y de su bisabuelo (como consta en el cartulario de San Juan de la Peña): imperatrix de Galicia.


Así pues, esas revueltas que se describen son totalmente erróneas, inciertas, inexistentes. Ni Alfonso I contaba con apoyos gallegos, ni de los Arias, ni de los Deza ni del dux de Lugo, ni consiguió victoria alguna, ni nunca estuvo en Monterroso...Y su matanza de campesinos y quema de cosechas se desarrolló entre la comarca de A Limia y el sur de la actual provincia de Pontevedra, evitando en todo momento los enfrentamientos directos con los nobles gallegos. Más bien salió escarmentado al perder Toledo, Burgos, Carrión, Sahagún, Castrojeriz y las comarcas al norte del Duero en Soria, además de no poder haber impedido que Alfonso fuese ungido rey, el cual posteriormente recuperaría todas las tierras de lo que será el reino de Castilla.

ALFONSO I NO ERA HOMOSEXUAL[editar]

O al menos no tenía por qué serlo más que las docenas de reyes y reinas que no tuvieron descendencia, aunque sus parejas sí la hubiesen tenido de matrimonios anteriores. Esta teoría (que algunos ya tienen por tesis) ha sido profusamente divulgada en los últimos años en los que ha existido una especie de "deporte" por deducir la posible (que, a renglón seguido, se viene a dar por segura) homosexualidad de toda clase de personajes históricos. En el caso del tormentoso matrimonio entre Alfonso I de Aragón y la reina viuda de Castilla, Urraca, este argumento ha hecho las delicias de los comentaristas de la propaganda antiaragonesa de ayer y de hoy, suscitada en un momento en el que, si Alfonso se hubiese entendido con su mujer y hubiesen tenido un heredero común, la unión de las Coronas de Aragón y Castilla se hubiese hecho bajo liderazgo aragonés, y no bajo la impronta castellana que, aunque dominante desde el siglo XV, sólo se impuso (y por conquista y anexión militar) con la Guerra de Sucesión Española (1701-1715). Tal es el punto de partida del contemporáneo Reino de España y Estado español. Baste decir que, abstracción hecha de la falta de cualquier indicio, siquiera indirecto, Alfonso y Urraca tenían mentalidades y caracteres claramente incompatibles (hecho repetidamente reflejado por las crónicas, especialmente las castellanas), contrastando el espíritu sensual y cortesano de la castellana con el apabullante espíritu militar y religioso de Alfonso. Ojito a la religiosidad del siglo XII, que no hay que juzgar con la frivolidad de nuestros tiempos. La anécdota de su rechazo al regalo de un jefe musulmán (su propia hija) y su respuesta de que un verdadero soldado ha de vivir con hombres y no con mujeres, así como el que no se le conociesen concubinas puede indicarnos una oculta homosexualidad si lo miramos con la dinámica mentalidad sexual y fuerte mirada crítica hacia la religión de nuestro siglo XXI. Pero quienes realmente conocen o desean conocer la Historia sin deformaciones contemporáneas, deberían hacerlo dando su justa importancia al peso que las ideas religiosas y de cruzada tenían (y, muy especialmente, en la casa real aragonesa) en el siglo XII. La lectura de la que seguramente sea mejor obra escrita hasta la fecha sobre Alfonso I (LACARRA Y DE MIGUEL, José María, Alfonso el Batallador, Zaragoza, Guara, 1978. ISBN 84-85303-05-9) ayuda mucho a comprender dicha mentalidad y a plantearse seriamente el colocar este tipo de especulaciones de salón en el dispensador de desechos intelectuales. Sobre las imputaciones de violencia física ejercida por Alfonso sobre Urraca, desde la misma actitud hacia las especulaciones en Historia que acabo de exponer, y aunque sólo sea mencionada por las crónicas antiaragonesas, cabe decir que podrían ser perfectamente ciertas. Todavía son una terrible realidad en España en el siglo XXI, como todos sabemos: ¿cómo no habrían de serlo en un matrimonio del siglo XII como éste en permanente desavenencia? Añado algo más acerca de lo que nadie repara: la existencia también de violencia psicológica, ya que fue encerrada en la inhóspita torre del castillo del Castellar (o en el cercano de Miranda) durante largo tiempo ante la sospecha de mantener una relación amorosa con el conde de Candespina. En aquella época tal brutalidad era moneda corriente y a nadie le sorprendía. Visto desde el siglo XXI eso era entonces y es ahora, violencia contra la pareja (o de género, doméstica, machista o como se quiera llamar más o menos desacertadamente). En resumen: hay especulaciones sobre hechos o supuestos de la Historia de muy diferente calidad y solidez, pero en este caso, como en la imagen del dedo del sabio que apunta a la luna, se encuentra antes a un homosexual que a un maltratador. ¡Qué extraña es la gente del siglo XXI! -podrían decir Alfonso y Urraca-. Muchas gracias y saludos cordiales --83.138.218.194 (discusión) 15:39 13 sep 2010 (UTC)[responder]

Sobre la supuesta homosexualidad de Alfonso I[editar]

En efecto la posible homosexualidad de Alfonso I puede ser, (eso es lo que creo) una mera patraña para minusvalorar a un personaje de gran proyección en su época. Rey de Aragón y Navarra, en el 1109 tras la muerte de Alfonso VI de León, no tiene par en la Península. Que el matrimonio con Urraca fue un desastre en sus cinco años de duración (1109-1114) es algo evidente para cualquiera; matrimonio forzado por Alfonso VI ante el hecho que su único heredero era una mujer, que no podía manejar una lanza y mandar las mesnadas, más la casi segura relación sexual de Urraca con el conde Candespina, más el hecho que la nobleza castellana y especialmente la gallega estaban de parte de Alfonso Raimúndez, el futuro Alfonso VII, no hacían popular el matrimonio, más aun si la unión hubiera tenido la fortuna de tener heredero varón. Aquí entramos en las predicciones: seguramente ese hubiera heredado la cuádruple corona, León y Castilla, Aragón y Navarra, con lo que la historia peninsular hubiera sido otra. En cuanto a los golpes de Alfonso a Urraca, no podemos juzgar con criterios del siglo XXI a hechos del siglo XII, por muy deleznables que lo fueran y nos parezca. A un habitante de entonces no le alarmaba la existencia de la esclavitud.

En cuanto a la mayor proyección del mundo leonés castellano en la Península, lamento discrepar. No fue tras la llegada de Felipe V. En realidad tras la conquista de Granada y el descubrimiento de América, la potencia peninsular ya era Castilla. En tiempos de los reyes Católicos, Castilla y León tenía 6 veces más habitantes que la Corona de Aragón, que vivía una profunda decadencia desde Pedro IV y la Peste Negra, que afectó más gravemente a la Corona aragonesa. Barcelona perdió mucha población (que no recuperó hasta los tiempos de Felipe V), y el padre de Fernando el Católico perdió las posesiones francesas (por un préstamo impagado en sus conflictos con la guerra civil catalana, Italia y los habidos con su hijo Carlos de Viana) como posteriormente los franceses se apoderaron de la Italia aragonesa,recuperada por Fernando con tropas castellanas, veteranas de la Guerra de Granada al mando de otro súbdito castellano, el Gran Capitán. En los 781 que duró la Reconquista, hubo periodos donde uno u otro reino fueron más potentes como Navarra con Sancho III Garcés, Castilla y León con Fernando III o Aragón con Alfonso I. Son muchos años. Saludos cordiales.--Helechal (discusión) 10:50 16 sep 2010 (UTC)[responder]


Lo que se interpreta de la Historia Compostelana es que no era homosexual, sino más bien misógeno y sádico. Además del maltrato físico y psicológico que describe la Compostelana, la sometía a abusos sexuales, Y no solo él abusaba sádica y sexualmente de ella, sino que participaban otros hombres en lo que aparentan ser orgías y donde había también más mujeres.

TESTAMENTO[editar]

El testamento de Alfonso, es ilegal, en lo que se refiere al Reino de Aragón, Dado que no puede enajenar lis bienes y territorios recibidos por su familia. Solo tiene de libre disposición los territorios conquistados como Zaragoza, e incluso Pamplona, que lo conquistó su padre. Pero aún así, también su hijastro Alfonso VII también tiene derecho a reclamar, dado que en la 2ª boda de su madre Urraca, se estipula que todos los reinos serían mancomunados de ambos cónyuges, y el Batallador no tuvo hijos propios. Edumartol 20:39 28 abr 2020 (UTC)