Usuario:MiguelAngel fotografo/Hermanos Pinzón

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Estatua de los Hermanos Pinzón en Palos de la Frontera.

Los hermanos Pinzón, Martín Alonso, Vicente Yáñez y Francisco Martín, eran los tres miembros de la familia Pinzón de Palos de la Frontera (Huelva), de finales del siglo XV y comienzos del XVI, que participaron activamente en el primer viaje de Cristóbal Colón, que tuvo como resultado el descubrimiento de América.

Fueron marinos de destacado prestigio en la comarca costera de Huelva, y gracias a sus diferentes viajes comerciales y de cabotaje adquirieron fama y una situación holgada, que les permitió gozar de respeto y reconocimiento entre sus coetáneos.[1]​ La estratégica posición que ofrecía histórico Puerto de Palos, desde donde salían expediciones tanto las costas africanas[2]​ como a la guerra contra Portugal,[3]​ permitió que fuera el lugar desde donde partieran la mayoría de sus armadas, organizadas, en muchas ocasiones, por esta familia.

Martín Alonso y Vicente Yáñez, capitanes de las carabelas La Pinta y La Niña, respectivamente, son los hermanos más conocidos, pero hay un tercero, menos popular, que iba a bordo de La Pinta como maestre: Francisco Martín.

Martín Alonso fue el hombre gracias al cual se consiguió que la marinería de la zona del Tinto-Odiel se animara a participar en la empresa colombina,[4]​ asimismo apoyó económicamente el proyecto aportando dinero de su hacienda personal.[5]

Francisco, el maestre de La Pinta, parece que, además de en el primero, participó también en el tercero y cuarto de los viajes colombinos, pero, por ser su nombre muy común, sus datos biográficos se confunden con otros homónimos de su época.[6][7]

Por último, Vicente Yáñez, el menor de los tres hermanos, además de participar en el primer viaje de Colón,[8]​ una vez finalizado el monopolio colombino, realizó otros viajes de descubrimiento por su cuenta, entre los que cabe destacar el descubrimiento del Brasil.[9]

El puerto de Palos a finales del siglo XV

Los hermanos Pinzón vivieron en la época de mayor esplendor del puerto de Palos, participando en la mayoría de actividades que se realizaban desde dicho puerto.

El histórico puerto de Palos era fluvial, resguardado de los vientos y ataques piráticos, principales inconvenientes de los puertos marítimos. Estaba ubicado en el curso inferior del río Tinto, llamado en esta zona Canal de Palos, a unos cuatro kilómetros de su desembocadura en el Atlántico y confluencia con el Odiel. Probablemente surgió de forma coetánea al crecimiento de la propia villa, siendo en sus inicios un fondeadero para pequeñas naves dedicadas, casi exclusivamente, a la pesca en playas y esteros y a ocasionales transacciones comerciales de abastecimiento de la reducida población.

Mapa topográfico del siglo XVIII, donde se puede ver la situación del antiguo puerto de Palos.

Al hablar del puerto de Palos suele pensarse en un muelle, influidos tal vez por la imagen de un viejo muelle existente en Palos, de donde partió el vuelo del Plus Ultra, el muelle de la Calzadilla. Es un error. En las Ordenanzas Municipales de Palos (1484-1521), dedicadas en su mayoría a regular las actividades marítimas de la villa, jamás se utilizan los términos de puerto o muelle. Las carabelas palermas "aportaban a la ribera",[10]​ donde se descargaban las mercancías y se procedía a la subasta o "almoneda" del pescado. Es decir, las actividades portuarias no se concentraban en un punto, sino que se repartían a lo largo de la orilla del Tinto, lo que, obviamente, es más lógico teniendo en cuenta el volumen de naves y mercancías, relativamente elevado, que debían atender.

Progresivamente, el río se convirtió en la principal vía de comunicación para los palermos, y el puerto en el eje de sus relaciones con las otras villas de la comarca. Esta orientación marítima modificó la estructura de poblamiento cónico que, alrededor de la iglesia y el castillo, se había desarrollado desde la fundación. La calle de la Ribera, que unía el núcleo del pueblo con su puerto se convirtió en la arteria principal de la localidad, y el puerto en el auténtico corazón de la economía palerma.

En vísperas del Descubrimiento de América, toda la ribera comprendida entre los actuales muelles de Palos y La Rábida debió ser testigo de las actividades portuarias de la villa. Las carabelas anclaban en el centro del río, donde la profundidad era suficiente para sus calados, y pagaban por ello los derechos de anclaje correspondientes. Desde ellas, barcas y chinchorros cargaban o descargaban las mercancías "amarrando en la ribera".[11]​ La densidad de habitantes del Puerto de Palos debió ser similar a los del pueblo. Al menos, así cabe deducirlo de la Ordenanza Municipal que prohíbe portar armas en la Ribera por estar allí las gentes "tan aparejadas como en la Villa".[12]​ A partir del primer tercio del siglo XV, el Puerto de Palos experimentó un auge continuo que rebasó el estrecho marco comarcal alcanzando dimensiones internacionales, como lo atestigua el hecho de que naves inglesas, bretonas, flamencas e italianas fondearan en sus aguas con cierta frecuencia.

Siguiendo la estela de las naves portuguesas, los palermos alcanzaron las islas Canarias y Guinea, con sus ricas pesquerías y sus posibilidades comerciales con oro, especias y esclavos. Era la segunda mitad de la decimoquinta centuria y Palos llegaba a los tres mil habitantes. La alota de su puerto era la que más tributos proporcionaba al Duque de Medina Sidonia, siendo su primacía tal que en ella se contrataban las pesquerías de buena parte de la comarca, e, incluso, dos palermos, Juan Venegas y Pedro Alonso Cansino, se encargaban de conceder licencias para pescar en aguas atlanticoafricanas, en la zona comprendida entre el Cabo Bojador y el Río de Oro, que tenían arrendada a los Reyes Católicos.[13]

La familia Pinzón de Palos

Entre las familias que habitaban en Palos en el siglo XV, los Pinzón eran una de las principales estirpes. Familia de origen aragonés, llegaron a Andalucía procedentes de Asturias. Según algunos historiadores este apellido podría ser una deformación del término Espinzas o Pinzas. Sin embargo, para otros, el verdadero apellido familiar sería Martín, apellido muy extendido y de larga tradición en la localidad,[14]​ nombre del abuelo, que fue marinero y buzo en Palos, al que apodaron Pinzón cuando se quedó ciego, ya que su afición a cantar recordaba a los palermos a los pájaros pinzones, a los cuales se cegaba para que su canto fuera mas bello.[1]​ Su hijo, también marinero e igualmente llamado Martín Pinzón, fue el padre de los tres hermanos que participaron en el Descubrimiento de América. En cuanto a la madre, se llamaba Mayor Vicente,[15]​ por lo que los tres marinos eran hermanos de padre y madre, siendo sus apellidos Pinzón y Vicente. Una aclaración necesaria porque, a menudo, se suelen confundir sus segundos nombres, Alonso, Yáñez y Martín, que solían tomarse de los padrinos de bautismo, como sus apellidos, propiciando la creencia errónea de que no compartieron ambos progenitores.

Martín Alonso Pinzón

Se calcula que nació aproximadamente sobre 1441 y falleció alrededor del 31 de marzo de 1493, era el mayor de los tres hermanos, fue el capitán de la Pinta.

Parece que desde muy joven navegó en las carabelas palermas como grumete. Vivió en una casa situada en el antiguo camino real a la Rábida,[16]​ y contrajo matrimonio con una vecina de la localidad llamada María Álvarez.[17]​ Tuvieron cinco hijos. Dos varones: Arias Pérez y Juan Pinzón, que participarían en varias expediciones por tierras americanas, y tres hijas: Mayor, Catalina y Leonor, la pequeña, que sufría frecuentes ataques de lo que antiguamente llamaban "gota coral" y que actualmente se denomina epilepsia.[18]

Su experiencia náutica y su liderazgo quedó patente en los Pleitos colombinos, donde los testigos lo señalan como el líder de la comarca y famoso por sus batallas contra los portugueses en la guerra contra el reino lusitano.[19]

Participó como capitán de La Pinta y aportó una parte de los gastos en metálico del viaje descubridor, «medio cuento» (medio millón) de maravedís.[5][20]​ Gracias a su reconocido prestigio como armador y marino experto se consiguió enrolar a la tripulación necesaria para el primer viaje colombino, ya que tenía una destacada influencia en toda la comarca del Tinto-Odiel.[21]

El 23 de mayo de 1492 se leyó a los vecinos de Palos la real provisión[22]​ por la cual ordenaba a ciertos vecinos entregar dos carabelas a Colón y partir con él en el viaje que iba a realizar "por mandado de Sus Altezas", la villa acata la decisión real[22]​ pero no la cumple. Los marinos palermos desconfiaban de embarcarse en aquella aventura con un desconocido como lo era Colón para aquellas gentes. Independientemente de la mayor o menor credibilidad de las ideas colombinas, los hombres de Palos difícilmente secundarían al genovés a no ser que le acompañara algún navegante respetado en la villa. La aventura, arriesgada y, sobre todo, de ganancia incierta, no presentaba grandes atractivos. La oposición y la indiferencia por el proyecto colombino fueron generalizados.

Los franciscanos de La Rábida pusieron en contacto al genovés con el marino palermo. También Pero Vázquez de la Frontera, viejo marino de la villa muy respetado por su experiencia, y amigo de Martín Alonso, influyó de manera importante para que el mayor de los Pinzón se decidiera a apoyar la empresa.[23]​ Martín Alonso desechó los barcos que embargó Colón[24]​ y despidió también a los hombres que éste había enrolado, aportando a la empresa dos carabelas,[25]la Pinta y la Niña, ya que sabía que eran muy veleras y "aptas para el oficio de navegar" porque las tenía arrendadas[26]​ y, además, fue por Palos, Moguer y Huelva, convenciendo a sus parientes y amigos de que se enrolasen, consiguiendo con ello la mejor tripulación posible. Capitaneó la carabela la Pinta desde la cual, Rodrigo de Triana avistó la tierra americana.

Para Martín Alonso el viaje de regreso, muy penoso porque sufrieron la mayor tormenta del siglo, fue letal, ya que el cansancio reactivó las fiebres recurrentes que padecía y falleció a los pocos días de regresar de las nuevas tierras descubiertas.[18]​ De hecho, le desembarcaron en una parihuela y, como venía enfrentado a Colón, sus amigos le llevaron a una finca que tenía en los límites entre Palos y Moguer. Tal vez su hijo, Arias Pérez Pinzón, no le llevó a su casa de Palos para protegerlo, ya que Colón lo había amenazado. O tal vez porque no se llevaba bien con Catalina Alonso,[27]​ la mujer que convivía con su padre desde que enviudó y de la cual pudo tener otros dos hijos ilegítimos: Francisco e Inés Pinzón.[28]​ Según los testimonios, fue trasladado a la Rábida donde falleció y fue sepultado, como era su voluntad.[17][29]

Francisco Martín Pinzón

Nació alrededor de 1445 y falleció aproximadamente en 1502, era el segundo de los hermanos, participó como maestre, o sea, segundo de a bordo, en la carabela Pinta cuando desde ésta se descubrió América. Si bien es el marino menos conocido de los hermanos Pinzón, no tuvo una participación menor en los diferentes viajes tanto de descubrimiento como al servicio de la corona.

Su historia personal y familiar es confusa, ya que tuvo varios parientes que llevaban su mismo nombre, por lo que los historiadores suelen confundirlos con frecuencia. No obstante, parece ser que estuvo casado con Juana Martín y tuvo al menos una hija, que encontramos en la documentación como "huérfana y pobre".

Con su hermano Vicente hizo varios viajes a Italia y África en servicio de la Corona. En noviembre de 1493 protagonizó un asalto en la costa de Argel, junto a Juan de Sevilla, Rodrigo de Quexo y Fernando Quintero. En 1496 llevó dineros y bastimentos a las tropas españolas que combatían en Nápoles. Posteriormente participó de nuevo en dos de los viajes colombinos, el tercero y el cuarto donde, según el testimonio de su compañero en muchas expediciones, Rodrigo Álvarez, fallece ahogado.

Vicente Yáñez Pinzón

Nació aproximadamente en 1462 y fallecció alrededor de septiembre de 1514, era el menor de los hermanos, participó como capitán de La Niña en el viaje descubridor. Realizó otros descubrimientos por su cuenta. Está considerado historiográficamente como el descubridor del Brasil.

Era el más joven, con diferencia, de los hermanos Pinzón. Es probable que tomase el sobrenombre "Yáñez" de Rodrigo Yáñez, un alguacil de Palos que sería su padrino, como era la costumbre del lugar.[8]​ La tradición en Palos indica que vivió en la calle de la Ribera. Desde pequeño aprendió el arte de navegar de su hermano mayor, y participó desde su adolescencia en combates y asaltos, ya que le tocó vivir tiempos de guerra.

Se casó dos veces, la primera con Teresa Rodríguez, que le dio dos hijas: Ana Rodríguez y Juana González. La segunda, al regreso de su último viaje a Yucatán, en 1509, con Ana Núñez de Trujillo, con la que convivió en Triana hasta su muerte.

Las primeras noticias documentadas sobre Vicente Yáñez son varias denuncias sobre asaltos a naves catalanas y aragonesas que realizó, desde que tuvo sólo quince años, entre 1477 y 1479, una época de guerra con Portugal, en la que Palos participó activamente y por la que, su habitual escasez de trigo, se vio agravada. Sus vecinos se quejaban de pasar hambre, y las órdenes reales a varios lugares de que permitieran el abastecimiento de cereales a Palos fueron desobedecidas. Los Pinzón, asumiendo sus responsabilidades como líderes naturales de la comarca, atacaron carabelas que transportaban fundamentalmente trigo.

Líderes naturales de la marinería comarcal

  • Implicaciones en el Concejo e instituciones.
  • Prestigio e influencia socioprofesional.
  • Liderazgo económico.
  • Asunción de responsabilidades - Corsarismo.

La guerra colonial o de Sucesión de Castilla (1475-1479)

A mediados del siglo XV, la villa de Palos iniciaba una etapa de desarrollo demográfico y prosperidad económica. Sus naves, siguiendo las rutas descubiertas por los portugueses, comenzaban a beneficiarse de la pesca y el comercio en la zona noratlántica africana, sin que la Corona de Castilla tuviera más noción de su existencia que las meras donaciones realizadas por Alfonso XI y Juan II.

Ya desde comienzos del siglo XV, según Rumeu de Armas, existió un comercio entre la Baja Andalucía y el Norte de Africa, cuyos enclaves más notables fueron Tánger, Arcila, Azamor y, más al Sur del Cabo de Aguer, Messa . No obstante, se potenció a lo largo de la centuria, culminando tras los descubrimientos portugueses de Guinea y la Mina de Oro (1471), entablándose una fuerte competencia entre los marinos del Tinto-Odiel y los del Algarve por la explotación de un lucrativo comercio, basado en productos de enorme valor como el oro, los esclavos y las especias, y unas ricas zonas de pesca, donde destacarían los palermos, pues, como afirma el cronista Alonso de Palencia, fueron marinos de esta villa los que desde más antiguo y con mayor frecuencia navegaron estas aguas.

Este comercio se caracterizó, especialmente en la etapa previa al reinado de los Reyes Católicos, por ser exclusivamente privado, es decir, por la ausencia de una intervención efectiva de la Corona castellana en el mismo. Las empresas estaban constituidas por particulares que aportaban las naves y el capital necesario, repartiéndose proporcionalmente luego los beneficios obtenidos. Pero la magnitud de los ingresos generados debió ser tan considerable que indujo a la Corona a intervenir para reclamar la percepción de los "quintos" que le correspondía:

"..ésto sabido por el rey y por la reina, viendo la gran utilidad que en ésto había, pusieron la mano en ello, y mandaron que ninguno fuese a aquellas partes sin su licencia, porque de lo que ende se hubiese, ellos recibiesen la quinta parte que, como a señores de la tierra, les pertenecía, de lo cual se hicieron grandes derechos para su cámara real.." .

Desde el advenimiento al Trono de los Reyes Católicos, la libertad de comercio imperante tiende a ser paulatinamente sustituida por un riguroso control. La guerra peninsular representó para los Monarcas una gran oportunidad para intervenir en el comercio con África y participar de los beneficios de este tráfico. Isabel la Católica no duda en reivindicar, frente a Portugal, sus derechos, pretendidamente heredados de sus antecesores, sobre el África atlántica. Así se exponía en una provisión dada en Valladolid el 19 de Agosto de 1475:

"Bien sabedes o debedes saber que los reyes de gloriosa memoria, mis progenitores, de donde yo vengo, siempre tuvieron la conquista de las partes de África y Guinea, y llevaron el quinto de todas las mercadurías que de las dichas partes de África y Guinea se rescataban, hasta que nuestro adversario de Portugal se entremetió a entender, como ha entendido y entiende, en la dicha conquista, y lleva el quinto de las dichas mercaderías por consentimiento que el Señor Rey Don Enrique, mi hermano, que haya gloria, le dio para ello..." .

También por Real Cédula de 1475, se establecen en Sevilla receptores autorizados para conceder licencias a las expediciones que se dirigieran a Guinea y a la Mina de Oro, con el objetivo de mantener un control de estas navegaciones y asegurarse, al regreso de las naves, de la percepción del quinto real. Se instituyeron penas de confiscación de barcos y mercancías para quienes violasen el mandato regio. En 1476, se proclamaron en Sevilla, Palos, Puerto de Santa María, Jerez y otros puertos, las Cartas Reales que obligaban a llevar un escribano en cada una de las carabelas que fuesen a los "resgates" de Guinea, cuyo objetivo, obviamente, era el control de mercancías e intercambios para la posterior deducción del quinto .

Y así fue como los Reyes Católicos tuvieron noticia de la villa de Palos, uno de los pocos puertos de la costa suratlántica peninsular que osaba, por necesidad, desafiar a la armada portuguesa y escamotearle algunos recursos de su explotación colonial. Ahora la Corona reclamaba la quinta parte de estos ingresos, ofreciendo a cambio una dudosa protección que estaban lejos de poder hacer efectiva y que, por otra parte, nadie le había pedido.

La Reina Isabel, que achaca a la dejadez de su hermano y antecesor en el trono, Enrique IV, el dominio de Portugal en Africa, está dispuesta a defender su soberanía en la zona . Obviamente, Alfonso V de Portugal no iba a admitirlo, máxime cuando, casado con Juana "la Beltraneja", hija del fallecido Enrique IV, y con el apoyo de la alta nobleza castellana, reclamaba para su esposa el trono de Castilla.

La guerra entre Castilla y Portugal (1475-1479), llamada guerra Peninsular o de Sucesión, ha sido también considerada por algunos historiadores como la primera guerra colonial europea , y es en este sentido en el que ahora nos interesa por su vinculación a Palos y el Algarve.

Los pescadores palermos, que frecuentaban las aguas del África Noroccidental, participarían en el conflicto desde sus inicios asaltando los navíos portugueses que volvían de Guinea, apoderándose de sus mercancías y esclavos. Actividad en la que poseían una dilatada experiencia. Ya en 1452, Pedro Alonso, escudero del Infante de Portugal, mandó una requisitoria para que pescadores de Palos, Moguer y Sevilla, que apresaron una carabela portuguesa procedente de Guinea, le devolvieran los 66 esclavos negros capturados .

Eran acciones corsarias apoyadas por los señores de Palos. La cobertura señorial queda patente en la queja que en 1473 el Rey de Portugal hizo ante el Concejo de Sevilla para que le devolvieran unas carabelas apresadas al Conde de Villarreal por gentes de Palos . El Concejo sevillano transmitió la queja al palermo, el cual respondió que no era esta Villa la que tenía que entender, en justicia, de la toma hecha por vecinos de Palos contra gente de Portugal, sino don Gonzalo de Stúñiga "en cuya mano y poder estaba el gobierno de la Villa" .

Iniciada la guerra, los Reyes nombraron a Álvaro de Nava capitán mayor de la flota, quien se dedica, sobre todo, a guardar las costas andaluzas de las incursiones del corsario portugués Alvar Mendes . Y mientras en Sevilla la Corona preparaba una armada "nacional" de 30 naves que pudiera enfrentarse a la hegemonía de los lusitanos en Guinea, a fines de 1475 algunos pescadores de Palos, avezados en diversos conflictos con portugueses, y otros vecinos del Puerto de Santa María, llevando sus carabelas a las costas más próximas a Guinea, llamada de los Azanegas.

La Armada que se preparó en Sevilla no contó con la participación de los palermos, ante la negativa de Gonzalo de Stúñiga a que éstos formasen parte de la empresa. Fue un fracaso. Y los Reyes comprendieron la necesidad de apoyar las acciones aisladas de los palermos, así que en 1476 ordenan al Concejo de Sevilla que permitan sacar trigo y cebada para el mantenimiento de la Villa de Palos y el aprovisionamiento "de la armada que iban a hacer contra Portugal" , por lo que los de Palos pasarían a convertirse de hecho en verdaderos corsarios reales.

Más tarde, ante estas nuevas circunstancias, Gonzalo de Stúñiga otorga su permiso y las naves palermas se unieron a la expedición castellana capitaneada por Charles de Valera. Según Alonso de Palencia, las tripulaciones conseguidas en principio, de andaluces y vascongados, carecían de práctica en viajes semejantes "porque sólo los de Palos conocían de antiguo el mar de Guinea" , y la incorporación de los palermos fue un importante refuerzo para Valera.

La armada, considerando que encontraría en el camino a las naves portuguesas de vuelta de Guinea, no quiso llevar más cargamento que las armas para arrebatarles el oro, pimienta y esclavos que Hernán Gómez, capitán de la armada portuguesa, hubiese cambiado por baratijas. A pesar de todo, los preparativos fueron lentos. El Duque de Medina Sidonia y el Marqués de Cádiz, sabiendo que el control real les sería desfavorable, estorbaron su organización todo lo posible, llegando a acciones que bien pudieran calificarse de alta traición. Y en cuanto a la oligarquía palerma, Pedro de Stúñiga, aunque en sus palabras se mostraba favorable a la expedición, en realidad la entorpecía, apoyando la tiranía y las astucias de Gonzalo de Stúñiga, usurpador del señorío de Palos, que se había resistido por mucho tiempo a que las naves palermas se reunieran con las demás carabelas.

Cuando al fin zarpó, la armada puso rumbo a la isla de Antonio Nolli, que descubriera este marino de Génova mercenario portugués, y arribando a ella se apoderaron de Antonio y los demás habitantes, robaron cuanto tenían y, al saber que Hernán Gómez con su armada venía de vuelta a Portugal, los andaluces, para resarcirse de los gastos de la expedición y hastiados de la traidora actitud de los nobles, se dirigieron a las costas africanas y apresaron las dos carabelas que el Marqués de Cádiz enviara para avisar a los lusitanos. Con todo el botín y los 500 esclavos azanegas que les tomaron, los marinos, especialmente los de Palos, se negaron a seguir a Charles de Valera , y continuaron solos el viaje. De este modo, "la rapacidad de los grandes hizo perder al Rey y a los maestres de las carabelas todos los gastos de la expedición" .

El intento de crear una armada nacional castellana había fracasado, la Corona iba a tener que recurrir a las expediciones particulares, entre las que destacaban las palermas, como único medio de estorbar, ya que no se tenía capacidad para más, la presencia portuguesa en África. Son significativas al respecto las órdenes cursadas por la Reina a los Concejos de Sevilla, Jerez y sus comarcas para que permitieran a los vecinos de Palos comprar el pan que precisaban para el abastecimiento de la villa y de los navíos que enviaban contra Portugal .

En 1477, los de Palos asaltaron con 26 carabelas la costa portuguesa y retaron a combatir a ciertas naves francesas aliadas de los lusitanos, a las que vencieron, apresando además dos carabelas portuguesas. Después saquearon el arrabal de Tavira ocasionando graves daños .

La dilatada experiencia de los palermos en las navegaciones atlánticas y en los enfrentamientos con los portugueses fue reconocida y requerida por los Monarcas. El salvoconducto y seguro que los reyes concedieron a todas las personas que fuesen en los navíos que llevaba en cargo Mosén Juan Boscán para ir a la Mina de Oro, fechado en 1478, lleva implícito el interés de la Corona porque los marinos palermos participaran en estas navegaciones. Tanto las naves como sus tripulaciones serían reclutadas mayoritariamente en Palos, por orden de los Reyes y mediación directa del propio Capitán de la Armada . El salvoconducto iba significativamente dirigido en primer lugar a la Villa de Palos:

"A la Villa de Palos e a todas las cibdades e villas de mi reyno :.Sepades que Yo he mandado e mando a ziertos vezinos de Palos e de otras villas e logares de la Costa de la Mar de la Andaluzía e de otras partes de mis reynos y señoríos, que vayan con ciertos sus navíos a la Mina de Oro..los quales me fizieron relación diziendo que ellos..andan e navegan por los mares e puertos de los dichos mis reynos e señoríos con sus barcos e mercadorías a tratar e vender e trocar e comprar paños e joyas e fierro e azero e ferraje e lanas e otras mercadorías, e se reçelaban que vos, los sobredichos alguaziles, les prenderedes e les tomaredes los dichos sus navíos e vienes e mercadorías..." .

Así se aseguraba oficialmente a estos hombres que no serían molestados por sus deudas con la Corona, para que libremente pudieran contratar y proveerse de lo necesario a fin de comerciar en Guinea y la Mina de Oro. Tan sólo se les prohibía comerciar con Francia y Portugal, enemigas de Castilla en esta época. Obviamente, la concesión de estos seguros beneficiaba en última instancia a los Reyes, pues se impedía de esta manera que las autoridades locales pudieran entorpecer la marcha de los marinos a una zona donde los Monarcas intentaban reafirmar su presencia.

En las Ordenanzas Municipales de Palos, se advierte el acatamiento de las oligarquías locales a esta actitud real en la exención de algunos tributos sobre productos de monopolio señorial cuando son para avituallar las naves que se dirigen a las colonias, y también en la excepción que se hace sobre la prohibición de portar armas en la Villa, permitiendo que fueran armados los marinos que se disponían a partir para la Mina o Guinea en la Calzada y en el Puerto, circunstancia que también denota las dificultades que encontraban estos hombres para pescar o comerciar en unas zonas casi totalmente dominadas por los navíos portugueses.

Como en el resto de las ocasiones en que se intenta hacer una gran armada, se fracasa ante la superioridad lusa. Sólo en encuentros singulares y muy rápidos los palermos, sin más respaldos, conseguían sorprenderles. Ciertamente, también algunos palermos aprovecharán la confusión de la guerra para dedicarse simple y llanamente a la piratería . Pero, pese a todo, los servicios que brindaban a la Corona al enfrentarse a los de Portugal, indirectamente, les hacía acreedores de su aprecio y respaldo.

Los problemas de la Paz de Alcáçovas (1479-1480)

  • Problemas económicos.
  • La Pragmática Sanción.
  • El viaje colombino: una solución desesperada.

La situación va a cambiar radicalmente cuando en 1479 se firma la Paz de Alcáçovas, que supuso la retirada del apoyo que la Corona venía prestando a la navegación en aguas de Guinea. El acuerdo constaba de dos pactos esenciales. En primer lugar el Tratado de las Tercerías de Moura, que regula los arreglos matrimoniales directamente destinados a resolver la cuestión dinástica, mediante el compromiso entre el príncipe heredero portugués, Alfonso, y la hija mayor de los Reyes Católicos, la infanta Isabel .

En segundo lugar, el Tratado de la Paz Perpetua, que ponía fin a la guerra peninsular. Por lo que se refiere a navegaciones en el Atlántico y expansión ultramarina de ambos reinos, el Tratado adjudicaba a los reyes de Portugal:

"..la posesión e casi posesión en que están todos los tratos, tierras, rescates de Guinea, con sus minas de oro e qualesquier otras yslas, costas, tierras descubiertas e por descubrir, falladas e por fallar, yslas de la Madera, Puerto Santo e Desierta, e todas las yslas de los Açores, e yslas de las Flores, e asy las yslas de Cabo Verde, e todas las yslas que agora tiene descubiertas e qualesquier otras yslas que se fallaren e conquirieren de las yslas de Canaria para baxo contra Guinea...tyrando solamente las yslas de Canaria...las quales fincan a los reynos de Castilla" .

Pero, además de las tierras cedidas, los Reyes Católicos se comprometen taxativamente no sólo a no enviar, sino incluso a impedir que sus súbditos, o extranjeros desde sus reinos, "non vayan a negociar a los dichos tractos, nin yslas, tierras descubiertas e por descubrir" sin licencia de los monarcas portugueses. Es decir, el Tratado de Alcáçovas reservaba a los marinos lusos el control exclusivo y absoluto de la navegación en el Océano, camino de Guinea.

Respecto a las rutas del mar libre hacia Occidente, el Tratado no dice nada en su letra, aunque en su espíritu se deja también entrever que el derecho corresponde a Portugal. Sólo cuando Colón y los hermanos Pinzón descubran América será este punto conflictivo hasta el Tratado de Tordesillas (1494) .

Entre tanto, los castigos que recibirían los navegantes que incumpliesen el pacto de los Reyes, en lo relativo a Guinea, nos lo aclara una carta del rey portugués Juan II, de fecha 6 de Abril de 1480, que dispone que los capitanes de los navíos portugueses enviados a Guinea, si encontraban allí navíos de cualquier gente de España o de otro cualquier país, los tratasen en son de guerra, y que llegado el caso no hicieran prisioneros, sino que inmediatamente que fueran apresados, y sin juicio previo alguno, fuesen dejados en el mar para que murieran .

Los palermos, lógicamente ajenos a estas sutilezas de alta política, siguieron asaltando las naves portuguesas, sus enemigas seculares, y haciendo incursiones a las posesiones lusitanas en África, entre otras razones, porque sólo podían optar entre morir de hambre o desobedecer el Tratado. El escaso término palermo, con unas tierras poco fértles y escasamente regadas, impedían a los más de 2.500 habitantes de Palos vivir de las actividades agropecuarias. Su única posibilidad de subsistir era, como había sido siempre, el mar.

Excelentes carpinteros de ribera, sus astilleros siguieron funcionando a buen ritmo. Y también su alota seguía siendo un lugar atrayente para los pescadores de la comarca, hasta el punto que los palermos Juan Venegas y Pedro Cansino arriendan en 1490 a los Reyes Católicos la zona pesquera comprendida entre el Cabo de Bojador, Angra de los Caballos y Gran Canaria hasta la isla de Hierro, concediendo después ellos las licencias de pesca .

Pero ésto era insuficiente para sobrevivir y, contrariando el Pacto de Alcáçovas, acuden a las aguas prohibidas pasando de ser considerados como avezados guerreros contra los portugueses a meros delincuentes. Alcáçovas supuso el sacrificio de los palermos, y de sus actividades marítimas, en aras de la nueva coyuntura política respecto a Portugal. En Palos produjo un sentimiento de estupor y decepción, origen de las tensas relaciones con la Corona, que se agudizarán más aún cuando los Reyes adquieran la mitad de la Villa en 1492. En definitiva, la guerra colonial supuso una época de auge para el Puerto de Palos en todos los sentidos, al saberse sus habitantes respaldados por los Monarcas, que llegan a conocer esta Villa por necesidades del conflicto, para abandonarla cuando éste concluye. No obstante, ni los Reyes Católicos, ni el mercenario de Portugal Colón, se olvidarían de la extraordinaria pericia marinera mostrada por los palermos durante la contienda. No en balde, se dijo de Martín Alonso Pinzón que "hera el más valeroso hombre por su persona que avía en toda esta tierra, e con un navío que tenía le temían los portugueses en los tiempos pasados, que no avía navío de portugués que le osare aguardar" .

Los Pinzón en el descubrimiento de América

Colón y los hermanos Pinzón llegan a América.

Su participación fue crucial para la empresa descubridora, ya que nadie estuvo dispuesto a enrolarse con Colón hasta que el mayor de los hermanos, Martín Alonso, rico y afamado armador de la zona, dio su apoyo a la empresa.[23]

Desde que Martín Alonso se decide a apoyar la empresa, emprende una decidida campaña en favor de la misma, y gracias a su apoyo, el de sus hermanos y otras destacadas familias de marinos de la zona, se consiguió reclutar los hombres necesarios para aquella empresa, marineros de Palos, de Huelva y hasta de fuera de Andalucía. Los testimonios en los Pleitos colombinos señalan como los Pinzón, sobre todo Martín:

... traía tanta diligencia en allegar la gente é animalia, como si para él y para sus hijos hobiera de ser lo que se descubriese...[23]

Entre estas familias se contó con la destacada colaboración de los Niño, de Moguer, que con su prestigio e influencia hicieron posible que los hombres de Moguer se unieran a la empresa.[21]

Durante el viaje descubridor mostraron en varias ocasiones sus dotes como expertos marinos y como líderes, ya que supieron resolver las más diversas y difíciles situaciones, como la avería en la Pinta cuando antes de llegar a las Canarias se rompe el timón y son capaces de seguir navegando,[30]​ o cuando Colón entre el 6 y el 7 de octubre de 1492 no es capaz de restablecer la disciplina entre la cansada y desanimada tripulación de la Santa María, el mayor de los Pinzón con sus dotes de mando consigue resolver la situación.[31]​ Y cuando naufraga la Santa María el 25 de diciembre, Vicente Yáñez al mando de la Niña acude al rescate de los compañeros que se encontraban en aquella difícil situación.[32]

En los hechos del descubrimiento de América, los hermanos Pinzón se merecen por derecho propio un sitio muy destacado, ya que sin su ayuda, apoyo y coraje, Colón probablemente no habría podido llevar a término la empresa descubridora, al menos en aquella época y en aquel lugar.

Otros viajes

Si bien el mayor de los Pinzón, Martín Alonso, falleció a los pocos días del regreso de la primera expedición colombina, no se acabó aquí la participación de los Pinzón en los posteriores viajes y expediciones a las nuevas tierras descubiertas y otros destinos.

Francisco y Vicente hicieron varios viajes a Italia y África en servicio de la Corona. En noviembre de 1493, Francisco protagonizó un asalto en la costa de Argel, junto a Juan de Sevilla, Rodrigo de Quexo y Fernando Quintero. En 1496 llevó dineros y bastimentos a las tropas españolas que combatían en Nápoles.

En 1498 Francisco participó en el tercer viaje de Colón, en el que el Almirante llegó por primera vez al continente, asimismo, parece que también estuvo en el cuarto viaje colombino donde, según parece, falleció ahogado. En ese mismo año la corona decide acabar con el monopolio descubridor de Colón, permitiendo que otros marinos fueran a descubrir. A esta serie de viajes realizados por otros marinos se les conoce como viajes menores o andaluces. En esta circunstancia Vicente, después de capitular con la Corona, el 19 de noviembre de 1499 sale del puerto de Palos con cuatro pequeñas carabelas. Le acompañaban muchos parientes y amigos, entre ellos el famoso físico de Palos, Garcí Fernández, que apoyó a Colón en los preparativos del primer viaje cuando nadie lo hacía, y como no su hermano Francisco. En este viaje descubrieron el Brasil y el río Amazonas.[33][34][35][36]

El 5 de septiembre de 1501 la Corona firma con Vicente una capitulación en la que, entre otras cosas, le nombran Capitán y Gobernador del cabo de Santa María de la Consolación.[37]

En 1502 Francisco vuelve a embarcar con el Almirante Colón en su cuarto y definitivo viaje, y fue en esta expedición en la que se supone que el mediano de los Pinzón murió ahogado.

Su hermano Vicente siguió visitando en varias ocasiones tierras americanas para cumplir con sus obligaciones de Capitán General y Gobernador. También participó como experto convocado por la Corona en la Junta de Navegantes de Burgos de 1508 para retomar de nuevo el tema de la búsqueda de un paso hacia las islas de las Especias. Último viaje del capitán palermo, con Juan Díaz de Solís en el que recorrieron las costas de Darién, Veragua y Paria, actuales de Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala. Al no encontrar el paso buscado, rodean la península de Yucatán y se adentran en el golfo de México hasta los 23,5º de latitud norte, protagonizando uno de los primeros contactos con la civilización azteca.[38]

Al regreso de ese viaje, Vicente Yáñez se casa por segunda vez y se establece en Triana, testificando en 1513 en los Pleitos colombinos contra el Almirante. En 1514 se le ordena acompañar a Pedrarias Dávila al Darién, pero Vicente Yáñez se encuentra enfermo y pide que se le excuse. Era el 14 de marzo de 1514, y éste es el último documento en que se le menciona. Según su amigo, el cronista Fernández de Oviedo, Vicente Yáñez murió este mismo año, probablemente a fines de septiembre, sin que se sepa exactamente el lugar donde fue enterrado, seguramente en el cementerio de Triana.[9]

Escudo de armas concedido por Carlos V

Armas concedidas a los Pinzón[39]

En 1519 Juan Rodríguez Mafra encabeza una petición para que el Emperador conceda escudo de armas a los Pinzón y otros marinos de Palos, exponiendo la lamentable situación en que se hallaban los descendientes de estos marinos, que tantos servicios habían ofrecido a la Corona. El emperador Carlos V finalmente concedió a los Pinzón, sus descendientes y familiares las siguientes armas:

... por la presente vos hacemos merced e queremos que podáis tener e traer por vuestras armas conocidas tres carauelas al natural en la mar e de cada una ellas saga una mano mostrando la primera tierra que así fallaron e descubrieron en un escudo tal como este ... ... e por orla del dicho escudo podays traer e trayays unas ancoras e unos coraçones las quales dichas armas vos damos ...
Archivo de Indias[40]

Referencias

  1. a b IZQUIERDO LABRADO, Julio (2003). «Breve historia de Palos de la Frontera». Consultado el 18 de octubre de 2008. 
  2. DE PALENCIA, Alfonso. Década III, libro 26, capítulo 6.
  3. ÁLVAREZ DE TOLEDO, Luisa I. «El combate por el trono». Africa versus América, la fuerza del paradigma. 
  4. ORTEGA, Ángel. La Rábida. Historia documental crítica. Tomo III, págs. 37-110.
  5. a b DE LAS CASAS, Bartolomé. «Tomo I. Capítulo XXXIV, pág. 256». Historia de las Indias. Consultado el 18 de octubre de 2008. 
  6. ORTEGA, Ángel. La Rábida. Historia documental crítica.. Tomo III, págs. 135-137.
  7. B. GOULD, Alice. Nueva lista documentada de los tripulantes de Colón en 1492. Pág. 132 y siguientes.
  8. a b ORTEGA, Ángel. La Rábida. Historia documental crítica.. Tomo III, págs. 111-112.
  9. a b IZQUIERDO LABRADO, Julio (1999). «Vicente Yáñez Pinzón». Consultado el 18 de octubre de 2008. 
  10. LADERO QUESADA, Miguel Ángel, "Palos en vísperas del Descubrimiento". Revista de Indias, 153-154. Jul.-Dic.1978.
  11. IZQUIERDO LABRADO, Julio. Palos de la Frontera en el Antiguo Régimen (1380-1830). Huelva, 1986.
  12. GONZÁLEZ GÓMEZ, Antonio. «Las Ordenanzas Municipales de Palos de la Frontera (1484-1521).» Historia. Instituciones. Documentos. Número 3. Universidad de Sevilla, 1976.
  13. Archivo General de Simancas, Registro General del Sello, 1491-VIII, fol. 78
  14. ORTEGA, Ángel. La Rábida. Historia documental crítica. Tomo III, págs. 30.
  15. Archivo General de Simancas, Registro General del Sello, marzo de 1505. Citado por GOULD, Alicia B. Nueva lista documentada de los tripulantes de Colón en 1492, Real Academia de la Historia, Madrid, 1984, p. 497, [1].
  16. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Junta de Andalucía. «Casa de Martín Alonso Pinzón». Consultado el 26 de octubre de 2008. 
  17. a b ÁLVAREZ DE TOLEDO, Luisa I. «El primer viaje». Africa versus América, la fuerza del paradigma. 
  18. a b IZQUIERDO LABRADO, Julio (1985). «Martín Alonso Pinzón». Consultado el 18 de octubre de 2008. 
  19. Testimonios en los Pleitos colombinos:
    Gonzalo Martín, vecino de Huelva.
    ... [M. A. Pinzón] ... tenía fama en el tiempo que era vivo, y que por la mar ni por la tierra no tenía el Rey otro hombre tan valiente ni tan esforzado como el, e que en el tiempo que había guerra con Portugal todos los portugueses lo temían porque cada día los tomaba e los prendía e les facia mucha guerra ....
    Francisco Medel.
    ... era hombre muy sabido en el arte de navegar por todos os mares, e era hombre que en todo el Reyno no había otro tan ardido para las cosas de la guerra como el, ni tan determinado ni que tanto crédito tuviese su persona para facer cualquiera cosa ...
    Cita en:
    • ORTEGA, Ángel. La Rábida. Historia documental crítica. Tomo III, pág. 47.
  20. ASENSIO, José María. Martín Alonso Pinzón. págs. 66-68.
  21. a b Diputación de Huelva. «Los marineros de Huelva». Consultado el 18 de octubre de 2008. 
  22. a b Real Provisión de los Reyes Católicos que mandaron a Diego Rodríguez Prieto y a otros compañeros, vecinos de la villa de Palos, para que tuvieran preparadas dos carabelas al servicio de Cristóbal Colón.Texto completo, Granada, 30 de abril de 1492. Archivo General de Indias. Sección: Patronato. Signatura: PATRONATO, 295, N.3. (Castellano antiguo)
  23. a b c FERNÁNDEZ DURO, Cesáreo. «Pinzón, en el descubrimiento de las Índias.»
  24. IBARRA Y RODRÍGUEZ, Eduardo (1892). «Cap. VIII, pág. 184». Don Fernando el Católico y el descubrimiento de América. Imprenta de Fortaner, Madrid. 
  25. MENÉNDEZ-PIDAL, Gonzalo. «Tres puntos finales, Cristóbal Colón». Hacia una nueva imagen del mundo. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2003. ISBN 978-84-259-1245-0. 
  26. GOULD, Alice B. Nueva lista documentada de los tripulantes de Colón en 1492. Pág. 93.
  27. Archivo General de Simancas, Registro General del Sello, 12 de octubre de 1493. Citado por GOULD, Alicia B. Nueva lista documentada de los tripulantes de Colón en 1492, Real Academia de la Historia, Madrid, 1984, p. 254, [2].
  28. La arribada a Baiona [3]. Consultada el 10 de noviembre de 2008.
  29. Testimonio en los Pleitos colombinos de Francisco Medel y Hernán Pérez Mateos, citado en:
    • ORTEGA, Ángel. La Rábida. Historia documental crítica. Tomo III, págs. 94 y 103.
  30. Diario de a bordo:
    Lunes, 6 de agosto
    Saltó o desencajóse el gobernario a la carabela Pinta, donde iba Martín Alonso Pinzón, a lo que se creyó y sospechó por industria de un Gómez Rascón y Cristóbal Quintero, cuya era la carabela, porque le pesaba ir en aquel viaje; y dice el Almirante que antes de que partiese habían hallado en ciertos reveses y grisquetas como dicen, a los dichos. Viose allí el Almirante en gran turbación por no poder ayudar a la dicha carabela sin su peligro, y dice que alguna pena perdía con saber que Martín Alonso Pinzón era persona esforzada y de buen ingenio. En fin, anduvieron entre día y noche veintinueve leguas. Durante la travesía, demostró sus habilidades de marinero cuando resolvió el problema de la rotura del timón de La Pinta y pudo seguir navegando.
  31. Testimonio en los pleitos colombinos de Hernán Pérez Mateos, antiguo piloto de Palos, de 80 años. Responde en Santo Domingo el 26 de enero de 1536. Archivo General de Indias. Sección: Patronato. Signatura: PATRONATO,12,N.2,R.14.
    ... como no descubrían tierra, los que venían con el dicho Colón se querían amotinar y alzar contra el, diciendo que iban perdidos, y entonces el dicho Colón había dicho a Martín Alonso lo que pasaba con aquella gente, y que qué le parescía que debían hacer; e que el dicho Martín Alonso Pinzón le había respondido; «Señor; ahorque vuesa merced a media docena dellos e échelos al mar, y si no se atreve, yo e mis hermanos barloaremos sobre ellos y lo haremos, que armada que salio con mandato de tan altos principes no ha de volver atras sin buenas nuevas.» Y que sabe que con esto se animaron; y el dicho Colón había dicho; «Martin Alonso; con estos hidalgos hayamonos bien y andemos otros ocho días, e si en estos no hayamos tierra, daremos otra orden en lo que debemos hacer.» ...
    • ORTEGA, Ángel. La Rábida. Historia documental crítica. pp. Tomo II, pág. 213. 
  32. Diario de a bordo.
    Martes 25 de diciembre, día de Navidad.
    ... Cuando el Almirante vio que se huían y que era su gente, y las aguas menguaban y estaba ya la nao la mar de través, no viendo otro medio, mandó cortar el mástil y alijar de la nao todo cuanto pudieron para ver si podían sacarla; y como todavía las aguas menguasen no se pudo remediar, y tomó lado hacia la mar traviesa, puesto que la mar era poco o nada, y entonces se abrieron los conventos y no la nao. El Almirante fue a la carabela para poner en cobro la gente de la nao en la carabela y, como ventase ya vientecillo de la tierra y también aún quedaba mucho de la noche, ni supiesen cuánto duraban los bancos, temporejó a la corda hasta que fue de día, y luego fue a la nao por de dentro de la restinga del banco...
  33. dialnet.unirioja.es. «El descubrimiento del Brasil por Vicente Yáñez Pinzón: el cabo de Santo Agostinho.». Universidad de la Rioja. Consultado el 25 de diciembre de 2007. 
  34. www.ibge.gov.br. «Os espanhóis no Brasil - séculos XV e XVI.». Ministério do Planejamento, Orçamento e Gestão. Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística. (en portugués). Consultado el 25 de diciembre de 2007. 
  35. www.amerispan.com. «¿Los españoles descubrieron Brasil?». AmeriSpan Study Abroad. Consultado el 25 de diciembre de 2007. 
  36. Brasilalacarta.com. «Historia de Brasil. Desde los antecedentes indígenas hasta la actualidad.». Consultado el 25 de diciembre de 2007. 
  37. IZQUIERDO LABRADO, Julio. «Capitulación otorgada a Vicente Yáñez Pinzón». Transcripción del original. Consultado el 23 de diciembre de 2007. 
  38. www.cervantesvirtual.com. «1492, Vicente Yáñez Pinzón». Biblioteca virtual Cervantes. Consultado el 23 de diciembre de 2007. 
  39. "Martín Alonso Pinzón, el calumniado.", de Benito Iniguez
  40. Archivo General de Indias Sección Indiferente General. Signatura: INDIFERENTE,420,L.8,F.146R-147V.
    Real Provisión del Rey D. Carlos concediendo a Juan Rodríguez Mafra, piloto, Gómez Muñoz, capellán, Diego Martín Pinzón, Alvaro Alonso, notarios, Juan Pinzón y Alonso González, vecinos y naturales de la villa de Palos, la merced de poder usar un escudo de armas con tres carabelas, de cada una de las cuales salga una mano, y por orlas, unas áncoras y unos corazones, haciéndoles dicha merced en premio a los servicios que en el descubrimiento de las Indias hicieron sus antepasados respectivos: Martín Alonso Pinzón, Vicente Yáñez Pinzón, Andrés González Pinzón, Diego de Lepe y Miguel Alonso.

Bibliografía

Véase también

Enlaces externos


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