Diferencia entre revisiones de «Diego González de Iguña»

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Imagen:Escudo de Armas de los Quevedo S. XVI.jpg
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<big>'''''"Pintura del S. XVI"'''''</big>
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Revisión del 01:03 25 abr 2009

DIEGO GONZÁLEZ Y UDRIOSOLA DE IGUÑA. (704773 d.C.) A principios del siglo VIII, Táriq ibn Ziyad y Musa ibn Nusair hunden con rapidez inusitada el poder visigodo en el norte de la península ibérica; y los ejércitos árabes llegan al borde mismo de altas cumbres. Los acontecimientos históricos vuelven a colocar a Cantabria en una situación de protagonismo. Siendo el momento de una nueva resistencia ante el invasor, llevada ésta a cabo por grupos cántabro-romanos, mandos visigodos y numerosas gentes; que huyendo ante el temor de los vencedores logran unirse y dar nacimiento así al Reino Astur - Cántabro. Alfonso I de Asturias, tomará las riendas que han de hacer más fácil el anhelo de recuperar y volver a repoblar las tierras y campos perdidos. Alfonso, no teniendo fuerza suficiente se alía en la zona de Campoo con su sobrino lejano Diego González y Udriosola de Iguña. El Señor de Iguña, descendiente de Kentaber Germanius (435-510 d.C), Lagman del Clan Escandinavo de Cantabria; conservaba la manera de vivir de sus ancestros, que consistía en un género de vida muy sobrio, las fuentes de producción muy escasas y reducidas a una economía de subsistencia fundada en la ganadería y en la cultura elemental. La actividad preferente del varón era la guerra, en la que los Cántabros destacaban como guerreros de un heroísmo, a veces, rayando la locura. No solo luchaban entre si, sino que depredaban en los momentos propicios y se ofrecían como soldados mercenarios en zonas relativamente lejanas. Por eso adquirieron una merecida fama de temibles guerreros, amantes de sus costumbres y de su independencia. Diego le jura lealtad al Duque de Asturias, pero antes protege Iguña y Campoo de Enmedio. En el año de 751 d.C, en Arenas de Iguña, en el rio Besaya sobre el puente planta su valegón; y con un gran "ijujú" llama la atención de los moros que hacían sitio en un hondón y dice: “Yo Soy aquel que vedo a los Moros que no entrasen y que de aquí no pasasen, pues así lo mando yo". Quince musulmanes encrespados por la arenga, viendo al Señor de Cantabria solo y aparentemente enloquecido sobre el puente, suben a hacerle frente, seguidos de lejos por el resto de los invasores. Diego los recibe con lanza, hacha, puñal y espada, repitiendo su "ijujú" al tiempo que corta brazos, piernas y cabezas; arrojando al rio con su lanza a los asustados moros. Al momento, su guardia se pone a su lado y esperan al resto de los enemigos, que habiendo visto y oído no se atreven a pasar el valegón. El Valí de Al-Andalus entonces, acuerda no cruzar el Besaya, regresando a los valles del sur. Diego González de Que-vedo,llamado así desde el evento; marcha entonces a Cangas de Onís, al encuentro de Alfonso para arreglar el matrimonio de Aurelio de Asturias, sobrino de Alfonso, con Adela de Iguña; hija de Diego con Jimena de San Emeterio, su esposa; con lo que sellarían su alianza. Diego consigue con la táctica de la rápida razia, introducir en los montes numerosos cristianos que habían quedado sometidos a los árabes en la meseta y con ellos refuerza la población de Asturias y Cantabria, además puso en marcha un auténtico plan de expansión del territorio, aprovechando la crisis política que vivía Al-Andalus. La mayoría de las tierras entre la Cordillera Cantábrica y el Sistema Central quedaron vacías ante la huida de sus habitantes hacia el sur debido a las rebeliones bereberes y la terrible sequía que asoló la península en aquellos años, provocando la "desertización de la meseta del Duero", donde vuelve a plantar su alta vara y proclamar de nuevo de este modo: ["Yo soy aquel que vedó, el que los moros entrasen y desde aquí se tornasen porque así lo quise yo"][1]. Los moros que en esa zona no eran un ejército organizado, sino un gran grupo de aventureros ajenos al Reino árabe del sur, se estremecen al ver la marca y la amenaza escrita sobre el valegón clavado en el puente del rio Duero; y dando marcha atrás regresan a Andalucía, dejando para siempre al Norte en paz. Esta franja desértica fue conocida como la Zona del Vedo o Desierto del Duero. Diego G. De Quevedo de Iguña, regresa a Cantabria oriental donde ejerce su señorío, en lo que hoy comprende el territorio donde se encuentran asentadas las localidades de Aradillos y San Martín de Quevedo. Se dedica a sus tierras. "El Quoevedeus" muere en Arenas de Iguña el 14 de Julio de 773 a la edad de 69 años. Entre su descendencia se cuentan: Francisco de Quevedo, célebre escritor del Siglo de Oro español; Miguel Ángel de Quevedo, ingeniero e investigador mexicano; Salvador Quevedo y Zubieta, médico, abogado y político mexicano; Leonardo Torres Quevedo, conocido ingeniero e inventor cantábrico; Carlos Enrique G. de Quevedo Robles, catedrático y abogado mexicano, profesor emérito y co-fundador de la Universidad Autónoma de Guadalajara.


Escudo de Armas de los Quevedo.

"Pintura del S. XVI"

Bibliografía.

  • ESCAGEDO SALMON. M.: Solares Montañeses. Tomo IV. Torrelavega 1932. GONZALEZ ECHEGARAY. C.: Escudos de Cantabria. Tomo IV. Asturias de Santillana y Bajo Asón. Santander 1981, pp. 33-35. RODRIGUEZ FERNANDEZ.A.: "El Mayorazgo de Lope Gonzalez de Quevedo y Hoyos". Altamira 1972, p. 38.
  • E. LEGUINA: Recuerdos de Cantabria. No. 68, p. 593-595
  • MARIA CRISTINA ASSUMMA: La Cuestión Hebrea en El buscón de Quevedo. Tesis.

Enlaces externos.